17 diciembre 2013

Navidades de libro. Narrativa

Antón P. Chéjov.
Cuentos completos
(1880-1885).
Edición de Paul Viejo. 
Páginas de Espuma. Madrid, 2013

Narrador de voz baja, Anton Chéjov construyó su universo literario con lo fugaz y lo secundario. En sus relatos abiertos conviven misteriosamente la levedad y la intensidad, la emoción y la distancia, se armonizan la ironía y la piedad, el humor y la tristeza. Es la vida con minúsculas en una literatura de sobreentendidos que requiere la complicidad del lector para asumir ese mundo que está en sus relatos breves.

Acaba de llegar a las librerías el primer tomo de sus Cuentos completos en una edición cuidada por Paul Viejo y publicada por Páginas de Espuma. Es la primera vez que se acomete en el ámbito hispánico un proyecto tan ambicioso como el de reunir a lo largo de cuatro años y en cuatro volúmenes toda la narrativa breve del maestro ruso, uno de los fundadores del cuento contemporáneo, en las versiones de sus mejores traductores al español.

En este primer volumen, precedidos de un estupendo prólogo de Paul Viejo, se recogen sus cuentos iniciales, 240 relatos escritos durante el primer lustro de su actividad literaria, y algunos inéditos en español, entre los que asoman ya obras maestras del género como El camaleón, La cerilla sueca, Ostras o Flores tardías.

La mirada compasiva y honda de Chéjov, menos optimista que piadosa, está rayando aquí cerca de la altura de sus mejores relatos. Una mirada magistral que vive en el matiz y en la sutileza con que construye a los personajes, en las contradicciones de sus comportamientos y en la economía de la elipsis.

La sutil mirada de Chéjov, que a diferencia de Dostoievski o Tolstoi nunca contempla a los personajes desde arriba, sino cara a cara, teje un hilo invisible y persistente que los une, como la melancolía invisible y la tonalidad persistente de su literatura une a Chéjov con Cervantes y con Shakespeare en la construcción de un universo narrativo en el que conviven ricos y pobres, sinceridad y simulación en una indagación honda y fundacional.




Antología universal del relato fantástico. 
Edición y prólogo de Jacobo Siruela. 
Atalanta Ars brevis. Vilaür, 2013. 


La Antología universal del relato fantástico que ha preparado Jacobo Siruela en Atalanta propone un canon decimonónico en el que figuran Villiers y sus cuentos crueles, la proyección literaria de la locura de Nerval, la genialidad alucinada de Poe, la ambigüedad de La dama de picas de Pushkin, Hawthorne y sus relatos turbios y turbadores, las almas en pena de Dickens, la duda de Turgéniev ante un sueño, la precisión verosímil con la que Le Fanu incorpora lo fantástico a lo cotidiano, la interiorización del misterio en Henry James, el horror interior de Bierce, el peso del pasado en los relatos de Vernon Lee, el toque de humor elegante de Saki, los cuentos abiertos de Kipling, M. R. James y “la cosa ominosa” que se asoma a la vida diaria y acaba ocupando el centro de la escena, Arthur Machen y el terror cósmico del mal representado en sus minúsculos malvados ocultos en bosques y cuevas con resonancias de la mitología celta o los relatos de Lord Dunsany, que fundan una nueva mitología.

Y ya en el siglo XX, las tres ramas que se llaman Kafka, el más contemporáneo de nuestros contemporáneos; Lovecraft, oscuro y nocturno, la cima de lo fantástico popular, como señala el editor; o Borges, la cima absoluta.


En todos esos cuentos se pueden rastrear los temas, los personajes y los ambientes que perfilan los rasgos de estos relatos fantásticos: el fantasma y la muerte personificada, el pacto con el diablo y los vampiros, los hombres-lobo y las casas hechizadas, las metamorfosis y el doble, los monstruos y los autómatas, la magia y las paradojas temporales, la inmortalidad y el sueño, la realidad dudosa y las alucinaciones.






Edgar Allan Poe.
Narrativa completa.
Edición, introducción y notas de
Margarita Rigal Aragón.
Cátedra Bibliotheca Avrea. Madrid, 2011.


Quizá la clave de todo Poe esté en una frase (Al principio fue el miedo) que Cortázar dejó caer estratégicamente en un lugar del prólogo memorable a su traducción de los cuentos completos del norteamericano. Esa traducción canónica de los cuentos y la que hizo de la Narración de Arthur Gordon Pym son las que, junto con la que Margarita Rigal Aragón ha preparado de El diario de Julius Rodman, aparece en la edición en la que Cátedra Avrea ofrece la Narrativa completa de Edgar Allan Poe. 

