29 julio 2016

Balzac. La Comedia humana

Honoré de Balzac.
La Comedia humana.
Volumen IV.
Traducción de Aurelio Garzón del Camino
y María Teresa Gallego Urrutia.
Hermida Editores. Madrid, 2016.

De entre los muertos. Convertido en héroe a título póstumo y decretada su muerte civil, Chabert, el coronel napoleónico, es una de las grandes creaciones de Balzac. El coronel Chabert, dado por muerto en una batalla, desenterrado de la nieve y de una fosa de cadáveres, reaparece después de diez años en París en un despacho de procuradores para decir que está vivo. Rechazado por todos, incluso por su mujer, casada ya con otro y heredera única de su marido, lo ha perdido todo, incluso su condición de héroe público, aunque es precisamente en su situación desgraciada cuando alcanza su verdadera altura de héroe.

El coronel Chabert es una crítica demoledora de las instituciones y de los valores sociales. El matrimonio, la amistad, el egoísmo, el dinero, la verdad, la ambición, la justicia, el honor, el prestigio, la corrupción, la burocracia, la hipocresía son algunos de los ingredientes de una crítica despiadada de la condición humana. Bastaría esta novela corta que Javier Marías incorporó a la trama de Los enamoramientos para asegurar a Balzac un lugar importante en la historia literaria.

Ese clásico mayúsculo es una de las cinco novelas que publica Hermida Editores en el penúltimo volumen de las Escenas de la vida privada, una de las series en las que Balzac organizó La Comedia humana.

Están en este cuarto tomo otros títulos imprescindibles de la narrativa balzaquiana, como Beatriz, una novela construida sobre un tríángulo amoroso a través de la figura de dos mujeres, la mujer fatal representada por Beatriz, y la mujer libre, inteligente y culta inspirada en la personalidad de George Sand. Como en Honorina o Una hija de Eva, otras de las novelas de este volumen, un estudio de la condición de la mujer en la alta sociedad francesa del primer tercio del siglo XIX a partir de personajes femeninos inolvidables.
Santos Domínguez

27 julio 2016

Emmanuel Bove. El presentimiento




Emmanuel Bove.
El presentimiento.
Traducción de Mercedes Noriega Bosch.
Pasos Perdidos. Madrid, 2016.

Pasos Perdidos recupera, con una estupenda traducción de Mercedes Noriega, El presentimiento, una novela de 1935 en la que Emmanuel Bove (1898-1945) cuenta la amarga historia de Charles Benesteau, un prestigioso abogado que un día de 1930, con cincuenta años, rompe con su entorno familiar y profesional y con su vida acomodada, cansado de un mundo que “le parecía un lugar cruel en el que nadie era capaz de tener un gesto de generosidad.”

A medio camino entre los nietos de Don Quijote y los de Bartleby, alejado de todo, en busca de libertad y soledad, el protagonista de El presentimiento, instalado en un inhóspito habitáculo de la zona más miserable de Montparnasse, no tardará en comprobar que su idealismo y sus buenas intenciones siguen chocando con una condición humana que no es mejor en las zonas menos favorecidas de la sociedad, que desconfían de su desinteresada filantropía y de su generosidad.

Escrita con el potente estilo narrativo de Bove, más eficaz y directo que nunca, y adaptada al cine en 2006, El presentimiento es, con su imagen sombría de la sociedad, con su pesimismo existencial y su oscura constatación del fracaso de los proyectos más nobles, una de las mejores novelas de Bove y su edición en español una de las mejores noticias de la temporada editorial.

Santos Domínguez

25 julio 2016

C. P. Cavafis. Poemas



C. P. Cavafis.
Poemas.
Traducción, prólogo y notas 
de Ramón Irigoyen.
DeBolsillo. Barcelona, 2016.

“La relectura de poemas de Cavafis, en 2015 y 2016, para preparar esta edición que publica la editorial DeBolsillo me ha producido un extraordinario placer. En esta relectura he sentido vivísima la poesía de Cavafis cuyos temas esenciales -el sexo, la religión y el conflicto de civilizaciones- son temas eternos, y por eso no envejecen. /..../ El misterio de su poesía es tan profundo que apenas lo vislumbramos levemente”, escribe Ramón Irigoyen en el intenso, irónico y divertido prólogo que ha puesto al frente de la reedición de los Poemas de Cavafis en DeBolsillo.

Un prólogo en el que, además de destacar la carga autobiográfica de la poesía de Cavafis y el erotismo que se convierte en su centro a partir de 1911, se hace un repaso -en el más amplio sentido de la palabra- por las traducciones y los traductores de estos textos al español desde mediados de los cincuenta. 

“He leído –decía Auden- numerosas traducciones de Cavafis, muy distintas entre sí, y puedo asegurar que todas ellas son inmediatamente reconocibles como un poema de Cavafis; nadie más podría haber escrito poemas como esos.”

Pocos poetas tendrán tantos poemas recordables y tan intensos como Ítaca (Mantén siempre a Ítaca en tu mente./ Llegar allí es tu destino), como otro poema de 1911, como Idus de marzo (Ten miedo a las grandezas, alma mía) o los más antiguos Murallas (Desde el mundo exterior –y sin yo percibirlo-, me encerraron), Esperando a los bárbaros (Y ahora ya sin bárbaros ¿qué será de nosotros?) o La ciudad, el poema que Cavafis prefería de entre los suyos, que se cerraba con estos versos desolados: Al arruinar tu vida aquí, en este rincón mínimo, / para toda la tierra tú ya la has destruido.

Iluminados con las agudas notas finales de Ramón Irigoyen, son algunos de los 254 poemas canónicos que seleccionó el propio Cavafis para que se publicaran, incluido En las afueras de Antioquía, el último poema que escribió, que se cierra con estos versos:

Reventó Juliano e hizo correr
-¿qué otra cosa iba a hacer?- que el incendio era obra 
de nosotros, los cristianos. Que diga lo que quiera. 
No pudo demostrarse, que diga lo que quiera. 
Lo esencial es que reventó.

Santos Domínguez

22 julio 2016

Cabrera Infante. Habanidades



Guillermo Cabrera Infante.
Habanidades. 
Tres tristes tigres.
La Habana para un infante difunto.
Edición de Antoni Munné.
Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2016.

De uno de esos juegos de palabras –“Habanidad de habanidades, todo es habanidad”- a los que era tan aficionado Cabrera Infante toma su título el tercer volumen de sus obras completas en Galaxia Gutenberg, que recoge las dos novelas que publicó en vida.

