17 diciembre 2014

Navidades de libro. Narrativa


Honoré de Balzac. 
Cuentos completos 
de La Comedia humana.
Edición y traducción de Mauro Armiño.
Páginas de Espuma. Madrid, 2014.

Páginas de Espuma publica una espléndida edición de los Cuentos completos de La comedia humana de Balzac, un cuidadísimo volumen con casi treinta cuentos, entre ellos textos tan fundamentales como La obra maestra desconocida o El elixir de larga vida, reunidos, traducidos y anotados por Mauro Armiño, que explica en su introducción la génesis y las peculiaridades de cada uno de los relatos del volumen, que en conjunto “pertenecen a todas las divisiones citadas en que Balzac distribuyó su gran obra: desde escenas de la vida privada a la militar y política, desde escenas de la vida de provincias a la vida parisiense o rural, así como los estudios filosóficos.”

Forman parte del ambicioso proyecto que había decidido titular La comedia humana parodiando el título de la obra mayor de Dante, un empeño titánico que le igualaba a Napoleón, porque si el emperador había acumulado un poder inmenso, él se enorgullecía de llevar una sociedad entera en su cabeza y de componer una obra de enorme ambición, con tres o cuatro mil personajes, siguiendo los modelos de los tratados de biología para reflejar la sociedad de su tiempo.

Escenas de la vida privada, de provincias, parisiense, política, militar y rural. En esos seis libros se organizan los Estudios de costumbres, la parte fundamental en que se agrupan los casi cien títulos que Balzac afrontó en menos de veinte años para reflejar la historia de quienes no aparecen en los libros de historia, para poner en el primer plano de sus novelas a quienes hasta entonces habían sido figurantes anónimos, para revelar la vida privada y los comportamientos sociales y familiares de cientos de personajes intensamente individualizados en su carácter y en sus actitudes.






Sherwood Anderson.
Winesburg, Ohio.
Prólogo de Luis Chitarroni.
Traducción de Natalia Moret.
Eterna Cadencia. Madrid, 2014.

La intrahistoria rutinaria de una pequeña población del Sur profundo bajo la mirada penetrante de George Willard, un reportero local que crea el fresco inolvidable de las vidas de Winesburg, Ohio.

Por debajo de la superficie de esas vidas cotidianas, Sherwood Anderson, maestro reconocido de Faulkner y padre estilístico de Hemingway, exploró en esta obra coral las pulsiones ocultas que marcan de verdad el tono de la existencia sombría de estos personajes en su pequeño mundo.

Eterna Cadencia recupera este clásico fundamental de la literatura norteamericana en una cuidada edición traducida por Natalia Moret y presentada por un breve e intenso prólogo -Optimismo supernumerario- de Luis Chitarroni, que destaca en Winesburg, Ohio “su suficiencia feliz, desbordante, su acertada forma.”

Casi cien años después de su primera edición en 1919, gran parte de la narrativa breve del siglo XX sigue teniendo aquí su fuente inagotable. Una de esas obras maestras a las que se vuelve una y otra vez porque no se agotan nunca y siguen aportando en cada relectura nuevos matices ocultos bajo su aparente sencillez y dando una lección de eficacia narrativa y de solvencia estilística.


George MacDonald.
Fantastes.
Traducción de Juan José Llanos.
Prólogo de C. S. Lewis
Imaginatio vera.
Atalanta. Gerona, 2014.

"Nuestra vida no es un sueño, aunque debe convertirse en uno, y quizá lo haga". Esa cita de Novalis encabeza el último capítulo de Fantastes, la novela fantástica que George MacDonald publicó en 1858 y que edita Atalanta con traducción de Juan José Llanos y prólogo de C. S. Lewis.

Una novela de hadas para hombres y mujeres es el significativo subtítulo de esta obra tardorromántica, marcada por la influencia de románticos alemanes e ingleses como Heine, Schiller, Shelley o el mismo Novalis.

Una novela de formación en la que se acumulan elementos mágicos y míticos propios de un mundo onírico al que no se desciende, porque es el resultado de un ascenso espiritual simbolizado en el nombre griego –Anodos- del protagonista, que despierta una mañana en su habitación con una puerta abierta que comunica el mundo real y la fantasía.

Una puerta abierta a los ritos de paso y al bosque encantado en el que se suceden los prodigios y los seres mágicos imaginados por este creador moderno de mitos, autor de los Cuentos de hadas que se publicaron en esta misma editorial.

A esa “frontera significativa” que acababa de rebasar con su lectura se refiere C. S. Lewis, el autor de Las Crónicas de Narnia, que evoca la noche decisiva en que leyó este libro: “Esa noche mi imaginación fue, en cierto sentido, bautizada supe que acababa de rebasar una frontera."




John Galsworthy.
La saga de los Forsyte.
Traducción de Susana Carral.
Reino de Cordelia. Madrid, 2014.

Con una nueva traducción de Susana Carral, Reino de Cordelia publica en un espléndido volumen La saga de los Forsyte al completo. Tres novelas y dos interludios que las conectan y contienen la historia de tres generaciones de la alta burguesía de profesionales y propietarios en la transición desde la Inglaterra victoriana hasta la que se sobrepuso a la Gran Guerra.

Esa clave del cambio de dos mundos y dos épocas es la que explica también la peculiar situación de John Galsworthy, que –como sus personajes- representa el final de una época literaria, la de la novela victoriana y su realismo con gotas de melodrama.

De ahí la crítica demoledora que de la escritura de Galsworthy –“escribe sobre cosas carentes de importancia” – hizo Virgina Woolf, que pertenecía ya a otro sistema de valores sociales y practicaba otra manera muy distinta de escribir novelas.

Aun así, esta novela río contiene el panorama social y la geografía moral de un mundo que estaba a punto de desaparecer. Las tres generaciones de los Forsyte se reflejan en sus espacios interiores de salones privados y clubes selectos, en las calles del Londres victoriano y en los  paisajes intemporales de la campiña inglesa. Y mantiene la fidelidad de un público amplio aficionado a los largos novelones ambientados en un mundo como aquel, refinado y decadente, del final de una época.




Wilkie Collins.
La mujer de blanco.
Traducción de Miguel Ángel Pérez Pérez.
Alianza Editorial. Madrid, 2014.

En su colección 13/20, Alianza Editorial publica una nueva traducción de Miguel Ángel Pérez Pérez de La mujer de blanco, una novela clásica de misterio de Wilkie Collins que para Borges era una de las obras maestras de la literatura universal.

Construida sobre el cruce de las distintas perspectivas narrativas aportadas por diversos testigos, Wilkie Collins justificaba así ese sagaz procedimiento en el Preámbulo de la novela: “La historia que aquí presentamos la contará más de una pluma, del mismo modo que la de un delito la cuenta en un tribunal más de un testigo".

Con una trama compleja y sabiamente organizada en función de la intriga que era necesario sostener desde su primera aparición por entregas en 1860 y con unos personajes de profundo trazado psicológico que van cruzando sus puntos de vista, La mujer de blanco es una de las creaciones más acabadas de su autor, que aquí fijó algunas de las claves estructurales más eficaces de los relatos detectivescos, con giros inesperados y sorpresas frecuentes.



