24 mayo 2011

Feria del libro. Bolsillo



Alberto Manguel.
Conversaciones con un amigo.
Traducción de Pedro B. Rey.
Páginas de Espuma /La Compañía. Madrid , 2011.


Las Conversaciones de Alberto Manguel con su amigo el editor francés Claude Rouquet, que ha escrito la introducción de este libro, “una jam session en el contexto de una fabulosa biblioteca.” Un cruce constante de vida y literatura, de memoria autobiográfica y presente. El repaso de una vida hecha de lugares -Buenos Aires, Canadá, Israel, Estados Unidos, Milán, Barcelona, París, Tahití, Mondion-, de libros leídos y escritos. La Guía de lugares imaginarios, la literatura fantástica, el amor y la muerte, Una historia de la lectura, la Biblioteca de noche... Un espléndido repaso por la vida, las lecturas y la obra de Manguel. Lo publica en España Páginas de Espuma en coedición con la editorial argentina La Compañía.



José Manuel Caballero Bonald.
Somos el tiempo que nos queda.
Obra poética completa (1952-2009).

Austral. Madrid, 2011.

La remozada colección Austral acaba de poner en las librerías en una cuidada y manejable edición de bolsillo, la obra poética completa de Caballero Bonald, que incorpora su última entrega, La noche no tiene paredes. Memoria y palabra, música y matemática, imagen y conocimiento, tiempo y paisaje son algunas claves de una de las trayectorias poéticas más brillantes y ambiciosas de la segunda mitad del XX que prolonga su vitalidad y sus hallazgos en esta primera década del siglo XXI. Atroz historia venidera, / ¿en qué manos estamos, cuántas trampas / tendrá que urdir la vida para seguir viviendo?


Pío Baroja.
La busca. Mala hierba. Aurora roja.
Edición de Juan María Marín Martínez.
Cátedra Letras Hispánicas. Madrid, 2011.

- Guardemos en nuestros corazones la memoria del amigo que acabamos de enterrar. Era un hombre, un hombre fuerte con un alma de niño... Pudo alcanzar la gloria de un artista, de un gran artista, y prefirió la gloria de ser humano. Pudo asombrar a los demás, y prefirió ayudarlos... Entre nosotros, llenos de odios, él sólo tuvo cariños; entre nosotros desalentados, él sólo tuvo esperanzas. Tenía la serenidad de los que han nacido para afrontar las grandes tempestades. Fue un gran corazón, noble y leal...; fue un rebelde, porque quiso ser un justo.
Conservemos todos en la memoria el recuerdo del amigo que acabamos de enterrar..., y nada más. Ahora, compañeros, volvamos a nuestras casas a seguir trabajando.

Los sepultureros comenzaron a echar con presteza paletadas de tierra, que sonaron lúgubremente. Los obreros se cubrieron y, en silencio, fueron saliendo del camposanto. Luego, por grupos, volvieron por la carretera hacia Madrid. Había oscurecido.

Así cerraba Baroja en diciembre de 1904 Aurora roja, la novela que completaba su trilogía La lucha por la vida. Un Baroja imprescindible que Cátedra reúne en un estuche con los tres tomos de la edición preparada por Juan María Marín Martínez.



Vauvenargues.
Reflexiones y máximas.
Traducción de Manuel Machado.
Prólogo de José Luis García Martín.
Renacimiento. Sevilla, 2011.

Confundidos a menudo con filósofos, los moralistas franceses no aspiraban a crear un sistema cerrado de pensamiento, sino que preferían habitar en el fragmento, en la intuición abierta, en lo concreto y la experiencia de lo vivido. En este tipo de literatura importa mucho la concisión, pero más aún el ingenio, la subjetividad y la agudeza de su mirada profunda sobre el hombre y la sociedad.

El marqués de Vauvenargues, uno de sus más destacados cultivadores del género, representa el paso del pesimismo barroco a la racionalidad del siglo de las luces. Más que optimismo, lo que hay en él es una comprensión benévola e indulgente de la realidad. En su colección A la mínima, Renacimiento recupera la traducción que hizo Manuel Machado en 1914 de sus Reflexiones y máximas: Si no se escribe porque se piensa, es inútil pensar para escribir.



Enrique Vila-Matas.
Dublinesca.
DeBolsillo. Barcelona, 2011.

La última novela de Enrique Vila-Matas es una de las entregas con las que Debolsillo inaugura la Biblioteca Vila-Matas. Dublinesca es una obra mayor que engancha al lector desde la primera página y le lleva desde el sueño premonitorio de Samuel Riba, un editor retirado, al Dublín del Ulysses para celebrar el Bloomsday. Una teoría de la novela y un funeral por la literatura que tiene algo de epifanía. Porque, como en los Cuartetos de Eliot, en su final está su principio: Quizá tiene razón Dublín. Y puede, además, que sea verdad que hay focos de espacio y tiempo conectados entre sí, focos entre los que podemos viajar los denominados vivos y los denominados muertos y de ese modo encontrarnos.



Alfonso Vázquez.
Livingstone nunca llegó a Donga.
Prólogo de Luis Alberto de Cuenca.
Breviarios de Rey Lear. Madrid, 2011.

Es la primera enciclopedia ilustrada de bolsillo sobre la inaccesible República Democrática de Donga, en el corazón del África negra. La publica Rey Lear y la ha escrito Alfonso Vázquez, que aclara su etimología y analiza su sistema político, describe su fauna y su flora, su clima y su agricultura. La literatura, la música, el ejército y la arquitectura, la filosofía y los deportes de un país que pertenece “al vasto territorio de los sueños.” El humor y la parodia, la imaginación y la ironía recorren este libro y el prólogo minucioso y autobiográfico que ha escrito para la ocasión Luis Alberto de Cuenca.



J. D. Salinger.
Nueve cuentos.
Traducción de Elena Rius.
El libro de bolsillo. Alianza. Madrid, 2011.


De Un día perfecto para el pez plátano a Para Esmé, con amor y sordidez o El periodo azul de Daumier-Smith, nueve relatos que Salinger publicó en 1948. Con la tragedia reciente de la Segunda Guerra Mundial al fondo, sus protagonistas suelen proyectar su mirada adolescente, femenina o infantil sobre un paisaje de incertidumbre, de pérdidas y destrucción. Salinger había visto de cerca ese paisaje en el desembarco de Normandía y en la liberación de los campos de exterminio. Nueve historias tan intensas como El guardián entre el centeno, tan opacas a veces como la vida pública de Salinger, que escribió en todas ellas la trama de un secreto. Las reedita en bolsillo Alianza con una espléndida traducción, llena de sutileza, de Elena Rius.


Hans Keilson.
Una comedia en tono menor.
Traducción de Carles Andreu.
Editorial Minúscula. Barcelona, 2011.

