27 junio 2012

Equipaje de vacaciones. Poesía



Antonio Machado.
Campos de Castilla.
Edición conmemorativa.
Ilustraciones de Juan Manuel Díaz-Caneja.
Cálamo Ilustrados. Palencia, 2012.

Para conmemorar el centenario de la primera edición de Campos de Castilla, Cálamo publica una bellísima edición especial de uno de los libros fundamentales de la poesía española con abundantes ilustraciones tomadas de cuadros de Juan Manuel Díaz-Caneja, un pintor palentino al que Juan Benet dedicó un capítulo memorable – Caneja, Juan Manuel- en Otoño en Madrid hacia 1950.

En aquel texto, Benet señalaba que todo acto sale de su persona gravado por el paso del tiempo, un concepto central también en la poesía –palabra en el tiempo- de Machado.

Las texturas sólidas y ocres de las pinturas de Caneja, tan cercanas en su estética a los versos de Campos de Castilla, a su mirada y a su ética del paisaje del páramo mesetario, son el mejor complemento plástico a esta edición que ofrece el libro en su versión definitiva, la que apareció en 1917 en las Poesías completas con todo el material escrito en Baeza.

Está en él el cainismo del hombre de los campos que incendia los pinares y el recuerdo espiritualizado de Leonor, que murió el 1 de agosto de 1912, apenas tres meses después de la aparición de Campos de Castilla.

Pero está sobre todo, subrayado por los cuadros de Caneja, las serrezuelas calvas, las llanuras bélicas y los páramos de asceta, los calvijares y las pardas sementeras, el paisaje de encinas y roquedas que Machado descubrió en Soria, junto al Duero, y evocó desde Baeza y los olivares que descienden hacia el Guadalquivir.

Un paisaje que poco a poco –y sobre todo en la segunda edición de Campos de Castilla- asimila Antonio Machado hasta el punto de convertirlo en paisaje interior asociado a la pérdida de la amada y del paraíso, porque –como decía Benet de Caneja- la depuración de su arte es cosa anímica.

Ahí están para demostrar esa depuración cada vez menos figurativa, el ocre de los alcores y el gris plomo de las sierras en unos cuadros sobre los que parece flotar ese glauco vapor que vio también un día Antonio Machado.


Juan Carlos Mestre.
La bicicleta del panadero.
Calambur. Madrid, 2012.

Calambur acaba de publicar La bicicleta del panadero, la última y abundante entrega poética de Juan Carlos Mestre. Su ambición imaginativa, su desobediencia reivindicativa, su ruptura con la sintaxis previsible, su alternativa a la semántica convencional hacen de esta poesía una actividad fundacional desde la que se defiende la posibilidad de la utopía. Al alto voltaje poético, simbólico y verbal que contienen los libros del autor, se suma aquí un torrente circulatorio que se alimenta de lo más hondo de la experiencia y de la memoria, del conocimiento del dolor y de la reivindicación de la felicidad.

Yo es otro, escribió Rimbaud cuando colocaba una de las piedras maestras de la conciencia contemporánea. Y aquí también el poeta se proyecta en un sujeto múltiple (el dudoso o el carpintero, el sastre melancólico o el desconsolado en su equinoccio) para revelar lo invisible – como sus maestros Lautreamont, Pérez Estrada, Gamoneda o Lezama Lima- a través de la luz de la palabra, para hacer del lenguaje no sólo un fuego que ilumine la noche de la tribu, sino también una vía de conocimiento del mundo desde la oscuridad y la intemperie, desde las raíces últimas de la sangre.

Ética y verdad, poesía que es a la vez sublevación civil y estética, defensa de la desobediencia y la creatividad, de la insumisión verbal y la libertad imaginativa. Frente al espanto del silencio cómplice o cobarde, he aquí un testigo: uno de los alucinados hijos de Orfeo que evoca en estas páginas el hijo del panadero de Villafranca del Bierzo, una de las voces verdaderas e imprescindibles de la poesía española actual.


Alfredo Rodríguez.
De oro y de fuego.
Los papeles del sitio. Sevilla, 2012.

Alfredo Rodríguez ofrece en De oro y de fuego su entrega poética más madura, un tríptico (Desmemoria, Fuego en el fuego, Deriva) que articula una secuencia de poemas que tienen su origen en una exposición de arte medieval. Detrás de esas referencias culturales se adivina la hondura de una voz poética confesional, de un hombre que habla de sí mismo a través del diálogo con los otros.

Recorre los versos de este libro la función sanadora de la poesía como exorcismo frente a la destrucción, la evocación del fuego que el poeta sabe que será ceniza. La vida y la muerte, el fulgor y la sangre, el oro y la ceniza, la palabra en el tiempo en el que arde y brilla como las cenizas del navegante /que volvieron al mar.


Recaredo Veredas.
Nadar en agua helada.
Bartleby. Madrid, 2012.

Si nadaran en el frío sus manos cansadas, hundidas en brazadas cortas, esquivando la deriva del hielo, las lágrimas volverían al pecho y los estibadores reirían bajo las largas cadenas de las grúas.

Igual que Quevedo sabía nadar el agua fría del olvido y perder el respeto a la ley severa de la muerte, los intensos poemas en prosa de Recaredo Veredas son una respuesta al silencio, una negación rebelde de la destrucción, una entrada en el abismo de las pérdidas y en el vacío de la culpa.

En Nadar en agua helada, que publica Bartleby, la emoción y la intensidad del lenguaje establecen un difícil y admirable equilibrio en unos fragmentos elípticos, sincopados y potentes que la purga de un corazón desolado por la escarcha y acosado por la lluvia.


Santos Domínguez

26 junio 2012

Equipaje de vacaciones. Ensayo



Alberto Manguel.
El sueño del Rey Rojo.
Traducción de Juan Tovar Elías.
Alianza Literaria. Madrid, 2012.

Lecturas y relecturas sobre las palabras y el mundo es el subtítulo de una amplia recopilación de ensayos y ponencias, textos de conferencias y artículos de Alberto Manguel dispersos en la prensa europea y americana que publica Alianza Literaria.

Se resume en ellos el pensamiento crítico y la agudeza de un lector intenso y apasionado, de un sabio en el bosque oscuro y sin nombre, lleno de incertidumbres y de acechos, en cuyo centro duerme el Rey Rojo. Y Alicia -ya se sabe- forma parte de ese sueño.

Desde el lector en el bosque del espejo hasta la biblioteca numinosa de los capítulos finales, Manguel -¿o es Alicia?- nos propone un recorrido por el mundo de los libros, para visitar a Borges y oír a las sirenas que tentaron a Ulises, con una parada en La Mancha cervantina y en el tiempo de acción ética de don Quijote, con una clave de acceso al ordenador de San Agustín o un descanso con Jonás en el vientre de la ballena.

Para que el lector no se extravíe en el bosque, hay una guía –Alicia otra vez- y un hilo conductor que cose la estructura de los capítulos y las secciones del libro: las citas y las ilustraciones de Alicia en el país de las maravillas y de A través del espejo.

