13/12/08

Anne Sexton


Anne Sexton.
Vive o muere.
Prólogo de Maxine Kumin.
Introducción, traducción y notas
de Julio Mas Alcaraz.
Ediciones Vitruvio. Madrid, 2008.

El 9 de noviembre, Anne Sexton, la poeta norteamericana que vivió desde 1928 hasta que quiso -octubre de 1974-, hubiera cumplido 80 años. Para conmemorarlo, Ediciones Vitruvio publica en versión bilingüe Vive o muere (Live or Die), que ganó el Pulitzer de poesía en 1967 y que probablemente es el libro más intenso de aquella poeta suicida, amiga de Sylvia Plath y discípula de Lowell. Quitar las reglas y dejar el instante era su propuesta estética. No me guardo nada, su declaración de ética literaria.

La edición es de Julio Mas, que ha hecho la traducción y escrito la introducción y las notas de este Vive o muere, el primer libro completo de Anne Sexton que se publica en España.

La última persona que estuvo con Anne Sexton el día de su suicidio, y una de las dos a las que Anne dedicó este libro, la también poeta y premio Pulitzer Maxine Kumin, ha escrito un prólogo especial para esta edición de Vive o muere. En ese texto emocionado e intenso, su amiga recuerda cómo la conoció en el taller de poesía de John Holmes, que detestaba –como la mayor parte de la crítica de los años sesenta- la temática inadecuada que abordaba Anne Sexton en sus poemas.

Y es que Anne Sexton, como su amiga Sylvia Plath, estaba empeñada en la tarea de conquistar para la poesía nuevos territorios, temas que reclamaban para la mujer un lugar distinto del que le concedía la mentalidad tradicional: el amor recatado, la pasividad ancilar al servicio de la familia, las imágenes idealizadas de la dama petrarquista, distante y espiritual.

Pero la poesía de Anne Sexton, que rechaza la idea del poema como máscara, habla de la menstruación, hace un canto a su útero o aborda su existencia problemática en una actitud paralela a las luchas políticas y a las reivindicaciones sociales del feminismo en los años sesenta.

Lo recuerda en su prólogo Maxine Kumin, cuando afirma:

Cambios brutales han sacudido el mundo intelectual desde aquellos días cuando se creía que las mujeres eran sólo capaces de escribir poemas domésticos, poemas sobre mariposas, la primavera y nubes con forma de corderos. Desde el privilegiado lugar que ocupamos hoy es fácil ver que en el rígido ambiente de la época de Sexton, poemas acerca de la menstruación, la masturbación, el adulterio, el incesto, el aborto o la adicción a las drogas causaran grandes problemas. La mayoría de sus críticos, aunque no todos, eran hombres. Uno escribió que el poema La menstruación a los cuarenta "era la gota que colmaba el vaso." Otra crítica, en el New York Times Book Review, decía: "Sería difícil encontrar una escritora que hurgue tan insistentemente en los aspectos más desagradables y patéticos de la experiencia corporal... "

La amplia introducción de Julio Mas es un análisis minucioso y revelador de las claves vitales y poéticas de Anne Sexton, cuya peripecia vital tiene un evidente reflejo en su obra, aunque no se trate estrictamente de una poesía confesional, ya que la autora se busca a sí misma en el inconsciente de los sueños o superpone la fantasía a una memoria que tiende a disolverse en la fabulación.

Incluso técnicamente muchos de estos poemas – por la importancia que tiene en ellos la imagen y la asociación inconsciente- obedecen a un proceso semejante al de los tratamientos de psicoanálisis a los que se sometió Anne Sexton desde finales de la década de los cincuenta.

Los poemas de Vive o muere los escribió entre 1961 y 1966. Fechados y ordenados cronológicamente, el eje que los vertebra es el debate entre la vida y la muerte con los impulsos autodestructivos como una amenazante sombra al fondo. La misma Anne Sexton explicaba que la decisión entre esas dos pulsiones era lo esencial de un libro que expresaba la entrada en la oscuridad, la indagación en el mundo de los sueños, la posibilidad del suicidio, como en Querer morir, un poema al que pertenecen estas cuatro estrofas, desgarradas y estremecedoras:

No pensaba en mi cuerpo ante la aguja.
Incluso había olvidado la córnea y aquellos restos de orina.
Los suicidas ya han traicionado al cuerpo.

Nacidos muertos, no se matan siempre,
pero deslumbrados, no olvidan una droga dulce,
tan dulce que hasta los chiquillos mirarían y sonreirían.
(...)

Allí, en equilibrio, los suicidas se encuentran,
arrasando fruta, una luna hinchada,
dejando el pan que equivocaron por un beso,

dejando abierto el libro por descuido,
algo no hablado, el teléfono descolgado
y el amor, no importa lo que fuera, una infección.

O en el comienzo de La muerte de Sylvia, donde escribe:

Oh Sylvia, Sylvia,
con una caja muerta de cucharas y piedras,
(...)
con tu boca en la sábana,
en la viga del techo, en la necia oración

Para abrir su segundo libro, Anne Sexton había utilizado esta cita de una carta de Kafka que es todo un resumen de lo que significa para ambos la literatura:

Los libros que necesitamos son aquellos que tienen sobre nosotros el efecto del infortunio, que nos hacen sufrir como sufrimos por la muerte de alguien que queremos más que nosotros, los que nos hacen sentir que estamos al borde del suicidio, o perdidos en un bosque muy lejano a la civilización — un libro debería servir como el hacha para el mar helado que hay en nuestro interior.

Santos Domínguez