William Butler Yeats.
La escalera de caracol y otros poemas.
Traducción de Antonio Linares Familiar.
Linteo. Orense, 2010.
La escalera de caracol y otros poemas.
Traducción de Antonio Linares Familiar.
Linteo. Orense, 2010.
Las impuras imágenes del día se retiran,
la ebria soldadesca del Emperador está dormida,
el eco de la noche retrocede, canción de prostitutas
después de la campanada de la catedral;
el brillo de una estrella o una bóveda iluminada por la luna desdeña
todo lo que es el hombre,
todas las sencillas complejidades,
la furia y el limo de las venas.
Esa es la primera estrofa de Bizancio, uno de los poemas esenciales de William Butler Yeats (1865-1939) que forman parte de La escalera de caracol y otros poemas, que acaba de publicar Linteo en edición bilingüe, con traducción, prólogo y notas de Antonio Linares.
Tras Una visión (1925) y La torre (1928), La escalera de caracol y otros poemas (1933) cierra la trilogía poética de la madurez de Yeats, en la que ha configurado ya un universo poético inconfundible.
Irlandés comprometido con los movimientos nacionalistas de finales del XIX, Yeats, como Pound y Eliot, afronta esa entrada radical en la contemporaneidad desde una mirada y un pensamiento en el que se combinan, a veces de manera problemática, la tradición y la modernidad.
A lo largo de su obra se funden ejemplarmente vida y poesía, ideología y literatura para dar lugar a una producción en la que se concreta un peculiar diálogo entre el poeta y el mundo del que surge la expresión lírica.
El tiempo y la memoria, Irlanda y el amor, las torres y la llama forman parte del imaginario poético de uno de los poetas imprescindibles del siglo XX. En la simbólica estructura circular de este libro, habitado por la oscuridad y la noche, las sombras y la muerte están algunos de los textos más memorables de Yeats.
Un ejemplo, el poema Muerte:
Tras Una visión (1925) y La torre (1928), La escalera de caracol y otros poemas (1933) cierra la trilogía poética de la madurez de Yeats, en la que ha configurado ya un universo poético inconfundible.
Irlandés comprometido con los movimientos nacionalistas de finales del XIX, Yeats, como Pound y Eliot, afronta esa entrada radical en la contemporaneidad desde una mirada y un pensamiento en el que se combinan, a veces de manera problemática, la tradición y la modernidad.
A lo largo de su obra se funden ejemplarmente vida y poesía, ideología y literatura para dar lugar a una producción en la que se concreta un peculiar diálogo entre el poeta y el mundo del que surge la expresión lírica.
El tiempo y la memoria, Irlanda y el amor, las torres y la llama forman parte del imaginario poético de uno de los poetas imprescindibles del siglo XX. En la simbólica estructura circular de este libro, habitado por la oscuridad y la noche, las sombras y la muerte están algunos de los textos más memorables de Yeats.
Un ejemplo, el poema Muerte:
Ni el miedo ni la esperanza asisten
a un animal moribundo;
un hombre que espera su final
teme y espera todo;
muchas veces murió,
otras tantas se levantó de nuevo.
Un gran hombre orgulloso
que se encara con los asesinos,
y se burla
de ese exceso de ímpetu,
conoce la muerte hasta el tuétano:
el hombre ha creado la muerte.
Está aquí el Yeats dueño de un mundo propio de imágenes que conjugan pensamiento y emoción en la conciencia aguda del paso del tiempo.
Como en toda su época madura, Yeats practica una poesía en la que conviven la expansión y la contención, construye una obra a la vez localista y universal, donde lo confesional cohabita con la alucinada voz del bardo o del oráculo. Los textos de La escalera de caracol y otros poemas son una acabada muestra de su modernidad sin consuelo, de la fuerza expresiva de una poesía en la que conviven lo autobiográfico y lo visionario.
Además de los poemas de La escalera de caracol, el volumen recoge las asombrosas canciones de Tal vez palabras para música, llenas de libertad imaginativa y de fuerza expresiva, de las que dijo Yeats que eran todo emoción. Destacan entre ellas el espléndido ciclo de la loca Jane en diálogo con personajes como el obispo.
Su potencia dramática, su configuración en torno a los personajes que interpretan esas canciones las emparenta con los poemas de Una mujer joven y anciana, una serie de diálogos en los que Yeats asimila la mejor tradición del lenguaje teatral desde Sófocles hasta el teatro mitológico contemporáneo pasando por Shakespeare.
Al final, para no perturbar la lectura, casi como una invitación a la relectura, unos breves y esclarecedores comentarios del magnífico traductor aclaran la génesis, el sentido y las alusiones de cada poema.
Santos Domínguez