El lector ideal se titula una de las secciones centrales del libro. En ella, como en el relato de Borges, Manguel traza su autorretrato en seis capítulos, un autorretrato que se completa en el conjunto de las páginas de este libro que podría tomarse como una edición muy ampliada y actualizada de aquel En el bosque del espejo que reunió algunos de estos textos en 1998.




Galileo Galilei.
Dos lecciones infernales.
Traducción y Posfacio de Matías Alinovi.
Introducción de Riccardo Pratesi.
La Compañía. Páginas de Espuma. Madrid, 2012.

Galileo escribió y leyó estas dos conferencias sobre el infierno de Dante en 1587 por encargo de la Academia de Florencia. Pretendía con ellas afrontar la investigación y la descripción de la ubicación y la forma del infierno, el cual está sepulto en las vísceras de la Tierra, oculto a todos los sentidos y de nadie por ninguna experiencia conocido; adonde es tan fácil descender, y de donde, sin embargo, es tan difícil salir.

Los conciudadanos de Dante le miraban con recelo justamente por eso, porque habían leído la Comedia y creían literalmente que Dante había vuelto del Infierno que siempre se consideró la parte más notable de su obra. Tres siglos después, Galileo aplicaba sus conocimientos científicos y matemáticos a la elucidación topográfica de la ubicación, la forma y la extensión de un lugar que posiblemente es más una metáfora que el territorio subterráneo que Galileo describe en estas dos lecciones.




Fernando Pessoa.
Aforismos.
Edición de José Luis García Martín.
Renacimiento. Sevilla, 2012.

En la colección A la Mínima, Renacimiento publica una selección de los Aforismos de Fernando Pessoa preparada por José Luis García Martín, que explica en su prólogo que aunque su autor nunca pensó en un libro de este género, toda la escritura de Pessoa tiende al aforismo.

Extraídos de su obra en verso o en prosa, ortónimos o heterónimos -Ricardo Reis, Bernardo Soares, Alberto Caeiro, Álvaro de Campos-, estos aforismos, sin ser inéditos uno por uno, dan lugar a un libro inédito que reúne por primera vez en español los textos sentenciosos que resumen el complejo entramado literario y vital de Pessoa, que escribió en uno de ellos Sé plural como el universo.

Confesionales y brillantes, constituyen un acercamiento al universo plural de Pessoa, a la vez complejo y humilde: la ética de la renuncia y la estética de la indiferencia; las reflexiones sobre la vida y la literatura, el amor y los dioses, la memoria y la poesía de un autor esencial del siglo XX.



José Lezama Lima.
Confluencias.
Editorial Confluencias. Almería, 2012.

La Colección Hispaniola de la Editorial Confluencias nace – y de ahí el homenaje colombino que recuerda el nombre del primer fuerte español en las Indias- con la vocación de integrar en ella la literatura y el pensamiento de las dos orillas atlánticas. Y la inaugura un ensayo que se titula como la editorial, Confluencias. Un texto memorable que resume la poética y el mundo literario de Lezama Lima, que lo escribió en julio de 1968 y lo publicó en La Habana en 1970.

Es un breve e intenso ensayo autobiográfico y literario en el que confluyen la exploración y el descubrimiento, lo telúrico y la revelación, la indagación en lo oscuro, “en un mundo nocturno y fuera del tiempo”, como indica Enrique Juncosa en su prólogo.

Este texto de Lezama, que nació como una conferencia, podría incorporarse como introducción a cualquier edición de su obra, porque en sus páginas – como en el mundo literario de Lezama- confluyen también la insularidad y la universalidad, la poesía, el ensayo y el relato. Por eso Thomas Barège define estas Confluencias como una “enciclopedia en miniatura.”

Se rescata exento, corregido y comentado, en formato bilingüe español-francés, con edición de Thomas Barège y prólogo de Enrique Juncosa.



George Makari.
Revolución en mente.
La creación del psicoanálisis.
Traducción de Daniela Morábito.
Sexto Piso. Barcelona, 2012.

Cuando el médico de veintinueve años bajó del tren en el otoño de 1885, era un fracasado.

Con esa evocación de la llegada de Sigmund Freud a París comienza Revolución en mente, un amplio estudio en el que George Makari reconstruye el proceso de fundación y desarrollo del psicoanálisis como una aventura intelectual que empezó en esos años con sus estudios sobre la histeria y que alteraría la manera de entender al individuo, sus pulsiones y su subconsciente.

Como una de las más grandes revoluciones intelectuales del siglo XX define Makari esa aventura creativa y fundacional que llevó a cabo Freud en un contexto cultural crítico e irracionalista.

Pasado casi un siglo, en un momento en el que su legado y la base misma de sus teorías psioanalíticas se ponen en cuestión por el pensamiento posmoderno más reaccionario, este extraordinario ensayo reivindica su herencia, su innegable huella en la cultura contemporánea y su transcendencia filosófica.



Jorge Bergua Cavero.
La música de los clásicos.
Pre-Textos Música. Valencia, 2012.


En su colección de temática musical La huella sonora, Pre-Textos publica un llamativo ensayo de Jorge Bergua, traductor del griego clásico e investigador de la pervivencia de la tradición clásica antigua en la filosofía, la literatura o la música.

Versiones de la poesía antigua, de la Edad Media al Renacimiento tardío es el elocuente subtítulo de este ensayo que explora la presencia de la música griega y romana en la cultura europea medieval, renacentista o barroca.

Horacio en la Edad Media, Virgilio en el Renacimiento, Ovidio en el Barroco son los referentes de un proceso que abarca desde las recitaciones salmódicas a la polifonía renacentista de los madrigales y de ahí a las primeras óperas barrocas; los eslabones del relato de la búsqueda de una tradición musical perdida que se concretó en la música vocal y en la musicalización de poemas antiguos.

Pero este libro indaga también en las conexiones entre lenguaje poético y lenguaje musical, los vínculos entre los sonidos y los significados de las palabras, entre el ritmo verbal y el compás de la música. En resumen, en la conflictiva relación entre las exigencias de la música y las del texto que ya planteó Einstein.

Un apéndice bibliográfico y discográfico y un útil índice onomástico completan este libro que afronta uno de los episodios culturales menos conocidos de la historia europea.



Giovanni Albertocchi.
Adelante, Pedro, con juicio.
Barataria. Sevilla, 2012.

En su colección Documentos, Barataria reúne un conjunto de artículos que el propio Giovanni Albertocchi califica como aproximaciones cordiales a la literatura italiana de los siglos XIX y XX.

A través de autores tan dispares como Alessandro Manzoni, Italo Svevo, Giuseppe Tomasi di Lampedusa y Claudio Magris, y de obras tan dispares como Los novios, La conciencia de Zeno, Senilidad, El gatopardo o Microcosmos, Albertocchi explora su común condición de clásicos por encima del tiempo. Dotados de una transcendencia que va más allá de sus fronteras nacionales, sus mundos narrativos forman parte del imaginario colectivo italiano y europeo.

Estos textos indagan en las razones de su pertenencia intelectual, estética y sentimental al canon narrativo occidental, en su concepción ética de la escritura, en su valor testimonial sobre la disolución de un orden social anticuado, en la crisis de la conciencia que se produce a comienzos del siglo pasado, en el viaje como forma de conocimiento de la propia identidad.