Aunque dejó varias inéditas que han ido publicándose después de su muerte, son estas dos -Tres tristes tigres La Habana para un infante difunto- las que constituyen el centro de la escritura de Cabrera Infante.

Las dos tienen como eje de referencia aquella Habana a la que el autor llegó de muchacho–infante difunto- desde un pueblo tropical y costero de la provincia de Oriente. En La Habana inauguraba su adolescencia deslumbrado por la capital, sus coches y sus luces, sus avenidas y sus multitudes, pero sobre todo por una peculiar forma de hablar –él solía decir que estas obras no las había escrito en castellano, sino en cubano- y por esa forma de mirar al mundo tan peculiarmente cruzada de distancia y apasionamiento que allí llaman “choteo”.

Si la primera es, en palabras del propio Cabrera Infante, “una galería de voces, casi un museo del habla cubana, en la que generaciones por venir podrían oír hablar a sus ancestros”, y la segunda un museo de mujeres, ambas constituyen un díptico imprescindible en el panorama de la novela latinoamericana.

Dos recreaciones de La Habana anterior a la revolución, dos reconstrucciones desde la memoria de la educación erótica y sentimental del protagonista en dos novelas que –señala Vicente Molina Foix en su prólogo- “muestran dos caras de un autor, dos ritmos, dos comicidades, aunque un solo paisaje, la ciudad real de La Habana, soñada, en la primera de las novelas como una radiante ecuación de acertijos y travesuras mentales, y en la segunda hecha carne: la felicidad de los placeres vulgares allí vividos.”

Y, sobre todo, desde sus títulos, una fiesta del lenguaje, una celebración lúdica del estilo. Dos libros en los que la nostalgia de los cuerpos y la carnalidad de las palabras levantan una explosiva construcción verbal con la que Cabrera Infante propone una experiencia de lectura inolvidable.

Santos Domínguez

20 julio 2016

Miguel Ángel Asturias. Trilogía bananera

Miguel Ángel Asturias.
Trilogía bananera.
 Drácena. Madrid, 2016.

Con su cuidado habitual, Drácena publica los tres tomos de la monumental Trilogía bananera de Miguel Ángel Asturias con un prólogo de Ramón Chao y Gastón Segura.

Perteneciente al grupo senior de la nueva novela latinoamericana, Miguel Ángel Asturias es el fundador del realismo mágico, que fue “no un movimiento, sino un estilo”, como señalan Chao y Segura en su introducción.

Ese realismo mágico, una de las señas de identidad de la narrativa hispanoamericana, hunde sus raíces no sólo en las tradiciones afroamericanas del Caribe, sino en el fondo precolombino de la Guatemala en la que está ambientada toda la producción novelística de Asturias, que tiene su punto culminante en otra obra fundacional, El señor presidente, que inaugura esa otra tendencia fundamental que es la novela de dictador.

La Trilogía bananera tiene, desde su primera entrega, Viento fuerte (1950), hasta la última, Los ojos de los enterrados (1960), pasando por El Papa Verde (1954), su eje temático en el poder de la United Fruit Company, que construyó un modelo político-colonial que se conoce por eso con el nombre de república bananera y cuya poderosa presencia multinacional se convierte en el centro de los violentos episodios que García Márquez reconstruyó en Cien años de soledad.

Si Viento fuerte es la que tiene la estructura más clásica y Los ojos de los enterrados es una novela coral, la que contiene más personajes y más situaciones narrativas de todo el ciclo es El Papa Verde, la obra central de la trilogía, una indagación en la figura de Geo Maker Thompson, el Papa Verde, con una intersección constante del pasado y el presente para configurar al personaje fundamental de la trilogía.

Entrar en la prosa equinoccial de Asturias, “dotada de cuantas sonoridades quepan en una página en blanco” –escriben los prologuistas- es participar en una fiesta de la lengua, que tuvo en él uno de sus creadores más admirables, autor de este monumental conjunto narrativo que ha soportado el paso del tiempo con la solvencia de un clásico.
Santos Domínguez

18 julio 2016

Antonio Hernández. Viento variable



Antonio Hernández. 
Viento variable.
Calambur. Barcelona, 2016.

Entre la mirada interior y la exterior, entre el parque madrileño del Retiro y la bahía gaditana, entre el apasionamiento encendido y el escepticismo desengañado, entre la anécdota individual y su significado simbólico, Viento variable, el reciente libro de Antonio Hernández que publica Calambur, es una nueva pieza en la construcción de una sólida obra poética a la que su autor ha dedicado hasta ahora más de medio siglo.

Articulado en torno a distintos leitmotive que recorren sus secciones, Viento variable es una composición que, como las sinfonías, combina la coherencia unitaria y la autonomía de sus movimientos con la pertenencia a un conjunto que le otorga su sentido más profundo.

A estas alturas de su obra, cada nuevo libro de Antonio Hernández es un ejercicio de riesgo, el que asume aquí por ejemplo al situar su texto en la encrucijada de géneros, entre lo narrativo y lo lírico, y en el mestizaje de lenguajes y registros, entre el prosaísmo deliberado y la ambición expresiva.

Pero además, cada nuevo título de un autor consagrado tiene la obligación de ser una nueva aportación dotada de sentido propio que la justifique en sí misma y que a la vez ilumine el resto de su obra poética retrospectivamente.

Esa responsabilidad, que Antonio Hernández cumplió ejemplarmente en Nueva York después de muerto, es la que orienta también la escritura de este Viento variable, una nueva piedra fundamental en el conjunto de la poesía de un autor imprescindible en la poesía española de los últimos cincuenta años.
Santos Domínguez

15 julio 2016

Rubén Martín Díaz. Fracturas



Rubén Martín Díaz.
Fracturas.
Nausícaä. La rosa profunda. Albacete, 2016.

"Quien escribe al poeta es el poema. / Y nunca lo contrario", explica Rubén Martín Díaz en el poema que cierra sus Fracturas, el libro con el que ha obtenido el último Premio de poesía Barcarola.

En esa declaración final se encierra todo una manera de entender la escritura y la relación del poeta con la creación, con el mundo y con él mismo a través de la memoria y de la palabra.

La evocación del tiempo perdido preside este libro desde el lema inaugural de José Emilio Pacheco –“Mira las cosas que se van, / recuérdalas, / porque no volverás a verlas nunca.” Un libro que desde un jardín con niebla transita por la memoria de las pérdidas con la mirada serena del poeta y la emoción contenida de su palabra acompasada al ritmo tranquilo de sus versos.

