José Hierro.
Palabra e imagen
(Antología videográfica).
Universidad Popular.
San Sebastián de los Reyes, 2009.
Palabra e imagen
(Antología videográfica).
Universidad Popular.
San Sebastián de los Reyes, 2009.
No, si yo no digo
que no estén bien en donde están:
más aseados y atendidos
que en el lugar en que nacieron,
donde vivieron tantos siglos.
Allí el tiempo los devoraba.
El sol, la lluvia, el viento, el hielo,
los hombres iban desgarrándoles
la piel, los músculos de piedra
y ofrendaban el esqueleto
―fustes, dovelas, capiteles―
al aire azul de la mañana.
Atormentados por los cardos,
heridos por las lagartijas,
cagados por los estorninos,
por las ovejas y las cabras.
Así comienza uno de los más memorables poemas de José Hierro: Los claustros, de Cuaderno de Nueva York (1998). Es uno de los textos que forman parte de la antología videográfica Palabra e imagen, que recoge en un libro los poemas recitados por José Hierro en la Universidad Popular de San Sebastián de los Reyes que lleva su nombre.
Al libro, que aparece en la Colección Literaria Universidad Popular, que dirigen Guadalupe Grande y Luz Pichel, lo acompaña un DVD que contiene las grabaciones irrepetibles -hechas entre 1993 y 2001- de dieciocho poemas con la voz, la palabra y la presencia imponente de Hierro. El volumen se cierra con una completa bibliografía de las ediciones de su obra y una pormenorizada cronología biográfica.
Perteneciente a una generación arruinada por un viento glorioso, Hierro lee en estas grabaciones que abarcan toda su trayectoria poética y vital, desde Tierra sin nosotros hasta Cuaderno de Nueva York. Más de medio siglo de escritura de obras imprescindibles como el Libro de las alucinaciones o Agenda.
Al libro, que aparece en la Colección Literaria Universidad Popular, que dirigen Guadalupe Grande y Luz Pichel, lo acompaña un DVD que contiene las grabaciones irrepetibles -hechas entre 1993 y 2001- de dieciocho poemas con la voz, la palabra y la presencia imponente de Hierro. El volumen se cierra con una completa bibliografía de las ediciones de su obra y una pormenorizada cronología biográfica.
Perteneciente a una generación arruinada por un viento glorioso, Hierro lee en estas grabaciones que abarcan toda su trayectoria poética y vital, desde Tierra sin nosotros hasta Cuaderno de Nueva York. Más de medio siglo de escritura de obras imprescindibles como el Libro de las alucinaciones o Agenda.
Se trata - explican los editores- de los años en que José Hierro acababa de publicar Agenda y en los que Cuaderno de Nueva York estaba en proceso de escritura y culminación, años en los que el poeta se encontraba en estado de pleno resurgimiento tras un largo periodo de silencio, y durante los cuales, en no pocas ocasiones, ensayaba por primera vez la lectura de algunos de sus nuevos poemas. Los lectores podrán encontrar y reencontrar la poesía, la voz y la presencia de José Hierro en aquellos momentos en los que el autor retornaba a sus primeros poemas y se abismaba sobre los últimos, en el período de su más intensa madurez.
Esas grabaciones de lecturasson el homenaje de la Universidad Popular de San Sebastián de los Reyes a uno de los poetas fundamentales de los últimos cincuenta años. Pero son mucho más que eso, no sólo por su enorme valor documental, sino por el valor añadido que adquieren textos como Los andaluces, La casa o Adagio para Franz Schubert en la voz y la figura del poeta, que cerraba así Los claustros:
No, si yo no digoque no estén mejor donde están
―en estos refugios asépticos―
que en las tabernas de sus pueblos,
ennegrecidos los pulmones
por el tabaco, suicidándose
con el porrón de vino tinto,
o con la copa de aguardiente,
oyendo coplas indecentes
en el tiempo de la vendimia,
rezando cuando la campana
tocaba a muerto.
No, si yo
no diré nunca que no estén
mucho mejor en donde están
que en donde estaban...
¡Estos claustros...!
Un documento poético y visual - las palabras son otra vez de los editores de la antología- que da cuenta de la cercanía, de la alta humanidad y de la pudorosa y rotunda delicadeza con que José Hierro se convertía en intérprete de su propia poesía.
Santos Domínguez