Nunca más encontraría a Nico en lo alto de las escaleras, esperando a que ella le llevara el periódico. Ya no esperaría nada. Había esquivado la muerte por causa externa: la otra muerte, la que le venía de dentro, le había ahorrado esa posibilidad. En una habitación muere en secreto un hombre escondido mientras fuera la aviación bombardea la ciudad. Es la Segunda Guerra Mundial en una ciudad de la Holanda ocupada y el hombre que muere, un judío vendedor de perfumes, había sido acogido por una pareja. A partir de ese inicio, los matices sutiles del comportamiento, la naturaleza irrepetible de lo trivial, la conmovedora tragedia grotesca de la vida invaden la existencia rutinaria de Win y Marie. La soledad y la incertidumbre del refugiado con el nombre falso de Nico. El miedo, la tristeza, la esperanza y la frágil altura de los héroes. Tras la revelación asombrosa de La muerte del adversario, Una comedia en tono menor (1947), que publica Minúscula en su colección Alexanderplatz con traducción de Carles Andreu, es una confirmación de la altura literaria y la profundidad moral de Hans Keilson.


Ian McEwan.
Expiación.
Traducción de Jaime Zulaika.
Compactos Anagrama. Barcelona, 2011.

Diez años después de su primera edición en Londres y de su casi inmediata traducción al español, Compactos Anagrama reedita en formato de bolsillo Expiación, una de las novelas más leídas de los últimos años. El amor, la guerra y la literatura, la traición, el silencio y la sorpresa en un entramado técnico perfecto armado con una prosa de alta calidad. Una novela que funciona como un mecanismo de relojería o como un corazón en forma. La mejor demostración de su calidad es que la adaptación cinematográfica, aun conservando cierta dignidad, está muy por debajo del espléndido texto de McEwan y nunca alcanza a reflejar la intensidad emocional del original ni la sutileza del perfil sicológico de los personajes y de su complejo comportamiento. Dentro de un siglo, si sigue habiendo lectores de novelas, Expiación será uno de los clásicos de la narrativa del siglo XXI.




Mario Vargas Llosa.
La orgía perpetua.
Flaubert y Madame Bovary .

Punto de lectura. Madrid, 2011.

Mario Vargas Llosa pertenece a ese tipo de creadores que, como Auden, Valéry, Eliot o Gil de Biedma, sin descuidar el método, aplican una mirada especial al análisis literario y buscan el corazón de la creación, la obra viva, las claves de lectura y escritura que salen en busca del lector total, en paralelo a la creación total.

En La orgía perpetua. Flaubert y Madame Bovary, Vargas Llosa completó uno de sus ensayos más celebrados sobre una novela fundacional que presenta como modelo de obra clausurada, de libro círculo y como reflejo de la rebelión individual frente a la sociedad. Madame Bovary es, además de una creación esencial que inaugura la novela moderna, una obra que cambió la vida del Nobel peruano y le abrió múltiples caminos narrativos:

Cada vez que la he releído, de principio a fin o fragmentos, he gozado infinitamente, por la solidez de su construcción, la limpieza y eficacia de su estilo y las interminables sugerencias y ramificaciones que despierta la intensa y trágica historia de esa campesinita normanda que quiso vivir todas las aventuras que cuentan las novelas y lo pagó tan caro.

En principio se editó como prólogo a la traducción de Consuelo Berges en Alianza. Ahora reedita este brillantísimo ensayo en formato de bolsillo Punto de Lectura.



Santos Domínguez

23 mayo 2011

Feria del libro. Poesía


Jorge Luis Borges.
Poesía completa.
Lumen. Barcelona, 2011.

Ser en la vana noche /el que cuenta las sílabas, dejó escrito en uno de los tankas de El oro de los tigres Jorge Luis Borges, cuya Poesía completa acaba de publicar Lumen en una cuidada edición en tapa dura. Una poesía mayor en la literatura en español en la que conviven el pensamiento y la revelación, la memoria y el relato, los espejos y los tigres, los laberintos y las pesadillas, la lluvia vespertina en el arrabal de Palermo y las mitologías escandinavas.

Una poesía poblada por las sombras de la ceguera y las imágenes potentes, por el flujo narrativo del alejandrino o el estremecimiento contenido del soneto. Desde Fervor de Buenos Aires (1923), que contiene entre líneas el germen de su poesía posterior, hasta Los conjurados (1985), con que la culminó asombrosamente, El hacedor, Elogio de la sombra, La moneda de hierro o El oro de los tigres recogen sucesivamente “los diversos o monótonos Borges”- las palabras son del Prólogo que escribió para esta Poesía completa el poeta irrepetible que murió hace ahora un cuarto de siglo.




Félix Grande.
Biografía.
Prólogo de Ángel Luis Prieto de Paula.
Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores.
Barcelona, 2011.

Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores publica Biografía, la obra poética de Félix Grande desde 1958 hasta la actualidad, con prólogo -"Huesos de la calamidad, gasas de la misericordia"- de Ángel Luis Prieto de Paula. Desde Taranto, homenaje a César Vallejo, hasta el reciente e inédito La cabellera de la Shoá, pasando por Blanco spirituals, Puedo escribir los versos más tristes esta noche o Las rubáiyátas de Horacio Martín, Félix Grande ha completado una de las obras más potentes y renovadoras de la poesía española contemporánea. Una obra escrita con un compromiso indomable con el lenguaje y con la ética.

Esta edición revisada de Biografía incorpora el reciente e inédito La cabellera de la Shoá, un largo e intenso poema sobre los mil novecientos cincuenta kilos de pelo cortado a las mujeres deportadas al campo de exterminio de Auschwitz (¿Oís la llamada?).

La cabellera de la Shoá es, además de un estremecido poema mayor del más reciente Félix Grande, una contestación explícita a Adorno, porque escribir después de Auschwitz no sólo es posible, sino también más necesario e imprescindible que antes de Auschwitz: (¿Ustedes saben escuchar?).



Konstantino Kavafis.
El resplandor del deseo.
Antología poética.

Edición de José María Álvarez.
Renacimiento. Sevilla, 2011.

Renacimiento recupera en una esmerada edición la traducción de la poesía de Kavafis que publicó José María Álvarez en 1976. La única novedad de esta amplia antología hecha a partir de aquella Poesía completa de Kavafis es la incorporación a modo de pórtico de L’Ebat des anges, un poema de su reciente Los obscuros leopardos de la luna en el que evoca al poeta en las calles de Alejandría, la capital del recuerdo –como la definió Forster-, la ciudad portuaria, decadente y cosmopolita en la que nació y murió el poeta el mismo día, el 29 de abril (1863-1933). Un poeta reescribe a otro: orgulloso de haber recibido, aunque fuese un momento, / la imagen de la belleza perfecta.




Juan Bernier.
Poesía completa.
Prólogo y edición de Daniel García Florindo.
Pre-Textos. Valencia, 2011.

Con motivo del centenario de Juan Bernier (1911-1989), Pre-Textos acaba de publicar dos volúmenes que recogen la obra de quien fue el mayor de los amigos (García Baena, Ricardo Molina, Julio Aumente) que fundaron Cántico en 1947: el Diario (1918-1947) -que aparece íntegro por primera vez en una edición cuidada y prologada por Juan Antonio Bernier, sobrino-nieto del poeta y poeta él también- y la Poesía completa, un volumen que recoge sus cuatro libros de poesía, además de dos decenas de textos sueltos que habían ido apareciendo sueltos en revistas.