Arthur Conan Doyle.
El relato de John Smith.
Edición e introducción de
Jon Lellenberg, Daniel Stashower y Rachel Foss.
Traducción de José Miguel Parra Ortiz.
Confluencias Editorial. Almería, 2014.

Confluencias rescata la primera novela de Conan Doyle, El relato de John Smith, que se publica por primera vez en España tras una peripecia que lo mantuvo inédito y que salió a la luz hace diez años en una subasta en la que la  Biblioteca Británica adquirió el manuscrito.

Conan Doyle escribió esta novela primeriza y precursora cuando ya había empezado a publicar relatos sueltos en revistas y decidió dar un paso adelante con esta obra que contiene algunos elementos que se desarrollarían en el ciclo de Sherlock Holmes, pero que que se extravió antes de llegar al editor.

Tras su reescritura en un ejercicio de memoria, El relato de John Smith se quedó casi siglo y medio en un cajón hasta que, finalmente, tras la subasta del segundo manuscrito, se editó en Londres hace tres años.

La traducción de José Miguel Parra Ortiz que acaba de publicar Confluencias es la primera que se hace del texto original, en el que Conan Doyle utiliza a un cincuentón misántropo como portavoz de sus ideas y su visión del mundo, que en parte traspasó luego a su memorable detective.




Doppo Kunikida.
Musashino.
Traducción de
Yoko Ogihara y Fernando Cordobés.
Prólogo de James Cahill.
Ardicia. Madrid, 2014.

Ardicia publica una joya narrativa: siete relatos en los que el japonés Doppo  Kunikida (1871-1908) expresó el sentimiento del paisaje y exploró la relación del hombre con su entorno natural.

La doble condición de novelista y poeta de Kunikida le permitió indagar con una mirada intensa en la naturaleza y en la relación del hombre con ella: un paisaje oriental con luna y con ciruelos, con nieblas y sombras en el bosque, un paisaje animado con mares y montañas que recuerda mucho al de la poesía es el centro de estos relatos en los que la acción apenas importa y no hay intriga, sino puro transcurso emocional sobre el trasfondo de los ciclos naturales y las estaciones.

Con variados procedimientos narrativos que van desde la incorporación de un diario al uso agilísimo de los diálogos, estos delicados relatos comparten lo mejor de la prosa y la poesía oriental y revelan, en palabras del prologuista, “una apacible y melancólica nostalgia en sus imágenes que recuerdan a los poetas de los haikus y los tankas.”

Marqués de Sade.
Cuentos eróticos.
Traducción de Enrique Martínez Fariñas.
Hermida Editores. Madrid, 2014.

En el bicentenario de la muerte del Marqués de Sade, Hermida Editores publica una selección de veintidós cuentos eróticos que Sade escribió en la cárcel – fue el último de La Bastilla- o ingresado en el manicomio de Charenton, de donde salió ya muerto en 1814.

Un simulacro de envenenamiento ideado por un marido celoso, una serpiente doméstica y con poderes sobrenaturales, gascones de buen humor, mujeres divertidas y príncipes de Sodoma, fantasmas que se aparecen para dejar herencias y tesoros escondidos, intrigas cortesanas y sátiras anticlericales, libertinos desvirgadores y esposos complacientes, el olor de la flor del castaño y el esperma que Sade –ignorante de la fisiología- situaba en los riñones varoniles, un preceptor de filosofía carnal que explica en clase práctica el concepto de trilogía, un cornudo de sí mismo...

Una variada fauna moral presentada por el buen humor y la ironía de Sade en los relatos breves que conviven en este volumen con El magistrado burlado, casi una novela corta muy representativa, porque contiene las claves temáticas y estilísticas de un narrador irrepetible en una estupenda traducción de Enrique Martínez Fariñas.


María José Codes.
La peluca de Franklin.
Menoscuarto. Palencia, 2014.

En La peluca de Franklin, que publica Menoscuarto, Maria José Codes reúne dos historias convergentes. Si la que sirve de base y da título al volumen evoca la anécdota de la peluca de Franklin en el mar durante un viaje secreto que hizo en 1776 con el objetivo de recabar el apoyo de Francia y España para la independencia de Estados Unidos frente a Inglaterra, la segunda se sitúa en el Madrid de 2014.

Mediante una técnica contrapuntística que comunica con habilidad ambos relatos con admirable sutileza, la narradora experimentada que es María José Codes construye una novela ágil cuyo desarrollo mantiene el interés del lector.

Un interés sostenido o creciente en torno a una trama en la que los lentos viajes marítimos del pasado histórico se convierten en un presente vertiginoso de ideas gaseosas y sucesos que se desvanecen al minuto en el torrente de informaciones de la actualidad.

Porque, como en su anterior Control remoto, la autora vuelve a explorar en esta novela las relaciones humanas en el marco de la sociedad tecnológica y de la sobreinformación.


Matt Sumell.
Hacer el bien.
Traducción de Ismael Attrache.
Turner. Madrid, 2014.

Dura, originalísima, magistral. Son algunos de los calificativos que ha suscitado Hacer el bien, la novela de Matt Sumell que publica Turner en su nueva colección El Cuarto de las Maravillas.

Hacer el bien es una novela escrita con una sorprendente mezcla de humor y crueldad, de violencia y sentimentalismo, desde la perspectiva verosímil y conflictiva de una primera persona –la del complicado Alby- que no es estrictamente autobiográfica, aunque se nutre parcialmente de la experiencia personal de su autor.

La agresividad narrativa del personaje que la cuenta y la protagoniza refleja su problemática relación con el mundo, con los demás y consigo mismo. Esta es la primera novela de un narrador que sin embargo no es un principiante en la narrativa, porque ya había dado muestras de su talento en una serie de relatos publicados en distintas revistas.


Guy de Maupassant.
Yvette.
Traducción de Luisa Juanatey.
Editorial Pasos perdidos. Madrid, 2014.

Pasos perdidos publica Yvette, uno de los relatos más significativas de Guy de Maupassant. El relato de una iniciación que hace un recorrido por la educación sentimental de una joven soñadora que debe renunciar a sus ilusiones y a un idealista proyecto de vida que la realidad se encarga de desbaratar.

Traducida por Luisa Juanatey, en esta novela corta Maupassant está a la altura de sus mejores cuentos, aquellos que le han hecho figurar, junto con Poe y con Chejov, en la trinidad de autores fundamentales de la narrativa breve decimonónica.

Maupassant no fue el más sutil de los narradores, pero sí uno de los más convincentes y poderosos en la creación de atmósferas y ambientes. Brillan aquí, como en sus mejores relatos, la técnica y el oficio de un narrador imprescindible. El pesimismo, la crueldad del mundo, las patologías de la conducta, el egoísmo y la venganza, la pequeñez de la clase media y la miseria moral y material de las clases bajas, la crítica de la hipocresía o la ironía amable de Maupassant recorre esta nouvelle con la potencia de su mirada introspectiva.


Upton Sinclair.
El fin del mundo. 
Traducción de Pablo González-Bueno
Hoja de Lata. Gijón, 2014.

Tras año y medio de trayectoria, Hoja de Lata consolida su presencia en el panorama editorial con una nueva apuesta por la literatura de calidad: El fin del mundo, una magnífica novela en la que Upton Sinclair (1878-1968) aborda la Europa de la Gran Guerra a través de la mirada extranjera de Lanny Budd, un muchacho norteamericano, hijo natural de un fabricante de armas, que comparte internado elitista en Dresde con los herederos de algunas de las familias más poderosas del continente.