Una música que surge más del interior de él mismo que de fuera, pese a la presencia constante de la naturaleza en estos poemas que miran al árbol o al insecto, al fuego y al otoño para hablar del transcurso y de la conciencia de lo fugaz, de la búsqueda de la propia identidad, del ser en la palabra como forma de habitar el mundo: “yo estoy en las cosas / y me pienso al pensarlas."

Santos Domínguez

13 julio 2016

Najwan Darwish. Nada más que perder



Najwan Darwish.
Nada más que perder.
Traducción de Juan José Vélez Otero.
Prólogo de Nathalie Handal.
Valparaíso Ediciones. Granada, 2016.

“¿Es tan grave, después de todo lo sucedido, que arroje al barro mi poesía?”, escribe el palestino Najwan Darwish (Jerusalén, 1978) en Nada más que perder, su primer libro en español.

Una colección de poemas que publica Valparaíso con traducción de Juan José Vélez Otero y prólogo de Nathalie Handal, que destaca el valor universal de esta poesía, en la que conviven el sufrimiento del pueblo palestino y la memoria personal del poeta, la conciencia individual y la colectiva, lo íntimo y lo público,  el amor y la intifada,  

“Yo estaba allí”, escribe Darwish. Y en ese cruce entre lo interior y lo exterior se cimenta la mirada de un poeta en cuyos versos confluyen personas y lugares, lo clásico y lo contemporáneo, lo exterior y lo interior en poemas que son flechas punzantes que se dirigen a lo más profundo del lector.

Una poesía que es a la vez testimonio y lamento, llanto y rebeldía, sentimiento y denuncia, mirada al presente y ensoñación del pasado. 

Es la primera vez que se traduce un libro de Najwan Darwish al español y se nos ofrece en una magnífica traducción de Juan José Vélez, que -señala en su prólogo Nathalie Handal –“revela todo lo que esperamos de una traducción de poesía. Capta el significado y la música de los poemas de Darwish, trata cuidadosamente cada palabra y detalle lingüístico y hábilmente ofrece a los lectores en español la fuerza hechizante y la belleza de estos versos.”

Santos Domínguez

12 julio 2016

Marcel Ruitjers. El Bosco


Marcel Ruitjers.
El Bosco.
Traducción de María Rossich.
Rey Naranjo Editores. Barcelona, 2016.
                                             
Cuando se cumple medio milenio de la muerte del artista holandés, ReyNaranjo Editores publica El Bosco, una espectacular novela gráfica de Marcel Ruitjers.

Una aproximación interpretativa a la obra de Hieronymus Bosch a través del día a día de aquel observador crítico de la vida y de su época: la lujuria y la avaricia, el infierno y el paraíso representados en los recuerdos y las visiones de aquel pintor que desarrolló su arte con el impulso de la genialidad y la constancia de un artesano.

Una espléndida novela gráfica que reconstruye el mundo pictórico visionario del Bosco a la luz de las experiencias cotidianas de aquel artista que fijó en su deslumbrante simbolismo la oscuridad del otoño de la Edad Media.

Una obra que se alimenta del imaginario plástico del Bosco para iluminarlo y revivirlo desde dentro, desde el acontecer diario del pintor a través de la expresividad rotunda de su dibujo y de un guión espléndidamente construido, en el que se leen frases como esta, puesta en boca del Bosco, quizá la clave que explica sus pinturas: “vistos de reojo, quienes creen que nadie los observa se muestran como las bestias que son realmente: ¡he aquí al hombre!”

Una biografía dibujada sobre el trasfondo de una ciudad, Den Bosch, aquella “pequeña Roma” que tenía oídos y sufrió un gran incendio que la destruyó en parte. Su relación con el poder, su crítica del clero corrompido y de la degradación del pueblo, las estampas venecianas que le sirvieron de inspiración, el origen y la intención de su simbología se reconstruyen visual y narrativamente en los distintos episodios de este volumen, que se completa con un apéndice documental en el que se explican las referencias históricas y visuales sobre las que se sustenta esta espléndida novela gráfica.

Santos Domínguez

11 julio 2016

Antonio Gamoneda. Niñez


Antonio Gamoneda.
Niñez.
Antología.
Selección y prólogo de
Amelia Gamoneda Lanza.
Calambur. Barcelona, 2016.

Mitología íntima titula Amelia Gamoneda Lanza el prólogo de Niñez, la antología temática de Antonio Gamoneda que publica Calambur.

Una antología organizada en tres partes que responden a la secuencia temporal de la infancia como mirada al pasado, como persistencia en el presente y como permanencia en el futuro de sus descendientes, porque “como todo mito –explica Amelia Gamoneda en su prólogo-, la niñez pervive más allá de su momento, impregna la vida entera, y contarla supone también un modo de hablar del presente.”

Niñez se nutre de muchos de los libros de Gamoneda, pero especialmente de Lápidas, de Un armario lleno de sombras y de Cecilia para articular sus tres partes: Manos, balcones, en la que la figura tutelar de la madre y el espacio del balcón -intermedio entre la ciudad y el campo- de una casa en la periferia presiden la evocación desolada del miedo y el frío, de la crueldad y la melancolía, de la guerra y la tristeza de los trenes.

La segunda parte, El resplandor en la sombra, aborda la presencia de la niñez en la vida del adulto y la tercera, En otro pensamiento, habla del futuro a través de otras infancias, la de sus hijas y su nieta, de cuya luz le separa un hilo de sombra: “quizá estamos ya separados por un hilo de sombra y cada uno está en su propia luz / y la mía es la que tú vas abandonando.”

Santos Domínguez

08 julio 2016

Cervantes. Poesías



Miguel de Cervantes.
Poesías.
Edición de Adrián J. Sáez.
Cátedra Letras Hispánicas. Madrid, 2016.

Un inteligente estudio introductorio que aborda las claves temáticas y estilísticas de la poética cervantina y su evolución y una amplia bibliografía abren la edición de la poesía de Cervantes que ha preparado Adrián J. Sáez para Cátedra Letras Hispánicas.

Un volumen que recoge toda la poesía que publicó fuera de sus novelas y su teatro: treinta y cuatro poemas sueltos -patrióticos y religiosos, laudatorios y burlescos- en orden cronológico, la Epístola a Mateo Vázquez, el Canto de Calíope, el Viaje del Parnaso y de todas las poesías atribuidas solamente las cuatro que con más probabilidad pudieran ser suyas.

Cervantes, que siempre tuvo dudas sobre su capacidad como poeta –“la gracia que no quiso darme el cielo”, “más versado en desdichas que en versos”- fijó el canon poético de su época en la galería de poetas que mencionó en el Canto de Calíope y en el Viaje del Parnaso.