Entre Aquí en la tierra (1948) y En el pozo del yo (1982), Juan Bernier fue el más expresionista y desgarrado de los poetas de Cántico, el de expresión más atormentada. El epicureísmo hedonista, la exaltación del cuerpo, la añoranza de una mítica Edad de Oro en el paisaje andaluz, Córdoba y Málaga, el vitalismo escéptico recorren una poesía atravesada por la compasión pagana de Bernier que evoca en su prólogo el responsable de la edición, Daniel García Florindo. Entre la oración y el deseo, escribió versos como este: Permitid, Señor, un poco de lujuria en este mundo.



Juan Ramón Jiménez.
Arte menor.
Edición crítica, introducción y notas
de José Antonio Expósito Hernández.
Ediciones Linteo. Orense, 2011.

En su espléndida y cuidada colección de poesía, la editorial Linteo recupera Arte menor, un inédito de Juan Ramón Jiménez que apareció parcialmente en su Segunda antología y que permanecía manuscrito en los archivos de Juan Ramón en Puerto Rico. Está en este libro aún el poeta sensitivo de la primera época, que llevaba evolucionando diez años hacia la depuración y pasaba aquí, como en el siguiente Baladas de primavera, del largo verso modernista al verso corto de la canción asonantada para hablar del amor, la naturaleza y la muerte, de la melancolía y el tiempo: El silencio, todo,/ el silencio: nada./ Vida de la muerte,/ muerte de la vida./ Alma sin su cuerpo,/ cuerpo sin su ala.

Una poesía neopopularista que ejercería una influencia decisiva en los primeros libros del 27 y que va preparando el camino hacia la poesía esencial de su segunda época. Como ya hizo esta misma editorial con las recuperaciones de Ellos, Libros de amor y La frente pensativa que realizó José Antonio Expósito Hernández, el volumen lleva en su portada una viñeta del propio Juan Ramón y contiene, además de la edición crítica, un álbum fotográfico y documentos autógrafos.


El pájaro y la flor.
Mil quinientos años de poesía clásica japonesa.
Edición bilingüe e ilustrada de Carlos Rubio.
Alianza Literaria. Madrid, 2011.

Mil quinientos años de poesía japonesa se recogen en esta edición bilingüe e ilustrada que ha preparado para Alianza Literaria el profesor Carlos Rubio, autor de la traducción y de un excelente prólogo que explora las claves de una poesía que en Japón ocupa también el territorio de la filosofía y la teología.

Un bonsai representativo de ciento setenta y cuatro textos comentados: el viento de otoño en las hojas caídas, la nieve en las alas quietas del pato, los pinos en las islas soñadas, el presente momentáneo captado en el vuelo huidizo del poema, la delicada sensorialidad de los versos pensados para la canción, la breve levedad de la sugerencia a través de la armonía de lo visible y lo invisible, la profunda sencillez de la vida: ¡Ah, el alma de la flor!



Jaime Siles.
Cenotafio.
Antología poética (1969-2009).
Edición de Sergio Arlandis.
Cátedra Letras Hispánicas. Madrid, 2011.

Precedida de un amplio estudio introductorio de Sergio Arlandis, Cátedra Letras Hispánicas publica Cenotafio, una antología que propone un recorrido por cuarenta años de creación poética de Jaime Siles (Valencia, 1951). Desde el inaugural Génesis de la luz hasta los recientes y simultáneos Actos de habla y Desnudos y acuarelas, pasando por libros centrales como Música de Agua, el mundo poético de Siles, como explica el antólogo, no sólo ha construido una identidad, sino también un lenguaje que la define. Tradición y ruptura, palabra y realidad, pensamiento y sentimiento de quien ha explicado que el yo es un producto del lenguaje y ha definido su poética en uno de sus versos: Establecí mi patria en las palabras.


Carles Riba.
Elegías de Bierville.
Edición bilingüe.
Traducción y prólogo de
Marta López Vilar.
Libros del Aire. Jardín Cerrado. Madrid, 2011.

A finales de enero de 1939, Carles Riba (Barcelona, 1893-1959), poeta, catedrático de griego, católico y republicano, atravesaba la frontera de Francia camino del exilio en un penoso viaje compartido con Antonio Machado.

Aquel viaje y aquella frontera que lo reducía a la condición de desterrado marcaban una línea roja, delimitaban un antes y un después en la vida y la poesía de Carles Riba, que rememoraba aquel trauma diez años después, en el prólogo a la segunda edición de sus Elegías de Bierville, uno de los libros más bellos y más intensos de la poesía europea del siglo XX. Fue una experiencia que me sumergió de lleno dentro del sentimiento del exilio. Entré en él como en la muerte. Y así, en aquel antiguo molino de Bierville, se inicia una aventura espiritual y literaria que le permitirá remontarse desde la nada hacia sí mismo en un viaje de regreso en el que le asisten Ulises y Orfeo, en un viaje interior del juego al fuego, de la superficialidad de la vanguardia a la transcendencia y a la honda comprensión del mundo y de sí mismo. Un viaje, por cierto, similar al que realiza la cultura europea tras las experiencias postraumáticas de las dos guerras mundiales.




José Corredor-Matheos.
Desolación y vuelo.
Tusquets. Barcelona, 2011.

José Corredor-Matheos reúne en Desolación y vuelo sesenta años de escritura poética intensa, solitaria y exigente. El volumen, publicado por Tusquets, muestra la evolución y la coherencia de la obra de un autor que ha ido construyendo, casi en secreto, un universo poético propio a través de un constante proceso de estilización y despojamiento, de búsqueda de lo esencial que lo ha colocado cerca de las poéticas del silencio y de la poesía oriental. La poesía se convierte en Corredor-Matheos en un ejercicio de olvido y silencio, de contemplación y transparencia, de sabiduría y desasimiento dejando que las sombras/ se mezclen con la luz. Un ejercicio de fusión del yo y de la poesía en el paisaje: Que escriba sola./ Deja volar la pluma/ en el paisaje.



X. L. Méndez Ferrín.
Poesía fundamental (1976-2005).
Edición bilingüe.
Traducción al castellano y notas
de Eloísa Otero y Manuel Outeiriño.
Prólogo de Antonio Gamoneda.
Epílogo de Manuel Outeiriño.
Calambur Poesía. Madrid, 2011.

Un prólogo de Antonio Gamoneda (Ferrín, Ferrín) y un epílogo de Manuel Outeiriño, autor con Eloísa Otero de la traducción y las notas, enmarcan la magnífica edición de la Poesía fundamental de X. L. Méndez Ferrín, seguramente el mejor escritor gallego en verso y prosa de los últimos treinta años, que acaba de publicar Calambur.

Y treinta años de poesía recoge este amplio tomo bilingüe que reúne cinco libros (Con pólvora e magnólias (1976); Poesía enteira de Heriberto Bens (1980); O fin dun canto (1982); Erótica (1992); Estirpe (1994) y Contra Maquieiro (2005).