Precedidos de un estupendo estudio introductorio, se recogen en este volumen, además de sus 67 cuentos, sus dos novelas: Narración de Arthur Gordon Pym y la truncada El diario de Julius Rodman.

Poe abordó en sus textos temas científicos y horrores variados, el misterio policial y la aventura y en más de una ocasión practicó la parodia de los viejos modelos narrativos. Revitalizó la narración de terror en La caída de la casa Usher y la de aventuras en El escarabajo de oro, fundó el relato policiaco con La carta robada y Los crímenes de la rue Morgue y fue el primero que hizo que el horror se independizara de la escenografía y que la sensación de terror surgiera en el interior del personaje y se transfiriera luego al lector a través del tono y de la atmósfera del relato.




John Galsworthy.
El mono blanco. 
Una comedia moderna.
Traducción de Susana Carral.
Reino de Cordelia. Madrid, 2013.


Poco después de publicar Bajo el manzano, una espléndida novela corta de John Galsworthy (1867-1933), Reino de Cordelia edita El mono blanco, la primera novela que publicó después de ganar el Nobel de 1923. Con ella, cerrada ya La saga de los Forsyte, que popularizó en España una serie de televisión de la BBC, abría la trilogía Una comedia moderna, la segunda de las que integran el ciclo de las Crónicas de los Forsyte.


Cuando está a punto de cumplirse el centenario del comienzo de la Primera Guerra Mundial, la edición de El mono blanco es una buena ocasión para recordarla, porque en esta obra se refleja la decisiva transformación histórica que ocasionó en la sociedad y la cultura occidental, sobre todo en Europa, aquella explosión de barbarie de un mundo que hasta entonces parecía, en general, civilizado.


Bellísimamente editada en un volumen muy manejable en tapa dura con sobrecubierta, la estupenda traducción es de Susana Carral, que en su introducción destaca la relación con el actual del mundo confuso que refleja la novela. 





Ángel Olgoso.
Cuentos de otro mundo.
Editorial Nazarí. Granada, 2013.

Para los lectores familiarizados con el cuento español reciente, cualquier libro de Ángel Olgoso es una fiesta. Más un título tan fundamental en su obra narrativa como Cuentos de otro mundo, un conjunto que se publicó en 1999 y que se reedita ahora en una nueva edición aumentada y corregida.


Organizados en tres secciones -Mundo murciélago, Nuevos cuentos del Folio Club y Cuentos alrededor de una mesita de té en el vientre de una ballena-, cada uno de los casi cien cuentos y microrrelatos de este volumen es una invitación a pasar al otro lado del espejo, a entrar en un espacio de asombro y misterio donde lo fantástico va más allá del mero descubrimiento y se convierte en un método de acceso a otra dimensión de la realidad.


Presentado por un prefacio en el que Miguel Ángel Muñoz destaca la excelencia de la narrativa de Olgoso y el carácter fieramente humano de estos cuentos fantásticos, con este título comienza su andadura la editorial Nazarí, el nuevo sello granadino auspiciado por Paolo Remorini con la calidad como aspiración y como seña de identidad. 




Ango Sakaguchi.
En el bosque, bajo los cerezos en flor.
Traducción de Susana Hayashi.
Epílogo de Jesús Palacios.
Satori. Gijón, 2013.

Con un epílogo de Jesús Palacios, experto en terror japonés, Satori publica En el bosque, bajo los cerezos en flor, un volumen que toma su título del primero de los tres relatos de Ango Sakaguchi (1906-1955) que ha traducido 
Susana Hayashi.

Encabezados por esa obra maestra del terror contemporáneo en la literatura japonesa, estos tres relatos inéditos hasta ahora en español componen un conjunto en el que la opresión convive con el lirismo y la potencia del lenguaje es el cauce de expresión de lo fantástico y del “terror casi cósmico” del que habla el autor del epílogo.


Una mezcla explosiva de lo grotesco y lo macabro, de la locura y la muerte para expresar un horror que –heredero de la concepción de Poe- surge del interior de los personajes más que de la escenografía. 
Con este título inaugura Satori su nueva colección Satori Ficción. 



España negra.
Prólogo de Manuel G. Altava Lavall.
Literatura Rey Lear. Madrid, 2013.


Cinco años después de su fundación y de su presentación editorial con el libro Crímenes de Castellón, el colectivo 12 Plumas Negras añade un nuevo título a su trayectoria en el relato policiaco.