Miró su poesía con una sensación constante de fracaso y elaboró un discurso poético a contrapelo, en palabras del antólogo, que define su obra como propia de “un ingenio a caballo entre varias tradiciones poéticas en un momento de crisis.” Entre la tradición de Garcilaso y la renovación gongorina, entre lo culto y lo popular, Cervantes se quedó como un poeta en  tierra de nadie a medio camino entre los mundos poéticos y los modos estéticos castellanos y andaluces.

Santos Domínguez

06 julio 2016

Olga Bernad. Perros de noviembre




Olga Bernad.
Perros de noviembre.
La Isla de Siltolá. Sevilla, 2016.

"A quién preguntaremos por la página en blanco,/el cielo y el infierno de los nombres /que hemos dejado atrás", escribe Olga Bernad en uno de los textos de Perros de noviembre, su última entrega poética que publica La Isla de Siltolá en su renovada colección de poesía.

Con la voz potente y el ritmo acompasado de sus versos en los que conviven la meditación y el sentimiento, la pasión y las pérdidas, los poemas de Perros de noviembre hablan de la memoria y el deseo, del sueño y la tristeza, de la búsqueda y del desengaño, del amor y el infierno, de los perros y la nada.

Y lo hacen con una voz personal sólida y convincente, con un lenguaje fluido y un tono directamente confesional, con unas imágenes poderosas que le permiten viajar al fondo de sí misma en una larga travesía por un mundo opaco y un tiempo fugitivo entre la llama y los espejos, a través de un silencio que se posa en el miedo y en la noche mientras cae la vida  “como una absurda lluvia incomprensible."

Santos Domínguez

05 julio 2016

Algo dicen los árboles


Diego Ropero-Regidor.
Algo dicen los árboles.
La Isla de Siltolá. Sevilla, 2016

De pronto algo se movió en la tierra. / Algo dicen los árboles en la penumbra.

Esa cita del turco Nazim Hikmet, uno de los grandes poetas del siglo XX, encabeza la primera de las cinco secciones de Algo dicen los árboles, el libro que Diego Ropero-Regidor publica en la colección Tierra de La Isla de Siltolá.

Como esa, las otras cuatro partes del libro van introducidas por citas de Pessoa, de Juan Ramón, del Qumrán y de Milosz. Citas que tienen en los árboles, reales y metafóricos a la vez, su eje de referencia como objeto de contemplación y de reflexión.

Los poemas en prosa que lo integran evocan la complicidad del árbol como interlocutor, como confidente de la meditación del poeta sobre el paso del tiempo. En sus raíces y sus troncos, en sus ramas y sus hojas se lee la coexistencia del pasado y el presente, una de las líneas vertebrales de Algo dicen los árboles, en cuyos textos conviven también la contemplación del presente y la evocación del pasado.

Se suceden aquí la vida y la memoria, el cansancio y la eternidad, el rostro inexpresivo de un ahogado y los barcos que navegan a la deriva, las señales de nieve en la tormenta perfecta del futuro y un cazador de insectos, la nostalgia de la niñez y los paisajes -monte y marisma- de Moguer, la evocación del mundo clásico y la contenida expresión amorosa desde una mirada que fusiona lo exterior y lo interior en la palabra del poeta, convertida en lugar de encuentro del yo y el mundo.

No sólo el pasado y el presente, lo exterior y lo interior, también el tiempo y el espacio se funden en este libro, de manera que el espacio se transmuta en tiempo, en cambio de escenario en el que persiste una luz intenmporal y además, si no el agua, la memoria del agua y su arquitectura en los molinos de mareas o en las norias. La memoria del agua sanadora que bebía Séneca o la que añora el expatriado andalusí Abdallah al-Mogauir. O la memoria del fuego en las cenizas.

Los textos de Algo dicen los árboles son la expresión de un alma en vilo para quien la vida es “una babel que rumia por los callejones y no precisa de llamador para hacerse notar entre la muchedumbre.”

Porque no sólo de árboles -esos árboles a los que oyó hablar Juan Ramón- están hechas estas páginas en las que los cuatro elementos clásicos -agua, aire, fuego y tierra- mantienen una evidente relación con los árboles en medio de un mundo sin dioses en el que "estamos definitivamente solos."

Y tras el penúltimo autorretrato de Todo lo que soy, cierra el libro la confesional Coda Me superan los árboles:

Estoy viviendo -dicen- la tragedia de los dioses
cuyos nombres se apelmazan,
como las cenizas, en una urna funeraria.
Me superan los árboles; junto al lecho de mi madre,
fiel a su corriente decantada que busca el mar, 
yacen los pecios de todas las batallas. 
Porque vivir es una declaración de intenciones,
preludio de un sol decapitado 
cuando remo a contracorriente 
separando el magma de la hojarasca, 
hasta caer vencido por el sueño.


Santos Domínguez

04 julio 2016

Edgar Allan Poe. Poesía completa

Edgar Allan Poe.
Poesía completa.
Edición bilingüe de José Francisco Ruiz Casanova.
Cátedra Letras Universales. Madrid, 2016.

“Para mí, la poesía no ha sido una intención, sino una pasión”, escribió Edgar Allan Poe. Una pasión prolongada e intensa en la que proyectó no sólo su capacidad creativa y su imaginación, sino una reflexión lúcida sobre las técnica poética: el verso, el ritmo, la rima o la construcción del poema.

En una matemática tiniebla dejó retratado Neruda a Poe, el primer poeta importante de la tradición norteamericana, en el Canto General. Ese aparente oxímoron resalta la paradoja del escritor alucinado y visionario que dirigió su lucidez y su premeditación al análisis de los mecanismos del cuento y la poesía. Porque Poe desconfió de la inspiración y creyó en el trabajo del texto. No alimentó su poesía del material de la existencia cotidiana. Filtró la realidad en forma de visiones y habitó el territorio de la ensoñación.

“Con frecuencia he creído oír el sonido de la oscuridad acercándose furtivamente desde el horizonte”, afirmó Poe sobre su poesía, compuesta en los límites de la imaginación y en las fronteras de lo consciente, entre la música inefable del misterio y la precisión de la matemática.

La melancolía fue para él el más legítimo de los tonos poéticos, así como la muerte le parecía incuestionablemente el tema más poético del mundo. Por eso su poesía está poblada de símbolos oscuros, de ritmos hipnóticos y atmósferas visionarias.

