16 julio 2007

Cuentos de los días raros


José María Merino.
Cuentos de los días raros.
Punto de Lectura. Madrid, 2007.


La literatura debe hacer la crónica de la extrañeza, escribe José María Merino en la nota con la que abre sus Cuentos de los días raros, que edita en formato de bolsillo Punto de Lectura.

Esa declaración de principios vale no sólo para este su cuarto libro de relatos. Vale para los anteriores como los Cuentos del reino secreto, El viajero perdido o Cuentos del Barrio del Refugio y para los posteriores Cuentos del libro de la noche.

El excepcional contador de historias que es José María Merino se mueve en estos Cuentos de los días raros en su territorio narrativo predilecto, allí donde se diluyen las fronteras entre la vigilia y el sueño y la fantasía invade con naturalidad los espacios cotidianos, como en el magnífico y engañoso Capricho (1891) de Montañés que se ha elegido como motivo de portada. Unos relatos en los que la realidad enseña sus abismos vertiginosos o sus iluminaciones.

Merino reúne en este volumen quince cuentos sobre la rareza a través de los sueños, los libros, los recuerdos o lo cotidiano. Relatos en los que se conjuran los rasgos, los temas y los registros más peculiares de su mundo narrativo y en especial la incursión de lo fantástico en lo cotidiano. Son, pues, una muestra espléndida de lo que el propio narrador ha definido como realismo quebradizo, una detección de las grietas por las que lo raro asalta la realidad.

Como en todos sus libros de relatos, el autor introduce un hilo conductor que los una y no los deje en una mera colección recopilatoria de narraciones yuxtapuestas.

Aquí ese eje radica en la importancia de la emoción, en el conflicto entre la realidad y el deseo, que vuelve a ser expresión de un viejo y eficiente motor literario y convoca, con humor, ironía y afecto, a una galería de personajes vulnerables en busca de su identidad problemática. Personajes que mueven su perplejidad en un laberinto en el que no se distingue la frontera que separa la vigilia del sueño.

La demostrada capacidad de contador de historias de José Mª Merino, la sutileza en la descripción de personajes y en la narración de hechos, su precisión estilística son los instrumentos que operan el milagro de que lo fantástico se instale con naturalidad en lo cotidiano y lo raro sea una variante verosímil de lo normal.

Porque, como dice un personaje de uno de estos cuentos, ¿Cómo no iba a ser verdad todo aquello, tan verosímil, tan bien contado?
De esa realidad movediza e insegura, con vigilia y sueño, de sus perfiles inquietantes, dan cuenta estos magníficos textos que ofrecen también la posibilidad de lecturas simbólicas porque van más allá de lo puramente narrativo para proponer interpretaciones irónicas, perplejas o compasivas de la condición humana.

Santos Domínguez

14 julio 2007

Plenitud de Onetti



Juan Carlos Onetti.
Obras completas II.
Novelas II (1959-1993).
Edición de Hortensia Campanella.
Prólogo de José Manuel Caballero Bonald.
Posfacio de Liliana Díaz Mindurry.
Galaxia Gutenberg. Círculo de Lectores. Barcelona, 2007.

Entre las muchas piezas rigurosamente magistrales que escribió Juan Carlos Onetti hay una, Jacob y el otro, que pese a su poca extensión contiene todo el universo narrativo y estilístico del uruguayo. Publicada a veces en colecciones de relatos, tiene sin embargo la condición técnica de una novela corta. Onetti la escribió a la vez que Juntacadáveres y El astillero y resume el canon novelístico de su autor: por su ambientación en el degradado espacio mítico de Santa María, por la aparición de un personaje narrador como el Dr. Díaz Grey, por la opacidad turbia e insondable de la realidad y los hechos, presentados desde una perspectiva múltiple, parcial e incompleta.

Es una de las diez novelas que se recogen en el segundo tomo de las Obras completas de Onetti que viene publicando desde el año pasado Galaxia Gutenberg en edición de Hortensia Campanella.

Este segundo volumen, que se abre con un espléndido prólogo de José Manuel Caballero Bonald, Iluminaciones en la sombra, recoge treinta y cinco años de escritura novelística de Onetti, entre 1959 (Para una tumba sin nombre) y 1993 (Cuando ya no importe).

Son las novelas de madurez de uno de los maestros contemporáneos del género, “la cifra terminante del corpus narrativo de Juan Carlos Onetti”, como señala Caballero Bonald en un prólogo en el que destaca la condición centrípeta de estas novelas construidas con prosa deslumbrante y potencia de demiurgo.

El astillero, Juntacadáveres o Dejemos hablar al viento son algunos de los ejemplos eminentes de esa capacidad narrativa que funda un mundo propio en el que personajes como Díaz Grey, Larsen, Jorge Malabia o Brausen habitan un territorio desolado y herrumbroso, Santa María, uno de los espacios imaginarios, como Yoknapatawpha o Macondo, más universales de la novelística contemporánea. Un espacio que no es un lugar, sino un estado de ánimo; un paisaje moral más que una ciudad.

La radical unidad temática y estilística de esta producción aconseja entender todos estos títulos como entregas sucesivas de una novela única que Onetti fue elaborando a lo largo de más de cincuenta años, desde El pozo (1939). Eso explica una de las peculiaridades del proceso de escritura del uruguayo que simultaneó la composición de novelas como Juntacadáveres o El astillero: todas integran un conjunto de piezas interrelacionadas en ese progreso hacia dentro, en esa vocación centrípeta a la que alude Caballero Bonald que explicaría también la preferencia por los espacios interiores.

“A mí me basta y me sobra una habitación –afirmaba Onetti-. Lo que me interesan son las personas.”

Inevitablemente une el lector esta declaración al desistimiento y a la voluntaria condición de tumbado que asumió el novelista durante los años que limitó su espacio vital al interior de una habitación.

Una mirada escéptica hacia dentro que encuentra su expresión más acabada en el tratamiento de la acción desde el interior del personaje, en la construcción de un estilo cuidado hasta el último detalle, en la arquitectura rítmica de su prosa o en la elección meditada y certera de cada adjetivo, para articular la lección de expresividad de una lengua sometida a una tensión más propia de la poesía que de la narrativa.

Nada se deja aquí al azar o a la improvisación. Todo está calculado y contribuye a tejer un entramado narrativo que prende a un creciente número de adictos a un mundo literario portentoso, un mundo espectral por el que cruzan personajes derrotados por la vida.

Y así como la niebla o la noche difuminan el paisaje de Santa María, abundan las zonas de sombra sobre los personajes y en la acción de las novelas de Onetti, atravesadas siempre por una mirada introspectiva y desesperanzada, habitadas por seres devastados por la fatalidad, el fracaso y la resignación, perplejos y derrotados bajo la bruma o el humo de los cigarrillos y destartalados por el alcohol.

La ambigüedad de los comportamientos, las interpretaciones múltiples de una realidad opaca, tan borrosa como la niebla que difumina el paisaje es otra de las constantes del mundo narrativo de Onetti, que se mueve con soltura en una zona de indeterminación en la que se confunden la realidad y el sueño, la alucinación y la mirada.