España negra, que publica Rey Lear con prólogo del magistrado excedente Manuel G. Altava, reúne 27 relatos policiacos, porque el grupo ha incorporado a autores de prestigio en el terreno de la novela negra como Lorenzo Silva, Jorge Martínez Reverte, Juan Bolea o Mariano Sánchez Soler para ofrecer esta antología representativa del panorama narrativo, no solo del género negro, sino de la España actual y de su paisaje social y delictivo. Y es que en muchos de estos relatos no se sabe hasta dónde llega la base real y dónde empieza la imaginación, dónde acaba el reportaje documental y dónde empieza la ficción narrativa.



Cesare Pavese. 
Antes de que cante el gallo.
Traducción de Isabel Verdejo y Ester Quirós.
Pre-Textos. Valencia, 2013.

De la experiencia del destierro en la costa calabresa surge La cárcel, una novela corta que Cesare Pavese terminó en 1939, tras esa experiencia a la que se sumó pocos años después otra vivencia aún más traumática, la de los bombardeos sobre la ciudad de Turín y la ocupación nazi, que daría lugar a otra novela corta, La casa en la colina. 


Fue entonces, en 1949, cuando reunió en Antes de que cante el gallo estas dos novelas en un volumen que acaba de publicar Pre-Textos con traducción de Isabel Verdejo y Ester Quirós. Está aquí un Pavese que en plena madurez creativa integra lo autobiográfico y lo social para construir a través de los dos protagonistas -Stefano y Corrado- una reflexión autocrítica sobre el fracaso y la culpa, la traición y la identidad, un testimonio ineludible de la conciencia existencial y política de la Europa del segundo tercio del siglo XX.




William Gaddis.
Jota Erre.
Traducción de Mariano Peyrou.
Sexto Piso. Madrid, 2013.

Había en él algo de precursor, se dice del protagonista barojiano al final de El árbol de la ciencia. Y ese mismo juicio se podría aplicar a William Gaddis y a esta novela, que en 1975, diez años antes de su celebrado Gótico carpintero, hablaba de estafas piramidales y de especulativos vendedores de humo virtual. 


No sólo por ese tema, tan actual, se anticipaba a este tiempo Jota Erre. También por su estructura renovadora, por su construcción a base de diálogos fragmentarios generadores de un ruido y un caos que exige la intervención activa del lector y que provocaron el rótulo de Mr. Dificult que le colocó Franzen.


Esos diálogos son los que ponen en pie y en movimiento a unos personajes que anticipan el descontrol de una sociedad tan individualista como la estadounidense y la deriva liberal del capitalismo salvaje en esta novela extrema que toma su título del nombre de un niño de once años que en los recreos y desde el teléfono público de su colegio monta un negocio desde la nada y sin nada, en la que ha sido calificada como la mayor novela satírica de la literatura norteamericana.




William Gaddis.
Gótico carpintero.
Traducción de Mariano Peyrou.
Sexto Piso. Madrid, 2012.

Diez años después de Jota Erre, en 1985, Gaddis escribió Gótico carpintero, una novela en la que concentró más su capacidad narrativa en el manejo del espacio y el tiempo –todo ocurre en el interior de una casa sórdida, entre pocos actores y en un breve plazo- y las posibilidades técnicas que le permitía el uso de los diálogos para construir la trama, diseñar a los personajes y hacer que la casa decimonónica -cuyo estilo arquitectónico se evoca en el título- asuma un papel protagonista, de manera que su ruina es la del sueño americano.

Como en otras novelas de Gaddis, la fascinación estilística arrastra al lector en una experiencia irrepetible y vertiginosa como la corriente de un río. Pero aquí esa corriente es un torbellino que absorbe al lector con la fuerza centrípeta de sus diálogos portentosos. Una fuerza que ha sabido plasmar en español –y no era fácil- el admirable traductor que es Mariano Peyrou.

Rodrigo Fresán la definió como la más breve y la más normal de sus novelas. Si lo primero es indiscutible, lo segundo es más dudoso. Porque en Gaddis -en el mejor sentido de la expresión- nada es normal, afortunadamente. 



Julio Baquero Cruz.
Murasaki.
Menoscuarto. Palencia, 2013.

Una evocación del esplendor de la cultura oriental ambientada en el Japón de hace mil años, en la época de mayor brillantez del periodo Heian, a través de un personaje femenino, Murasaki, que escribió en el siglo XI la Historia de Genji y que da título a esta novela de Julio Baquero que publica Menoscuarto. 

Pero, contra lo que pueda parecer a primera vista, no se trata de una novela histórica al uso, porque en ella lo importante no es la reconstrucción del pasado, sino la evocación de un sueño intemporal a través de una sucesión de estampas en las que se superponen la narratividad y la lírica, la sensibilidad oriental y la occidental y conviven la mirada reflexiva y la descripción de la naturaleza para construir una novela sólida y delicada que invita a una lectura demorada y gozosa.



