Extravíos.
Traducción y prólogo
de Christian Santacroce.
Hermida Editores. Madrid, 2018.
He leído todos los libros de la tristeza humana. Y no me han convencido. Me ha convencido la sangre, sin embargo, susurrando a las ideas el cansancio de su propio color ..., escribía Emil Cioran en uno de los textos de Extravíos, el libro inédito que publica Hermida Editores con traducción y prólogo de Christian Santacroce, que afirma que esta es "acaso la obra más sombría y descreída que el autor haya escrito nunca".
Cioran la compuso entre finales de 1945 y comienzos de 1946, en un momento de encrucijada en su trayectoria vital y en su pensamiento. Fue su último libro en rumano antes de tomar la decisión de escribir el resto de su obra en francés. Desde ese punto de vista Extravíos supone -añade Christian Santacroce-, "un descubrimiento irreversible ante la inminencia del salto que catapultará inmortalmente como uno de los prosistas más finos de las letras francesas en la segunda mitad del siglo".
Era una consecuencia más de la crisis personal que provocó en él la Segunda Guerra Mundial, que le llevó a escribir en una carta a su hermano: "En varios sentidos tú ya no soy el mismo".
El título resume la vocación marginal de Cioran, que se puede perder en el mundo: Ser extranjero en cualquier país, en cualquier lugar: elevar tu estado jurídico a calidad metafísica, escribe en uno de los textos del libro.
Desde esa posición distante y desarraigada, Cioran construye Extravíos como una suma de fragmentos, de párrafos discursivos, aforismos o frases sentenciosas que expresan su reflexión desolada sobre el sentido de la existencia.
Desde la amargura radical de un pesimismo sin concesiones -La bajeza es lo más profundo y sincero que hay en nosotros-, estas páginas son el reflejo de la meditación implacable de Cioran sobre el sentido de la existencia, sobre la muerte y el tiempo, la maldad y la libertad, la civilización y las creencias, sobre la esperanza y el fracaso:
Al final el diablo escupirá de todos los modos sobre nuestras cenizas, un pesar de que en el mundo más allá de las flores y más allá de este los dioses.
Santos Domínguez