Con el personaje siempre en un primer plano que se antepone a la acción, las novelas de Onetti tienen el clima moral de un tango, su temperatura delirante, su desaliento resignado:

Escribiendo - reconocía Onetti en una entrevista- me desquito de la realidad. Más que sufrirla yo, la realidad la sufren los personajes

Para una tumba sin nombre, El astillero y Juntacadáveres, con temas y personajes tan relacionados que pasan de unas a otras, constituyen un ciclo central en esta etapa de madurez de Onetti. La más conocida de ellas, El astillero, con la bajada a los infiernos de Juntacadáveres Larsen, la escribió Onetti tras interrumpir la redacción de Juntacadáveres, que retomaría luego, aunque su génesis y su tiempo narrativo son anteriores. Por esa razón, Emir Rodríguez Monegal proponía que se leyera este tríptico en su natural orden cronológico (Juntacadáveres, Para una tumba sin nombre y El astillero) y no en la secuencia editorial en que se publicaron.

Con esas novelas y con la anterior La vida breve, Onetti desempeña un papel patriarcal en la nueva novelística hispanoamericana, que entra con él en la modernidad como lo había hecho la poesía con Vallejo, Neruda o Paz y el relato con su siempre incompatible Borges.

Santos Domínguez

La pesca de salmón en Yemen


Paul Torday.
La pesca de salmón en Yemen.
Traducción de Luis Murillo Fort.
Salamandra. Barcelona, 2007
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Es probable que cuando alguien dijo “mi próximo barco lo voy a construir de hierro, no de madera” sonara a cosa de locos.

¿Por qué tiene que resultar imposible entonces la introducción de la pesca del salmón en el Yemen?

La vida del doctor Jones, que hasta entonces había sido tan previsible como carente de emociones, cambia por completo gracias a la confluencia de un jeque tan rico como visionario, un asesor político manipulador y los problemas políticos derivados de la delicada posición de Gran Bretaña en Oriente Medio.

Forzado por las circunstancias, se verá obligado a evaluar y posteriormente desarrollar un proyecto descabellado: introducir una partida de salmones escoceses en el Yemen para fomentar la práctica de la pesca deportiva del salmón. El instigador, un riquísimo jeque convencido de que la pesca del salmón será un factor de entendimiento y sosiego entre los hombres.

Y el responsable de todo esto, Paul Torday, conocedor tanto del Oriente Medio como de los salmones. Podríamos decir que al conocimiento se le añade una buena dosis de afición y afecto. El resultado, La pesca de salmón en Yemen, una novela disparatada, crítica y muy divertida, con toques de ternura y tragedia, que publica en España Salamandra.

La técnica para desarrollarla es la misma que la de su personaje: una aplicación implacable de la lógica al absurdo. De la misma manera que el Dr. Jones se plantea investigar la posibilidad de introducir salmones en el Yemen, Paul Torday se plantea construir una narración coherente que trate sobre este tema.

El mecanismo narrativo elegido subraya el distanciamiento que exige el tratamiento cómico No hay narrador ni narración lineal de los acontecimientos, sino un pastiche, un mosaico de fragmentos de diarios personales, interrogatorios en una comisión de investigación o el diario de sesiones de la Cámara de los Comunes. Cartas de amor en papel y con tinta, artículos de periódicos, cartas al director, e-mails oficiales o personales y entrevistas, conforman un entramado narrativo que dosifica la subjetividad y mantiene el distanciamiento. La discontinuidad temporal y la ausencia de fecha en algunos de los textos contribuyen a la creación de un ambiente de intriga y suspense resuelto en un final que no defrauda las expectativas creadas.

La mezcla explosiva de la prudencia científica del Dr. Jones y la temeridad mediática de Peter Maxwell, cada uno empeñado en llevar su propia lógica a las últimas consecuencias, conduce a que una decisión frívola y con pocas perspectivas de éxito se transforme en un proyecto viable. Un proyecto en el que se entremezclan la guerra de Irak y Al Qaeda, el poder de la prensa y las asociaciones de pescadores, la fe de un creyente y la mejora de la imagen política para construir una novela entretenida y cáustica, divertida y crítica.

Rosalía Ruiz

12 julio 2007

Rimbaud. Una biografía



Enid Starkie.

Arthur Rimbaud. Una biografía.
Traducción de José Luis López Muñoz.
Siruela. Madrid, 2007.

Dejó de escribir a la edad en la que muchos empiezan. Con veinte años renunció a la literatura, pero antes dejó una obra poética que es una de las bases de la poesía contemporánea.

El carácter fundacional de su obra y la compleja personalidad de Arthur Rimbaud son las claves del excelente estudio de Enid Starkie, que va mucho más allá de los límites de una mera biografía para explorar las claves literarias y estéticas de su poesía.

La perspicacia crítica de Starkie, que culminó en 1961 esta monumental biografía que ahora reedita Siruela, fija los perfiles de una personalidad tan contradictoria y resistente a los asedios como la de Rimbaud y apoyándose en una interpretación profunda de su obra indaga en las razones que le llevaron al silencio.

Y es que la vida y la obra de Rimbaud están instaladas en una zona de sombra, en una opacidad misteriosa y llena de contradicciones. Consciente de esas limitaciones, Starkie acomete en este libro un análisis global que atiende más a la obra que a la vida, más a la interpretación literaria que al dato externo.

Rimbaud aspiró a la condición angélica y exploró lo demoniaco cuando pasó una temporada en el infierno. Tras renunciar a la poesía, vagabundeó por las calles y los tugurios de Europa, llegó a Alejandría, El Cairo y Java, y acabó traficando con esclavos y armas en Somalia y Etiopía.

Siempre entre el arrebato ascético y el exceso alcohólico, entre la actitud de un gamberro indeseable y la inspiración del genio, el reto de un estudio como este era la búsqueda de un hilo conductor que permita entender con coherencia una personalidad contradictoria. Un hilo vital casi invisible que permita entender por qué oscuro motivo Rimbaud deja de escribir en el momento de su mayor capacidad creadora, cuando se arrepiente de haberse convertido con la poesía en un Lucifer orgulloso y rebelde y convencido de que lo que él había creído iluminaciones eran meras alucinaciones, persuadido ya de que lo que había creído paraíso era el infierno.

Canalla o mártir, inestable siempre, aquel gamberro iluminado, aquel genio perverso y adolescente tal vez renunció a la poesía cuando dejó de ser para él la imagen de la verdad absoluta. Entonces posiblemente pensó que ya no tenía nada que decir. Y esa es la clave de su última obra, Una temporada en el infierno, una obra atravesada por la angustia de quien reniega a partir de entonces a su medio de expresión y a la poesía visionaria.

Starkie organiza su biografía y su análisis de la obra de Rimbaud en tres partes: de los años de formación, marcados por el ejemplo vital y literario de Baudelaire, y que culminan en Le Bateau ivre, a la plenitud literaria de las Iluminaciones y Una estación en el infierno, marcada por la influencia de Verlaine. Y de ahí al tráfico de armas y esclavos.

La segunda parte es, naturalmente, la fundamental, porque explica las claves creativas de la plenitud literaria, el método de trabajo y los motivos del silencio de un Rimbaud insolente y provinciano que llega a París desde Charleville, invitado por Verlaine. Con él practicó el exceso del libertinaje, de la absenta y el hachís, y mostró la parte más brillante de su poesía y su incapacidad para las relaciones sociales y su tendencia provocativa y egotista.