Scipio Slataper.
Mi Carso.
Traducción de Pepa Linares.
Prólogo de Claudio Magris.
Ardicia. Madrid, 2013.

Hace poco más de un siglo, en 1912, el triestino Scipio Slataper (1888-1915) publicaba Mi Carso, una novela breve y fundacional que permanecía inédita en español y que acaba de aparecer en Ardicia con traducción de Pepa Linares y prólogo de Claudio Magris, otro escritor de Trieste que habla en su presentación del “áspero y esquivo lirismo” de esta obra.

Junto con Italo Svevo, Slataper es el iniciador de una tradición que ha hecho de Trieste no solo un lugar de referencia en la literatura del siglo XX, sino una tonalidad narrativa y un estado de ánimo. Murió en 1915 en combate en la Primera Guerra Mundial, en las filas del ejército italiano. Tenía 27 años y dejaba Mi Carso, como su única novela, una narración autobiográfica de tono intensamente lírico que surge del trauma provocado por la muerte de su madre y el suicidio de su novia.

Organizada en tres partes que corresponden con la infancia, la juventud y la madurez del narrador, Mi Carso es una muestra de la capacidad evocadora de las descripciones en la prosa sutil y matizada de un escritor del que se podían esperar obras aún mayores que esta.


Roger Wolfe.
Luz en la arena.
Zut Ediciones. Málaga, 2013.

Con Luz en la arena,  que acaba de publicar Zut Ediciones, Roger Wolfe abre un prometedor ciclo narrativo autobiográfico -Las cosas que un hombre ha hecho- que se irá completando en sucesivas entregas.

Este primer volumen sale en busca del tiempo perdido para narrar los años infantiles del narrador con una admirable combinación de memoria y fabulación, de capacidad narrativa y prosa eficaz. Sus casi cuatrocientas páginas, apretadas y sólidas, fluyen con la misma naturalidad con la que parecen emerger los recuerdos hasta culminaren la evocación de “la última jornada oficial de nuestra infancia.   



Santos Domínguez

16 diciembre 2013

Navidades de libro. Regalo




Umberto Eco.
Historia de las tierras y los lugares legendarios.
Traducción de Maria Pons Irazazábal
Lumen. Barcelona, 2013.


El último libro de Umberto Eco, cuya edición original apareció este mismo año en Italia, se publica en español de la mano de Lumen en una espectacular edición que en su texto y en sus cientos de ilustraciones está a la altura de los lugares prodigiosos que constituyen su objeto.

Desde la imagen de una Tierra plana a lugares novelescos como la isla Sonante, Xanadú, el castillo de If o Baker Street, esta Historia de las tierras y los lugares legendarios es un recorrido por los territorios prodigiosos que ha ido construyendo la inventiva de los hombres con leyendas milenarias o con creaciones modernas que se han instalado en el imaginario occidental. 


Espacios lejanos e inexplorados que, desde los libros proféticos del Antiguo Testamento a Los viajes de Gulliver, desde las leyendas del Grial a los comics y desde los poemas homéricos a los mapas antiguos o la ciencia ficción, alimentan las narraciones y provocan las abundantes representaciones plásticas de las que este volumen ofrece una muestra muy significativa.



Entre la mitología, la religión y la literatura, tres manifestaciones de la imaginación que ha generado lugares de quimera y espacios de utopía como el Paraíso terrenal, El Dorado o el Jardín de las Hespérides, la Última Thule o Jauja, este volumen contiene un impresionante despliegue gráfico, un atlas de espacios legendarios cuya extensión varía desde la de continentes como la Atlántida hasta el palacio que Calvino imaginó en el centro de Fedora.





Alexandre Dumas. 
Los mosqueteros. 
Traducción, introducción y notas 
de Javier La Orden Trimollet. 
Bibliotheca Avrea Cátedra. Madrid, 2013.

Con un espléndido texto de solapa -El oso que juega- se presenta el volumen Los mosqueteros (Los tres mosqueteros. Veinte años después) que edita Cátedra en su Bibliotheca Avrea con traducción, introducción y notas de Javier La Orden y con las ilustraciones clásicas de Maurice Leloir y R. de La Nézière.

El ambiente: la Francia de 1625.  Los personajes: Luis XIII, Richelieu, Treville, Milady de Winter, Rochefort, Ana de Austria, Buckingham. Y cuatro mosqueteros. La peripecia: los doce herretes de diamantes, el misterio y el secreto, la doblez y la lealtad, la amistad y la traición, las venganzas y el secuestro, las citas a escondidas, tres duelos para una paz provisional firmada con un abrazo.