En estos cinco libros, espléndidamente traducidos y anotados con inteligencia y sensibilidad por Eloísa Otero y Manuel Outeiriño, está el universo literario del poeta y la potencia verbal de sus versos. Comprometido con su país y con su lengua, la voz poética de Méndez Ferrín -poeta cimarrón en palabras de Manuel Outeiriño- mezcla la crítica social y la evocación del pasado, suma lo culto y lo popular, la vida y la literatura, la nostalgia del mito y la voluntad combativa: un gesto de insistente constancia frente a lo adverso.


María Victoria Atencia.
Como las cosas claman.
Antología poética 1955-2010.
Prólogo de Guillermo Carnero.
Renacimiento. Sevilla, 2011.

Levanté con los dedos el cristal de las aguas, /contemplé su silencio y me adentré en mí misma.

María Victoria Atencia, autora de una de las obras poéticas más altas y delicadas de los últimos cincuenta años, reúne en Como las cosas claman, que publica Renacimiento, una antología de su poesía entre 1955 y 2010. Desde los Cuatro sonetos hasta el muy reciente El umbral, la de María Victoria Atencia es una obra de intensa vibración emocional y palabra contenida. Su ámbito, explicó María Zambrano, es la perfección sin historia, sin angustia, sin sombra de duda.

La elegancia, la armonía y la serenidad de su palabra son un ejercicio constante de hondura meditativa, contemplación estética y búsqueda de trascendencia. Esta bellísima antología, prologada por Guillermo Carnero, resume un itinerario poético singular dentro de la poesía española contemporánea, una trayectoria marcada por su exigencia y el voluntario distanciamiento de los usos y los gustos más comunes de su contexto literario.

Santos Domínguez


20 mayo 2011

Javier Asiáin. El triunfo de Galatea


Javier Asiáin.
El triunfo de Galatea.
Hiperión. Madrid, 2011.

Una fecunda e ininterrumpida tradición, que se resume en el horaciano Ut pictura poesis y culmina en la proclamación de que la lengua es un ojo que hizo Wallace Stevens, hermana desde la época clásica la palabra y la imagen, la poesía y la pintura.

A esa tradición se suma El triunfo de Galatea, el último libro de Javier Asiáin, que mereció el VIII Premio Internacional de Poesía Claudio Rodríguez y que acaba de publicar Hiperión.

Su punto de partida es un fresco de Rafael en la Villa Farnesina, una pintura inspirada a su vez en las Metamorfosis de Ovidio. Se trata, pues, de un camino de ida y vuelta con el que se cierra un círculo simbólico que se abría cuando la poesía inspiraba a la pintura. La suma de esas dos artes se compenetra en un juego de sugerencias e interpretaciones que se concreta en los doce cantos en que se organiza este libro que abre nuevas vías de comunicación entre imágenes y palabras.

Y si en la pintura de Rafael el equilibrio de las múltiples líneas de fuerza y de los doce personajes se resuelve en la confluencia en la figura central de Galatea, en el libro de Asiáin los doce cantos tienen también como eje de referencia otra figura femenina.

Y ese centro, el cuerpo real de la mujer amada, delimita su sentido en un conjunto torrencial de imágenes que se suceden a lo largo de unos versos que nunca pierden de vista la pintura ni las claves simbólicas que los provocan y los resumen a un tiempo.

Por ejemplo, la mitología y la iconografía clásicas simbolizaban en los delfines la inmortalidad etérea del espíritu y la regeneración por el amor. Y así como en el fresco Galatea conduce una concha tirada por dos delfines, este libro de Javier Asiáin también es el resultado de un viaje que desde la nada invasiva del primer canto se remonta en el poema final al triunfo final ante la muerte que se ha reservado para cerrar el último de los cantos del libro.

Un libro que propone no sólo la conversación del poeta con la amada y de la poesía con la pintura, sino también el diálogo del sentimiento con el pensamiento, del amor con el tiempo y de la tradición con la modernidad, porque las referencias clásicas y renacentistas que recorren el texto se ponen al servicio de la construcción poética.

El triunfo de Galatea plantea un asedio constante a la belleza, se enfrenta a la destrucción y al olvido y es una proclamación de la vida y de la plenitud del presente (mi corazón retumba como nuevo Ser) que contiene también un homenaje explícito a Claudio Rodríguez:

Don de la ebriedad bajo los pies supremos de Claudio
endecasílabo de luz porque siempre la claridad viene del beso.

Santos Domínguez

18 mayo 2011

Sterne. Viaje sentimental

Laurence Sterne.
Viaje sentimental.
Traducción de Verónica Canales.
Grandes Clásicos Mondadori. Barcelona, 2011.

El Viaje sentimental por Francia e Italia, la última obra que publicó Laurence Sterne, consolidó su fama literaria y es uno de los textos esenciales de la literatura inglesa del XVIII. Con traducción de Verónica Canales, acaba de aparecer en una cuidada edición de Grandes Clásicos Mondadori.

Se narra en él la deambulante peripecia de un errático y jovial párroco: el mismo Yorick (alter ego del propio Sterne) que aparecía en Tristram Shandy. Con el modelo itinerante de la novela picaresca, se cuenta aquí la minúscula serie de sucesos de un viaje por el continente.

Un viaje que empieza cuando Yorick coge la diligencia con la que emprende viaje a Dover para hacer una travesía en paquebote hasta Calais. Muy pocos años antes, William Hogarth había terminado un lienzo que sería famoso: En la puerta de Calais. Está en la Tate Gallery y el centro del cuadro es un fraile que podría haber alternado con Yorick. Y precisamente lo primero que le ocurre en Calais es un antipático encuentro con un humilde fraile mendicante.

Pero el Viaje sentimental no es un mero libro de viajes, sino algo menos y algo más. Como en sus modelos picarescos y cervantinos – el Quijote es una referencia explícita en este libro-, aquí el viaje no es más que un pretexto, el eje constructivo en torno al cual se organizan los acontecimientos y los personajes con los que se cruza el narrador y con los que se articula una reflexión sobre la vida que entronca sorprendentemente con la mentalidad contemporánea.

Los tipos de viajeros y las causas de los viajes, la observación y la reflexión sobre una variada galería de personajes con los que se encuentra en Calais, Montreuil, Amiens, el París de las tentaciones y los misterios, un estornino en el camino de Versalles...

Todos esos materiales los integra el viajero sentimental que fue Sterne, un viajero que viaja por viajar y sin necesidad, por el puro placer de mirar y contar luego su experiencia en este Viaje sentimental.

Es este un texto de una modernidad pasmosa, híbrido de narración, ensayo y libro de viajes, en el que los acontecimientos y los personajes construyen, con enorme libertad y una estructura apoyada en la digresión y la anécdota, una alegoría de la existencia y un monumento al buen humor.

Laurence Sterne, que publicó este Viaje sentimental en 1768, apenas tres semanas antes de morir, ocupó la vicaría de Sutton-in-the-Forest, cerca de York, y su condición de clérigo no le impidió llevar una vida licenciosa y festiva, y leer a Rabelais, Cervantes y Burton en casa de su amigo John Hall-Stevenson.