Francisco Umbral.
Lorca, poeta maldito.
Prólogo de Ian Gibson.
Austral. Barcelona, 2012

Francisco Umbral.
Valle-Inclán.
Los botines blancos de piqué.
Prólogo de Javier Villán.
Austral. Barcelona, 2012

Austral rescata dos ensayos fundamentales de Francisco Umbral, dos obras que llevaban algún tiempo fuera de la circulación y que enmarcan una faceta del escritor que está a una altura semejante si no superior a la de su obra narrativa.

Y así como Mortal y rosa y Leyenda del César visionario contienen lo mejor del Umbral novelista, Lorca, poeta maldito y Valle-Inclán. Los botines blancos de piqué son dos cimas, una inicial y otra final, de la obra crítica de su autor.

Lorca, poeta maldito, que apareció en 1968, fue uno de los primeros aldabonazos literarios de Umbral, que completó con este libro temprano “uno de los estudios más originales, incisivos, amenos, clarificadores y valientes jamás escritos sobre Federico García Lorca”, como señala Ian Gibson en el prólogo que ha escrito para esta reedición.

Un estudio que, en pleno tardofranquismo, suponía la reivindicación de un Lorca profundo, trangresor y heterodoxo, de un Lorca oscuro que desmentía la imagen superficial del poeta gracioso que aún predominaba en aquellos años.

Frente a esa imagen se levantaba este libro que bucea en la obra lorquiana en torno a dos claves, el sexo y la muerte, que configuran un mundo literario tras el que se ocultaba un profundo secreto que latía bajo su identificación con los marginados y tras la potencia visionaria y telúrica de su poesía y su teatro.

Hay una línea continua que une a Umbral con Quevedo, con Larra, con Gómez de la Serna o con Valle-Inclán. Anatomía de un dandy, Ramón y las vanguardias o Valle-Inclán. Los botines blancos de piqué son muestras de esas afinidades, de esos homenajes a los maestros, porque –apunta en su prólogo Javier Villán- “Umbral se hace visible a través de los personajes que elige en sus biografías.”

Umbral aportó con este ensayo de 1997 uno de los análisis más lúcidos y profundos de la figura humana y literaria de Valle, una incursión en la mística y la estética del dandi que simbolizan esos botines blancos de piqué que quiso destacar en el subtítulo.

Un análisis que toma como eje de referencia el esperpentismo y sus dos cimas: la narrativa de El ruedo ibérico y la dramática de Luces de bohemia, cifras de una mirada valleinclanesca con la que se emparenta a menudo la obra del propio Umbral.

Identificación vital, fusión literaria y hasta canibalismo estilístico entre dos prosistas que dedicaron gran parte de su talento a borrar las fronteras que separan la vida y la literatura, que en Valle y en Umbral son siempre sinónimos.

En estos dos ensayos brilla la prosa cortante y la agudeza crítica del mejor Umbral en dos biografías interiores que huyen de lo superficial, eluden la anécdota trivial y desechan el pintoresquismo para hacer una lectura personal, intensa y profunda de la obra de dos autores centrales en la hisstoria de la literatura española.



Michel Marie.
La Nouvelle Vague.
Una escuela artística.
Traducción de Alicia Martorell Linares.
Alianza editorial. Madrid, 2012.

En 2009 se cumplían cincuenta años del comienzo de la Nouvelle Vague, un movimiento cinematográfico francés que a lo largo de los años sesenta se consolidó como una referencia imprescindible en la historia del cine que además sobrepasó los límites estrictos del séptimo arte para convertirse en el símbolo de una nueva época en la cultura, en las costumbres y en la mentalidad europea.

Promovido por directores como François Truffaut, Jean-Luc Godard, Claude Chabrol o Alain Resnais, dio lugar a películas como Los cuatrocientos golpes, Al final de la escapada, El bello Sergio o Hiroshima mon amour y lo encarnaron figuras como Jeanne Moreau, Belmondo, Brigitte Bardot o Jean-Pierre Leaud.

Con motivo del cincuentenario de la Nouvelle Vague, Michel Marie publicó este volumen que ahora edita en español Alianza en su colección de bolsillo. Un ensayo que hace un recorrido por las claves de una dirección cuya transcendencia cultural enriqueció la literatura y aportó nuevos enfoques narrativos.

La génesis del movimiento, sus propuestas técnicas y su programa estético, los sistemas de producción y distribución, la relación con la escritura, las técnicas de rodaje, los temas y el montaje son algunos de los aspectos que explora y describe este ensayo sobre una de las estéticas más interesantes y con más implicaciones literarias de la historia del cine europeo.



Morris Berman.
Las raíces del fracaso americano.
Traducción de Eduardo Rabasa.
Ensayo Sexto Piso. Barcelona, 2012.



Las raíces del fracaso americano, el ensayo que acaba de publicar Sexto Piso es un libro oportunísimo para explicar algunas de las claves de la situación actual. Su autor, Morris Berman (Nueva York, 1944), es historiador de la cultura y crítico social, vive desde hace unos años en Guanajuato y desde la distancia intelectual y física de su mirada se ha convertido en una de las voces más críticas con el sistema de vida y la realidad política, económica, cultural, social y moral de un paradigma descentrado y de unos valores fracasados: los que desde hace siglos dieron lugar al llamado sueño americano de una sociedad entregada a una orgía comercial y a la acumulación. Un sueño cuyo fracaso detectó tempranamente John Steinbeck.

Berman suma así su voz a la de otros disidentes como Chomsky, Harold Bloom o Michael Moore para denunciar un sistema tan viciado que ha generado, además de toneladas de basura, doscientos sinónimos para la idea de estafa, uno de los ejes conceptuales de esa cultura.

Malestar en el capitalismo fue el primer título que Berman pensó para este volumen. El definitivo -Las raíces del fracaso americano- no solo es más llamativo; es también más significativo y orienta mejor al lector acerca de lo que contienen sus páginas: un análisis histórico de los orígenes de los Estados Unidos –desde 1584 hasta el siglo XX, desde la revolución puritana hasta la imposición del Norte sobre el Sur en la guerra civil- para rastrear en esas raíces las claves del declive y la descomposición de este modelo, cuya meta principal –escribe Berman- es y siempre ha sido una economía en expansión perpetua e innovación tecnológica sin límites.

La búsqueda de la abundancia, El reinado de Wall Street, La ilusión del progreso, El reproche de la Historia y El futuro del pasado son las cinco secciones en las que se organiza este libro que mira la realidad como una necrosia, como la disección de un cadáver, porque el modelo se da ya por muerto.

Escrito con una sabia mezcla de profundidad, rigor y amenidad, Las raíces del fracaso americano es un relato apasionado que contiene abundantes referencias a la literatura como reflejo de la mentalidad social dominante o de las voces disidentes ante una sociedad cimentada en un profundo individualismo materialista y en un oportunismo que antepone el dinero a cualquier otra realidad.