Aquellas relaciones, que los condujeron a una estancia en Londres evocada por Cernuda en un memorable poema, desembocaron en una situación de ruptura a mano armada en Bruselas. Con todo, las mejores páginas de Starkie son las que se centran en el análisis del Soneto de las vocales, las Iluminaciones o Una estación en el infierno, antes de destacar la importancia y la actualidad de Rimbaud:
En el momento actual pocos poetas, incluido el mismo Baudelaire, son objeto de más interés y apasionados estudios. No existe movimiento, sea cual fuere el país de que se trate, que no afirme deberle sus orígenes, aunque sin duda el mismo Rimbaud no hubiera aprobado la mayor parte de sus ideas. Los jóvenes escritores de todo el mundo descubren hoy en Rimbaud al portavoz de su exasperación con el pasado y con la tradición; de su desacuerdo con las normas aceptadas y con lo que la llamada civilización ha hecho del mundo en el que vivimos; y sienten el mismo deseo de destruirlo todo.

Santos Domínguez


11 julio 2007

Esperando el porvenir


Carmen Martín Gaite.
Esperando el porvenir.
Homenaje a Ignacio Aldecoa.
Punto de Lectura. Madrid, 2007.

Cuando en 1994 se cumplió un cuarto de siglo de la muerte de Ignacio Aldecoa, Carmen Martín Gaite, amiga y compañera de estudios y de grupo literario, pronunció cuatro conferencias en la Fundación Juan March para evocar su figura y destacar la importancia de Aldecoa en la narrativa española de los años cincuenta y sesenta.

Aquel mismo año, Siruela reunió las cuatro conferencias que forman este Esperando el porvenir, ampliado y enriquecido con un abundantísimo despliegue de fotografías que permiten hacerse una idea de lo que fueron aquellos años de hierro, vino y rosas.

Ahora Punto de Lectura reedita en formato de bolsillo este libro que constituye una excelente introducción a la vida y a la obra de uno de los mejores narradores españoles del XX, hecho por quien une para escribirlo el conocimiento de primera mano, la competencia crítica y su acreditada capacidad narrativa.

No se trata de una biografía ni de un acercamiento crítico. Es eso y es más que eso: la memoria de un tiempo transcendental, la biografía de un grupo de escritores que renovaron el panorama de la novela y el cuento, y el retrato de una España en la que pugnaban tradición y modernidad, autoritarismo y libertad, a través de aquella juventud pequeñoburguesa e indomable.

Esperando el porvenir, De lo abierto a la cerrado, Melodías de arrabal y Vivir y representar fueron los títulos de las cuatro conferencias con que Carmen Martín Gaite homenajeó la memoria y la obra de Ignacio Aldecoa. Y esas son las cuatro partes en que se articula el libro, con una interrelación constante entre biografía y literatura, con una aportación iluminadora de textos de Aldecoa que arrancan del material de la memoria y la experiencia y se concretan narrativamente en sus relatos.

Jesús Fernández Santos, Medardo Fraile, Alfonso Sastre, Sánchez Ferlosio, Carlos Edmundo de Ory protagonizaron aquellos tiempos de literatura y cine, de tertulias en los bares y callejeo infatigable. Tiempos en los que la Revista Española, fundada por Rodríguez Moñino en 1953, aglutinó a aquellos jóvenes escritores. Apenas duró un año, publicó seis números, pero aquella revista fue menos efímera que decisiva, antes de su naufragio:

De esta manera naufragaba nuestro barco, el primer intento acometido después de la guerra de crear una revista literaria que no estuviera sometida a subvención oficial. Fue un disgusto para el pobre don Antonio, cuya memoria es bien digna de homenaje. En cuanto a nosotros, los tripulantes de aquella nave, seguíamos esperando el porvenir. Pero todavía no habíamos abandonado la calle de la Libertad.

Las lecturas y las películas que modelaron la técnica narrativa del grupo, sobre el que ejerció una fuerte influencia el cine; los comentarios de la excelente lectora que fue Carmen Martín Gaite sobre algunos de los cuentos más representativos de Aldecoa y una evocación de la geografía urbana y suburbial de la que surgen muchos de esos textos; el paisaje humano formado por seres con narración o sin ella, completan este excelente acercamiento a un tiempo decisivo y a un escritor fundamental.


Santos Domínguez


09 julio 2007

Pelando la cebolla




Günter Grass.
Pelando la cebolla.
Traducción de Miguel Sáenz.
Alfaguara. Madrid, 2007.



¿Por qué recordar la infancia y su final tan inamoviblemente fechado, cuando todo lo que me ocurrió, a partir de los dientes de leche y después de los definitivos, hace tiempo ya que, incluidos los comienzos escolares, las canicas y las rodillas con costras, los primeros secretos de confesión y las posteriores cuitas de fe, se ha convertido en notas garabateadas y desde entonces atribuidas a un personaje que, apenas llevado al papel, no quiso crecer, rompió, cantando, vidrio en todas sus formas, tenía a mano dos palillos de madera y, gracias a su tambor de hojalata, se hizo un nombre que, en adelante citable, viviría entre tapas de libro y pretende ser inmortal en nosécuántos idiomas?
Porque hay que posdatar esto, y aquello también. Porque, de forma descaradamente llamativa, podría faltar algo. Porque alguien, en algún momento, se cayó del guindo: mis agujeros sólo después tapados, mi crecimiento irrefrenable, mi manipulación verbal de objetos perdidos. Y hay que mencionar también otra razón: quiero tener la última palabra.

Son algunos de los párrafos iniciales de Pelando la cebolla, la obra en la que Günter Grass rememora veinte años cruciales en su vida: desde septiembre del 39, cuando el estallido de la segunda guerra mundial le expulsa de repente de la infancia (Mi infancia terminó en un espacio angosto, cuando, donde me criaba, la guerra estalló simultáneamente en varios sitios) al otoño del 59, en que publica El tambor de hojalata, su primer éxito.

La duda, que es acaso el signo del verdadero artista, del escritor cabal, se hace presente al rememorar:

Al recuerdo le gusta jugar al escondite como los niños. Se oculta. Tiende a adornar y embellecer, a menudo sin necesidad. Contradice a la memoria, que se muestra demasiado meticulosa y, pendencieramente, quiere tener razón. Cuando se lo atosiga con preguntas, el recuerdo se asemeja a una cebolla que quisiera ser pelada para dejar al descubierto lo que, letra por letra, puede leerse en ella: rara vez sin ambivalencia, frecuentemente en escritura invertida o de otro modo embrollada. Bajo la primera piel, todavía secamente crepitante, se encuentra la siguiente que, apenas separada, libera húmeda una tercera, bajo la que aguardan y susurran la cuarta y quinta. Y todas las siguientes exudan palabras demasiado tiempo evitadas, y también arabescos, como si algún traficante de secretos, desde joven, cuando la cebolla todavía germinaba, hubiera querido encriptarse.

La figura de la madre, una adolescencia marcada por la guerra, el despertar de la sexualidad y el primer amor, los años de perro que contó en una novela, marcan un libro de tono interrogativo, lleno de preguntas que son la constante moral de un ejercicio riguroso y autocrítico en el que la memoria se metaforiza en cebolla y se plasma en los dibujos a plumilla del final de cada capítulo en una progresión que la va desnudando:

La cebolla tiene muchas pieles. Existe en plural. Apenas pelada, las pieles se renuevan. Cortándola, hace saltar las lágrimas. Sólo al pelarla dice la verdad. Lo que ocurrió antes y después de terminar mi infancia llama ahora a la puerta con hechos y transcurrió peor de lo deseado, quiere ser narrado unas veces así y otras asá, e induce a contar historias embusteras.