Veinte años después, en 1648, otro cardenal, Mazarino, Bragelonne, la Fronda, los amigos y los enemigos, la Inglaterra de Cromwell y de Carlos I, el cuarto duelo con Rochefort, la muerte, la separación.

"Nadie - escribía Maurois- ha leído todo Dumas, pero todo el mundo ha leído a Dumas... Si en este momento (se decía en 1850) hay en alguna isla desierta un Robinson Crusoe, seguro que estará leyendo Los tres mosqueteros."





1001 películas que hay que ver antes de morir.
Coordinado por Steven Jay Schneider.
Grijalbo Ilustrados. Barcelona, 2013.

Han pasado diez años desde la primera edición de este volumen espectacular, de este recorrido imprescindible por 1001 películas que se han convertido en clásicos indiscutibles o que, sin llegar a ese nivel, han tenido un impacto fuerte en la crítica o un notable éxito de público, porque esta obra no es exactamente una selección de las mejores películas, sino algo más complejo y menos técnico. A lo largo de esta década estas 1001 películas que hay que ver antes de morir que publica Grijalbo Ilustrados se han venido poniendo al día con nuevas ediciones anuales que recogen los últimos títulos que un amplio equipo de decenas de expertos coordinados por Steven Jay Schneider ha considerado dignos de figurar en esa relación.En esta edición, por ejemplo, se incorporan obras como Django desencadenado, Amor, Lincoln, Los miserables o Argo.

Quizá parezcan muchos títulos, pero son miles y miles los que se han estrenado, de manera que, como señalan los responsables de la selección, los que han sido recogidos en este libro no son más que gotas en el océano fílmico. Como es lógico, y ya que el número es intocable, cada una de las actualizaciones no sólo añade varias películas nuevas, sino que revisa el conjunto para eliminar tantos títulos como los que se incorporan. 

Esos títulos sacrificados (El rostro impenetrable, El hombre de Laramie, Fanny y Alexander, El turista accidental, Drácula de Bram Stoker, La edad de la inocencia o El gran Lebowski) es quizá lo más discutible de una obra tan ambiciosa como irreprochable, en la que la cantidad y la calidad se hacen compatibles página tras página.

Porque además de un profundo y apretado análisis de cada una de las películas, las casi mil páginas del libro contienen momentos de prosa brillante como estos, que copio aquí a título de ejemplo, porque esa altura estilística y crítica es lo usual en unas reseñas que combinan el rigor y la amenidad.

Jean de La Bruyère.
Los caracteres.
Traducción de Consuelo Berges.
Hermida Editores. Madrid, 2013.

Si no gustan estos Caracteres, me sorprende, y si gustan, me sorprende también,
escribe La Bruyère en la anotación que cierra el apartado De los incrédulos y el volumen Los caracteres, que Hermida Editores publica por primera vez íntegro en español con una traducción de Consuelo Berges que nunca se había editado completa.


A mitad de camino entre la condición narrativa del retrato y la capacidad analítica del ensayo, esta es una de esas pocas obras por las que no pasa el tiempo, porque la mirada del moralista lúcido que fue La Bruyère proyecta su pesimismo desengañado de hombre barroco sobre una serie de prototipos intemporales. 
El hipócrita y el ambicioso, el adulador y el fanfarrón son algunos de los componentes de un fresco que La Bruyère, admirador de Montaigne y espectador atento del teatro del mundo, construyó en dieciséis capítulos que componen un laberíntico juego de espejos en los que se refleja la sociedad francesa del XVII, pero que más allá de eso contiene en sus páginas el mundo.

Fue un moralista con voluntad de estilo que evita la sentencia lapidaria y la máxima concisa y sin matices y prefiere el párrafo largo que permite ese despliegue estilístico con el que hizo una aportación decisiva a la configuración de la prosa literaria francesa: 
Es hacer un mal uso de la pureza y de la claridad del discurso ponerlos al servicio de una materia árida, infructuosa, sin gracia, sin utilidad, sin novedad./.../ Si se pone alguna profundidad en ciertos escritos, si se aparenta cierta finura de expresión y, a veces, una excesiva delicadeza, es sólo por la buena opinión que se tiene de los lectores.


Enrique Vila-Matas.
Fuera de aquí.
Conversaciones con André Gabastou.
Galaxia Gutenberg /Círculo de Lectores. Barcelona, 2013.