Frente a ese modelo dominante ha existido también un modelo alternativo que ha sido reducido siempre a lo marginal, a lo extravagante de algunos intelectuales y locos aislados como Emerson, Thoreau o Withman. Y en esos márgenes críticos se sitúa la lucidez de Morris Berman, del que Sexto Piso ha publicado los otros dos libros de la trilogía americana: El crepúsculo de la cultura americana, que establecía un paralelismo entre la caída de Roma y la crisis de Estados Unidos, y Edad oscura americana, centrada en las relaciones con el islamismo tras el 11-S, y la colección de ensayos Cuestión de valores.


Santos Domínguez

25 junio 2012

Equipaje de vacaciones. Narrativa


Gabriel García Márquez.
Todos los cuentos.
Mondadori. Barcelona, 2012.

Desde La tercera resignación, un cuento de 1947, hasta El avión de la bella durmiente, de 1982, los relatos que Gabriel García Márquez fue escribiendo a lo largo de treinta y cinco años los agrupó en cuatro volúmenes: Ojos de perro azul, Los funerales de la Mamá Grande, La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada y Doce cuentos peregrinos.

Esos cuentos no tienen probablemente la altura descomunal de novelas como Cien años de soledad, El otoño del patriarca o El amor en los tiempos del cólera, pero contienen una parte fundamental del legado literario del colombiano, que dedicó a la técnica del género una serie de artículos teóricos imprescindibles.

Para celebrar los quinientos títulos de su catálogo, Mondadori reúne por primera vez en un solo volumen la totalidad de la narrativa breve de García Márquez, que escribió estos textos a la vez que algunas de sus obras mayores o como preparación en cuanto a tono, ambientes, enfoques o personajes. De hecho, con sus primeros cuentos García Márquez empieza a construir un universo muy personal que pone los cimientos de El coronel no tiene quien le escriba o de Cien años de soledad. La imaginación, el realismo mágico, el decorado del trópico caribeño y los personajes desolados o excesivos contienen la semilla de su obra mayor y ponen los fundamentos técnicos y temáticos sobre los que se construirían sus novelas.



José Antonio Ramírez Lozano.
Lengua de gato.
Edelvives. Zaragoza, 2012.

Farfián, el gato de Estambul que tiene, como los animales de las fábulas, el don de la palabra; Basir, su amo, tejedor de alfombras; su hija Eminé, no nacida de mujer, sino de una paciente labor en el telar…

Cunqueiro, Calvino y las narraciones orientales son algunos de los bastidores de este tapiz, de un entramado de historias que tejen en colaboración las palabras y el silencio, lo visible y lo invisible para fundir la creación literaria y la creación del mundo.

Y el sedal de la palabra con el que se construye una urdimbre en la que se cruzan los peces y los pescadores, los tejedores de sueños y los animales fantásticos, los contadores de historias con los viajeros narradores, las ciudades del sueño con las de la arqueología.

Porque todo es de seda en esta Lengua de gato y en la trama sutil tejida por un excepcional artesano de la palabra y la imaginación como Ramírez Lozano, que obtuvo con este derroche de fabulación y buena prosa el Premio Lazarillo 2011.

Francisco García Pavón.
Una semana de lluvia.
Prólogo de Juan Bolea.
Rey Lear. Madrid, 2012.

Las tormentas de finales de agosto, cuando pintan las uvas y está a punto de empezar la vendimia y se celebran las fiestas de Tomelloso, son el telón de fondo de la intriga policiaca de Una semana de lluvia, la novela de García Pavón que acaba de rescatar Rey Lear con prólogo de Juan Bolea.

Sobre ese telón de fondo de la España rural de los sesenta, Plinio y don Lotario se enfrentan a una epidemia de embarazos y suicidios femeninos. Como en otras novelas de la serie, la rutina cotidiana queda alterada por situaciones que introducen el desorden del mal: crímenes rurales, oscuros y primitivos como los de algunas novelas provinciales de Simenon o Camilleri, cuyas claves tiene que reconstruir un Plinio confuso y perplejo que resuelve los casos con sentido común, con intuición y con la ayuda de don Lotario, un evidente homenaje a Cervantes, más Sancho que Watson. Una ayuda eficiente para desentrañar los móviles de los asesinatos, las claves psicológicas o morales del asesino, la importancia del ambiente en esa explicación de un secreto que es siempre la narración policiaca.

Una semana de lluvia no es una novela más del ciclo protagonizado por el jefe de la guardia municipal de Tomelloso y por su ayudante espontáneo. Publicada en 1971, un año después de Las hermanas coloradas, es una de las mejores muestras de la plenitud del mundo narrativo de García Pavón, de su espléndida prosa y su solvencia narrativa.


James McClure.
La canción del perro.
Traducción de Susana Carra.
Reino de Cordelia. Madrid, 2012.

Una de las claves fundamentales de la novela policiaca es la vinculación del crimen y el ambiente, no solo social, sino geográfico. Frente a las nieblas londinenses, los hielos nórdicos, los rascacielos neoyorkinos o los interminables horizontes manchegos, la narrativa policial del sudafricano James McClure (1939-2006) transcurre en Zululandia, la Sudáfrica del apartheid.

McClure escribió ocho novelas protagonizadas por una pareja interracial: el teniente blanco Tromp Kramer y el sargento negro Mickey Zondi, de las que hasta ahora solo se habían traducido tres al español. La canción del perro, que acaba de editar Reino de Cordelia con traducción de Susana Carra, es la última de las que publicó, aunque en su cronología interna inaugure la serie, porque supone el primer encuentro entre el detective y su ayudante.

Con una brillante mezcla de intriga y calidad literaria, de testimonio social y capacidad narrativa, de ironía y crítica política del racismo, porque –como ha declarado el propio McClure- el crimen dice mucho acerca de una sociedad.


Anna Maria Ortese.
Silencio en Milán.
Traducción de César Palma
Minúscula. Barcelona, 2012.

A caballo entre el reportaje y el relato, los siete textos con los que Anna Maria Ortese construyó Silencio en Milán buscan las claves humanas de una ciudad sobre la que se proyecta la mirada crítica y compasiva de una narradora y ensayista excepcional.

Una mirada que humaniza la ciudad y la convierte en metáfora o en metonimia de sus habitantes a base de explorar su topografía urbana y su paisaje civil: los trenes y las estaciones, la Navidad en un reformatorio, una travesía por los locales nocturnos milaneses, los aparthoteles como pirámides fúnebres, el extrarradio chabolista, la exclusión social de un desempleado calabrés invisible o la mudanza que remueve los recuerdos de dos hermanos son los ejes de los siete textos que aparecieron en 1958 y que Minúscula edita en su colección Paisajes narrados, donde ya se publicaron las crónicas narrativas de El mar no baña Nápoles.


Robert Walser.
Sueños.
Edición de Jochen Greven.
Traducción de Rosa Pilar Blanco.
Siruela. Madrid, 2012.

Prosa de la época de Biel (1913-1920) es el subtítulo de Sueños, el espléndido volumen que Siruela añade a su biblioteca Robert Walser. Reunidos por Jochen Greven y traducidos por Rosa Pilar Blanco, son una selección amplia y significativa de los abundantes textos dispersos que Walser fue publicando en la prensa periódica tras su vuelta a Biel, su ciudad natal, después de vivir en Berlín siete años críticos y decisivos en la construcción de su obra.