Sterne se había dado a conocer como escritor a los cuarenta y cinco años, en 1759, cuando publicó A Political Romance, un escandaloso panfleto satírico. Ese mismo año comenzaría a publicar su obra más famosa, Vida y opiniones del caballero Tristram Shandy, que tiene en español una traducción excelente de Javier Marías.

Después de un viaje por Francia e Italia durante siete meses de 1765, empezó a escribir este Viaje sentimental, este juego de la edad madura que agotó, con la colaboración eficiente e involuntaria de su amante Elisa, su cuerpo y su valentía. Lo publicó en febrero de 1768 y tres semanas después, una gripe se le complicó con su tuberculosis crónica. Murió de pleuresía el 18 de marzo de 1768 y su muerte la sintieron más en Francia y en Alemania que en la puritana Inglaterra.

Santos Domínguez

16 mayo 2011

Inka Martí. Cuaderno de noche


Inka Martí.
Cuaderno de noche.
Prólogo de Jacobo Siruela.
Imaginatio vera. Atalanta. Gerona, 2011.

Lo observaba Joseph Addison en 1712 y lo recordaba Borges dos siglos y medio después: quien sueña es a la vez el teatro, los actores, el texto y el auditorio.

Y añadía Borges, en su Libro de sueños: Una lectura literal de la metáfora de Addison podría conducirnos a la tesis, peligrosamente atractiva, de que los sueños constituyen el más antiguo y el no menos complejo de los géneros literarios.

En ese prólogo Borges diferenciaba los sueños del día - los sueños inventados por la vigilia- y los sueños de la noche –los sueños inventados por el sueño.

Recordaba todo esto mientras leía el Cuaderno de noche que Inka Martí acaba de publicar en Atalanta, a la vez que veía la necesidad de matizar que el sueño como género está más cerca del relato por su sintaxis narrativa y de la poesía por su potente irracionalismo y por la construcción de sus imágenes.

Por eso el asedio más eficiente al mundo de los sueños se ha hecho desde la literatura más que desde la psicología. Aunque los ejemplos son muchos, citaré solo dos: Coleridge escribió su poema más memorable al regresar de un sueño, Machado alcanzó uno de sus momentos más intensos en los Recuerdos de sueño, fiebre y duermevela.

El prestigio literario del sueño ha dado lugar también a imposturas evidentes: los sueños de las Escrituras no tienen la sintaxis ni el estilo del sueño, son falsificaciones interesadas con intención profética, y los de Quevedo son los de alguien que no ha soñado o no ha recordado lo que soñaba.

En este Cuaderno de noche, un noctuario fechado con una precisión que pertenece al despertar más que al sueño, Inka Martí se suma a la larga tradición de escritores que han llevado no un diario de la vigilia, sino un diario de la noche, un material de imágenes que pasan de lo irracional a lo racional a través de una secuencia narrativa.

Los sesenta y cinco sueños del libro -el mismo número de los que aparecen en las recopilaciones de los que Kafka dejó dispersos en sus cartas y en sus diarios- son de la materia impalpable y huidiza del espejo y del agua. Mejor dicho, no son sesenta y cinco sueños, sino sesenta y cinco relatos que toman como base el recuerdo de un sueño que viene de otro tiempo –el tiempo abolido- y de otro espacio – el no lugar, la utopía.

Nosotros, como nos recuerda Shakespeare, somos de la materia de los sueños. Y los sueños están hechos de la misma materia líquida y volátil de la poesía, de ciudades de cristal, de espirales y esferas, de caballos tatuados y albercas con delfines, de lagos y mares, de bosques o del interior de un árbol, de imágenes inciertas a las que intentan aproximarse las fotografías de cubierta y contracubierta y el autorretrato noctívago de la solapa.

Los sueños están hechos de nuestros terrores y nuestros deseos, de nuestras culpas o nuestros recuerdos y se alimentan más que de secretos, de una lógica secreta. Era Coleridge quien señalaba que así como en la vigilia las imágenes provocan una reacción emocional, en el sueño se produce el proceso contrario: primero es el efecto -el temor, o el deseo, o un dolor concreto- y luego surge la imagen que lo resume, que responde a ese estado emocional o que explica el malestar físico.

El sueño es una búsqueda de explicaciones. Es una lógica inversa que en lugar de ir de la causa al efecto va del efecto a la explicación, a inventar una causa. Y así quien tiene terrores nocturnos inventa un tigre que habite ese sueño o quien sufre un dolor en el sueño engendra un hecho que explique ese dolor, una causa que explique el efecto.

El sueño establece sus propias reglas, propone una articulación de símbolos que no obedece a las normas racionales que organizan la experiencia de la vigilia y responde a una lógica secreta que no se somete a la sintaxis de la razón diurna.

Frente al tiempo abolido del sueño que acumula imágenes simultáneas, la sintaxis narrativa de la vigilia exige una lógica basada en la secuencia temporal organizada.

En último extremo es una cuestión de tono y de estilo. Por eso, contar un sueño es hacer un ejercicio de traducción. Implica un cambio de registro, una adaptación a la sintaxis racional y a la articulación narrativa de los relatos. Perec añadiría que ese relato de los sueños – de la memoria de los sueños- era una forma de traicionarlos.

Porque también en los sueños hay un tono distinto al de los relatos diurnos. El intento de asimilar ese tono y de mantenerlo con naturalidad en la vigilia es seguramente la clave del estilo de Kafka y la esencia de lo kafkiano.

De la zona limítrofe entre una lógica y otra, entre lo onírico y lo racional se alimentaron las mitologías y las religiones y se nutren los relatos infantiles y las tradiciones folclóricas, como recuerda Jacobo Siruela en su prólogo, Secretos nocturnos.

Los sueños viven en el espacio del inconsciente, en el territorio del cuento infantil o de la mitología. Y por eso, como en las mitologías y en los relatos infantiles, el sueño sólo puede narrarse, como hace Inka Martí, desde la perplejidad de quien renuncia a la interpretación de la materia onírica, desde la extrañeza de quien no aspira a comprender lo que cuenta porque sabe que pertenece a otra realidad.

Una realidad que intenta captar este libro que evita la hermenéutica y abre la puerta para que - vuelvo otra vez a Borges- el arte de la noche penetre en el arte del día.

Santos Domínguez

13 mayo 2011

Corredor-Matheos. Desolación y vuelo


José Corredor-Matheos.
Desolación y vuelo.
Tusquets. Barcelona, 2011.

José Corredor-Matheos reúne en Desolación y vuelo sesenta años de escritura poética intensa, solitaria y exigente. El volumen, publicado por Tusquets, muestra la evolución y la coherencia de la obra del más budista de los poetas españoles, como lo definió Jorge Riechmann.