Con una cuidada traducción de Pablo González-Bueno, sus más de setecientas páginas de amplio formato y largo aliento narrativo se leen con interés sostenido, no sólo por su agilidad periodística, sino porque en esa mirada distante del protagonista de esta hiistoria novelada proyectó Upton Sinclair en 1940 su propia perspectiva sobre muchas de las claves históricas, políticas y sociales que explican  aquel largo conflicto que cambió decisivamente el mapa del mundo.

Con El fin del mundo Sinclair iniciaba una larga serie de novelas en las que a través de la mirada precisa de Lanny Budd, que nace en 1900 y que acabaría como agente secreto en el centro de muchos acontecimientos históricos, analizó críticamente el panorama de la primera mitad del siglo XX con una lucidez que llevó a George Bernard Shaw a aconsejar la lectura de estas novelas testimoniales para conocer cómo fue aquel mundo. De hecho, su reflejo del nazismo en Los dientes del dragón mereció el Pulitzer en 1943.


Santos Domínguez

16 diciembre 2014

Navidades de libro. Regalo


Las mil y una noches.
Prólogo de Manuel Forcano.
Traducción y notas de
Juan Antonio  Gutiérrez-Larraya
y Leonor Martínez Sánchez.
Atalanta. Gerona, 2014.

Atalanta publica en un estuche con tres tomos una cuidada edición de Las mil y una noches, el gran monumento narrativo que desde la Edad Media ha atravesado tiempos, lenguas y fronteras para convertirse en uno de los referentes imprescindibles de literatura universal, en un libro seminal como explicó Juan Goytisolo.

Originado en parte en la tradición sánscrita india, a partir de relatos orales ya existentes en el siglo IX, llegó a Occidente en el siglo XVIII para impulsar la moda orientalizante y lo hizo desde recopilaciones modernas muy posteriores a los originales, en versiones escritas que fijaron su estructura actual a finales del siglo XV en Egipto aunque su parte nuclear se construyó en Persia.

Su marco narrativo es conocido: Sherezade y el suspense sostenido durante mil y una  noches para salvar su propia vida y la de otras mil posibles sucesoras. Un hilo conductor que -como el Decameron o El conde Lucanor- evita la mera yuxtaposición o el modelo del rosario de cuentos para subordinar los relatos a un esquema argumental sencillo y repetitivo que va acogiendo en su ritmo cíclico la serie sucesiva de cuentos.

Sobre ese marco narrativo se articula una sucesión de relatos -algunos muy largos- que vivieron en la memoria oriental antes de ser puestos por escrito y que se van abriendo camino unos a otros en una estructura que recuerda las cajas chinas o las muñecas rusas, en una acumulación correlativa que admite muchas formas de lectura y muchas vías de acceso a sus páginas.



Francisco Calvo Serraller. 
Juan Pablo Fusi. 
Historia del mundo y del arte en Occidente
(siglos XII a XXI).
Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores. Barcelona, 2014.

Dos especialistas de prestigio, Francisco Calvo Serraller y Juan Pablo Fusi, han reunido sus conocimientos para acometer un estudio tan ambicioso en sus objetivos como brillante en sus resultados. 

Historia del mundo y del arte en Occidente, el magnífico volumen que publica Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores aborda la historia del mundo occidental entre los siglos XII y XXI a partir de una selección de obras de arte que reflejan simbólicamente la realidad del momento histórico en el que surgen.

No  se trata pues de una historia ilustrada tradicional, en la que las imágenes se convierten en mero material alusivo que hace referencia a los acontecimientos históricos o al panorama cultural, sino de algo más complejo y más enriquecedor: de manifestar, como señalan los autores, la complementariedad entre la interpretación de lo documental y la de lo artístico, pero sin obviar su enriquecedora divergencia.

Desde el triunfo del cristianismo y el primer Renacimiento del siglo XII a la crisis de la modernidad, pasando por el otoño de la Edad Media, el Renacimiento y la Reforma, el Barroco y la Contrarreforma, la Ilustración y la Revolución francesa, la revolución industrial y el mundo contemporáneo en la mirada plástica de Giotto, Rafael y Tiziano, de Caravaggio y Rembrandt, de Velázquez y  Goya, de Friedrich y Picasso, de Modigliani y Hopper, un recorrido  por la historia occidental de la mano de aquellos artistas que supieron resumir en sus lienzos la realidad de su tiempo.




Derek Walcott.
El burlador de Sevilla.
Traducción de Keith Ellis.
Vaso Roto. Madrid, 2014.
 
Vaso Roto recupera la adaptación en verso que Walcott hizo hace cuarenta años de El burlador de Sevilla, una obra fundacional con la que Tirso de Molina aborda el mito de Don Juan desde una perspectiva más metafísica que erótica.

Walcott hizo esta versión por encargo de la Royal Shakespeare Company, una reescritura contemporánea del mito que comienza en una finca caribeña, en un campo de garrote en Trinidad, donde se estrenó en 1974.

Puede parecer aventurado hablar aquí de un ejercicio de fusión como el que se hace en música, pero es exactamente eso, la música del verso y el ritmo escénico,  lo que más interesa a Walcott de una obra escrita en una lengua que desconocía.

Y ese desconocimiento, en  lugar de perjudicar su comprensión, permite abordar el texto como si de una partitura musical se tratase: lo que espero haber sacado de la original es principalmente el ritmo de sus escenas. No tengo ningún conocimiento de la lengua española /.../ pero como es el caso de las lenguas romances en general, uno puede ser arrastrado por un torrente estrecho de poderoso lirismo sin comprender casi nada, impulsado por la pasión de su sonido.

De ahí a la incorporación de la música de Trinidad y los ritmos antillanos del calipso no hay más que un paso hacia el proceso de fusión del barroco y lo criollo, de lo europeo y lo afroamericano, de la palabra del verso español y el compás sonoro del Caribe.

Un inolvidable Don Juan criollo en la estupenda traducción, llena de matices y sonoridad, de Keith Ellis.




Eiji Yoshikawa.
El cantar de Heike.
Volumen I.
Traducción de Rumi Sato.
Ilustrado por Jin Taira.
Satori. Gijón, 2014.

Satori publica el primer tomo de la versión modernizada de Heike monogatari, uno de los grandes clásicos de la literatura japonesa.

Compuesto a comienzos del siglo XIII, Heike monogatari es una epopeya originada en la tradición oral y cantada durante siglos. Y así como en los textos homéricos están las raíces temáticas de la literatura occidental, en esta monumental obra se perfilan algunas de las claves sobre las que se desarrolla la literatura japonesa a partir de una peculiar fusión de elementos cultos y populares.

Organizada en doce libros, con algunos elementos trágicos y líricos que se insertan en su estructura épica, esta obra narra la guerra sin cuartel por el poder que ennfrentó durante cinco años a dos clanes de samuráis: los rudos Genji y los refinados Heike. Y en torno a ese núcleo central se organiza una secuencia de batallas y venganzas, de intrigas y traiciones que protagoniza un nutrido repertorio de personajes, de héroes, antihéroes y damas dolientes o intrigantes que encarnan distintas actitudes y valores humanos sobre los que se proyecta una cierta mirada nostálgica, una elegía que idealiza el pasado.