La vuelta a Suiza supuso para Walser un cambio de vida y de planteamientos literarios. Suponía pasar de la gran ciudad en la que había escrito tres novelas fundamentales a un ámbito doméstico, a la buhardilla de un hotel en el que vivió este periodo de excursiones modestas y largas caminatas, de paseos por la nieve o el bosque y de subidas a los montes cercanos. Son, en términos de Rousseau, las ensoñaciones de un paseante solitario.

Con esa misma modestia se planteó estos textos breves e impresionistas, a veces más largos y ambiciosos, en los que se mezclan la crónica amplia y la reflexión profunda con el telón de fondo catastrófico de la Primera Guerra Mundial y de la crisis política y cultural de aquella Europa en ruinas. Tal vez por esa creciente importancia del contexto en el que escribía, Walser muestra en los textos que publica desde 1917 hasta 1920, antes de irse a Berna, una mayor tendencia hacia el pensamiento ensayístico que a la actitud poética.

Organizados en seis secciones y rematados con un epílogo del compilador, son especialmente atractivos las evocaciones de paseos que forman parte de Breve excursión, las narraciones de Una historia endiablada o los relatos autobiográficos de Mirada retrospectiva.

Este centenar largo de textos resumen el mundo literario de Walser y adquieren una nueva dimensión significativa en el conjunto de un volumen que es una puerta abierta a su universo literario, en el que conviven el asombro y la emoción ante la belleza del mundo con las fantasías del paseante imaginativo que quisiera ser otro, diluirse en el paisaje.



Gabriel Insausti.
Cámara oscura.
Pre-Textos. Valencia, 2012.

Una mirada crítica, distante a veces y apasionada otras, recorre los diarios que Gabriel Insausti ha reunido en su Cámara oscura. Escritos entre 2001 y 2010 y subtitulados Días en Ramplona, un topónimo más irónico que desorientador, los publica Pre-Textos en su colección de narrativa y son la crónica de un naufragio contada por quien va en una nave a la deriva y quiere dejar su versión de los hechos, el relato de su propia perplejidad.

Lo íntimo y lo público, la literatura y el cine, la infancia y la familia, el campo y la ciudad, lo que pasa en la calle y la vida literaria vista desde la provincia, la suma de hechos y seres triviales que es la vida. Como el de esas vecinas que hablan de balcón a balcón de cosas intrascendentes, ese es al final el destino del género. Quizá también su vocación.Y para hablar de todo eso Gabriel Insausti usa gafas de cerca y una prosa cercana y directa, pero terminante e inobjetable.



Antología del microrrelato español
(1906-2011).
El cuarto género narrativo.
Edición de Irene Andrés Suárez.
Cátedra Letras Hispánicas. Madrid, 2012.

Irene Andrés Suárez, acreditada especialista en el género, ha preparado para Letras Hispánicas una amplia antología del microrrelato español. Amplia en el tiempo y generosa en la nómina, porque entre el primer texto –firmado por Juan Ramón Jiménez y fechado en 1906- y el último –publicado en 2011 por Manuel Espada- ha pasado más de un siglo. Más de cien años que sin embargo no han sido suficientes ni para establecer un canon ni para fijar las claves genéricas de lo que en esta antología se denomina el cuarto género narrativo, el género emblemático del siglo XXI.

Un género caracterizado por la brevedad y la narratividad, la tensión concentrada y el lenguaje connotativo, la simplicidad estructural y el esquematismo de la acción, la condensación temporal y la reducción espacial, la importancia del título y –también- por la inestabilidad de sus límites genéricos. Eso es lo que permite que convivan en este volumen Baroja, Gómez de la Serna y García Lorca con el postismo de Antonio Beneyto y el movimiento pánico de Fernando Arrabal y clásicos contemporáneos del tamaño de Ayala, Max Aub, Cunqueiro o Aldecoa con maestros recientes como Merino, Millás o Aparicio, que han abierto el camino para las nuevas promociones de narradores como Manuel Moya, Ángel Olgoso o Miguel Ángel Zapata.

Pablo Palacio.
Débora.
Un hombre muerto a puntapiés.
Prólogo de Leonardo Valencia.
Barataria. Barcelona, 2012.

Como un “clásico de la vanguardia latinoamericana junto a escritores como Macedonio Fernández o Juan Emar” define Leonardo Valencia al narrador ecuatoriano Pablo Palacio en el prólogo –La risa frente al día inmóvil- que abre la edición de su novela corta Débora y del libro de cuentos Un hombre muerto a puntapiés. Los dos títulos, publicados en 1927, los recupera Barataria en su colección Humo hacia el sur.

Marginal y excéntrico, Pablo Palacio (1906-1947) fundió en su biografía vida y literatura y proyectó su propia excentricidad en los personajes de sus novelas y cuento, marcados por la voluntad de escándalo y por la transgresión de las normas sociales. No es ese su único rasgo vanguardista: el gusto por lo fragmentario y la influencia del cine como tema y como técnica recorren una escritura consciente que reflexiona constantemente sobre el proceso creativo.



Ernest Hemingway.
Verdes colinas de África.
Traducción de Damián Alou.
Debolsillo. Barcelona, 2012.

Hace casi ochenta años, en 1933, Ernest Hemingway cazaba en la sabana africana, cerca de las nieves del Kilimanjaro. De aquella experiencia surgió Verdes colinas de África, una obra maestra del reportaje, un libro de viajes y un relato de aventuras que publica Debolsillo con traducción de Damián Alou.

El autor ha intentado escribir un libro totalmente veraz -escribe Hemingway en el prefacio- para comprobar si la forma de un territorio y la acción que ocurre durante un mes, presentados de manera veraz, podrían competir con una obra de la imaginación.

Un Hemingway en estado puro y en estilo directo con su habitual dominio de las descripciones y los diálogos.



Manuel Francisco Reina.
Los amores oscuros.
Temas de Hoy. Madrid, 2012.

A medio camino entre el ensayo de investigación y la reconstrucción novelística, Los amores oscuros, que Manuel Francisco Reina publica en Temas de Hoy, es una obra reveladora, potente y polémica. Narrada en primera persona, el autor cede la voz del relato de unos hechos investigados y documentados por él a Juan Ramírez de Lucas, el verosímil destinatario de los Sonetos del amor oscuro.

De esa manera, contada desde dentro en primera persona por uno de sus protagonistas, cobra más fuerza la narración de su relación amorosa con García Lorca, una historia secreta que Manuel Francisco Reina ha indagado en numerosos testimonios orales y en la abundante bibliografía lorquiana para elaborar con esa base documental un texto híbrido, un excelente relato real de extraordinaria fuerza emocional, una novela testimonio sobre uno de los secretos mejor guardados de la literatura española contemporánea, una creación narrativa que busca el disfrute y la emoción de sus lectores.



William Faulkner.
La mansión.
Traducción de José Luis López Muñoz.
Alfaguara. Madrid, 2012.

