Jasper Griffin.
Homero.
Traducción de Antonio Guzmán Guerra.
Alianza Editorial. Madrid, 2008.
Homero.
Traducción de Antonio Guzmán Guerra.
Alianza Editorial. Madrid, 2008.
Analizar la mentalidad que sustenta los poemas homéricos, el fondo histórico del que surgen y la proyección en la posteridad de la Iliada y la Odisea, dos poemas tradicionalmente atribuidos a Homero, aunque separados al menos por una generación. Esos son los objetivos de Jasper Griffin en Homero, el ensayo que Alianza Editorial publica en formato de bolsillo en la biblioteca temática Clásicos de Grecia y Roma.
Además de desmentir la leyenda romántica de Homero como un aedo ciego y de tomarlo como sinónimo de la propia épica, Griffin aborda un análisis evolutivo de los comportamientos de dioses y héroes y del papel del poeta en la creación del universo poético homérico a través de la Iliada y la Odisea.
La cólera de Aquiles es el motor del primero de esos poemas, un texto trágico en sus planteamientos, en su desarrollo y en su desenlace, así como el relato de las aventuras que jalonan el regreso de Ulises y la preparación de su final feliz son el eje de la Odisea.
Con esos dos poemas portentosos que tienen la guerra de Troya como centro o como telón de fondo arranca la literatura occidental. En ellos están los modelos de Virgilio, de Tennyson o de Joyce, por poner tres ejemplos dispares en el tiempo, en enfoques estilísticos y en técnica literaria. Acercarlos al lector actual, bucear en la profundidad de sus ideas y en sus actitudes morales, indagar en la fragilidad y la grandeza del héroe son los logros de este ensayo tan intenso como la poesía de la que se ocupa.
Y es que si el punto de partida del libro es justificar el juicio de Matthew Arnold, que afirmaba que Homero es grande "por la noble y profunda adecuación de sus ideas a la vida", su conclusión se resume en estas líneas finales:
Los poemas de Homero no nos dicen que el mundo está hecho para el hombre, ni que nuestro estado natural en él sea el de felicidad. Lo que sí dicen es que el mundo puede comprenderse en términos humanos, y que la vida humana puede ser algo más que una insignificante e innoble lucha en la oscuridad. (...) Este espíritu, escarmentado pero no desesperado, que contempla el mundo sin ilusión y se enfrenta a él sin autocompasión ni evasión, fue el regalo de Grecia al mundo, y es el más profundo componente del pensamiento homérico.
Además de desmentir la leyenda romántica de Homero como un aedo ciego y de tomarlo como sinónimo de la propia épica, Griffin aborda un análisis evolutivo de los comportamientos de dioses y héroes y del papel del poeta en la creación del universo poético homérico a través de la Iliada y la Odisea.
La cólera de Aquiles es el motor del primero de esos poemas, un texto trágico en sus planteamientos, en su desarrollo y en su desenlace, así como el relato de las aventuras que jalonan el regreso de Ulises y la preparación de su final feliz son el eje de la Odisea.
Con esos dos poemas portentosos que tienen la guerra de Troya como centro o como telón de fondo arranca la literatura occidental. En ellos están los modelos de Virgilio, de Tennyson o de Joyce, por poner tres ejemplos dispares en el tiempo, en enfoques estilísticos y en técnica literaria. Acercarlos al lector actual, bucear en la profundidad de sus ideas y en sus actitudes morales, indagar en la fragilidad y la grandeza del héroe son los logros de este ensayo tan intenso como la poesía de la que se ocupa.
Y es que si el punto de partida del libro es justificar el juicio de Matthew Arnold, que afirmaba que Homero es grande "por la noble y profunda adecuación de sus ideas a la vida", su conclusión se resume en estas líneas finales:
Los poemas de Homero no nos dicen que el mundo está hecho para el hombre, ni que nuestro estado natural en él sea el de felicidad. Lo que sí dicen es que el mundo puede comprenderse en términos humanos, y que la vida humana puede ser algo más que una insignificante e innoble lucha en la oscuridad. (...) Este espíritu, escarmentado pero no desesperado, que contempla el mundo sin ilusión y se enfrenta a él sin autocompasión ni evasión, fue el regalo de Grecia al mundo, y es el más profundo componente del pensamiento homérico.
Santos Domínguez