La versión que publica Satori con traducción de Rumi Sato es la que reescribió durante siete años, desde 1947, Eiji Yoshikawa, un autor de novelas históricas, para ofrecer el espejo del pasado en aquel presente de la posguerra mundial. Con espléndidas ilustraciones de Jin Taira, con apéndices que contienen árboles genealógicos, mapas y un gráfico sobre el cómputo del tiempo desde la hora del ratón a la del caballo, esta edición es el resultado de un esfuerzo admirable con el que Satori sigue su incansable y brillante labor de acercamiento de la cultura japonesa al lector español.



Charles Chaplin.
Un comediante descubre el mundo.
Traducción de José Jesús Fornieles Alférez.
Confluencias Editorial. Almería, 2014.

Confluencias edita en un hermoso tomo generosamente ilustrado, precedido de una amplia introducción de Lisa Stein Haven, Un comediante descubre el mundo, el relato de un viaje en el que Chaplin volvió a Londres para visitar el hospicio en el que había vivido.

Era solo una de las estaciones de un viaje alrededor del mundo -París, Berlín, San Sebastián, Argel, Ceilán, Singapur, Bali, Tokio- y, sobre todo, del viaje alrededor de sí mismo que se desarrolló entre 1931 y 1932, en un momento crucial de su obra, entre Luces de la ciudad y Tiempos modernos.

Unas memorias de viajes que Chaplin publicó en cinco entregas en una revista femenina y que se ha acabado convirtiendo en un libro que, como explica la prologuista, convierte a  Chaplin  en “el único protagonista de la industria cinematográfica que utilizó la narración de un viaje como herramienta promocional.”

En las páginas de Un comediante descubre el mundo comparecen en compañía de Chaplin otros personajes centrales del siglo XX, como Albert Einstein, George Bernard Shaw, Winston Churchill, H. G. Wells, Gandhi o Marlene Dietrich, que quisieron conocerlo y compartir mesa y conversaciones con aquel artista que reflejó como nadie en el cine el desvalimiento del individuo en el mundo contemporáneo, la suma de luces y sombras, de lo admirable y lo ridículo, de lo trágico y lo cómico.

Tal vez por eso encontró su mejor expresión en el silencio del cine mudo y en el claroscuro del cine en blanco y negro.



David Zane Mairowitz.
El castillo.
Traducido por Carlos Mayor.
Ilustrado por Jaromír 99.
Nórdica. Madrid, 2014

Inconclusa y póstuma, El castillo fue una de las obras que Kafka encargó destruir a su amigo y albacea Max Brod, que la publicó en 1926. Junto con El proceso, es una de las novelas fundamentales de Kafka, quizá también la más compleja en su entramado simbólico. La peripecia del agrimensor que llega a la aldea que está al pie del inaccesible castillo plantea una alegoría de la frustración y la autoridad, de la absurda e implacable máquina burocrática que aniquila al individuo en medio de una atmósfera opresiva.

Como siempre en Kafka, al fondo está el padre, la búsqueda y el problema de la identidad, la construcción de un objetivo vital. Desorientado y perplejo, como los protagonistas kafkianos, esperanzado a veces, K. acaba asumiendo el fracaso de sus proyectos, porque –como explica David Zane Mairowitz- “en el fondo nada está al alcance de K., que se ve sentenciado a deambular por el pueblo nevado, sorteando toda una serie de tentaciones eróticas.”

En la versión gráfica que publica Nórdica con el texto adaptado por David Zane Mairowitz y las ilustraciones de Jaromír 99, la novela de Kafka adquiere una nueva dimensión con unos dibujos expresionistas que captan a la perfección el agobiante universo literario de Kafka.



Carlos Aguilar.
Guía del cine.
Cátedra Signo e imagen. Madrid, 2014.

Corregida y aumentada con entradas nuevas, llega a su quinta edición la espléndida Guía del cine de Carlos Aguilar, que publica Cátedra. Más de dos mil páginas de una obra en marcha que no se limita a la mera recopilación de miles de fichas técnicas sobre películas de todo tipo, de diversas épocas y distintas procedencias geográficas y culturales.

Lo que hace que en estos tiempos de internet y bases de datos en red siga teniendo vigencia esta monumental obra es que, junto con los datos objetivos de fechas, directores, guionistas o actores de reparto, Carlos Aguilar proyecta en cada título breves y certeros juicios de valor que agradece el aficionado al cine.

Juicios positivos como el que le merecen películas cimeras como El séptimo sello –“inmensa fuerza visual”, “genial”, “inolvidable”- o Campanadas a media noche –“sobrecogedora visualmente” con un Welles “exuberante y espléndido.”

O juicios demoledores como estos: “el problema de Tarantino es cuando hace cine para los tarantinistas”; “Un engendro de lujo que, por añadidura, no termina nunca” (Avatar); “Un falsamente brillante dechado de petulancia y autoafirmación autoral, repleto de gratuidades y excesos” (El gran Lebowski); “Apoyado en el irritante underplaying de Bill Murray, y con un humor lamentable (…) supone uno de los filmes más preocupantemente sobrevalorados de su momento”  (Lost in Translation)

Organizada con un criterio alfabético de títulos en español y completada con dos índices de consulta rápida: uno de títulos originales y otro de directores, esta obra es una guía titánica que también  se puede leer, como quiere su autor, “a base de cruzar referencias, como una sintética y personal historia de un siglo de Séptimo Arte.”



Carlo Collodi.
Las aventuras de Pinocho.
Ilustraciones de Manuel Alcorlo.
Traducción de Antonio Colinas.
Prólogo de Emilio Pascual.
Reino de Cordelia. Madrid, 2014.


Había una vez un trozo de madera.

Ya se sabe, el que encuentra el maestro carpintero Cereza. Un trozo de madera con voz de niño, un trozo de madera que llora y ríe y que acaba en manos de Geppetto, el viejecillo que fabrica con ella un muñeco que acaba teniendo vida propia.

Con espléndidas ilustraciones de Manuel Alcorlo, la edición de Las aventuras de Pinocho que acaba de publicar Reino de Cordelia recupera la celebrada traducción que Antonio Colinas firmó en Bruguera y en Siruela.

Cuando están a punto de cumplirse 125 años de la muerte de su autor, Carlo Collodi, esta cuidada edición viene avalada no solo por sus magníficas ilustraciones y por la calidad de su traducción. La abre un prólogo en el que brilla la palabra inteligente de Emilio Pascual, que señala que “basta con abstraer un poco el comportamiento de Pinocho para que sus andanzas se conviertan fácilmente en las de otro muñeco, tan desvalido como peligroso: el hombre. Pero ni siquiera esto necesita la novela. Es tan fresca, tan jugosa, tan divertida, que su lectura se avala por sí misma.”



Antón P. Chéjov.
Cuentos completos
(1885-1886)
Edición de Paul Viejo.
Páginas de Espuma. Madrid, 2014.