Con La mansión cerraba Faulkner en 1959 la trilogía de los Snopes, un conjunto novelístico fundamental para entender su mundo narrativo. Ya en Sartoris, más de treinta años antes, había esbozado la historia de esta familia que representa la típica basura blanca y pobre del Sur. Esos personajes, una plaga dañina que se había apoderado de Jefferson, se fueron perfilando y creciendo en una serie de relatos cortos que acabarían integrándose en las tres novelas del ciclo: El villorrio, La ciudad, La mansión, una novela sobre la venganza que comienza así: El jurado dijo «Culpable» y el juez «Cadena perpetua», pero Mink no los oyó. No estaba escuchando.

Aunque en Faulkner, ya lo saben sus lectores, lo verdaderamente inolvidable son los finales. Y aquí el final es especialmente importante porque cierra una novela que es también una recapitulación no solo del mundo de los Snopes, sino de la historia del condado de de Yoknapatawpha y de toda la obra faulkneriana, “el trabajo de toda su vida”, como señala el propio Faulkner en el escueto prólogo que presenta esta novela polifónica y densa con la que el autor clausura un mundo y se despide de sus personajes.

La publica Alfaguara con una espléndida traducción de José Luis López Muñoz.



Francisco Ferrer Lerín.
Gingival.
Epílogo de Fernando Valls.
Menoscuarto. Palencia, 2012.

En su colección Reloj de arena, Menoscuarto publica Gingival, una selección de las entradas de carácter más narrativo del blog de Francisco Ferrer Lerín, al que la crítica más previsible suele clasificar como escritor inclasificable. Pero en Ferrer Lerín nada es previsible, salvo la calidad de su literatura, proyectada hacia la prosa y hacia el verso, hacia la lírica y la narrativa.

La selección, amplia y a veces subrayada con las imágenes del blog, recoge dos centenares largos de entradas. Y cada entrada del blog es una puerta abierta a otra entrada en la realidad. Vida y literatura, libros y periódicos, cine y series de televisión, fotografías o cuadros son los motores que ponen en marcha unos textos en los que conviven la mirada y la memoria, la imaginación y el recuerdo, la calidad de la prosa y la profundidad de campo para hablar de paisajes urbanos y mujeres extraordinarias, de domicilios, de grupos o de sueños.

De toda la memoria solo vale / el don preclaro de evocar los sueños, dejó escrito Antonio Machado en un par de versos que podrían estar al frente de algunas de estas páginas.

Autobiografía apócrifa o apócrifos autobiográficos, Gingival reúne unos textos escritos con gran libertad formal y temática, con una confluencia constante de evocaciones, invenciones y asombros y con el sentido de la lengua y el ritmo de la prosa que destaca Fernando Valls en el epílogo de la selección que ha realizado para este libro.


Santos Domínguez

24 junio 2012

Campos de Castilla. Edición conmemorativa



Antonio Machado.
Campos de Castilla.
Edición conmemorativa.
Ilustraciones de Juan Manuel Díaz-Caneja.
Cálamo Ilustrados. Palencia, 2012.

Para conmemorar el centenario de la primera edición de Campos de Castilla, Cálamo publica una bellísima edición especial de uno de los libros fundamentales de la poesía española con abundantes ilustraciones tomadas de cuadros de Juan Manuel Díaz-Caneja, un pintor palentino al que Juan Benet dedicó un capítulo memorable – Caneja, Juan Manuel- en Otoño en Madrid hacia 1950.

En aquel texto, Benet señalaba que todo acto sale de su persona gravado por el paso del tiempo, un concepto central también en la poesía –palabra en el tiempo- de Machado.

Las texturas sólidas y ocres de las pinturas de Caneja, tan cercanas en su estética a los versos de Campos de Castilla, a su mirada y a su ética del paisaje del páramo mesetario, son el mejor complemento plástico a esta edición que ofrece el libro en su versión definitiva, la que apareció en 1917 en las Poesías completas con todo el material escrito en Baeza.

Está en él el cainismo del hombre de los campos que incendia los pinares y el recuerdo espiritualizado de Leonor, que murió el 1 de agosto de 1912, apenas tres meses después de la aparición de Campos de Castilla.

Pero están sobre todo, subrayadas por los cuadros de Caneja, las serrezuelas calvas, las llanuras bélicas y los páramos de asceta, los calvijares y las pardas sementeras, el paisaje de encinas y roquedas que Machado descubrió en Soria, junto al Duero, y evocó desde Baeza y los olivares que descienden hacia el Guadalquivir.

Un paisaje que poco a poco –y sobre todo en la segunda edición de Campos de Castilla- asimila Antonio Machado hasta el punto de convertirlo en paisaje interior asociado a la pérdida de la amada y del paraíso, porque –como decía Benet de Caneja- la depuración de su arte es cosa anímica.

Ahí están para demostrar esa depuración cada vez menos figurativa, el ocre de los alcores y el gris plomo de las sierras en unos cuadros sobre los que parece flotar ese glauco vapor que vio también un día Antonio Machado.

Santos Domínguez

22 junio 2012

Miguel Ángel Velasco. La muerte una vez más

 

Miguel Ángel Velasco.
La muerte una vez más.
Poemas póstumos.
Edición de Isabel Escudero.
Tusquets. Barcelona, 2012.

La muerte una vez más, el libro de Miguel Ángel Velasco que acaba de publicar Tusquets, reúne los poemas póstumos que el poeta dejó inéditos a su muerte en octubre de 2010.

Se agrupan en este tomo preparado por Isabel Escudero, que ha escrito un emocionado prólogo a su edición, cuatro libros, tres de ellos terminados -Espinas, Historia de las manos y La muerte una vez más- y un cuarto -Circulaciones- que reúne materiales dispersos y heterogéneos que Miguel Ángel Velasco escribió los últimos meses de su vida.

Está en ellos no solo el testamento poético de su autor, sino la voz última y definitiva de uno de los poetas más significativos de la poesía española actual. Junto con la rebeldía de textos espléndidos como Canalla de París, Grecia 2010 o Variaciones Goldberg, algunos de los poemas de este volumen podrían tomarse como cifra culminante de su trayectoria poética: Y en la noche un piadoso plenilunio de escrúpulo, / la solitaria aldaba de los desamparados.

Recorren estos poemas las espinas y los pájaros, la música y las flores, las hogueras y los presagios de cenizas, el corazón del fuego y una inmersión constante en las raíces, en la profundidad del tiempo y en las claves secretas del mundo

Porque ese decidido ahondamiento en lo inseparable de razón y corazón a la que alude Isabel Escudero en su prólogo, esa labor minera que hunde su mirada en lo profundo ha sido siempre la propia de la poesía.

Tras el cristal, un mundo aún parece posible, escribía en un poema fechado el uno de enero de 2010. Nueve meses después, el uno de octubre siguiente, atravesaría la frontera para ir definitivamente al otro lado del espejo.

Lo había previsto repetidamente en algunos de estos textos, como este homenaje a Emily Dickinson que tituló Caja de compás:

CUANDO yo ya no esté y tiréis mis cosas
al cubo de las cosas ya sin alma,
a quien tome la caja
del compás, yo le ruego
lo haga con cuidado; mi niñez
plegada duerme dentro.
Y aún otra cosa más
le he de pedir: no un círculo
completo, que ello fuese
demasiada merced para mi sueño
sin tiempo, un arco basta, sugiriéndole
el columpio de sol, que mi niñez
sabrá hacer lo demás cuando regrese
a su funda morada
.