La edición bilingüe de la Poesía completa de Poe en Cátedra Letras Universales, rematada con su imprescindible ensayo Filosofía de la composición, recoge los cuatro libros que publicó en vida entre Tamerlane and Other Poems (1827) y The Raven and Other Poems (1845), a los que se añade el póstumo Últimos poemas, que reúne los textos que Poe escribió entre 1847 y 1849, el año de su muerte. Entre ellos figuran algunos de sus mejores poemas como Las campanas, Un sueño en otro sueño Annabel Lee, uno de sus textos más conocidos junto con El cuervo, que con su repetido estribillo oscuro –Nevermore- se convierte en un profeta de las sombras y en un emisario de las fuerzas infernales. 

Santos Domínguez

01 julio 2016

La cuarta persona del plural




Vicente Luis Mora (ed.)
La cuarta persona del plural.
Antología de poesía española contemporánea
(1978-2015).
Vaso Roto. Madrid, 2016.

La cuarta persona del plural. Antología de poesía española contemporánea (1978-2015) que ha preparado Vicente Luis Mora y que publica Vaso Roto propone una selección de la obra de 22 poetas españoles nacidos entre 1958 (Rikardo Arregi) y 1979 (Juan Andrés García Román) que reflejan un panorama plural de voces, temas y poéticas.

Tan representativa y tan discutible como todas las antologías, la panorámica que ofrece este volumen muestra una pluralidad de voces caracterizadas por su orfandad y por la “soledad metafísica a la hora de lanzarse al territorio poético” de la que habla Vicente Luis Mora en su amplio y denso estudio introductorio.

De Jesús Aguado a José Luis Rey, de Esperanza López Parada a Álvaro García, de Jordi Doce a Julieta Valero pasando por Pablo García Casado o Eduardo García, la dispersión de referentes, las poéticas dispares y la estética compleja de los poetas antologados dibujan un paisaje extenso que, por encima de la disparidad de criterios sobre ausencias y presencias que suscita cualquier antología, se convierte en un referente insoslayable para entender la situación de la poesía española actual.

Santos Domínguez

29 junio 2016

Equipaje de vacaciones. Prosa




Robert Aickman.
Las casas de los rusos.
Traducción de Arturo Peral Santamaría
e Irene Maseda Martín.
Atalanta Ars brevis. Gerona, 2016.

Atalanta reúne en Las casas de los rusos seis relatos de Robert Aickman, uno de los maestros del género fantástico, que se suman a otros seis que publicó esta misma editorial hace cinco años en el volumen Cuentos de lo extraño, con el mismo eficiente traductor, Arturo Peral Santamaría, al que acompaña ahora Irene Maseda Martín.

Como aquellos, los relatos de esta nueva entrega son una incursión en el lado oscuro de la realidad en busca de la inexplicable complejidad de lo cotidiano. Porque, como explicó Todorov, el mejor teórico del género, la literatura fantástica parte de lo cotidiano para llegar a lo inexplicable.

Un buceo narrativo por los abismos del horror que está al fondo de la conciencia, porque –ya lo demostró Poe en sus relatos- el horror contemporáneo no surge, como en la literatura gótica, de la escenografía exterior sino del fondo secreto de los personajes.

Los relatos de Aickman son una mirada al otro lado del espejo, una travesía por la línea de sombra que separa la razón de lo subconsciente, el sueño de la vigilia, la visión imaginada de la percepción real.

Con tonos diversos y perspectivas diferentes, con algún dato oculto que emerge en los párrafos finales de cada relato para producir un efecto de sorpresa, con una envidiable capacidad para crear atmósferas inquietantes y opresivas, estos seis relatos –alguno cercano a la novela corta- tienden puentes entre lo interior y lo exterior, entre lo real y lo imaginario, entre lo usual y lo extraño.

Con sorprendentes giros finales y diálogos caracterizadores, son relatos que transcurren bajo una nube de polvo o bajo la niebla nocturna de Finlandia, con la tonalidad del relato onírico, entre ambientes decadentes y casas aparentemente deshabitadas y proyectan una extraña mirada sobre lo femenino y sobre mujeres fatales de belleza insufrible.

Concentrados en el tiempo y en el espacio para producir una intensa unidad de efecto, con la presencia latente de una sexualidad oscura, deambulan por ellos un artista y una viuda, una joven en un páramo, dos gemelos terribles o dos hermanas con fantasma en un rincón fuera del tiempo de una mansión campestre.




Rocío Fernández Berrocal.
Tartesia linda.
Un paseo por la Sevilla
de Juan Ramón Jiménez.
Biblioteca de temas sevillanos.
Instituto de la cultura y las artes.
Ayuntamiento de Sevilla, 2016

Un paseo lírico por la Sevilla de Juan Ramón Jiménez de la mano de Rocío Fernández Berrocal, que estudió en su tesis doctoral y en un excelente libro la relación del poeta con una ciudad que fue siempre -incluso en el exilio- una referencia vital y artística ineludible.

La llamó ‘divina ciudad’, ‘ciudad del paraíso’, ‘capital lírica’ de España, le dedicó un libro que empezó a escribir en 1912. Fue la ciudad en la que despertó su vocación literaria, una de las estaciones de paso en el viaje decisivo hacia Zenobia que es el Diario de un poeta reciéncasado y antes de regresar, cadáver ya de paso hacia su tumba definitiva en Moguer, siguió siendo un recuerdo persistente, porque en la poesía espacial de Juan Ramón -Espacio se titula significativamente ese poema mayor de la literatura en español-, la fusión de vida y obra hace que Sevilla, idealizada como imagen de belleza universal y como ámbito simbólico de la creatividad, vuelva una y otra vez a su escritura y su recuerdo.

Un volumen, pensado para llevar en el bolsillo en un paseo por Sevilla, que recoge -en palabras de la autora- “todas las referencias sevillanas de Juan Ramón encontradas hasta el momento, un corpus extenso que ilustra ampliamente su vocación de ser tan sevillano como moguereño.” Porque “si Moguer fue para Juan Ramón la luz con el tiempo dentro, Sevilla es para el poeta el tiempo con la luz dentro.”


Rafael Sánchez Ferlosio.
Ensayos 2.
Gastos, disgustos y tiempo perdido.
Edición de Ignacio Echevarría.
Debate. Barcelona, 2016.

En un artículo de 1980 hablaba Sánchez Ferlosio del deporte como una actividad que “no cría más que gastos, disgustos y tiempo perdido.” De ahí surge el título elegido para organizar el segundo tomo de los ensayos ferlosianos, que publica Debate en una edición cuidada y anotada por Ignacio Echevarría.

