28/2/06

Selección nacional

Miguel Díez R. y Mª Paz Díez Taboada.
Antología comentada de la poesía lírica española.

Cátedra. Crítica y estudios literarios. Madrid, 2005.


Ante una antología el lector avisado, que no siempre es el mejor lector, se planta delante del índice y surgen inevitables, como un resorte, las viejas cuestiones:
¿Por qué este autor y no aquel, que a mí me gusta más?
¿Por qué este texto y no el otro, que a mí me parece mejor o más representativo?
¿Por qué este criterio de selección y no otro de los muchos posibles?

Las preguntas son fáciles y previsibles, las respuestas también. La respuesta, mejor dicho: Porque la antología la ha hecho un lector y va dirigida a un determinado tipo de público.

Lo único que se le puede exigir a una antología es que sea representativa y coherente. Y esta Antología comentada de la poesía lírica española que han preparado Miguel Díez R. y Mª Paz Díez Taboada y publica Cátedra en su colección Crítica y estudios literarios cumple ese requisito. Es una propuesta generosa en páginas y en nombres, una muestra discutible pero coherente y muy representativa de la poesía lírica española desde sus orígenes hasta los años sesenta del pasado siglo.

Los textos van acompañados de comentarios, cortos pero suficientes, para iluminar con inteligencia y sensibilidad unos poemas que quedan situados en esa red de relaciones que teje la tradición. Una tradición que no solo alude a un pasado, sino que se proyecta hacia el futuro. Las relaciones genéticas y seminales de esos textos son las formas de rastrear precedentes, tópicos, recreaciones y secuelas, parodias, imitaciones y homenajes o apropiaciones intertextuales.

De esa manera se proponen tres vías progresivas de acceso a estos poemas: la lectura exenta, el comentario prescindible o iluminador y el establecimiento del tejido que sitúa cada texto en un punto determinado de la tradición.

En definitiva, una propuesta que abre horizontes y caminos al campo de la buena poesía y una invitación a la lírica en estos tiempos malos hasta para la épica.

Santos Domínguez