Santos Domínguez



21 junio 2012

Jenné

Stefano Faravelli.
Jenné.
Confluencias. Almería, 2012.

En mi biografía hay muy clara una doble vocación que se ha manifestado en mi trabajo: interrumpí mis estudios artísticos y me dediqué a la filosofía a través de los cuadernos; estos dos troncos de mi vida se han reunido. La imagen no basta por sí sola y la palabra tampoco: al juntarse ocurre el milagro.

Esas palabras de Stefano Faravelli resumen el sentido de sus asombrosos cuadernos de viaje que está editando en España la editorial Confluencias.

Y uno de esos milagros es el que refleja su estancia de dos días de 2004 en Jenne, la ciudad de arcilla con las tres torres de la gran mezquita, el mercado de los lunes en el que confluyen en los intercambios las cien etnias de Mali, una ciudad que parece la proyección terrenal del paraíso, la ciudad mágica y pobre en la que habitan los pescadores de siluros y los maestros bordadores, un lugar de luz cruda y atardeceres interminables que reflejan las acuarelas y la palabra de Stefano Faravelli en un volumen que tiene el tamaño y el formato de una moleskine.

Como el resto de los títulos de la serie, el volumen contiene un cuaderno de transcripciones y traducciones en cuatro idiomas (italiano, francés, inglés y castellano) y el propio cuaderno de dibujos y acuarelas del autor, un cuaderno de 32 páginas que se presenta mediante un desplegable de 288 cm.




Santos Domínguez

20 junio 2012

Todos los cuentos de García Márquez

 

Gabriel García Márquez.
Todos los cuentos.
Mondadori. Barcelona, 2012.

Desde La tercera resignación, un cuento de 1947, hasta El avión de la bella durmiente, de 1982, los relatos que Gabriel García Márquez fue escribiendo a lo largo de treinta y cinco años los agrupó en cuatro volúmenes: Ojos de perro azul, Los funerales de la Mamá Grande, La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada y Doce cuentos peregrinos.

Esos cuentos no tienen probablemente la altura descomunal de novelas como Cien años de soledad, El otoño del patriarca o El amor en los tiempos del cólera, pero contienen una parte fundamental del legado literario del colombiano, que dedicó a la técnica del género una serie de artículos teóricos imprescindibles.

Para celebrar los quinientos títulos de su catálogo, Mondadori reúne por primera vez en un solo volumen la totalidad de la narrativa breve de García Márquez, que escribió estos textos a la vez que algunas de sus obras mayores o como preparación en cuanto a tono, ambientes, enfoques o personajes. De hecho, con sus primeros cuentos García Márquez empieza a construir un universo muy personal que pone los cimientos de El coronel no tiene quien le escriba o de Cien años de soledad. La imaginación, el realismo mágico, el decorado del trópico caribeño y los personajes desolados o excesivos contienen la semilla de su obra mayor y ponen los fundamentos técnicos y temáticos sobre los que se construirían sus novelas.

Fue así como nació Macondo en el Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo o en los funerales de quien fue soberana absoluta de aquel lugar, y, sobre todo, fue en esos primeros cuentos donde García Márquez encontró el tono de voz que le permitiría acometer empresas narrativas de más largo aliento: es la voz del demiurgo, del contador de historias que en cada relato parece estar fundando el mundo, nombrando las cosas por vez primera.

Esta teoría y práctica de vasos comunicantes entre sus novelas y sus cuentos explican La increíble y triste historia..., un relato posterior a Cien años de soledad que desarrolla un episodio esbozado en la novela.

Lo culto y lo popular, la tradición oral y la lectura de Faulkner, la realidad cotidiana y la irrupción natural de lo fantástico, la narrativa clásica y las aportaciones contemporáneas... Todo eso integra la argamasa con la que García Márquez crea el prodigioso edificio de su literatura, hecha de una difícil mezcla de arcilla y mármol que da lugar a un milagro creativo en cada uno de los cuarenta y un cuentos de este volumen.

Porque cada uno de estos cuentos es una pequeña obra de arte que tiene valor por sí misma y constituye una pieza fundamental e imprescindible en el pasmoso universo literario de García Márquez.

Santos Domínguez

19 junio 2012

Doble rescate de Umbral

Francisco Umbral.
Lorca, poeta maldito.
Prólogo de Ian Gibson.
Austral. Barcelona, 2012

Francisco Umbral.
Valle-Inclán.
Los botines blancos de piqué.
Prólogo de Javier Villán.
Austral. Barcelona, 2012

Austral rescata dos ensayos fundamentales de Francisco Umbral, dos obras que llevaban algún tiempo fuera de la circulación y que enmarcan una faceta del escritor que está a una altura semejante si no superior a la de su obra narrativa.

Y así como Mortal y rosa y Leyenda del César visionario contienen lo mejor del Umbral novelista, Lorca, poeta maldito y Valle-Inclán. Los botines blancos de piqué son dos cimas, una inicial y otra final, de la obra crítica de su autor.

Lorca, poeta maldito, que apareció en 1968, fue uno de los primeros aldabonazos literarios de Umbral, que completó con este libro temprano “uno de los estudios más originales, incisivos, amenos, clarificadores y valientes jamás escritos sobre Federico García Lorca”, como señala Ian Gibson en el prólogo que ha escrito para esta reedición.

Un estudio que, en pleno tardofranquismo, suponía la reivindicación de un Lorca profundo, trangresor y heterodoxo, de un Lorca oscuro que desmentía la imagen superficial del poeta gracioso que aún predominaba en aquellos años.

Frente a esa imagen se levantaba este libro que bucea en la obra lorquiana en torno a dos claves, el sexo y la muerte, que configuran un mundo literario tras el que se ocultaba un profundo secreto que latía bajo su identificación con los marginados y tras la potencia visionaria y telúrica de su poesía y su teatro.

Hay una línea continua que une a Umbral con Quevedo, con Larra, con Gómez de la Serna o con Valle-Inclán. Anatomía de un dandy, Ramón y las vanguardias o Valle-Inclán. Los botines blancos de piqué son muestras de esas afinidades, de esos homenajes a los maestros, porque –apunta en su prólogo Javier Villán- “Umbral se hace visible a través de los personajes que elige en sus biografías.”

Umbral aportó con este ensayo de 1997 uno de los análisis más lúcidos y profundos de la figura humana y literaria de Valle, una incursión en la mística y la estética del dandi que simbolizan esos botines blancos de piqué que quiso destacar en el subtítulo.

Un análisis que toma como eje de referencia el esperpentismo y sus dos cimas: la narrativa de El ruedo ibérico y la dramática de Luces de bohemia, cifras de una mirada valleinclanesca con la que se emparenta a menudo la obra del propio Umbral.

Identificación vital, fusión literaria y hasta canibalismo estilístico entre dos prosistas que dedicaron gran parte de su talento a borrar las fronteras que separan la vida y la literatura, que en Valle y en Umbral son siempre sinónimos.