Un volumen que recoge las colaboraciones en prensa de Sánchez Ferlosio desde los años setenta. Superado ya su retiro para dedicarse a los altos estudios eclesiásticos que se publicaron en el primer volumen, El País, Diario16 ABC acogieron en sus páginas decenas de artículos de opinión en los que comentaba la actualidad política y cultural de España en las últimas cuatro décadas. De esas colaboraciones en prensa no se recogen en este tomo los pecios, que se han publicado recientemente bajo el título Campo de retamas, ni sus frecuentes cartas al director.

Fueron, aunque abundantes en algunos momentos, colaboraciones poco continuadas, esporádicas casi siempre, escritas desde la perspectiva insobornable de “un francotirador que -omo señala Ignacio Echevarría en la presentación de este volumen- sin vínculos partidistas de ninguna clase /…/ discierne con insólita precocidad y contundencia los asuntos neurálgicos del acontecer nacional.”

La identidad nacional y los nacionalismos periféricos, las fuerzas armadas y el terrorismo, la censura y la tortura, la derecha y la evolución del PSOE, la educación y los medios de masas, los fastos del 92 o el Prestige estuvieron en el objetivo de la agudeza y la independencia de Ferlosio, en su mirada distante y lúcida.

Organizado en cinco partes presentados por un irónico prefacio parabólico, “Breve historia de un dinero malgastado”, el lugar central lo ocupa el apartado “Mas no todos los tiempos son unos”, que recopila en tres secciones más de cincuenta artículos que tienen como eje los variados asuntos nacionales recogidos en volúmenes como La homilía del ratón o La hija de la guerra y la madre de la patria.

El último apartado –“El anti centenario”- se centra en el quinto centenario de la conquista de América –“Cinco siglos de Historia y desventura” es uno de los artículos que aparecen como prolegómeno- y en las celebraciones del 92. Un apartado que tiene como centro el ensayo “Esas Indias equivocadas y malditas.”

Completa el volumen un anexo con la entrevista que Ferlosio le hizo al naturalista Miguel Delibes de Castro sobre los incendios forestales tras el incendio de la sierra de Guadalajara en el verano de 2005.

Además de las notas finales del editor, escuetas y oportunas, un exhaustivo índice onomástico permite la localización rápida de referencias a personas, partidos, instituciones o acontecimientos que fueron objeto de la atención de estos artículos que en conjunto constituyen una contra-crónica de la España reciente y de su historia.


Frank Kermode.
El tiempo de Shakespeare.
Traducción de Juan Manuel Ibeas.
Debate. Barcelona, 2016.

Debate recupera un espléndido ensayo sobre Shakespeare y su tiempo que publicó en 2005 y que el centenario de la muerte del poeta de Stratford ha vuelto a poner de actualidad.

Pero El tiempo de Shakespeare, de Frank Kermode, es mucho más de lo que anuncia su título. Además de un acercamiento a la época y al contexto histórico, político, social y cultural en el que surge y se desarrolla el teatro isabelino, a la expansión comercial que convirtió a Londres en un centro financiero internacional, es una excelente introducción al teatro de Shakespeare.

En aquel hervidero urbano al que llegó el aspirante a escritor desde Stratford, una de las diversiones favoritas eran las representaciones teatrales, cuya dimensión social y económica es uno de los ejes de este libro. Hay un dato concluyente: en vida de Shakespeare se construyeron nueve teatros en aquella ciudad turbulenta que era ya una de las capitales del mundo.

Con un grado cada vez mayor de complejidad de los espacios teatrales y de profesionalización de las diversas compañías, se fue produciendo una progresiva separación entre la actuación profesional y la mera representación. 

Sólo si se entiende esa profesionalización puede explicarse que Shakespeare escribiera obras tan exigentes como Hamlet o Macbeth, tan llenas de matices y monólogos y con un lenguaje dramático tan estilizado.

Pero lo mejor de este estudio, ya lo avisábamos, es el recorrido por la evolución del teatro de Shakespeare, desde su primera época –anterior a la construcción del Globe: desde Tito Andrónico hasta Mucho ruido y pocas nueces. 

Un análisis global y profundo de los textos que atiende al papel del público, al estilo y a los temas o a su intención política y que se centra en la época de plenitud del autor, en su década prodigiosa desde el traslado de la compañía al teatro del Globe, a cuya creación, diseño y estructura se presta también una notable atención.

Ese fue un momento crucial en la obra de Shakespeare, que desarrolla su década más creativa desde Como gustéis hasta La tempestad, pasando por Julio César, Hamlet, Otelo o Macbeth. Cada uno de esos títulos bastaría para considerarlo el clásico de los clásicos, el inventor de lo humano, como decía Harold Bloom.




Juan Arnau.
El efecto Berkeley.
Pre-Textos. Valencia, 2015.

En la línea de ficción filosófica inaugurada con El cristal Spinoza, Juan Arnau publica en Pre-Textos El efecto Berkeley, en torno a la figura del filósofo irlandés que defendió la idea de que ser es percibir y la vida por tanto está hecha de impresiones, sobre todo visuales, porque “los recuerdos, los sueños y las fantasías son todos ellos restos de impresiones visuales.”

De Dublín a Londres, de París a Nápoles, entre el relato y la biografía, el dietario y el ensayo, la filosofía y los diálogos teatrales, este es un libro en el que las sensaciones tienen también un papel decisivo en la sucesión de escenas construidas con una actitud híbrida que recuerda las evocaciones intrahistóricas de Azorín en sus reconstrucciones de los clásicos redivivos.

El paisaje del condado independentista de Kilkenny donde nació Berkeley, Grub Street, un suburbio de las letras londinenses, la prisión de Newgate o el gesto más trivial del personaje los envuelve Juan Arnau en la calidad de su prosa fluida que se gana la complicidad admirada del lector desde el primer párrafo hasta el final, con la tonalidad elegante de su prosa equilibrada y con la cercanía conversacional que marca muchas de sus páginas, a medio camino entre la filosofía y el teatro, a través de diálogos teatrales con Prior o Swift, Voltaire o Pope, Malebranche o Voltaire.

Y porque ser es percibir y ser percibido, nada mejor que este libro que huye de las abstracciones metafísicas para introducirnos con asombrosa maestría en la individualización de las sensaciones que sugieren sus páginas con la importancia crucial de los adjetivos.

Un ejemplo: “Lumbre de sarmientos. Sardinas ensartadas sobre las brasas. Escamas quebradas, azuladas y amarillas. Berkeley sopla un rescoldo, el fuego enrojece sus mejillas. Un mendrugo de pan, patatas cocidas y cuatro nueces. Junto a las viandas, un cuaderno. La mano se mueve con calma litúrgica, dejando a su paso una caligrafía franca, marcial.”