Una obra tan marcada por lo autobiográfico como la de Grass (El tambor de hojalata, Años de perro, El gato y el ratón, Mi siglo) encuentra aquí sus claves sistematizadas a través de los sucesivos asedios a la cebolla con el cuchillo bien afilado de la literatura.

En otras ocasiones, a la pregunta, que es el motor del recuerdo y de su interpretación, la piel de la cebolla en la que se escribe con renglones apretados la memoria responde con capas en blanco.

La traducción que publica Alfaguara es de Miguel Sáenz, el mejor intérprete de la obra de Grass en español, tan familiarizado con su mundo, su lenguaje y su mirada.

Santos Domínguez


07 julio 2007

Presencia de René Char






René Char.
Común presencia.
Traducción de Alicia Bleiberg.
Alianza Literaria. Madrid, 2007.


Cuando se cumple el centenario de René Char (1907- 1988), uno de los más importantes poetas franceses del siglo XX, Alianza publica en edición bilingüe, con una trabajada traducción de Alicia Bleiberg, Común presencia, la segunda versión de una antología temática que Char publicó en 1964 y luego amplió en 1978. En ella ordenó su autor treinta años de creación de un mundo poético propio y una voz personalísima.

Por eso, están aquí todas las claves y las fuerzas temáticas y expresivas de una intensa y exigente obra poética a la que su autor dedicó más de cincuenta años.

El poeta no retiene lo que descubre: una vez transcrito, lo pierde enseguida. En eso residen su novedad, su infinito y su peligro- escribió Char en La biblioteca está incendiada.

Novedad, infinito y peligro son, en efecto, componentes esenciales de esta poesía que hunde sus raíces en el superrealismo, del que, incluso después de haberse desvinculado, conservaría siempre el gusto por la imagen y el tono visionario de quien entiende la actividad poética como revelación o como descubrimiento.

Aparecen en Común presencia las líneas fundamentales de la poesía de Char, sus intereses temáticos, nada originales, por cierto: el paso del tiempo, el amor y la soledad, la muerte, la naturaleza, la memoria...

Un mundo que se levanta desde la tierra y la memoria para construir una obra que mira a los árboles, a los caminos y los arroyos, a la pintura o al pájaro y al animal terrestre. A una naturaleza sobre la que se proyectan imágenes chocantes y herméticas y un archipiélago de palabras de quien habita en el dolor y en la conciencia del tiempo y sabe que tiene un oficio de avanzada.

En donde radica la originalidad y la fuerza de esta poesía es en su configuración estilística, en la tendencia a la concisión, al aforismo y a las formas breves que exigen una enorme concentración expresiva y en el uso de palabras de sentido plurivalente o amnésico, según explica Char en ese conjunto de textos dedicado a Georges Braque que titula La biblioteca está incendiada:

En el poema, cada palabra casi debe ser empleada en su sentido original. Algunas palabras, separándose, se hacen plurivalentes. Las hay amnésicas.

Si la poesía es el menos traducible de los géneros, si incluso es imposible transferir en la misma lengua palabras o significados, o explicar en otras palabras una imagen sin empobrecerla ni traicionar una parte fundamental de su contenido y su expresividad, traducir poesía de una lengua a otra plantea dificultades añadidas. Y si además el autor que hay que traducir es alguien como Char, autor de una obra especialmente hermética y elíptica, entonces el reto es para hacer desistir a cualquiera.

No en este caso, en el que Alicia Bleiberg no se ha limitado a hacer una traducción literal de esos textos que plantean enigmas y muchas zonas de sombra al lector francés culto. Georges Mounin, uno de los más insistentes y lúcidos lectores de Char, afirmaba que la mitad de esa poesía permanecía cerrada para él después de innumerables asedios y lecturas.

La traductora ha conseguido eso tan difícil que es captar el tono de una poesía cuyo hermetismo no es una cuestión de lenguaje, sino de la naturaleza intransitiva de esa poesía, y verterlo al español.

Santos Domínguez

05 julio 2007

Profundidades


Henning Mankell.
Profundidades.
Traducción de Carmen Montes Cano.
Tusquets. Barcelona, 2007
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Profundidades es la segunda novela de una serie sobre la verdad y la mentira que Mankell inició con El cerebro de Kennedy, que publica Tusquets. Narra la historia de un viaje que no es sólo espacial y va un punto más allá de aquellas profundidades suboceánicas que explora a bordo de un acorazado su protagonista, Lars Tobiasson-Svartman, un oficial de la Marina sueca en la guerra del 14, que un día de ese octubre emprende un viaje de ida y vuelta para irse otra vez. Un viaje a las profundidades del mar y de la conciencia y a una isla que es una metáfora de la soledad.

La novela no comienza en ese otoño, sino varias décadas después, con un episodio inquietante en otro otoño, el de 1937, en un manicomio y en un destemplado ambiente que marca con su frialdad el tono del relato.

El relato, decía antes, de un viaje que va más hacia el interior y hacia el fondo de la conciencia que hacia el fondo del mar:

Aún busco en mi interior – se dice el protagonista al iniciar el periplo- abismos ignotos, profundidades todavía no medidas, oquedades inesperadas. Incluso en mi interior tengo que trazar un mapa en el que señalar una vía de navegación totalmente segura.

El protagonista, un hidrógrafo experto en medir las distancias de las profundidades marinas, se enfrenta a partir de ese momento al reto de explorar las distancias que le separan de los demás y de sí mismo, a la aventura de descender a la verdad de sus propios abismos interiores.

No he leído todas las novelas de Mankell. Sí, desde luego, Los perros de Riga, La quinta mujer o Antes de que hiele. Novelas bien construidas que desarrollaban historias sólidas contadas con destreza.

Una novela es un paisaje donde hace falta una carretera
- explicó hace ya tiempo Mankell-. Y la labor del novelista consiste en construir ese camino.

Un camino que en algún momento mostraba alguna irregularidad en su firme, algún descuido en su trazado. La anterior novela de Mankell, El cerebro de Kennedy, daba una nueva dimensión de su autor, dimensión que confirma ahora este Profundidades, que posiblemente sea su obra más ambiciosa y profunda. La más profunda desde el punto de vista de su planteamiento temático, la más ambiciosa estilísticamente, porque además de su demostrada pericia narrativa, Mankell mantiene en toda la novela un exigente tono frío como el del aliento blanco de la plomada con que explora las profundidades y mide las distancias hasta el fondo de un mar azul grisáceo, tan metálico como algunos de estos personajes.

Una novela que gustará a los muchos adictos a Mankell y convencerá a algún que otro reticente.

Santos Domínguez

04 julio 2007

Meléndez, Godoy y un abanico


Antonio Astorgano Abajo.
Don Juan Meléndez Valdés. El Ilustrado.
Diputación Provincial de Badajoz, 2007.




André Fugier.
La Guerra de las Naranjas
(Lucio Bonaparte en Badajoz)

Traducción, edición y apéndices
de Luis Alfonso Limpo Píriz.
Diputación Provincial de Badajoz, 2007.