Fuera de aquí se titulaba el homenaje narrativo a Chejov que Enrique Vila-Matas incluía en uno de los textos de Exploradores del abismo. Y en ese mismo libro, al final del primer párrafo, se recordaba una cita de La partida, un microrrelato de Kafka: Fuera de aquí, tal es mi meta.

Y ese título, que resume su actitud ante la literatura y ante la vida, es el que se ha elegido para traducir y adaptar el volumen de conversaciones Vila-Matas, pile et face, rencontre avec André Gabastou que se publicó en Francia en 2010 y que acaba de publicar Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores ampliado y actualizado por sus autores con nuevas fotografías y con textos que no habían sido recogidos en un libro hasta ahora.

Fuera de aquí es más que un volumen que recoge las conversaciones de 2009 con su traductor francés. Es también una antología esencial, un álbum repleto de imágenes que expresan la fusión de vida y literatura en su obra, un atlas para orientarse por el ya extenso universo Vila-Matas a través de unas páginas que proponen al lector un recorrido por su obra, por sus preferencias personales -El mal de Montano y Doctor Pasavento-, por el territorio de nadie entre la realidad y la ficción en el que se mueve a su gusto el autor. 

Cine y literatura, libros y ciudades, clásicos y contemporáneos conviven en estas conversaciones que revelan algunas de sus claves literarias, evocan su proceso de composición, sus lecturas y sus influencias y son también un cuaderno de viaje por las geografías reales e imaginarias en las que transcurre la obra del novelista y del viajero que recorre ciudades y escrituras para intentar explicarse el mundo.




España a través de la fotografía.
1839-2010.
Taurus. Madrid, 2013.


Con la fotografía como hilo conductor, el espléndido volumen España a través de la fotografía (1839-2010) que acaba de publicar Taurus, ofrece un recorrido intrahistórico por los últimos 170 años.

En las cuatrocientas fotografías de este volumen se contiene la memoria visual de España y de su evolución: desde la imagen pintoresca que vieron los viajeros románticos de la primera mitad del XIX, hasta ayer mismo, con la caravana que celebraba el Mundial de fútbol en 2010 por las calles de Madrid, pasando por el reinado de Isabel II, la Primera República y la Restauración, el desastre del 98, la Segunda República y la guerra civil, la posguerra bajo la dictadura franquista o la transición a la democracia.

Está aquí la España lamentable que convocaba multitudes alrededor de un cadalso en el que se iba a dar garrote a un delincuente de 22 años en un espectáculo público ejemplarizante del que no se privaba a los niños; la España atrasada y pintoresca de los pueblos y la evolución de sus ciudades, de su paisaje y su paisanaje. 

La selección de imágenes va precedida de dos artículos monográficos en los que Jordi Canal analiza la relación entre historia y fotografía y Alejandro Castellote aborda la creación de un imaginario visual sobre la evolución paralela de España y de la fotografía, sobre su potencia documental a través de una muestra en la que están representados los más destacados fotógrafos españoles como Alfonso, César Lucas, Cristina García Rodero, Jordi Socias, Oriol Maspons o Ramón Masats.

Por su importancia documental o por su valor artístico, sus obras han contribuido a crear un rico patrimonio histórico y artístico, indispensable ya para conocer la sociedad, la historia y la cultura contemporáneas. Y una parte muy representativa de esa espectacular riqueza patrimonial está magníficamente reproducida en las páginas de este volumen espléndidamente editado en el que se contienen las claves sociales e históricas del pasado reciente.



William Blake. 
Libros proféticos. 
Prólogo de Patrick Harpur. 
Traducción de Bernardo Santano Moreno.
Imaginatio Vera. Atalanta. Vilaür, 2013.


William Blake (1757-1827) es uno de los poetas más enigmáticos y asombrosos de la tradición occidental. Inclasificable e irrepetible, su intensa poesía fue una isla deslumbrante en el racionalismo del siglo XVIII, una profecía del irracionalismo romántico y de la actitud visionaria del superrealismo.

Aquel poeta iconoclasta y profético, en cuyos versos conviven en raro equilibrio las luces y las sombras, fundó una cosmogonía prometeica propia sobre el hombre anterior a la caída en los Cantos de inocencia y sobre el conocimiento del dolor en los Cantos de experiencia, creó una obra de enorme potencia imaginativa, murió cantando y dejó una huella importante en Yeats o en el Graves de La diosa blanca, en Cirlot o en Borges, o en el Neruda más visionario de las Residencias.