Una obra que culmina en Un pez que va por el jardín, un libro de 2007 al que pertenecen estos versos:

Sé que todos los árboles
habitan más allá,
pero su voz es clara,
cuando la alcanzo a oír.
Tú eres el viento, el viento,
y eres también la nube,
sin forma y sin destino.
Eres también el árbol
que te habla.
El árbol que da luz
cuando tú estás en sombra.

Tras unos libros iniciales que cultivaban una poética existencial o testimonial, Corredor-Matheos encuentra su tono de voz personal en la Carta a Li-Po (1975). A partir de ese libro y hasta los recientes El don de la ignorancia (2004) y Un pez que va por el jardín, pasando por otro libro crucial como Jardín de arena (1994), el autor ha ido construyendo, casi en secreto, un universo poético propio a través de un constante proceso de estilización y despojamiento, de búsqueda de lo esencial que lo ha colocado cerca de las poéticas del silencio y de la poesía oriental.

Todo lo veo en actitud
de espera.
¿Por qué esa mansedumbre
de las cosas
la manera que tienen
de parecer que esperan?
Recógete en silencio
Aunque todo se agite
en torno a ti,
igual que si esperaras.

(El don de la ignorancia)

La sutileza expresiva, la delgadez verbal que alcanza la poesía de Corredor-Matheos es el resultado de una depuración formal paralela a una voluntad de profundización en el conocimiento esencial. Es una poesía que persigue lo inefable y va más allá de la realidad y de la palabra, una forma de conocimiento que nombra el mundo con enorme capacidad de sugerencia y combina la hondura de la reflexión, la levedad etérea de la intuición y la sutileza de las sensaciones.

Por ejemplo cuando escribía en la Carta a Li-Po:

Vacío, el universo.
No hay soles, ni planetas,
ni arroyos, ni montañas.
No estás tú, no, ni nadie.
Sólo una luz perdida
que va hiriendo la noche.
Un pensamiento solo
que corre hacia la muerte.

La poesía de Corredor-Matheos ha viajado desde la desolación al vuelo, se ha hecho aérea y alada en el paso del nihilismo a la afirmación de la vida, de la angustia del yo a la disolución en la naturaleza en un experiencia liberadora que le permite descubrir una nueva dimensión que arranca de la fusión entre el mundo y el poeta.

Por eso escribía estos versos en Y tu poema empieza (1987):

Sentado en la terraza
oyes hablar al sauce
y te salen raíces.

O estos otros:

Ya no sientes deseos
de escribir más poemas,
y pides a las cosas
que lo hagan por ti,
y quedas escuchándolas
en paz toda la noche.

La poesía se convierte a partir de ese momento en un ejercicio de olvido y silencio, de contemplación y transparencia, de sabiduría y desasimiento dejando que las sombras / se mezclen con la luz.

Es un ejercicio de fusión del yo y de la poesía en el paisaje:

Que escriba sola.
Deja volar la pluma
en el paisaje.

(Jardín de arena)

Solo el verso se escribe.
Leído o escuchado,
este poema
¿cobra el mismo sentido
que el volar de una hoja
o el pasar de una nube?
Feliz este momento
en que las cosas
despiertan algo en mí
que no soy yo.

(El don de la ignorancia)


No poesía pura –decía de ella con razón Ángel Crespo-, sino pura poesía, como la de estos reveladores versos finales de El don de la ignorancia:

y verás el poema
florecer,
descender la montaña
hasta tus pies,
disolverse en las aguas
las palabras,
los nombres y los números.
Y que el poema sea.

Santos Domínguez

11 mayo 2011

Los hermanos Karamázov


Fiódor Dostoyevski.
Los hermanos Karamázov.
Traducción de Augusto Vidal.
El libro de bolsillo. Alianza Editorial. Madrid, 2011.

Es la síntesis y la cima de la literatura y el pensamiento de Dostoyevski, que escribió Los hermanos Karamázov, su última novela, entre 1879 y 1880. Crimen y castigo, Los demonios o El idiota son obras maestras, pero también escalones sucesivos de un proyecto creciente, ríos que desembocan en esta novela oceánica que terminó un año antes de morir.

En ella está el resumen de todo Dostoyevski: sus temas, sus actitudes éticas, sus preocupaciones sociales y los personajes que los encarnan: la depravación del padre Fiódor Karamázov; el orgullo indomable y el escepticismo intelectual de Iván; la pasión incontrolada del impulsivo Dmitri y su generosidad heroica; la mansedumbre mística y la piedad revolucionaria de Aliosha; el cinismo de un perverso Smerdiakov, hermano bastardo rebajado a la condición de criado.

Una novela compleja, y un clásico imprescindible en el que Dostoyevski resume los temas que vertebraron su obra, las preocupaciones filosóficas, religiosas y existenciales que caracterizan el espíritu de su narrativa y constituyen su eje más significativo y contradictorio: la lucha del bien y del mal, la convivencia del odio y la piedad en unos personajes que nunca son arquetipos, sino caracteres individuales que dejan una profunda huella en el lector, seres vivos y contradictorios, tan complicados como el mundo que habitan. Entre ellos, el monje Zosima que se convierte en portavoz de las ideas del novelista.

Como en Crimen y castigo, hay aquí un asesinato y una investigación. Y además, un error judicial que lleva a la cárcel a un inocente, a un parricida sin crimen pero con culpa en una novela llena de tensión narrativa y de dudas existenciales.

Los hermanos Karamázov son una indagación en la justicia y la ética, en la culpa y la expiación, en las conflictivas relaciones personales, en la ambición y el egoísmo, en la conciencia del pecado y la reconciliación, en la emoción y el pensamiento escrita por un Dostoyevski maduro y casi póstumo que seguía atormentado por la duda y obsesionado por encontrar el sentido de la vida a través de la polifonía y el cruce de perspectivas vitales e ideológicas.

Lo reedita Alianza en un tomo de su renovada colección de bolsillo con la ya clásica traducción de Augusto Vidal.

Santos Domínguez

09 mayo 2011

Código best seller


Sergio Vila-Sanjuán.
Código bestseller.
Prólogo de José Antonio Marina.
Temas de Hoy. Barcelona, 2011.

Decía Conrad que hay dos tipos de libros que se venden especialmente bien: los muy buenos y los muy malos.

Y quizá sea esa la clave que permite entender que puedan convivir en las listas de los libros más vendidos el Quijote y El código Da Vinci, La Odisea y El alquimista, Cien años de soledad y Lo que el viento se llevó, Guerra y paz y Los pilares de la tierra; Memorias de Adriano y La sombra del viento o Millenium y Soldados de Salamina.

Con la necesaria matización entre un best seller como Parque Jurásico, un long seller como la Biblia y un fast seller como Harry Potter o la saga Crepúsculo, la comercialidad de los libros a veces –pocas- va en relación directa con su calidad y casi siempre es inversamente proporcional a su altura literaria.

Todo este mundo complejo de los libros más vendidos es objeto de un riguroso y a veces irónico análisis de Sergio Vila-Sanjuán en Código bestseller, que publica Temas de Hoy con un prólogo de José Antonio Marina.