Francisco Márquez Hidalgo.
El abanico de nácar.
Los Recuerdos de Josefa Tudó,
amante y esposa de Manuel Godoy.
Diputación Provincial de Badajoz, 2007.


El Servicio de Publicaciones de la Diputación de Badajoz, con una línea editorial cada vez más seria y rigurosa y un diseño muy cuidado, publica dos novedades y una oportuna reedición que tienen en común su referencia a un momento crucial de la historia de España y su vinculación con Extremadura.

La reedición es la versión puesta al día, corregida y aumentada, de la biografía de Juan Meléndez Valdés. Su autor, Antonio Astorgano, ha dedicado sus investigaciones al periodo ilustrado y, además de esta biografía, es el responsable de la edición de la obra completa de Meléndez Valdés en la Biblioteca Aurea de Cátedra.

Es este un recorrido minucioso por la época, la vida y la obra del dulce Batilo, organizada en dos partes: una noticia biográfica que vertebra la primera, subdividida en nueve capítulos en los que se sirve de dos guías: la Noticia histórica y literaria de Meléndez que escribió Quintana y el monumental estudio de Georges Demerson: Don Juan Meléndez Valdés y su tiempo. La segunda parte es un estudio de la personalidad compleja y la amplia obra literaria de Meléndez.

Meléndez, un hombre contradictorio como la época de encrucijada en la que vivió, mantuvo con Godoy relaciones múltiples, por razones de paisanaje, pero también políticas e ideológicas. Relaciones problemáticas que oscilan entre la protección al poeta y magistrado y la posible influencia de Godoy en los destierros de Meléndez. Entre la ayuda en 1802 y la persecución encubierta en 1805.

Sobre la figura del Príncipe de la Paz, favorito de Carlos IV, tratan los otros dos libros, si bien desde enfoques bien distintos.

La guerra de las Naranjas, que incorpora en separata una edición facsímil del Tratado de paz y amistad que firman Carlos IV y Don Juan, Príncipe Regente de Portugal en Badajoz el 6 de junio de 1801, es la traducción del capítulo primero de la tesis doctoral de André Fugier, Napoleón et l´Espagne, publicada en 1930.

No se trata de una mera traducción. Es más que eso. En dos partes, precedidas de un prólogo de Emilio La Parra y de una presentación de la figura de Fugier, se ofrece la traducción del estudio de Fugier y una profunda revisión crítica de la figura de Godoy, hechas por Luis Alfonso Limpo, y a eso se añade un conjunto de apéndices documentales, cartográficos y cronológicos de extraordinaria importancia en aquellos acontecimientos que devolvieron Olivenza a la soberanía española.

El tercero de los títulos, El abanico de nácar..., es otra manera de acercarse a la controvertida figura de Godoy: el enfoque narrativo que el historiador Francisco Márquez ha plasmado en una novela que combina documentado rigor histórico y capacidad narrativa, para llegar allí donde el la historiografía no alcanza a tapar un vacío.

Así, con la ficción del manuscrito encontrado con los Recuerdos de Pepita Tudó, la amante de Godoy, se construye esta novela que es un interesante y verosímil acercamiento a la figura del Príncipe de la Paz.

Santos Domínguez

02 julio 2007

La tala del bosque


Carlo Cassola
La tala del bosque.
Traducción de Elena Martínez.
Gadir. Madrid, 2007.



Luigi Comencini llevó a la pantalla en 1962 La novia de Bube, la novela más famosa de Carlo Cassola (1917-1987), uno de los mejores narradores italianos de la época neorrealista. Y con precisión documental, con un objetivismo casi cinematográfico que recuerda la estética del neorrealismo, Carlo Cassola construye en La tala del bosque que publica Gadir, una narración en blanco y negro sobre unos personajes silenciosos y sombríos: una cuadrilla de cinco leñadores emprende la tala de un bosque en una labor durísima que se prolongará durante cinco meses.

Personajes silenciosos que quedan caracterizados con una mirada educada en el cine y una llamativa economía de medios: a través de sus escasas palabras, sus actitudes sus gestos o su manera de afrontar el trabajo o la convivencia.

Distintos temperamentos, diversas edades desde donde cada uno de ellos afronta el trabajo o la vida y manifiestan su personalidad: desde la amargura ensimismada y solitaria de un Fiore que se refugia en el trabajo hasta la jovialidad animosa de Francesco, contador de historias que alivian a sus compañeros de fatigas. Desde la actitud rebelde y camastrona de Germano, el más joven, al equilibrio emocional de Amedeo y su vida ordenada.

El personaje principal, Guglielmo, que ha enviudado poco antes, se mueve en medio de una crisis que trata de olvidar con el trabajo. En ese personaje, motor de la acción e hilo conductor del argumento de la novela, se muestra la capacidad de Cassola para profundizar en el dolor, en la angustia y en el vacío a través de un estilo magistralmente contenido. La lucha interior de Guglielmo, su desesperación silenciosa en ningún momento sale de ese cauce de contención. Si acaso, se proyecta en el paisaje, tan indiferente, tan indiferente, tan oscuro como esas vidas en blanco y negro, que se pierden en la noche cuando el protagonista mira el cielo en la última frase de la novela:

Y miró hacia arriba. Pero estaba todo oscuro, no había una estrella.

Santos Domínguez

30 junio 2007

Micropoder



Javier Cremades
Micropoder.
La fuerza del ciudadano en la era digital.
Espasa Calpe. Madrid, 2007.



La fuerza del ciudadano en la era digital lleva como sugerente subtítulo este Micropoder, el nuevo libro de Javier Cremades que publica Espasa en su colección Hoy.

Abogado especializado en Derecho de las telecomunicaciones y las nuevas tecnologías y experto en medios de comunicación, Javier Cremades es autor de libros como El paraíso digital (Plaza& Janés, 2001), en el que ya hacía un acercamiento premonitorio a la era digital, cuyas repercusiones socioculturales son cada vez más evidentes:

Desde la invención de la imprenta- escribe Cremades- no se producía quizá un cambio tecnológico con tantas repercusiones para la historia de la Humanidad. La digitalización ha hecho realidad el sueño del intercambio de información a bajo coste y en tiempo prácticamente cero. El acceso sin precedentes a la información, la posibilidad que tiene cada individuo de crear redes o de incorporarse a ellas y participar, acompañado de un casi ilimitado flujo de datos en tiempo real, está modificando las relaciones de poder de nuestra sociedad.

Cuando es ya una realidad la Web 2.0 (YouTube, MySpace), va siendo cada vez más probable que los ciudadanos sean los verdaderos protagonistas del proceso comunicativo entendido en su vertiente interpersonal y de interactuación social a través de nuevos y potentísimos canales de creación de opinión y de información. Son las redes de conocimiento que se canalizan a través de las wikis y los blogs:

Los weblogs, o blogs, como ya son comúnmente conocidos, son la forma más activa y sorprendente del nuevo periodismo de participación. Los blogs son diarios en línea frecuentemente actualizados, con entradas en orden cronológico inverso y numerosos enlaces, que ofrecen registros actualizados y detallados de la vida de sus autores, de noticias o de un tema de interés. Estos sistemas de edición personal han dado paso a un fenómeno que tiene visos de revolución, al dar a cualquiera con el talento y la energía adecuados la posibilidad de ser escuchado a lo largo y ancho de la web.