Avanzar con Chéjov titula Paul Viejo el prólogo que abre su edición del segundo segundo volumen de los Cuentos completos de Chéjov en Páginas de Espuma. Se reúnen aquí en orden cronológico 165 cuentos –cuarenta de ellos inéditos en español- escritos en 1885 y 1886, dos años de una intensa creatividad de Chéjov

Entre un relato tan extenso como Un drama de caza y un texto como Fracaso, casi un microrrelato, este volumen contiene cuentos que forman parte del canon narrativo chejoviano y que son ya clásicos imprescindibles de la literatura universal: Tristeza, Aniuta, La corista, En el camino o Vanka, por citar sólo algunos. Con versiones de los mejores traductores de Chéjov al español, están en ellos de una manera muy clara rasgos como la capacidad de sugerencia entre líneas, la hondura de su mirada al interior de los personajes o la elipsis de sus finales abiertos.

Un segundo volumen con el que Páginas de Espuma sigue avanzando en el camino de su monumental edición de los Cuentos completos de Chéjov, que culminará en el invierno de 2016 con la publicación del cuarto tomo. Es la primera vez que se acomete en el ámbito hispánico un proyecto tan ambicioso como el de reunir a lo largo de cuatro años y en cuatro volúmenes toda la narrativa breve del maestro ruso, uno de los fundadores del cuento contemporáneo, en las versiones de sus mejores traductores al español.




Javier de Juan.
Sic Transit
o La Muerte de Olivares.
Los tebeos de Cordelia.
Reino de Cordelia. Madrid, 2014.

Treinta años después de su primera aparición, Reino de Cordelia reedita Sic transit o La muerte de Olivares, uno de los cómics que renovaron decisivamente el panorama de la historieta gráfica en España.

Una historia potente gráficamente basada en un guión truculento, desarrollado en cuatro capítulos y muy bien resuelto. Una historia protagonizada por el torero Olivares, que muere en su última tarde víctima de una cornada y de una Muerte celosa de la novia del matador.

Porque entonces, en 1984, señala Javier de Juan en el prólogo -La muerte y el torero- “solo dos cosas parecían importantes de verdad. Importantes y definitivas: El Amor y la Muerte.”

Con una evidente influencia del cine expresionista alemán, Sic Transit revisa el mito de Orfeo y Eurídice para invertirlo con una perspectiva que recuerda la mirada de postrimerías del Barroco y una mirada proyectada sobre “un Madrid más cerca del siglo XIX que del XXI. La Calle Mayor mojada y gris como en una novela de Galdós. Un mundo sin teléfonos móviles, sin Internet. Un Madrid analógico y atemporal.”

Esta bellísima edición recupera en un apéndice los apuntes y bocetos que utilizó Javier de Juan para diseñar este clásico imprescindible del género en España, del que dice su autor: “Si los cómics tuvieran música, la de Sic Transit debería ser épica.”



Robert Graves.
La Diosa Blanca.
Traducción de William Graves.
Alianza Literaria. Madrid, 2014.

Alianza Literaria publica una nueva edición ampliada y corregida de La Diosa Blanca, uno de los libros imprescindibles del siglo XX, a la altura de los estudios de antropología cultural de Campbell o de La rama dorada de Frazer.

Es la versión definitiva de esta gramática histórica del mito poético, un clásico en el que Graves indaga en la esencia de la poesía como forma de conocimiento asociado a la cultura matriarcal simbolizada en la diosa de las mil caras –Deméter, Hécate, Perséfone, la triple musa que es fuente de inspiración, de creación y de destrucción.

Es la diosa blanca de la irracionalidad poética, de los mitos y los ritos asociados a la diosa lunar desalojada en el siglo V a. C. por la cultura patriarcal que impuso el racionalismo y el culto a Apolo, el pensamiento lógico y el raciocinio filosófico que articula la cultura occidental desde Sócrates, Platón y Aristóteles.

Traducida por su hijo William Graves, La Diosa Blanca es –como señala en su espléndida introducción Grevel Lindop- “uno de los libros más extraordinarios del siglo XX” y una exploración monumental en la raíz de la poesía en un ensayo que acaba inundándose de un potente lenguaje poético, lo que explica esta advertencia inicial de Graves: “es justo advertir a los lectores de  que éste sigue siendo un libro muy difícil, así como muy extraño, y que deben evitarlo quienes posean una mente distraída, cansada o rígidamente científica.”

Santos Domínguez

15 diciembre 2014

Graves. La Diosa Blanca


Robert Graves.
La Diosa Blanca.
Traducción de William Graves.
Alianza Literaria. Madrid, 2014.

Alianza Literaria publica una nueva edición ampliada y corregida de La Diosa Blanca, uno de los libros imprescindibles del siglo XX, a la altura de los estudios de antropología cultural de Campbell o de La rama dorada de Frazer.

Lo escribió memorablemente Robert Graves, que por encima de cualquier otra cosa fue poeta: Desde que tenía quince años la poesía ha sido mi pasión dominante, y nunca he emprendido intencionadamente tarea alguna ni establecido ninguna relación que pareciera inconsistente con los principios poéticos, lo que a veces me ha valido la reputación de excéntrico.

Es la versión definitiva de esta gramática histórica del mito poético, un clásico en el que Graves indaga en la esencia de la poesía como forma de conocimiento asociado a la cultura matriarcal simbolizada en la diosa de las mil caras –Deméter, Hécate, Perséfone-, la triple musa que es fuente de inspiración, de creación y de destrucción.

«¿Cuál es la utilidad o la función de la poesía en la actualidad?» es una pregunta no menos dolorosa aunque la hagan con insolencia tanta gente estúpida o la respondan con disculpas tanta gente necia. La función de la poesía es la invocación religiosa de la Musa; su utilidad es la experiencia de una mezcla de exaltación y de horror que su presencia suscita.

Es la diosa blanca de la irracionalidad poética, de los mitos y los ritos asociados a la diosa lunar desalojada en el siglo V a. C. por la cultura patriarcal que impuso el racionalismo y el culto a Apolo, el pensamiento lógico y el raciocinio filosófico que articula la cultura occidental desde Sócrates, Platón y Aristóteles:

Mi tesis es que el lenguaje del mito poético, en uso en el Mediterráneo y la Europa septentrional en la antigüedad, era un lenguaje mágico vinculado a ceremonias religiosas populares en honor de la diosa Luna, o Musa, algunas de las cuales datan de la época paleolítica, y que éste sigue siendo el lenguaje de la verdadera poesía.

Ese lenguaje, sostiene Graves, fue manipulado al final del período minoico cuando invasores procedentes de Asia Central comenzaron a sustituir las instituciones matrilineales por las patrilineales y remodelaron o falsificaron los mitos para justificar los cambios sociales. Luego vinieron los primeros filósofos griegos, que se oponían firmemente a la poesía mágica porque amenazaba a su nueva religión de la lógica, y bajo su influencia se elaboró un lenguaje poético racional (ahora llamado “clásico”) en honor de su patrono Apolo, y se impuso en todo el mundo como la última palabra sobre la iluminación espiritual, opinión que prácticamente ha predominado desde entonces en las escuelas y universidades europeas, donde ahora se estudian los mitos solamente como reliquias pintorescas de la era infantil de la humanidad.

Quien entra en este libro entra en un bosque espeso y encantado por el que sobrevuelan las grullas de Palamedes que evoca la viñeta de portada y que originan el alfabeto de los árboles; un bosque en cuyo soto hay un ciervo -El ciervo en el soto fue el título inicial de un libro que fue creciendo y ahondándose hasta acabar siendo La Diosa Blanca.