Vila-Sanjuán desvela en él las claves que hacen de un libro un fenómeno comercial, recorre su historia, establece su canon y sus variantes e indaga en sus ingredientes y su tipología.

Los libros más leídos –desde la Biblia hasta Harry Potter pasando por las novelas de Dickens o los relatos de Poe-, las razones de su éxito, las listas de los más vendidos en Europa y América, y un apartado especial que se centra en lo ocurrido con los superventas en España desde 1975 hasta 2000, son el eje de la primera parte del volumen y completan un recorrido panorámico por la historia del best seller.

El canon de títulos que Vila-Sanjuán propone en la segunda parte de su estudio confirma que la comercialidad a menudo tiene poco que ver con la literatura. Desde Ivanhoe hasta la trilogía Millenium, el repaso analítico por setenta best sellers entre 1819 y 2006 incluye excepcionalmente algún título de calidad indiscutible como El guardián entre el centeno o Cien años de soledad.

Pero lo que predomina abrumadoramente en ese canon es la secuela –La casa de los espíritus-, el producto descaradamente comercial -El médico, Los pilares de la tierra-, la subliteratura –Papillon, Chacal- o libros tan extraliterarios como 1080 recetas de cocina o ¿Quién se ha llevado mi queso?

La parte más iluminadora de este Código best seller está en sus Conclusiones, en unas páginas finales que abordan las distintas tipologías y mecanismos del superventas: frescos históricos, culebrones sentimentales, obras que remueven las buenas conciencias, sagas familiares, artefactos de intriga o de erotismo, generadores de miedos góticos, relatos de aventuras, novelas de médicos y de abogados…

Y al final, esta defensa reivindicativa del best seller:

Los buenos best sellers aplacan la necesidad de entretenimiento, evasión o entrega absorbente del público ya consolidado, y llevan a la lectura a mucha gente que hasta encontrarlos tal vez se mostraba refractaria a ella. Los buenos best sellers crean lectores. Una razón de peso para tomárselos en serio.

Algo, por cierto, tan dudoso como el tópico que dice que del tebeo se pasa a la novela juvenil y de ahí a la gran literatura.

Discutible.

Santos Domínguez

06 mayo 2011

Louise Glück. Las siete edades



Louise Glück.
Las siete edades.
Traducción de Mirta Rosenberg.
Pre-Textos. Valencia, 2011.

Al final sólo nos quedó el tiempo como tema, escribe Louise Glück (Nueva York, 1943) en el primer verso de Membrillo, uno de los poemas de Las siete edades, que publica Pre-Textos en edición bilingüe con traducción de Mirta Rosenberg.

Tiempo presente y tiempo pasado, memoria y celebración conviven en Las siete edades convocados por la voz confesional y evocadora de Louise Glück, que entiende la escritura como rescate, como recuperación de lo perdido. Así lo explica en Solsticio:

Lo que sigue a la luz es lo que la precede:
el momento de equilibrio, de oscura equivalencia.
(...)
La brevedad de los días, la oscuridad, el frío del invierno.
Lo llevamos en la sangre y en los huesos: es nuestra historia.

La infancia y la adolescencia, las estaciones del año, los árboles y la lluvia, los veranos o un durazno maduro habitan una poesía que trae el pasado al presente y comunica el mundo exterior con el interior, el paisaje con la biografía, la naturaleza con la historia personal:

Pero me negué a ser
superada por la fruta. Me quedé bajo el árbol,
esperando que mi mente me salvara.
Me quedé allí, hasta mucho después de que la fruta se pudrió.

Y un hilo conductor a lo largo del libro: la tonalidad suave del recuerdo al reconstruir con palabras e imágenes la experiencia del tiempo vivido. Un tiempo recordado en su secuencia concreta de anécdotas y sensaciones que han construido el presente de quien las evoca, de quien al evocarlas las recrea, sin gesticulación ni patetismo, desde la casa de la memoria y la palabra:

¿Qué somos sin eso?

Girando en el universo a oscuras,

solos, temerosos, incapaces de influir sobre el destino...


Santos Domínguez

04 mayo 2011

Matemática tiniebla


Poe, Baudelaire, Mallarmé, Valéry, Eliot.
Matemática tiniebla.
Genealogía de la poesía moderna.

Idea, selección y prólogo de Antoni Marí.
Traducción de Miguel Casado y Jordi Doce.
Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores. Barcelona, 2011.

En una matemática tiniebla dejó retratado a Poe el Canto general de Pablo Neruda. Ese aparente oxímoron resalta la paradoja del escritor alucinado y visionario que proyectó su lucidez y su premeditación en el análisis de los mecanismos del cuento y la poesía.

De esa cita nerudiana toma título esta Matemática tiniebla, el volumen preparado por Antoni Marí que acaba de publicar Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores. En él se reúnen cuatro textos de Poe sobre la poesía, la composición y el poder de las palabras y otros veinticinco ensayos de Baudelaire, Mallarmé, Valéry y Eliot que se reúnen por primera vez en un solo libro.

Poe escribe sobre la poesía, Baudelaire sobre Poe, sobre su vida y su obra y sobre la génesis de un poema.

Mallarmé escribe sobre Poe, sobre el demonio de la analogía, la música y las letras.

Valéry escribe sobre Poe, sobre Baudelaire, sobre Mallarmé y sobre la poesía.

T.S. Eliot escribe sobre Poe, sobre Baudelaire, sobre Valéry y sobre el talento individual y la tradición.

Y Antoni Marí escribe sobre todos ellos y sobre la tradición, el talento y la poesía en su prólogo, Unas notas para Matemática tiniebla.

La cadena crítica que arranca de Poe y de su decisiva influencia –más por la teoría poética que por su práctica- es más que evidente en la configuración de la poesía contemporánea, desde el simbolismo y su profeta norteamericano hasta el modernismo de Eliot, otro norteamericano incorporado por voluntad y por destino a la tradición europea.

Estos treinta textos constituyen un corpus teórico esencial para entender las claves de la tradición poética europea del siglo XX que fijan unos cuantos poetas fundamentales que sembraron el germen de la poesía contemporánea, ejercieron la crítica desde dentro de la poesía y abrieron nuevos caminos literarios que responden a lo que Eliot definía en estas líneas:

en la segunda mitad del siglo XX fue Francia la que contribuyó de manera más decisiva a la poesía europea. Me refiero a la tradición que comienza con Baudelaire y culmina con Paul Valéry. Me aventuro a decir que sin esta tradición francesa la obra de tres poetas de otras lenguas, (...) muy distintos entre sí -W.B. Yeats, Rainer Maria Rilke, y si se me permite, a quien les habla-, sería difícilmente concebible.

Llama la atención en esa cita de Eliot la ausencia de Poe, al que Eliot despreciaba, pero que a la vista de esta Matemática tiniebla es la raíz de la teoría y la práctica poética de Baudelaire, Mallarmé y Valéry.

Eliot, que se sentía parte de la tradición iniciada por Baudelaire, era, malgré lui, heredero de aquel poeta irresponsable, de aquel Poe que utilizaba y proponía la materia fonética como base del tejido poético.