El libro de Javier Cremades es un análisis pormenorizado de los diversos aspectos, matices y consecuencias de esta nueva realidad cuyos efectos irreversibles provocarán transferencias de poder real desde las instituciones hacia las personas que, combinando autonomía y capacidad de integración, actúen cooperativamente en la Red. Ese es finalmente el sentido de este Micropoder, que aborda también otras cuestiones como las redes P2P, la protección de derechos de autor, la copia privada y el canon digital y la necesidad de replantearse y repensar la propiedad intelectual para adaptarla a la nueva realidad.

Una nueva realidad que entraña peligros. Hay también un lado oscuro de Internet: el que se deriva de una realidad virtual que pueda provocar la soledad real del individuo.

Pese a todo la perspectiva es muy optimista y son más las ventajas que los inconvenientes de esta auténtica e imparable revolución del conocimiento:

Los ciudadanos, los consumidores y los accionistas son ahora más relevantes, porque se han convertido en nodos de unas redes sociales cada vez más influyentes. Los poderes clásicos deberán aprender a relacionarse con estos nuevos participantes en el gran juego de la sociedad. Aquellos que sepan adaptarse los encontrarán como aliados. Los que no perciban el cambio se despertarán, como el Gulliver de Swift, atenazados por la red de infinitos hilos de los insignificantes liliputienses.


Luis E. Aldave

29 junio 2007

Equipaje de vacaciones. Viajes



Juan Pedro Aparicio.
El Transcantábrico.
Ilustrado por José S.-Carralero y Maribel Fraguas.
Rey Lear. Madrid, 2007.


Un libro de viajes que se ha convertido en un clásico. Un viejo tren de vía estrecha entre Bilbao y León en el que Juan Pedro Aparicio inicia un viaje un día de junio de 1980. La literatura cambia el destino del tren hullero, que a partir de entonces es el Transcantábrico, protagonista de la incursión por el paisaje de Vizcaya, Santander, Burgos, Palencia y León. La experiencia de un viaje en tren, la historia del propio tren y sus conductores, de los viajeros y los territorios que atraviesa. Ilustrado con cien delicadas acuarelas de José S.- Carralero y Maribel Fraguas, cien ventanas abiertas a la aventura de un viaje compartido por el lector.





Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España.
Guías visuales Espasa.
Madrid, 2007.

Una ciudad de ciudades, una metáfora construida con lo que más valora cada una de las trece Ciudades que tienen reconocido el título de Patrimonio de la Humanidad, tal como explica en su introducción Ana Virseda, que ha coordinado esta magnífica y completísima guía, en la que se ha cuidado hasta el más pequeño detalle en los textos y en las ilustraciones. Para no perderse, para no perdérsela.




Marguerite Yourcenar.
La voz de las cosas.
Traducción de Carlos Manzano.
Gadir. Madrid, 2006.

Ya va por su segunda edición este delicadísimo libro que su autora consideró un libro de viaje. En él fue anotando textos que la acompañaron como un libro de cabecera, como un cuaderno de bitácora. Fragmentos de poetas, místicos, filósofos y otras especies. Poemas, aforismos, pensamientos en este libro de la sabiduría donde se funden lo oriental y lo occidental, la razón y la sensibilidad, San Mateo y Bob Dylan, Chuang Tzu y Rilke con las bellísimas fotografías de los últimos paisajes o los últimos pájaros que captó la cámara de Jerry Wilson.




Henning Mankell.
Profundidades.
Traducción de Carmen Montes Cano.
Tusquets. Barcelona, 2007.


Profundidades es la segunda novela de una serie que se inició con El cerebro de Kennedy. La última obra de Mankell es la historia de un viaje que no es sólo espacial y va un punto más allá de aquellas profundidades suboceánicas que explora a bordo de un acorazado un oficial de la marina sueca en la guerra del 14. Un viaje de ida y vuelta para irse otra vez. Un viaje a las profundidades del mar, de la conciencia y a una isla con soledad y una joven. Para los que conocen bien a este autor, su obra más ambiciosa y profunda.

Santos Domínguez

28 junio 2007

Equipaje de vacaciones. Bolsillo



Henry James.
El retrato de una dama.
Edición de Luisa Antón-Pacheco.
Traducción de María Coy.
Letras Universales. Madrid, 2007
.

Henry James es cronológicamente un escritor del XIX, pero su sensibilidad y su técnica narrativa hacen de él un contemporáneo. Este Retrato de una dama es un libro fundamental en su trayectoria literaria y en la novelística de finales del XIX. Isabel Archer, su protagonista, bostoniana en Europa, es uno de sus protagonistas femeninos más completos y profundos. La sutileza narrativa de James al servicio del análisis psicológico en esta historia de independencia y corrupciones en una cuidada traducción.



Ivan Gonchárov.
Oblómov.
Traducción de Lydia Kúper.
De Bolsillo. Barcelona, 2006.


En Oblómov (1859), una de las obras centrales de la literatura rusa, Goncharov crea el paradigma de la indolencia y el retraimiento. El humor sostenido de un narrador distanciado en una magnífica novela, en una alegoría del hombre contemporáneo.




Robert Desnos.
La libertad o el amor.
Traducción y prólogo de
Lydia Vázquez Jiménez y
Juan Manuel Ibeas Altamira.
Cabaret Voltaire. Barcelona, 2007.


Escritura en libertad, fusión de géneros y artes, escritura automática. El torrente de imágenes visionarias de Robert Desnos, del que dijo Breton: “El surrealismo está a la orden del día y Desnos es su profeta.” Un relato poético, un poema en prosa, un libro de viajes. Lo publicó en 1927 el superrealista más radical e inspirado y aparece ahora en una excelente traducción que era todo un reto.



La promoción poética de los 50.
Luis García Jambrina (ed.).
Espasa. Madrid, 2007.


Ángel González, Caballero Bonald, Barral, José Agustín Goytisolo, Gil de Biedma, Valente, Brines, Claudio Rodríguez en una antología clásica que acaba de reeditarse. Ocho poetas fundamentales que, sin integrar exactamente un grupo literario, coinciden en su calidad, en afinidades estéticas y morales y en la importancia que tienen sus obras –ejemplo y lección- en la poesía española del siglo XX. Una cima tan alta como la del 27, si no más.




Mario Vargas Llosa. La verdad de las mentiras.
Punto de Lectura. Barcelona, 2007.

Un recorrido por algunas obras fundamentales de la novela contemporánea de la mano de Vargas Llosa. Treinta y seis ensayos y un colofón sobre la relación de la literatura con la vida de los lectores:
En la arbitraria selección incluida en este libro —pues no responde a otro criterio que a mis preferencias de lector—, se vislumbra la variedad y riqueza de la creación novelesca en el siglo que hemos dejado atrás, tanto por la abundancia y originalidad de los asuntos como por la sutileza de las formas experimentadas.




Santiago Alba Rico.
Leer con niños.
Caballo de Troya. Barcelona, 2007.

Entre ensayo y ficción, se advierte en el aviso de lectura, Santiago Alba Rico “reivindica una especie de nuevo compromiso materno que una, como en la experiencia de Sherezade, los Cuentos y los Niños. De ello depende la educación, no de Edipo, sino de Layo; es decir, la educación de los asesinos.”
Y al fondo dos preguntas definitivas: ¿Para qué sirven los niños? ¿Para qué sirven los libros?