Atalanta acaba de presentar la edición del primer volumen de sus Libros proféticos traducidos por Bernardo Santano y prologados por Patrick Harpur. Es la primera edición completa y bilingüe de sus poemas proféticos en la que se recogen todas sus imágenes en color. Un volumen trabajadísmo y asombroso -el libro mejor editado del año sin ninguna duda-, profusamente ilustrado con los grabados originales del artista y cuidado hasta el más mínimo detalle para reflejar la obra del artista complejo que fue Blake, la convivencia en ella de lo oscuro y lo deslumbrante a la vez, de la inspiración y el caos, de lo disparatado y lo convencional, de un raro equilibrio, de la inusual coexistencia de lucidez y locura que recorre sus textos.

Su irrelevante biografía exterior contrasta con una vida imaginativa intensa y literalmente visionaria. De esas visiones, frecuentes desde su niñez, se alimentan su mundo poético y plástico, profundamente entrelazados. Blake fue dibujante y grabador antes que poeta, más cercano en su concepción gráfica a los libros iluminados de la Edad Media que al Neoclasicismo imperante en su época. 

Un escritor tan irrepetible como Blake se merecía un volumen tan excepcional como este.



Judith Schalansky.
Atlas de islas remotas.
Traducción de Isabel G. Gamero.
Capitán Swing y Nórdica Libros. 
Madrid, 2013.

Cincuenta islas en las que nunca estuve y a las que nunca iré, aclara Judith Schalansky en el subtítulo de este Atlas de islas remotas, que coeditan Capitán Swing y Nórdica Libros, dos sellos hermanos que han unido esfuerzos y talento editorial para publicar la versión española que firma Isabel G. Gamero de un libro espectacular que –afirma su autora en la introducción, Tierra a la vista- no es un manual de geografía, sino un proyecto poético.

Entre la promesa y el misterio, entre la exploración y la imaginación que convierte a una isla en metáfora del individuo –porque un hombre es una isla, pese a John Donne-, en imagen de la utopía, en lugar del no lugar, cincuenta islas remotas que justifican el título del prefacio: El Paraíso es una isla, el Infierno también.

Porque desde la ártica Soledad deshabitada a la isla antártica de Pedro I, aquí no hay solamente islas paradisiacas y espacios de libertad, sino islas sombrías y siniestras, recintos para la reclusión y el crimen, lugares de destierro o colonias penitenciarias, ámbitos de desolación y escorbuto o destino de experimentos nucleares.

A cada uno de esos mundo en miniatura, a cada una de estas cincuenta islas remotas, habitadas o desiertas, no sólo las ilustra un mapa meticuloso. Cada una de ellas es una invitación al viaje, al naufragio y al sueño, cada una contiene un relato prodigioso, propone un itinerario imaginativo que no está en el catálogo de las agencias de viaje. 

Reales y distantes, inalcanzables todas, imposibles de abarcar, porque una isla  no es solo un accidente físico o geológico, sino la idea de una isla. Y el atlas no es  más que otra metáfora, una representación imaginaria que crea la ilusión de simular a escala el dominio de lo inabarcable. Porque sus páginas reivindican la cartografía como género literario en el que las islas remotas favorecen los espejismos y dibujan la topografía de los sueños o de las pesadillas.



Mary W. Shelley.
Frankenstein o el moderno Prometeo.
Ilustraciones de Lynd Ward.
Epílogo de Joyce Carol Oates.
Traducción de Rafael Torres.
Sexto Piso Ilustrado. Madrid, 2013. 

Imaginado por Mary W. Shelley en una noche de apuestas y tormenta, en compañía de Byron, Percy Bysshe Shelley y Polidori, con el gótico telón de fondo de una propiciatoria escenografía romántica, el monstruo creado por Victor Frankenstein -un Prometeo actualizado- se ha convertido en uno de los más potentes mitos contemporáneos, en una criatura de dos metros y medio, sin nombre, sin identidad y sin pasado que ha alimentado las pesadillas de la sociedad occidental.

Adaptado memorablemente al cine desde sus comienzos hasta la cercana Remando al viento de Gonzalo Suárez, su enorme repercusión en las artes plásticas se enriquece ahora con las prodigiosas e inquietantes ilustraciones de Lynd Ward (Chicago, 1904-Virginia, 1985), un maestro del blanco y negro a partir de los grabados que hizo en madera en 1934. Ilustraciones expresionistas que aportan al relato unos matices que subrayan el desgarramiento del monstruo y del relato y su distorsión de lo racional.

La espléndida edición de Sexto Piso Ilustrado, traducida por Rafael Torres, añade al valor de las ilustraciones un magnífico epílogo –El ángel caído de Frankenstein- de Joyce Carol Oates, que lo reivindica como un patrimonio cultural del inconsciente colectivo.




