Ernst Zürcher.
Los árboles en lo visible e invisible.
Atalanta. Gerona, 2025.
“¿Qué son los árboles para nosotros? ¿Simples elementos de nuestro medio ambiente, vecinos a veces engorrosos por entorpecer la vida urbana y el tráfico? ¿O tal vez guardan un vínculo menos visible pero inseparable, esencial e inmediato con nuestras vidas, tanto en su marco general, el planeta Tierra, como en nuestra propia psicología, nuestro equilibrio interior e incluso nuestra realización espiritual?”, escribe Ernst Zürcher, ingeniero forestal y doctor en Ciencias Naturales, en Los árboles en lo visible e invisible, que publica Atalanta con un prólogo en el que Joaquín Araújo señala que “la mejor destreza de las arboledas es que no existe nada que administre mejor el tiempo y el espacio. Ellas trabajan con los dos elementos más abundantes, casi ilimitados en un tablero de juego que es manifiestamente limitado. Me refiero a la luz y a la altura. Agigantan, en consecuencia, las líneas del horizonte.”
Subtitulado Sorprenderse, comprender, actuar, generosamente ilustrado con abundantes imágenes y editado además con un magnífico cuadernillo central, “Los árboles en lo visible e invisible es un libro riguroso y a la vez ameno. Que sus lectores tengan por seguro que no se aburrirán”, afirma Francis Hallé en el Prefacio con el que se abría la edición original en francés de esta obra, de la que dice el autor que “en este contexto, donde lo visible y lo invisible se entrecruzan, el presente libro propone levantar el velo de las apariencias y descubrir las increíbles particularidades de los árboles para esbozar fuentes de asombro.”
De un asombro creciente ante “los seres humanos del reino vegetal”, como los llama Zürcher en estas páginas que responden a las múltiples preguntas que suscitan “los gigantes del espacio y el tiempo” y exploran los vínculos invisibles que unen al hombre con el árbol más allá de lo material, a través de lo mágico, lo religioso o lo mitológico. Porque ese carácter sagrado ha estado unido desde la antigüedad al fondo de las culturas ancestrales, lo que implicaba una protección con normas estrictas de algunas especies, como se refleja en el espléndido capítulo dedicado al tejo sagrado de los druidas celtas. Un ejemplo: el tejo que en el centro de Escocia, en Fortingall, acumula casi seis metros de diámetro y mantiene una vitalidad asombrosa después de los cinco mil años que se le calculan.
La anatomía de la madera, los ritmos astronómicos y la cronobiología de los ciclos lunares y su influencia en los árboles y en las mareas verdes, el imperceptible pulso de las yemas, la madera entre la tradición y la realidad o los mensajes sutiles del olfato, las propiedades de los olores y sus efectos (con el ejemplo de un perfume de nuestra cultura como el tilo, y de otro más exótico como el sándalo), la proporción áurea y la capacidad predictiva de los árboles sobre los terremotos o el tiempo meteorológico, el geomagnetismo, la humedad y la temperatura, las amenazas a los bosques y su gestión sostenible son algunas de las cuestiones que aborda este libro en el que se cruzan lo visible y lo invisible, la tradición y la ciencia, la silvicultura y la medicina, la naturaleza y la conciencia para resaltar la importancia de los árboles, decisivos en la configuración y modificación del clima, en la formación de nubes y en el ciclo del agua, en la fotosíntesis, en la biodiversidad y en la creación de biomasa a partir de la energía solar o en la conformación del flujo de aire atlántico en la Corriente del Golfo.
Cuestiones que aborda este ensayo que pretende mostrar la necesidad de una reorientación global en la relación con la vida en la Tierra. Y por eso -concluye Zürcher-: “con el presente ensayo pretendemos formar parte de este proceso, mostrando de manera concreta cómo puede desarrollarse en colaboración con nuestros aliados del lado de la naturaleza.”
Porque, como señala Francis Hallé en el Prefacio, “Los árboles en lo visible e invisible será un libro de referencia sobre nuestro conocimiento colectivo de los seres de madera, que, como dice el autor, son «los más extraños del mundo». El hecho de que se ocupe de estos dos rasgos de los árboles, la visibilidad y la invisibilidad, lo convierte en una obra excepcional.”
Santos Domínguez