Harold Bloom.
Relatos y poemas para niños
extremadamente inteligentes
de todas las edades.

Traducción de Damián Alou.
Anagrama Compactos. Barcelona, 2007.


Las respuestas a las dos preguntas anteriores están en este libro. Una amplia selección de textos, cuarenta relatos y ochenta y cinco poemas, una oferta irrenunciable, un regalo organizado en cuatro estaciones. Más que una invitación, una incitación a la lectura, una puerta abierta a la imaginación y a la mejor literatura, ahora en el formato de bolsillo de Anagrama.



Orhan Pamuk
Nieve.
Traducción de Rafael Carpintero.
Punto de lectura. Barcelona, 2007.


El silencio de la nieve, pensaba el hombre que estaba sentado inmediatamente detrás del conductor del autobús. Si hubiera sido el principio de un poema, habría llamado a lo que sentía en su interior el silencio de la nieve.
Así, con un poeta que regresa, después de años de exilio en Europa occidental, a la ciudad de frontera en que nació, comienza Nieve, la novela de Pamuk que ahora aparece en edición de bolsillo. Una descripción de la problemática sociedad turca, tan contradictoria, tan poliédrica como la nieve del título.



Fernando González Viñas.
Sol y sombra de Manolete.
Editorial Berenice. Córdoba, 2007.


Cuando están a punto de cumplirse sesenta años de la muerte del mito, books4pocket, el sello de bolsillo de Berenice publica este acercamiento riguroso a la figura compleja de Manolete. Con abundante documentación gráfica, periodística y literaria, Fernando González Viñas se acerca a la época y al mito; al hombre en los ruedos y fuera de ellos; a la repercusión en el arte de quien fue, más que un torero, una de las imágenes de la posguerra.



Cuentos eróticos de verano.
Fábula. Tusquets. Barcelona, 2007.


Tusquets incorpora a su sello de bolsillo esta colección de dieciséis relatos eróticos de tema y temperatura veraniega que apareció antes en La sonrisa vertical. Fernando Aramburu, Juan Bonilla, Ana Rosetti... fabulan con historias y paisajes de la estación de la siesta, la playa y la penumbra en estos textos expresamente escritos para este volumen de encuentros y desencuentros variados, imaginativos e intensos.

José María Merino.
Cuentos de los días raros.
Punto de lectura. Barcelona, 2007.

El excepcional contador de historias que es José María Merino se mueve en estos Cuentos de los días raros en su territorio narrativo predilecto, allí donde se diluyen las fronteras entre la vigilia y el sueño y la fantasía invade con naturalidad los espacios cotidianos, como en el magnífico y engañoso Capricho (1891) de Montañés que se ha elegido como motivo de portada. Unos relatos en los que la realidad enseña sus abismos vertiginosos o sus iluminaciones.


Santos Domínguez

27 junio 2007

Borges y Bioy en el taller literario


Jorge Luis Borges.
Sobre la escritura.
Conversaciones en el taller literario.

Edición de Félix della Paolera y Esther Cross
Fuentetaja. Madrid, 2007.


Adolfo Bioy Casares.
Sobre la escritura.
Conversaciones en el taller literario.
Edición de Félix della Paolera y Esther Cross
Fuentetaja. Madrid, 2007.

El argentino Félix Della Paolera dirige desde 1976 un prestigioso taller literario, al que acudieron en varias ocasiones Borges y Bioy Casares para charlar con los escritores incipientes y darles una serie de consejos sobre la creación literaria, sobre la lectura. Y sobre todo para transmitirles por contagio y, con su ejemplo y su palabra, la pasión por literatura.

Con el material grabado, con los diálogos vivos y cercanos que se suscitaron en aquellas visitas se han elaborado estos dos espléndidos libros que publica Fuentetaja.

De la necesidad de escribir y la necesidad de leer habla Borges, porque este es un libro cercano y oral, antes de relacionar literatura y desdicha:

La desdicha es algo a lo que uno tiene que sobreponerse; tiene que transformarla en otra cosa, no sé, en música, en poesía, en lo que fuera. En fin, en arte.

Un Borges que habla en su doble condición de poeta y narrador y se refiere a las limitaciones productivas de la poesía y al haiku o a sus poetas preferidos o propone una antología de los peores versos de la literatura, lo que quizá tenga más valor didáctico que la de las mil mejores poesías del idioma.

La gestación del relato, el ritmo de la prosa, la importancia de la primera frase y del final son algunos de los aspectos importantes que aborda Borges a propósito de las narraciones, antes de ejercer la autocrítica y hablar de la vocación y las lecturas, del lugar del escritor y hacer un elogio definitivo del asombro.

Al placer de escribir se refiere un refinado Bioy que se centra en los estímulos de la imaginación, a la vanidad y al Dr. Johnson, a la originalidad y al rigor argumental, a la sencillez del estilo, a la construcción del personaje y a la elección del tiempo. Y sobre todo a sus lecturas y a sus amistades literarias antes de insistir en la importancia de la escritura:

Yo le aconsejaría a la gente que escriba, porque es como agregar un cuarto a la casa de la vida. Está la vida y está pensar sobre la vida, que es como seguir viviéndola. Es duplicarla del mejor modo.

Estas conversaciones constituyen un verdadero lujo y un privilegio, porque no todos los días se cuenta en los talleres literarios con maestros como Borges y Bioy, aquí cercanos y asequibles. Dos libros que no son solamente un compendio de consejos técnicos sobre narrativa y poesía, sino una invitación constante a la lectura como actividad placentera, un consuelo para los fracasos y una incitación a explorar nuevos territorios para la imaginación y la vida.

Dos volúmenes que no proponen un canon, sino algo más importante y más ambicioso: un impagable conjunto de intuiciones que abren nuevos horizontes al lector y al aprendiz de escritor.

Santos Domínguez



Equipaje de vacaciones. Ensayo


James Shapiro.
1599. Un año en la vida de Shakespeare.
Traducción de María Condor.
Siruela. Madrid, 2007.

Fue el mejor libro del 2006 y obtuvo el premio Samuel Johnson. La incursión de Shapiro en el annus mirabilis de Shakespeare, que escribió en 1599 Hamlet, Enrique V o Como gustéis, se lee como una novela y es una inteligentísima exploración en el continente Shakespeare. Imprescindible y admirable.




Javier Marías.
Demasiada nieve alrededor.
Alfaguara. Madrid, 2007.

Recopilación de noventa y seis artículos de Javier Marías publicados entre febrero de 2005 y febrero de 2007 en El País Semanal. La inteligencia, la mordacidad y la excelencia de la prosa de quien ha decidido no callarse, aunque actualmente, en España, país caluroso donde los haya, es inevitable tener la sensación de que hay Demasiada nieve alrededor. De que no hay disposición a escuchar ni por tanto mucha posibilidad de diálogo.


Gregorio Salvador.
Noticias del Reino de Cervantes.
Espasa. Madrid, 2007.

Recopilación de cincuenta artículos de prensa del académico Gregorio Salvador sobre la lengua que hablamos y escribimos los más de cuatrocientos súbditos de lo que Arturo Úslar Pietri llamó Reino de Cervantes. De ese reino tratan estos textos de quien se acredita como corresponsal que da noticia de los usos y abusos del español actual.