En estos dos ensayos brilla la prosa cortante y la agudeza crítica del mejor Umbral en dos biografías interiores que huyen de lo superficial, eluden la anécdota trivial y desechan el pintoresquismo para hacer una lectura personal, intensa y profunda de la obra de dos autores centrales en la hisstoria de la literatura española.

Santos Domínguez

18 junio 2012

Sueños de Walser

 

Robert Walser.
Sueños.
Edición de Jochen Greven.
Traducción de Rosa Pilar Blanco.
Siruela. Madrid, 2012.


Prosa de la época de Biel (1913-1920) es el subtítulo del espléndido volumen que Siruela añade a su biblioteca Robert Walser. Reunidos por Jochen Greven y traducidos por Rosa Pilar Blanco, son una selección amplia y significativa de los abundantes textos dispersos que Walser fue publicando en la prensa periódica tras su vuelta a Biel, su ciudad natal, después de vivir en Berlín siete años críticos y decisivos en la construcción de su obra.

La vuelta a Suiza supuso para Walser un cambio de vida y de planteamientos literarios. Suponía pasar de la gran ciudad en la que había escrito tres novelas fundamentales a un ámbito doméstico, a la buhardilla de un hotel en el que vivió este periodo de excursiones modestas y largas caminatas, de paseos por la nieve o el bosque y de subidas a los montes cercanos que son, en términos de Rousseau, las ensoñaciones de un paseante solitario.

Con esa misma modestia se planteó estos textos breves e impresionistas, a veces más largos y ambiciosos, en los que se mezclan la crónica amplia y la reflexión profunda con el telón de fondo catastrófico de la Primera Guerra Mundial y de la crisis política y cultural de aquella Europa en ruinas. Tal vez por esa creciente importancia del contexto en el que escribía, Walser muestra en los textos que publica desde 1917 hasta 1920, antes de irse a Berna, una mayor tendencia hacia el pensamiento ensayístico que a la actitud poética.

Organizados en seis secciones y rematados con un epílogo del compilador, son especialmente atractivos las evocaciones de paseos que forman parte de Breve excursión, las narraciones de Una historia endiablada o los relatos autobiográficos de Mirada retrospectiva.

En su conjunto, este centenar largo de textos resume el mundo literario de Walser y adquiere una nueva dimensión significativa en el contexto de un volumen que es una puerta abierta a su universo literario, en el que conviven el asombro y la emoción ante la belleza del mundo con las fantasías del paseante imaginativo que quisiera ser otro, diluirse en el paisaje.

Santos Domínguez

17 junio 2012

Faulkner. Cartas escogidas

William Faulkner.
Cartas escogidas.
Edición y selección a cargo de Joseph Blotner.
Traducción de Alfred Sargatal y Alicia Ramón.
Alfaguara. Madrid, 2012.

El 6 de julio de 1962 moría William Faulkner de un ataque al corazón pocos días después de haber caído de un caballo.

En conmemoración de este medio siglo sin uno de los maestros de la novela del siglo XX, Alfaguara acaba de publicar La mansión, con traducción de José Luis López Muñoz, y las Cartas escogidas de Faulkner que seleccionó Joseph Blotner traducidas por Alfred Sargatal y Alicia Ramón.

Seleccionadas por su biógrafo Joseph Blotner, las Cartas escogidas muestran al escritor y al hombre en su día a día y trazan la autobiografía involuntaria de quien buscó la sombra y el aislamiento y aspiraba a ser borrado de la historia y olvidado, aunque ni sus obras ni sus lectores le conceden esa posibilidad.

Las cartas que se recogen en este volumen de casi setecientas páginas no tienen carácter literario, no están pensadas para ser publicadas. Están escritas de manera directa, con sinceridad y sin autocontrol y por eso mismo son una puerta abierta a su vida privada y al proceso de concepción y desarrollo de su obra y su mundo narrativo, a sus dudas creativas y sus convicciones estéticas, a sus relaciones con el medio literario, con el mundillo de los escritores, los editores y los críticos, o a la peripecia de sus contratos y sus ediciones.

Faulkner se esforzó toda su vida en ser el último individuo con vida privada sobre la tierra, y en estas cartas leemos esa resistencia tenaz a los actos públicos, a las presentaciones de libros, a la recepción de premios o medallas. En principio se resistió incluso a viajar a Estocolmo para recibir el Nobel, aunque finalmente acudió tras haber bebido cantidades considerables de alcohol para pronunciar un discurso memorable, aunque casi inaudible.

Se suceden en estas páginas París, El ruido y la furia, las observaciones tipográficas a los editores, los contratos y los cheques, su época de guionista en Hollywood, en la que lamentaba ser un escritor mercenario mientras en Europa se le tenía como el novelista más importante de América, las negociaciones para cobrar sus novelas y los relatos para las revistas, la forma de hablar de sus personajes, que él atribuye a la retórica del Sur o a la oratoria de la soledad.

Una mera fórmula, En mi poder la tuya, es de las frases más repetidas en estas cartas. Y una de las palabras más presentes es cheque. Porque, además de cuestiones literarias, lo que refleja este material epistolar son sus constantes dificultades económicas o sus conflictos con las declaraciones de impuestos. De hecho, en una de sus últimas cartas, fechada el 29 de junio de 1962, le pide a su amigo Linton Massey 50.000 dólares. Justo una semana después, Faulkner estaba muerto.

Es un Faulkner de viva voz en una generosa muestra preparada por Joseph Blotner, que había utilizado ese material epistolar para escribir la mejor biografía del autor y acabó convenciendo a su hija para que le permitiera publicar esta espléndida selección, realizada con el criterio y los comentarios de uno de los mejores conocedores de la vida y la obra de Faulkner.

Entre ellas, esta burlona nota autobiográfica que improvisó a comienzos de 1930 para presentar la edición de Una rosa para Emily:

Nacido macho y soltero a temprana edad en Mississippi. Dejó la escuela al cabo de cinco años en el séptimo grado. Consiguió empleo en el banco del abuelo y aprendió el valor medicinal de su licor. El abuelo creyó que lo había hecho el conserje. Éste fue tratado severamente. Vino la guerra. Le gustó el uniforme británico. Se alistó a la comisión R.F.C., como piloto. Se estrelló. Costó 2000 libras esterlinas al gobierno británico. Continuó como piloto. Se estrelló. Costó 2000 libras esterlinas al gobierno británico. Desistió. Costó 84,30 dólares al gobierno británico. Dijo el Rey: "Bien hecho". Regresó a Mississippi. La familia le consiguió un empleo: administrador de correos. Dimitido por acuerdo mutuo por parte de dos inspectores; acusado de arrojar todo el correo recibido a la basura. Nunca se comprobó cómo dispuso del correo saliente. Los inspectores se llevaron un chasco. Cobró 700 dólares. Marchó a Europa. Conoció a un hombre llamado Sherwood Anderson. Dijo: ¿Por qué no escribir novelas? A lo mejor no tengo que trabajar". Lo consiguió. Soldier's Pay. Lo consiguió. Mosquitoes. Lo consiguió. Sound and Fury. Lo consiguió. Sanctuary, que aparecerá el próximo año. Actualmente vuela de nuevo. Treinta y dos años de edad. Posee una máquina de escribir que maneja él mismo.

Santos Domínguez