Y es que, aunque Eliot sospechó que los simbolistas franceses admiraban a Poe porque no lo habían entendido, ya dejó claro Borges en los años cuarenta que Poe encabezaba la genealogía poética moderna, porque era padre de Baudelaire, que engendró a Mallarmé, que engendró a Valéry.

Que engendraron a Eliot, habría que añadir para cerrar el círculo sin faltar a la verdad, porque el propio Eliot se reconocía como heredero de esa tradición simbolista y por tanto como tataranieto de Poe.

Muchos de los textos que reúne Matemática tiniebla son ya clásicos en el paradigma de la poesía contemporánea, algunos les resultarán familiares a los iniciados. Están aquí El principio poético y La poética de la composición de Poe, su defensa de la poesía como efecto, la idea del poema como objeto rítmico, como partitura, la magia musical del ritmo enumerativo y de la concatenación.

Y en esa misma línea de la sugerencia y la intensidad de sensaciones del poema se mueven Baudelaire, con sus ensayos canónicos sobre Poe, y Valéry con sus reflexiones sobre Poe y Baudelaire y sus iluminaciones sobre Mallarmé y el espíritu del simbolismo.

O las reflexiones de Eliot sobre el trazado poético que va desde Poe hasta Valéry a través de Baudelaire y Mallarmé.

Ensayos y reflexiones escritos con conciencia creativa y con un análisis del método y los mecanismos poéticos, siempre en el límite de lo comprensible o sobrepasándolo para recomponer la fractura entre el mundo y la palabra que lo nombra o lo sugiere, más allá del significado, porque -como defendía Valéry- un poema no debe significar, sino ser.

La novedad que aporta el volumen que reúne estas reflexiones teóricas – traducidas por los poetas Miguel Casado y Jordi Doce- es que constituye no sólo una guía del simbolismo, sino también una introducción imprescindible a la génesis, a la concepción y al desarrollo de la poesía del siglo XX.

Una poesía que habita en un difícil equilibrio entre sonido y sentido, entre forma y significado, entre palabra y música, entre imaginación y precisión, entre tiniebla y matemática, porque, como escribía Eliot en La tradición y el talento individual:

el mal poeta es normalmente inconsciente cuando debería mostrarse consciente, y consciente cuando debería mostrarse inconsciente. Ambos errores tienden a convertirle en un poeta «personal». La poesía no es un dejar huir la emoción sino una huida de la emoción; no es la expresión de la personalidad sino una huida de la personalidad. Pero, por supuesto, sólo aquellos que tienen personalidad y emociones saben lo que significa querer escapar de tales cosas.

Santos Domínguez

02 mayo 2011

¿Por qué Mahler?


Norman Lebrecht.
¿Por qué Mahler?
Cómo un hombre y diez sinfonías cambiaron el mundo.
Traducción de Bárbara Zitman.
Alianza Música. Madrid, 2011.

¿Por qué Mahler? ¿Por qué su música nos afecta tanto? ¿Escuchamos lo que él pretendía o un producto de la interpretación? ¿Por qué Mahler nos hace llorar? ¿Dónde colocamos a Mahler entre los grandes compositores?, se pregunta Norman Lebrecht en el prólogo del libro que acaba de publicar Alianza Música para conmemorar el centenario de la muerte de un hombre cuyas diez sinfonías cambiaron el mundo.

Igual que el prólogo, el libro de Lebrecht está lleno de preguntas como ¿Quién mató a Mahler?, ¿El Mahler de quién? o ¿Cómo comenzar?, pero también de respuestas e incitaciones:

Compre, mendigue o pida prestada una entrada para el próximo concierto de la Sinfonía Resurrección. No se siente en los mejores asientos con los corporativos, busque más bien un asiento en la parte superior de la sala; la música es muy espacial y se aprecia mejor desde lejos. No vaya con ideas preconcebidas o prejuicios religiosos. No lea las notas del programa de mano. Vaya solo. Espere a ver si ocurre algo. Hable con la gente a su alrededor. No juzgue hasta la mañana siguiente (a menos que sea usted un crítico de prensa y tenga que entregar su reseña). Si no ocurre nada es probable que Mahler no sea para usted. Pero no se rinda todavía.

Espere hasta algún acontecimiento importante. Si nace un niño, invite a los padres a escuchar la Cuarta Sinfonía — su agitado comienzo y su generoso Adagio abren ventanas a un mundo de inocente alegría. Si ha encontrado el trabajo de sus sueños, escuche los movimientos Nachtmusik de la Séptima Sinfonía: le darán coraje y perspectiva. El estudiante al que le espera un curso frenético puede encontrar estímulo en los brutales ritmos de la Sexta Sinfonía. Si son malas noticias, elija la Novena Sinfonía. Si es la peor de todas, escuche el finale de la Décima.

Estos son remedios generales, y Mahler no es una medicina que se vende sin receta. Lo que funciona para una persona puede no funcionar para otra. Depende mucho de la interpretación que elija y del estado de ánimo en que se encuentre.

¿Por qué Mahler? es el resultado de una larga búsqueda y de un intenso encuentro con el músico y con su obra, un meticuloso recorrido narrativo por la biografía del artista, por las circunstancias de su vida y su época, por su relación con Alma y sus angustias personales, por sus dudas y su plenitud creativa.

Apátrida, judío y angustiado como Kafka, las obras decisivas de los dos son una síntesis y una profecía dramática de los horrores. Quizá nadie influyó tanto como ellos en la música y la literatura del siglo XX.

Norman Lebrecht, el autor de ¿Por qué Mahler?, es un experto crítico musical y su enfoque, a la vez cercano y riguroso, propone el profundo análisis de una obra que, como explica el subtítulo, cambió el mundo.

Este libro es una iluminación apasionada del mundo intenso de Mahler, la mejor introducción al universo inabarcable de quien sabía que su tiempo llegaría después de su muerte.

¡Mi tiempo llegará!, afirmaba. Y ese tiempo que finalmente le ha dado la razón ha llegado y ha hecho de Mahler un músico actual. Por eso Norman Lebrecht se pregunta ¿Quién es Mahler?, no ¿Quién fue?, y analiza en una excelente guía las grabaciones que recogen las interpretaciones más memorables de su obra. Versiones demoniacas o veraniegas, refinadas o combustibles, entusiastas o meditativas de una obra que probablemente es la más significativa e influyente de la música contemporánea.

El 18 de mayo de hace un siglo fue un jueves tormentoso en Viena. En la Ópera se representaba con éxito la Elektra de Strauss y aquella noche, a las once y cinco, moría Gustav Mahler. Le faltaba poco más de un mes para cumplir 51 años y sobre su tumba sólo quería una lápida con su nombre: El que venga a verme sabrá quién fui –decía-. Y el resto no necesita saberlo.

No toda persona civilizada es sensible a Mahler –concluye Norman Lebrecht-, pero dentro del monumental edificio de sus obras hay resquicios que permiten al oyente estar en paz consigo mismo. Esos son los lugares en los que la fortaleza Mahler se convierte en un refugio privado.

Santos Domínguez