20/6/06

Flannery O'Connor





Flannery O’Connor.Cuentos completos.
Traducción de Marcelo Covián, Celia Filipetto y Vida Ozores.
Lumen. Barcelona, 2006.


Contra el lector cansado titula Gustavo Martín Garzo el prólogo que ha escrito para esta edición de los Cuentos completos de Flannery O’Connor que reúne Lumen por primera vez en español. Allí define estos relatos como “una de las obras más extrañas, perturbadoras e inclasificables de la literatura universal.”

Escritora del Sur, la vida y la obra de Flannery O’Connor (Georgia, 1925-1964) quedaron marcadas por su pertenencia a esa región conocida como el cinturón bíblico y por una enfermedad degenerativa que apareció a la vez que su primera novela, Sangre sabia. Si esa dolencia deterioró sus huesos, mermó su movilidad y la confinó a la literatura y a la cría de pavos reales en una granja que se llamaba Andalusia, el ambiente asfixiante, de violento fanatismo religioso y prejuicios racistas propio del Sur profundo es fundamental para entender su obra narrativa.

Una obra narrativa en la que destacan especialmente sus relatos. El negro artificial, Un hombre bueno es difícil de encontrar, El pavo o La espalda de Parker son algunos de esos textos que sitúan a Flannery O’Connor en un lugar destacado de la narrativa norteamericana contemporánea.

En 1971 se habían reunido todos sus relatos en un volumen (The Complete Stories) que ahora aparece en español. Se recogían allí treinta y un relatos, de los que diecinueve se habían traducido y editado por Lumen en dos tomos en los años setenta, y doce inéditos.

Se unen en estos textos el horror y el humor, la risa y el escalofrío en una mezcla desgarrada y grotesca de enorme intensidad y que en más de un sentido recuerda el esperpentismo.

Es esta una literatura del exceso, porque en ese mundo sureño todo es excesivo y está enraizado en un desatado y extravagante fondo bíblico sobre el que crecen con la misma naturalidad el fanatismo y la maldad.
Y personajes grotescos y terribles en los que conviven la depravación y las buenas intenciones, profetas lunáticos y predicadores iluminados son los que habitan ese mundo narrativo de Flannery O’Connor, católica en aquella región de fundamentalismo protestante. Del esfuerzo por comprender un mundo ininteligible y unos comportamientos imprevisibles se nutre esta serie de relatos, como los de Faulkner y Tennesse Williams y antes los de Hawthorne.
Son cuentos desconcertantes como el mundo del que surgieron, una galería de posesos y tarados, el muestrario morboso de una mentalidad enfermiza.
Flannery O’Connor obtuvo en vida el reconocimiento de la crítica, los premios y las becas y la facilidad de las editoriales para publicar sus cuentos y sus novelas. Dio conferencias cuando la salud se lo permitía, y en ellas reflexionó sobre el oficio del escritor y su función social, sobre el cuento y su técnica, sobre el lector.

Un hombre bueno es difícil de encontrar es seguramente la más conocida de sus historias. Desde luego, la más emblemática, la que mejor resume ese mundo inverosímil y terrible. Arranca de una situación esperpéntica que parece anticipar las películas de Tarantino: una familia viaja a Florida, tiene un accidente y quien acude en su ayuda es un criminal que ha huido de la prisión, el Desequilibrado.

“Jesús es el único (dice el personaje) qu’ha resucitao a los muertos y no tenía qu´haberlo hecho. Rompió el equilibrio de to.”

Esa es la razón de la ensalada de tiros que viene después. Y después de acabar con la abuela, remata con estas palabras el angelito:

“Habría sido una buena mujer si hubiera tenío a alguien cerca que le disparara cada minuto de su vida.”



Santos Domínguez