Un libro que, como explicaba Graves en una carta a su amiga Patricia Cunningham, "trata de cómo piensan los poetas", reivindica el pensamiento poético de la imaginación, la inspiración, la musa triple y el mito y desarrolla un tema único: la presencia en la literatura de esa diosa blanca que aparece repetidamente en el Shakespeare de las hadas del Sueño de una noche de verano, en las tres brujas-Hécates de Macbeth, en la Cleopatra de Antonio y Cleopatra o en la maligna Sycorax de La tempestad.

Así la evoca Graves en esta versión definitiva de su libro:


La Diosa es una mujer bella y esbelta con nariz aguileña, rostro pálido como la muerte, labios rojos como bayas de serbal silvestre, ojos pasmosamente azules y larga cabellera rubia; se transformará súbitamente en cerda, yegua, perra, zorra, burra, comadreja, serpiente, lechuza, loba, tigresa, sirena o vieja repugnante. Sus nombres y títulos son innumerables. En los relatos de fantasmas aparece con frecuencia con el nombre de la «Dama Blanca», y en las antiguas religiones, desde las Islas Británicas hasta el Cáucaso, como la «Diosa Blanca». No recuerdo ningún verdadero poeta, desde Homero en adelante, que, independientemente, no haya dejado constancia de su experiencia de ella. Se podría decir que la prueba de la visión de un poeta es la exactitud de su descripción de la Diosa Blanca y de la isla sobre la que gobierna. La razón por la cual los pelos se erizan, los ojos se humedecen, la garganta se contrae, la piel hormiguea y un escalofrío recorre la espina dorsal cuando se escribe o se lee un verdadero poema es porque un verdadero poema es por necesidad una invocación a la Diosa Blanca, o Musa, la Madre de Todo Viviente, el antiguo poder del terror y la lujuria -la araña hembra o la abeja reina cuyo abrazo significa la muerte.

Traducida por su hijo William Graves, La Diosa Blanca es –como señala en su espléndida introducción Grevel Lindop- “uno de los libros más extraordinarios del siglo XX” y una exploración monumental en la raíz de la poesía en un ensayo que acaba inundándose de un potente lenguaje poético, lo que explica esta advertencia inicial de Graves: es justo advertir a los lectores de  que éste sigue siendo un libro muy difícil, así como muy extraño, y que deben evitarlo quienes posean una mente distraída, cansada o rígidamente científica.


Santos Domínguez

12 diciembre 2014

Una mala vida la tiene cualquiera

Javier Salvago.
Una mala vida la tiene cualquiera.
La Isla de Siltolá. Sevilla, 2014.


Al frente de su libro anterior, Nada importa nada  (La Isla de Siltolá2011), Javier Salvago colocó este texto: 

 Ahora que el final de tu existencia 
se acerca y que se va acabando todo, 
sin ilusiones vanas, sin sentido 
-pues ella era el sentido-, ya sin sueños,
¿gané con ella el tiempo 
o fue tiempo perdido?

La Poesía se titulaba ese poema que inevitablemente recuerda el lector cuando abre Una mala vida la tiene cualquiera, que publica también La Isla de Siltolá en su colección Tierra, y se encuentra otro texto inicial con el mismo título y con estos versos:

Ver que a nadie le importa, 
después de tantos años, 
lo que a ti te importaba, 
hasta ayer mismo, tanto.

No se trata de un mero paralelismo. Es mucho más que eso. La pregunta que cerraba el primer texto la contestan los versos del segundo. Y lo hacen con mayor desaliento y con mayor distancia aún, porque la primera persona le ha cedido el sitio a la segunda.

Y es justamente esa mirada, cada vez más distante, de Salvago la que caracteriza este libro en el que el poeta sigue ajustando cuentas consigo mismo -en el tramo final ya de tu vida /.../ tienes lo que tú mismo te has buscado- y con su pasado en la inclemente hora de los remordimientos.

Pesimista a su pesar (Qué más quisiera / que ver la proverbial botella, / que a todas luces está medio vacía, / alguna noche, medio llena), Javier Salvago no sólo mira ya el mundo desde fuera: su mirada, como la de don Estrafalario en Los cuernos de don Friolera, es una mirada póstuma, que aparece en varios textos en los que el poeta se aleja de sí mismo y del mundo para escribir dos epitafios –de los versos del segundo toma título el volumen- o media docena de Haikus de la frontera.

Compuestos a la manera de los poetas tradicionales de haikus que cantaban su propia muerte, dice en uno de ellos: 

Qué lejos todo:
La vida, el mundo, ellos...
Qué lejos yo.

En la parte central del libro –y no sólo por su posición geométrica, sino por su carácter nuclear- brilla el Salvago neopopularista y sentencioso, heredero de los Machado, a los que rinde algún homenaje explícito, o el epigramático irónico y distante. 

Soleares, coplas de cuatro versos, haikus por soleares o epigramas, en los que se insiste en esa actitud central de desengaño que conecta al poeta con la antigua tradición ascética de los barrocos sevillanos:

A cada paso, me siento 
de esta vida, de este mundo
y de mí mismo más lejos.

Como en este apunte que enlaza también con los que aparecían en el libro anterior:

Hablar de ciertas cosas 
ya es hablar en pasado.

Santos Domínguez


11 diciembre 2014

El Cantar de Heike


Eiji Yoshikawa.
El cantar de Heike.
Volumen I.
Traducción de Rumi Sato.
Ilustrado por Jin Taira.
Satori. Gijón, 2014.

Satori publica el primer tomo de la versión modernizada de Heike monogatari, uno de los grandes clásicos de la literatura japonesa.

Compuesto a comienzos del siglo XIII, Heike monogatari es una epopeya originada en la tradición oral y cantada durante siglos. Y así como en los textos homéricos están las raíces temáticas de la literatura occidental, en esta monumental obra se perfilan algunas de las claves sobre las que se desarrolla la literatura japonesa a partir de una peculiar fusión de elementos cultos y populares.

Organizada en doce libros, con algunos elementos trágicos y líricos que se insertan en su estructura épica, esta obra narra la guerra sin cuartel por el poder que ennfrentó durante cinco años a dos clanes de samuráis: los rudos Genji y los refinados Heike. Y en torno a ese núcleo central se organiza una secuencia de batallas y venganzas, de intrigas y traiciones que protagoniza un nutrido repertorio de personajes, de héroes, antihéroes y damas dolientes o intrigantes que encarnan distintas actitudes y valores humanos sobre los que se proyecta una cierta mirada nostálgica, una elegía que idealiza el pasado.

La versión que publica Satori con traducción de Rumi Sato es la que reescribió durante siete años, desde 1947, Eiji Yoshikawa, un autor de novelas históricas, para ofrecer el espejo del pasado en aquel presente de la posguerra mundial.

Este primer volumen, que recoge los dos primeros libros –La hierba bajo la tierra y El palacio imperial-, es la primera entrega de una serie prevista de nueve volúmenes en los que se editará este monumento literario oriental.

Con espléndidas ilustraciones de Jin Taira, con apéndices que contienen árboles genealógicos, mapas y un gráfico sobre el cómputo del tiempo desde la hora del ratón a la del caballo, esta edición es el resultado de un esfuerzo admirable con el que Satori sigue su incansable y brillante labor de acercamiento de la cultura japonesa al lector español.