La evocación de la época y el ambiente, los viajes y la literatura, la historia y la física, las matemáticas y la relatividad del tiempo y el espacio en este teatro de ideas que muestra que las cosas del mundo son sensaciones, que todo es percepción y que por eso mismo “la piel es lo más profundo del hombre.”




 Ignacio Gracia Noriega.
Las burbujas de la tierra.
Cátedra Crítica y Estudios Literarios. Madrid, 2016.

En torno a William Shakespeare, el más grande y el más extraño de los poetas, se organiza el volumen Las burbujas de la tierra, en el que Ignacio Gracia Noriega agrupa un amplio conjunto de artículos que abordan la figura y la obra de Shakespeare.

A explorar las claves de su grandeza, de su vigencia y de esa condición extraña se dedica esta recopilación de artículos que abordan la biografía y la personalidad de Shakespeare, su concepción de la poesía y su dominio de la técnica teatral, el doble oficio de dramaturgo y poeta -“ocupaciones complementarias pero no idénticas”- de un autor inabarcable.

Tan inabarcable que Goethe decía que no se puede hablar de él, porque todo lo que se diga resulta insuficiente. Pero aunque su monumentalidad nos desborde, este tipo de acercamientos son irrenunciables y sirven para iluminar su obra y su grandeza, su poética teatral, los argumentos y los personajes que aparecen en su obra, las teorías sobre la autoría de sus obras, su visión de la naturaleza y de la historia, su imagen del poder, las adaptaciones al cine de sus obras por Orson Welles, Mankiewicz o Kurosawa,  la presencia de lo español en su teatro o su relación con la literatura española de su tiempo.

Complejo como la vida, enorme como el mundo, en torno a Shakespeare nos podemos seguir formulando la pregunta que da título al epílogo: ¿Qué sería el mundo sin Shakespeare?



 

Román Gubern.
Historia del cine.
Compactos Anagrama. Barcelona, 2016.

En una espléndida edición de bolsillo, Compactos Anagrama publica la última versión revisada y actualizada de la imprescindible y monumental Historia del cine de Román Gubern, una obra de referencia desde su primera edición en 1969 en dos tomos.

A lo largo de sus muchas reediciones se han ido añadiendo nuevos capítulos y sucesivas revisiones que culminan con la “Última sesión”, de 2014, cuando el canon es que no hay canon y el consumo de películas se está desplazando en el mundo occidental de lo público a lo privado, de las salas de proyección a los domicilios, primero con el vídeo y hoy con internet.

Con cuatro cuadernillos de ilustraciones, la Historia del cine es una obra de consulta rápida con dos índices -uno onomástico, otro de películas- que permiten una búsqueda directa de títulos, directores o actores; un manual universitario y un relato próximo de la evolución del séptimo arte desde el punto de vista estético, técnico y temático.

Una evolución vertiginosa, porque, a diferencia de otras artes, surge en un momento que le permite asumir el bagaje cultural previo y aprovechar los avances de la técnica, la literatura, la música, la pintura o la fotografía.

Una evolución tan vertiginosa responde a la aceleración histórica que se ha producido en el último siglo, a la necesidad de reflejar el contexto social, político, ideológico, artístico o cultural de cada momento y cada país. Por eso el cine es un fenómeno complejo que requiere enfoques múltiples para analizar no sólo su dimensión estética, sino la repercusión social de su contenido ideológico, su influencia en los gustos y la mentalidad, su poder propagandístico al servicio del poder o de las revoluciones.

Y con esa perspectiva integral, Gubern abordó las transformaciones de un arte cambiante desde el cine mudo al cine en la época de internet, pasando por la importancia de corrientes como el neorrealismo italiano, la nouvelle vague francesa, el cine americano o el español.

Una obra monumental en una edición asequible puesta al día con la perspectiva actual, cuando el cine es  “un mosaico de propuestas cuyo canon es la diversidad, o la pluralidad de miradas y la heterogeneidad de sensibilidades, lo que no excluye contaminaciones e hibridaciones transculturales, a veces de modo subterráneo. En un contexto en el que los conceptos de canon y de «cine nacional» han tendido a diluirse por el efecto centrífugo de la globalización, los juicios estéticos están sometidos a caución.”



 Jordi Balló y Alain Bergala (eds.)
Motivos visuales del cine.
Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2016.

Si en su imprescindible La semilla inmortal Jordi Balló abordaba junto a Xavier Pérez la presencia de una serie de argumentos que el cine ha tomado de la tradición literaria, en este volumen ha coordinado con Alain Bergala un espléndido conjunto de artículos en los que más de sesenta especialistas exploran los motivos visuales que el cine ha tomado de la pintura, porque, como explican los editores en su presentación, “el cine siempre ha privilegiado motivos visuales afines a su lenguaje y sus aparatos concretos: la ventana, la nuca, la escalera, el espejo, el duelo, la sombra, el cuerpo que cae, la cicatriz, la destruccion del decorado, el laberinto y muchos otros incluidos en este libro.”

Un conjunto de estudios que recorren la mitología de la imagen y el significado simbólico y narrativo de metáforas visuales que el espectador sabe leer e interpretar con toda su carga connotativa: una mujer asomada a una ventana o mirándose en un espejo,  las escaleras o el horizonte, un columpio o un callejón, una cama o un abismo, una ejecución o un despertar, una montaña o una persecución, una tempestad o un reloj, una sombra o un laberinto, una cicatriz o un árbol.

Motivos visuales que articulan un pensamiento expresado en imágenes y representado por una serie de referentes que proceden de la tradición pictórica o literaria. Esos motivos han ido configurando el imaginario icónico que el espectador asocia a cada película, porque apelan a su memoria visual.

Atendiendo a la doble dimensión del cine como arte visual y como instrumento narrativo, los distintos capítulos del libro analizan, con abundantes ilustraciones, esos motivos que se repiten a lo largo de la historia del cine y que muchas veces, con sus diversos enfoques y sus cambios de perspectivas, son las señas de identidad de los directores más relevantes.




Octavio Paz.
De una palabra a la otra:
Los pasos contados.
Prólogo de Aurelio Major.
Pintura de Frederic Amat.
Vaso Roto. Madrid, 2016.

Como “una biografía intelectual vista en el espejo de su vida poética” define Aurelio Major en su prólogo al volumen De una palabra a la otra: Los pasos contados, que acaba de publicar Vaso Roto en una espléndida edición ilustrada con la pintura de Frederic Amat.