José Antonio Gabriel y Galán.
Diario 1980-1993.
Editora Regional de Extremadura. Mérida, 2007.

Los últimos años de vida del poeta y novelista extremeño José Antonio Gabriel y Galán (1940-1993) vistos desde dentro, desde este diario del escritor enfermo y sin embargo atento al horizonte. La ética ejemplar del náufrago que todos llevamos dentro. Una invitación a la resistencia, como reza el subtítulo.





Harold Nicolson.
Byron. El último viaje.
Traducción de Ernesto Junquera.
Siruela. Madrid, 2007.

Nicolson hace el excelente retrato de un Byron complejo y fascinante, en su último viaje por Grecia, entre abril de 1823 y abril de 1824. Byron era entonces un hombre confuso y agitado, en busca de rehabilitación ante los ojos de sus compatriotas. La independencia griega le brindó esa oportunidad personal. Luego vendrían humillaciones y fracasos, antes de los diez días de abril de 1824 que contemplaron su final.




Antoni Martí Monterde.
Poética del Café.
Anagrama. Barcelona, 2007.

Finalista del premio Anagrama de ensayo, Poética del café lleva como esclarecedor subtítulo Un espacio de la modernidad literaria europea y es una exploración del Café, como institución literaria, tertulia y escritorio, como el lugar de la vida interior de la ciudad, de la incertidumbre, la ensoñación y la memoria.






Juan Antonio Cebrián
Pasajes de la historia.
De la batalla de las Termópilas al Barón Rojo.

Temas de Hoy. Madrid, 2007.

La austeridad de Esparta y su entrega heroica en el paso de las Termópilas; la crueldad y ferocidad del implacable Iván IV; la intrigante Lucrecia Borgia; los enigmáticos mundos soñados por Edgar Allan Poe; la trepidante carga de la Brigada Ligera; los apasionantes viajes de Stevenson, el contador de historias, o los míticos vuelos del Barón Rojo y los últimos caballeros del aire... Pasajes de la historia recoge veinticinco semblanzas que su autor, Juan Antonio Cebrián, ha recopilado en un libro que adopta el nombre de una de las secciones más populares de La rosa de los vientos, dirigido por él mismo en Onda Cero.




Gonzalo Hidalgo Bayal.

El desierto de Takla Makán.
Lecturas de Ferlosio.

Editora Regional de Extremadura.
Ensayos literarios.
Mérida, 2007.

Trece años después de su Camino de Jotán, Gonzalo Hidalgo recoge en El desierto de Takla Makán sus lecturas de los nuevos textos de Ferlosio y sus relecturas de los anteriores. De la razón narrativa a la condición singular del autor de El testimonio de Yarfoz, se recopilan aquí los diversos asedios a una literatura de la que Gonzalo Hidalgo es el más fiable explorador de avanzada.

Santos Domínguez

26 junio 2007

Libros de amor de JRJ



Juan Ramón Jiménez.
Libros de amor. 1911-1912.
Edición de José Antonio Expósito.
Linteo. Orense, 2007.

Juan Ramón compuso este Libros de amor entre 1911 y 1912. Es por tanto uno de sus borradores silvestres. Tenía pensado publicarlo en 1913, estaba incluso en imprenta, llegó a anunciarse en el catálogo de 1913 de la editorial Renacimiento, a 3,50 pts., como Pastorales y Laberinto, con los que formaba un ciclo poético caracterizado por su erotismo y sensualidad. Pero conoció a Zenobia aquel verano y prefirió no editarlo.

Juan Ramón Jiménez ofreció una mínima muestra en algunas de las antologías que preparó. Francisco Garfias publicó en 1969 cincuenta inéditos de este libro y desde entonces han ido apareciendo otros inéditos esporádicamente en revistas literarias.

Ahora aparece en la cuidada colección de poesía de la editorial Linteo la primera edición completa de estos Libros de amor con edición crítica, introducción y notas de José Antonio Expósito, que no hace mucho publicó en esta misma editorial Ellos, otro importante volumen juanramoniano.

Un diario amoroso en noventa y tres poemas alejandrinos y asonantados, de los cuales veinticinco son rigurosamente inéditos, a los que se les añade un álbum de imágenes y materiales autógrafos como apéndice documental.

Estos Libros de amor culminan la primera época de Juan Ramón. Es el último de sus borradores silvestres o sus libros amarillos de Moguer. El poeta está coronando con estos poemas su primera etapa de sensitividad modernista y sinestésica, de jardines melancólicos y ensueños de nostalgia, de sensualidad rubeniana y morbideces crepusculares.

Pasión primera, Lo feo y Memoria del corazón son los tres apartados de este libro, cuya estructura explica así Juan Ramón: No es el amor de una mujer en tres tiempos distintos: son tres tiempos del amor a través de varias mujeres.

Entre la realidad y la ensoñación que evocan la experiencia de un Juan Ramón recién salido de centros de reposo en Burdeos y Madrid diez años antes, se pasean por estas páginas las amadas francesas, las muchachas de Moguer o las novicias del Sanatorio del Rosario.

Es la tristeza de la carne a la que alude en una carta a Zenobia. Diez años después Juan Ramón evoca a aquella Francina, que trabajaba en el sanatorio siquiátrico de Burdeos en el que estuvo invitado el poeta en 1901. Es la misma muchacha que aparece con frecuencia en otros libros: Jardines lejanos, Pastoriles, Baladas de primavera:

Otra vez más retornas, Francina, del pasado

Aflora otra vez su recuerdo en estos Libros de amor, como el más clandestino de la mujer del director del sanatorio, aquella Jeanne Roussie que aparece en Laberinto y convierte el adulterio en el centro de la segunda parte, Lo feo.

Las novicias del sanatorio del Rosario y entre ellas especialmente Pilar Ruberte, Filomena y Amalia, las tres novicias que aparecen en Arias tristes entran ahora en la Memoria del corazón de este libro, junto con mujeres galantes como la norteamericana Louise Grimm, a quien dedicó La soledad sonora, o las muchachas de Moguer, y sobre todo Blanca Hernández Pinzón, que aparecía también en Pastorales y Laberinto.

Lo que sostiene estos Libros de amor es una invocación constante a la memoria. ¿Te acuerdas? es una frase que se repite insistentemente en el arranque de estos poemas. Memoria de un corazón que no envejece pero crea su propia realidad, inventa el pasado o lo retoca. Porque cuando diez años después se vuelve a un tema, seguramente la perspectiva se apoya más en la literatura y en la imaginación que en la experiencia real. Y la mayor parte de estos textos parecen aludir a unos amores tan imaginarios como el susto de las muñecas que miran desde el suelo.

En último extremo, el valor de estos textos no reside en su carácter testimonial sino en su calidd literaria, a la altura de los mejores de su primera época. Y es que el libro está anclado en el pasado no sólo temáticamente. Técnicamente también mira más hacia atrás que hacia adelante: el cromatismo, el alejandrino, el sentimiento simbólico del paisaje, la bisutería, las rosas de la tarde, marcan una tonalidad que está más cerca de sus libros iniciales que del poeta en transición a la depuración poética.

En todo caso, es una recuperación ejemplar en una edición que a Juan Ramón, tan exigente, le hubiera gustado ver.

Santos Domínguez