Santos Domínguez

10 diciembre 2014

La mala vida en la España de Felipe IV



José Deleito y Piñuela.
La mala vida en la España de Felipe IV.
El libro de bolsillo. Alianza Editorial. Madrid, 2014.


Varias décadas antes de que la historia de la vida cotidiana se convirtiese de la mano de Fernand Braudel en Francia y de Peter Burke en Inglaterra en una de las direcciones más renovadoras de la historiografía contemporánea, José Deleito y Piñuela (Madrid, 1879 - 1957), krausista y catedrático de la Universidad de Valencia depurado por el franquismo, publicó entre 1935 y 1952 varios tomos sobre la vida española en el reinado de Felipe IV.

El rey se divierte, También se divierte el pueblo o Sólo Madrid es Corte se convirtieron muy pronto en títulos de lectura ineludible para quien quisiese acercarse a la historia del siglo XVII en España, a un Siglo de Oro declinante que no puede ser entendido por el lector actual sin leer estas obras de Deleito y Piñuela, que traza en ellas un recorrido intrahistórico para reconstruir de forma plástica el pulso de la vida diaria a través de los círculos cortesanos y los ambientes de las clases bajas, el vecindario de una corte divertida y peligrosa bajo la dejadez de un rey flojo, dominado primero por los favoritos y en sus postrimerías por monjas proclives al misticismo histérico.

Algunos de esos títulos los rescató Alianza Editorial en su colección de bolsillo en los años 80 y los está reeditando ahora que se ha remozado El libro de bolsillo.

Es el caso de La mala vida en la España de Felipe IV, el sexto volumen de la serie, cuya primera edición apareció en 1948 con prólogo de Gregorio Marañón, y que en palabras del autor trata aquella realidad a través del más desagradable de sus aspectos: al mundillo de la vagancia, de la delincuencia y del vicio.

Los Avisos y Noticias -periódicos de la época- las obras de teatro, los libros de viaje o los textos literarios son la base documental de la que arranca Deleito para construir estas obras admirables mediante cuadros vivísimos que evocan el acontecer diario: las fiestas, la educación, la higiene, la moda o la vida religiosa, a la que dedicaría cuatro años después un tomo que cerraría el ciclo. 

Un relato minucioso y a la vez divertido que en este tomo dedicado a la mala vida se centra en cuatro apartados: el desenfreno erótico -desde las solteras peligrosas a los sodomitas pasando por la sexualidad sacrílega o la prostitución-; la violencia, los crímenes y los robos que tenían como objetivo las venganzas amorosas o los excesos nocturnos; la vida picaresca real y narrativa en los bajos fondos del hampa madrileña y finalmente una cuarta parte dedicada al juego y sus lugares y peligros.

Era el lamentable montón de desperdicios sociales [que] fue abundantísimo en la España de Felipe IV; pero tuvo un carácter especial y un relieve excepcionalísimo.

En conjunto Deleito completa así el cuadro de violencias, miserias, aberraciones y hediondeces que me vi en el desagradable caso de bosquejar, como manifestación típica de costumbres -aunque sea de “malas” costumbres- en la España del Rey poeta.

Y es que este libro es consecuencia y complemento de los otros volúmenes, un ensayo que viene impuesto por los atisbos de inmoralidad que en distintos sectores sociales había tenido que ir descubriendo y señalando en los volúmenes anteriores de esta serie.

Santos Domínguez

09 diciembre 2014

Enrique Gallud. Jardiel. La risa inteligente


Enrique Gallud Jardiel.
Jardiel.
La risa inteligente.
Docerobles. Zaragoza, 2014.

En estas condiciones, sintiéndome tan triste
como un perro olvidado por el Dios de los canes,
siendo el centro de toda la amargura que existe,
voy escribiendo —poco y yo sé con qué afanes—
lo que luego, al leerse, tiene que tener chiste
y lo que he de acabar, tenga o no tenga gana,
antes de que amanezca la siguiente mañana:
pues, no acabar de hacerlo del todo, significa
el que ya no lo cobre a las doce la chica,  
y el no poder hacer la compra cotidiana.

Con esos versos desolados que suplen su falta de altura con la fuerza de su valor confesional cerraba Enrique Jardiel Poncela Enero de 1950, un texto escrito dos años antes de morir, acosado ya por la enfermedad, la decadencia literaria y las deudas.

Lo recoge Enrique Gallud Jardiel en Jardiel. La risa inteligente, un libro en el que traza un completo recorrido por la vida agitada y la obra plural de uno de los autores que, entroncados en las vanguardias históricas de entreguerras, renovaron el panorama teatral español en los años treinta y cuarenta. 

Desde sus orígenes familiares a los últimos años, de enfermedad y miseria, pasando por su época dorada de éxito en España y de trabajo como guionista en Hollywood, Enrique Gallud hace un recorrido minucioso por la biografía de Jardiel y su asombrosa capacidad de trabajo, por su carácter, las envidias y las rivalidades, por su capacidad para conectar con el gusto del público, por sus relaciones sociales y su ideología desengañada, a través del testimonio de quienes lo trataron, de sus propias opiniones o del autorretrato en alejandrinos en que trazó su autobiografía.

La segunda parte contiene un análisis pormenorizado de su producción teatral, de sus propuestas renovadoras y de los mecanismos sobre los que se levanta la comicidad de sus obras, de su talento verbal y su ironía, de su capacidad satírica y de un humor a veces juguetón y con frecuencia amargo, rasgos que recorren sus comedias fundamentales: Angelina o el honor de un brigadier, Cuatro corazones con freno y marcha atrás o Los habitantes de la casa deshabitada

La mayor parte de esos rasgos estilísticos atraviesan también su obra narrativa, con novelas tan avanzadas y transgresoras como La tournée de Dios, y su abundante producción de artículos periodísticos. 

Una actividad tan renovadora que dejó seguidores e imitadores del jardielismo que Enrique Gallud analiza en uno de los últimos capítulos del libro, antes de abordar la bibliografía activa y pasiva de un autor imprescindible para conocer el panorama cultural y la sociedad española de la posguerra.

Tan imprescindible como será a partir de ahora este título en la abundante bibliografía que ha suscitado la obra de Jardiel  Poncela. 

Un libro del que se puede decir lo mismo que el propio Enrique Gallud, nieto de Jardiel, afirma del volumen -Enrique Jardiel Poncela. La ajetreada vida de un maestro del humor- que publicó en 2001 con motivo del centenario del nacimiento de su abuelo:

No se trata en absoluto de un libro de índole crítica. Está dirigido a un lector entusiasta por la obra de Jardiel y ha buscado más la amenidad que el exceso de datos. Permite conocer, sin embargo, la forma de actuar de Jardiel tanto en su vida privada como en el mundo teatral en el que se desenvolvió. 

Santos Domínguez



08 diciembre 2014

Luis Alberto de Cuenca. Cuaderno de vacaciones


Luis Alberto de Cuenca. 
Cuaderno de vacaciones. 
Visor Poesía. Madrid, 2014.

Alguna vez ha explicado Luis Alberto de Cuenca que lo que tiene que decir un poeta lo deja dicho en su primer libro. 

Cuando han pasado cuarenta años justos entre Elsinore y los últimos textos de este Cuaderno de vacaciones que muestra a un poeta en su fecunda madurez, conviene matizar esa afirmación, porque Luis Alberto de Cuenca, que hace tiempo perfiló una voz poética inconfundible, ha ido afinando y depurando su tono, ha matizado su mirada y ha ido dejando algunas máscaras impostadas hasta encontrar su tonalidad más auténtica en los ochenta y cinco poemas de este libro.