Una reunión de dos artículos -Los pasos contados y La crítica como higiene social- que aparecieron en las revistas barcelonesas Camp de l’Arpa en abril de 1980 y Destino en noviembre de 1975 y que no habían sido recogidas en libro hasta ahora.

El primero de esos dos artículos surgió como texto introductorio de una lectura pública de su poesía y constituye una reflexión de Octavio Paz sobre su obra y sobre las influencias que la han orientado, desde la poesía precolombina a la tradición poética inglesa de Blake, Worsdworth, Yeats o Eliot; desde los clásicos españolas y Sor Juana Inés de la Cruz a la poesía china de Wang Wei o Tu Fu; desde la tradición latinoamericana de Huidobro o Vallejo a  Valéry o el surrealismo pasando por Juan Ramón o el 27 de Cernuda y Guillén.

Es el resultado, como señala el prologuista de su interés “por enfatizar expresamente -como señala el prologuista- en un texto unitario las lecturas que acompasaron sus poemas”, el relato del itinerario poético cambiante de un autor en el que hablan varias voces sucesivas en diálogo con el mundo o consigo mismo.

La descripción, en definitiva, de un itinerario que constituye, en palabras de Paz, “una suerte de biografía emocional, sentimental y espiritual” y que se completa con una coda -La crítica como higiene social- en la que Octavio Paz define la crítica como la única actividad que “puede crear el espacio -físico, social, moral- donde se despliega el arte, la literatura y la política.”



Pedro Enrique Muñoz.
Vivir en tiempos de confusión.
Editorial Iatrós. Madrid, 2016.

El desafío de construir una identidad personal propia es el subtítulo de Vivir en tiempos de confusión, un libro que su autor, el psiquiatra Pedro Enrique Muñoz, describe en el Prefacio como “el primero de una futura trilogía dedicada al mejor conocimiento del ser humano.”

Dedicado a la investigación y a la docencia en el campo de la metodología científica y de la epidemiología psiquiátrica, Pedro Enrique Muñoz propone en sus páginas un conjunto de “reflexiones sobre la existencia humana tal como esta se nos muestra en la realidad de su desarrollo y devenir en el tiempo.”

Ante un mundo en rapidísima evolución y un individuo en crisis o desorientado, porque a la crisis individual suele superponerse la crisis del modelo social y cultural, este ensayo sugiere una serie de respuestas que deben partir de la reflexión del individuo sobre la realidad exterior y sobre sí mismo. Con ese planteamiento inicial, el individuo debería cuestionarse su conciencia de la propia identidad y su modelo de desarrollo personal, su percepción de la temporalidad y el sentido que quiere dar a su existencia, la importancia de sus emociones y la dimensión plural de la inteligencia, su experiencia del cuerpo y la dimensión de su condición sexual, su conducta social o su relación con el otro.

Todos esos aspectos se contemplan en estas páginas, escritas -como señala en su prólogo José Lázaro- “con una claridad expositiva que facilita la penetración en los problemas, no precisamente fáciles, que el texto va abordando.”




Antonio Pau.
Vida de Rainer Maria Rilke. 
La belleza y el espanto.
Trotta. Madrid, 2007

"Oh vida, vida: tendría que estar fuera. / Pero estoy dentro, en llamas. Ya nadie me conoce.” Esos dos versos cierran el último poema que escribió Rilke a mediados de diciembre de 1926.

Poco antes de su muerte el 29 de diciembre, pronunció sus últimas palabras: “La vida no puede darme ya más. He estado en todas las cumbres.”

Como ese último poema, esas palabras las evoca Antonio Pau en su Vida de Rainer Maria Rilke. La belleza y el espanto, una magnífica biografía que forma parte del catálogo de la Editorial Trotta y que es seguramente el acercamiento más profundo a la vida y la obra de uno de los poetas esenciales del siglo XX.

Desde su niñez y formación en Praga hasta su enfermedad y muerte en Muzot y Valmont, de los Nuevos poemas a los Apuntes de Malte Laurids Brigge, de la primera revelación de las Elegías de Duino a su estancia en Toledo y en Ronda, entre los ángeles del Greco y Los sonetos a Orfeo, una obra que va mucho más allá de la simple biografía para adentrarse en las claves de una escritura como la de Rilke, tan profundamente vinculada a la vida de su autor. Porque, en el límite las dos, la de Rilke fue -como señala Antonio Pau- una vida para la obra:

“Rilke vivió para su obra. Son pocos los pasos que dio que no se encaminaron al cumplimiento de lo que él sintió como una ineludible vocación y un inaplazable deber. Eso hace que no haya episodio, pensamiento, desánimo, inquietud o proyecto de su vida que no deba tenerse en cuenta para entender su obra.”

Por eso esta imprescindible biografía, además de como una aproximación a las circunstancias en las que surgen las Elegías de Duino o Los sonetos a Orfeo, se puede leer también como una antología esencial de la poesía de Rilke con las magníficas traducciones de Antonio Pau, uno de los mejores traductores de poesía alemana al español.

Un volumen enriquecido con abundantes ilustraciones sobre el poeta, sobre los paisajes que fueron decisivos en su obra y sobre las obras de arte que generaron en él un relámpago creativo que sigue iluminando la noche de los hombres.



D. H. Lawrence.
El amante de lady Chatterley.
Ilustraciones de Romana Romanyshyn y Andriy Lesiv.
Traducción de Carmen M. Cáceres y Andrés Barba.
Sexto Piso Ilustrado. Madrid, 2016.

En El amante de lady Chatterley, D. H. Lawrence trazó una compleja cartografía del deseo y completó una reivindicación de la libertad sexual femenina frente a las convenciones sociales del puritanismo en un mundo profundamente conservador y represivo .

Por eso, cuando apareció en 1928, dos años antes de la muerte de su autor, aquella novela sobre una mujer insatisfecha, sobre un marido que vuelve de la guerra parapléjico y sobre un vigoroso guardabosques provocó una escandalosa sacudida en su país, donde estuvo prohibida hasta 1960.

Un escándalo persistente que fue más allá de la sociedad de su época, no sólo por las explícitas descripciones de las relaciones sexuales entre Lady Constance Chatterley y el guardabosques Oliver, sino porque sus páginas contienen un alegato contra las diferencias sociales y a favor de la libertad sexual de la mujer.

Sexto Piso acaba de publicar, con traducción de Carmen M. Cáceres y Andrés Barba, una espléndida edición ilustrada de esa novela, en la que Romana Romanyshyn y Andriy Lesiv abordan plásticamente el conflicto entre el individuo y la sociedad, entre la razón y el instinto, entre las imposiciones sociales y la libertad.

Santos Domínguez