Escritos entre los veranos de 2009 y 2012, más de la mitad de los poemas de Cuaderno de vacaciones están fechados ese último año, al que corresponden cinco de las ocho partes en que se organiza el libro.

Una de las claves fundamentales de la obra de Luis Alberto de Cuenca es la capacidad de asumir en su mirada un mundo bifronte y de transmitirlo en su poesía en un admirable ejercicio de integración:

Me he pasado la vida conciliando contrarios, escribía en El otro sueño y sigue haciéndolo aquí en la Canción de opósitos: Norte y sur, aventura y biblioteca, / rencor y amor, coraje y cobardía,/ Dios y Diablo, todo al mismo tiempo.

Por eso también en estos poemas cohabitan Guillermo de Aquitania y los boleros, el viejo Séneca y Caperucita feroz, Otelo y el Guerrero del antifaz, Roberto Alcázar y Macbeth, Alicia y Alicia en una poética integradora que armoniza contrarios y fusiona cultura y vida, comunicación y conocimiento, lenguaje literario y lenguaje cotidiano para dar lugar a una poesía figurativa que tiene sus referencias temáticas en asuntos como el amor, la memoria o la amistad, su marco espacial en los ambientes urbanos y sus modelos formales en la narratividad, el hiperrealismo y la línea clara. 

De ahí que tras reconocer en La brisa de la calle que siempre has visto la vida por el ojo / de la literatura se dé este consejo: permite que la luz de lo real / entre en tu corazón, deja que te acaricie con su brisa / la verdad sin rodeos de la calle, o ponga en boca de uno de sus personajes la idea de que una noche en la calle / vale más que cien libros.

Realidad y deseo, memoria y presente, lenguaje coloquial y alusiones cultas, vida y arte, experiencia y literatura dan las claves de una poética de la fusión que hace compatibles la desenvoltura mundana y el clasicismo en la voz, doliente a veces, otras celebratoria, y casi siempre melancólica y elegiaca, del poeta:

Como todos los hombres, vine al mundo
a recordar, porque el conocimiento
es tan solo memoria, remembranza,
reminiscencia de otra realidad
mejor, más prestigiosa y más estable,
de la que un día fuimos desterrados.
La vida es perseguir inútilmente
la fuente primordial, donde confluyen
todos los hilos de agua del recuerdo,
rozar casi sus gárgolas y hundirse
en el suplicio de una sed eterna.
Tú, madre mía, soledad, aún puedes
salvarme de este olvido que amenaza
con sembrar de silencio las llanuras
sonoras de mi alma. Novia mía,
hermana soledad, dime qué hubo,
o si hubo algo, digno de memoria
fuera de la caverna en la que vivo.

Ese intenso poema –Caverna perpetua-, fechado en 2009, cierra y da título a la primera sección del Cuaderno de vacaciones, y resume su tono poético. Y ese espacio cavernario es el ámbito existencial de un libro en el que van creciendo las sombras como esa luz del Norte que se limita tan sólo a ensombrecer la tierra / y a dejarnos el cielo más oscuro.

Pasado el tiempo gozoso y remoto, cuando el mundo era un álbum de cromos de animales / y no esta decadencia que precede a la muerte, se imponen esas sombras premonitorias que le hacen decir al poeta queda ya poco tiempo o qué pena estar tan cerca de la muerte.

Pese a todo, como en los mejores libros de Luis Alberto de Cuenca, en estos poemas la angustia y el desengaño son los motores de una búsqueda interior, de un itinerario ascético de depuración espiritual y estilística en el que la poesía es una forma de encontrar anclajes vitales y de integrar fructíferamente literatura y experiencia en un brindis vitalista que funde pasado, presente y futuro, melancolía y optimismo, humor y seriedad y una ironía que emerge en poemas como este:

Éramos postmodernos entonces (y subrayo
el prefijo). Asumiendo que íbamos de eso,
y que quizá algún día nos dé por regresar
a lo mismo, la cosa es que a los que quedamos
de aquella Edad de Oro nos ha dado, cumplidos
los sesenta, por ir de premodernos.

Aunque en algún momento parece triunfar el alba milagrosa y las victoriosas mañanas  derrotan momentáneamente a un mundo que no es más que un desvaído infierno sin colores y sin formas, los poemas del Cuaderno de vacaciones se sitúan en un territorio cada vez más sombrío, en las profundidades de mí mismo,/ donde la angustia, donde la ansiedad.

Es entonces cuando aparece la función sanadora de una poesía que alivie su terror al vacío, / mitigue su angustia y vierta luces / en su noche perpetua. O la salvación de la lectura, porque los clásicos ayudan a vivir, / y a morir, y a olvidar nuestras miserias, / y a no perdernos por el laberinto / sin Teseo ni Ariadna que es el mundo.

Y es que aún hay tiempo para saborear / el triunfo de estar vivos, de afirmar que hay que intentar vivir hasta la última / bocanada de aire en los pulmones / sin perder la esperanza, sin hundirse / demasiado, sabiendo que la vida / es un horror o que 'vivir cada mañana como un triunfo, una victoria: / ahí tienes el camino que conduce a la calma.

Por eso resiste pese a todo la esperanza en poemas como el espléndido Consolatio ad se ipsum, donde se leen estos versos:

Cuando te veo triste y melancólico,
próximo ya a la ruina cenicienta,
me permito decirte (en estos versos,
porque a la cara no me atrevería),
que aún respiras (lo que es inevitable
cuando se sigue vivo), que hay películas
todavía que ver, y geologías
caprichosas y océanos en llamas
y tesoros escitas y crepúsculos
que admirar, y novelas que leer,
y connivencias mágicas, y copas
feéricas que apurar. Y aunque no haya
emociones fortísimas, pasiones
consuntivas ni tíos en América
esperando a las puertas del futuro,
hay que intentar vivir hasta la última
bocanada de aire en los pulmones
sin perder la esperanza, sin hundirse
demasiado, sabiendo que la vida
es un horror, y que termina siempre
fatal...

Pero el libro oscurece su tono, se va haciendo sombrío y a sus poemas los invade la certeza de los días nefastos. Y se ensombrece también la experiencia amorosa con  premoniciones macabras que recuerdan la poesía barroca de postrimerías. En ese momento, mientras el poeta se deja devorar por los recuerdos, se permite esta  penúltima declaración de amor al cuerpo de la amada: esa es mi religión esa es la única / visión de lo sagrado que conozco.

O esta afirmación de rebeldía con resonancias quevedescas de amor más poderoso que la muerte: pero hay algo que nunca lograréis / ni tú ni la tiniebla que me cubre, / y es que me muera sin hacer memoria, / aunque sea un segundo, de la cara / que me ponías al abrir los ojos / cada mañana.

Más allá de las máscaras que ha ido dejando por el camino en estos cuarenta años, este es seguramente el libro más confesional de Luis Alberto de Cuenca, el más claro y el más oscuro de los suyos, el más auténtico y el más potente de una trayectoria en la que el personaje poético se ha ido acercando cada vez más explícitamente al sujeto real hasta fundirse y desgarrarse con él.

Santos Domínguez