Winsor McCay.
Little Sammy Sneeze.
Planchas completas a color 1904-1905.
Traducción de María Robledano
Los tebeos de Cordelia. Madrid, 2013.

Con las planchas dominicales a todo color de Little Sammy Sneeze, la serie que Winsor McCay publicó entre 1904 y 1905 en The New York Herald, Reino de Cordelia inaugura una nueva colección, Los tebeos de Cordelia.

Una serie que fue el precedente del clásico Little Nemo in Slumberland, que McCay publicaría desde el año siguiente. La protagoniza un temible niño -Little Sammy Sneeze- que nunca habla, nunca sabe cuándo va a estornudar y siempre estornuda, porque no puede evitarlo, de una manera tan inoportuna como destructiva.

Invariablemente, esos estornudos provocan catástrofes comparables a tifones domésticos que incluso afecta al equilibrio de los recuadros y conducen con frecuencia a una viñeta final en la que una patada en el trasero acaba levantándole los pies al estornudador incontenible.




Alejandra Pizarnik.
Diarios. 
Nueva edición de Ana Becciu.
Lumen. Barcelona, 2013. 


El 8 de marzo de 1961, Alejandra Pizarnik anotaba esta confesión en su diario: El más grande misterio de mi vida es este: ¿por qué no me suicido? En vano alegrar mi pereza, mi miedo, mi olvido /.../Tal vez por eso siento, de noche, cada noche, que me he olvidado de hacer algo, sin darme cuenta bien de qué. Cada noche me olvido de suicidarme.


Doce años después de la publicación de los Diarios de Alejandra Pizarnik, Lumen publica una nueva edición de la que también se ha responsabilizado Ana Becciu.



Una nueva selección, corregida y aumentada, que incorpora nuevas entradas que la limitación de espacio impidió que aparecieran en la primera edición. Esta estupenda recuperación tiene ahora más de mil páginas –el doble de la anterior- que contienen muchas de las claves vitales y literarias de una voz tan poderosa como la de Alejandra Pizarnik, que el 24 de enero de 1971 escribía en su última anotación: El arma del poeta es la locura. El arma del poeta es la alarma. Toque de alarma.


Rabindranath Tagore.
Gitanjali.
(Ofrenda lírica).
Traducción de Zenobia Camprubí.
Introducción de W. B. Yeats.
Ilustrados Cálamo. Palencia, 2013.

Con espléndidas ilustraciones de Manuel Alcorlo, Cálamo publica en su colección Ilustrados una edición de Gitanjali con la que celebra el centenario de la concesión del Nobel al bengalí Rabindranath Tagore, el primer autor no europeo que recibió ese premio.


Con la traducción de Zenobia que revisó Juan Ramón, y en la que dejó una impronta inconfundible que va más allá de su peculiar ortografía fonética, Gitanjali es la antología que el propio Tagore hizo de su prosa lírica en lengua bengalí, que él mismo se encargó de traducir al inglés para difundirla en el mundo occidental, en una cultura que no le era extraña a aquel escritor de la India colonial.


Pero además en su mirada y en su palabra hay un cruce de tradiciones que lo convierte en un poeta cercano que descubre en este libro su  “corazón completo y verdadero”, como señalaba Juan Ramón Jiménez en la dedicatoria de la versión española de este libro que muestra a un Tagore muy parecido en el tono de voz y en la visión de la realidad a la época sensitiva del maestro de Moguer y al Rilke inicial: Las palabras del poeta dan a cada hombre el sentido que ellos quieren ; pero su sentido definitivo va hacia ti.



Y para abrir la fiesta que es esta edición conmemorativa, otro regalo: la introducción que W. B. Yeats firmó en septiembre de 2012 sobre estos poemas que lo acompañaron durante un tiempo y lo conmovieron porque “muestran en su concepción un mundo con el que he soñado siempre.”





Fiódor Dostoievski.
Memorias del subsuelo.
Ilustraciones de Jorge González.
Traducción de Rafael Cansinos Assens.
Sexto Piso Ilustrado. Madrid, 2013.

Escritas en 1864, asomado al vacío en plena crisis existencial, tras las muertes de su mujer y su hermano, acosado por la censura zarista y dominado por la ludopatía que le puso varias veces al borde del abismo, las Memorias del subsuelo narran, a través de su protagonista paranoico, al margen de cualquier norma ética, una bajada literal a los infiernos de Dostoievski, una de sus más radicales exploraciones en la sombra.

Con obras como esta, que Sexto Piso publica en una magnífica edición ilustrada por Jorge González, que ha captado y expresado gráficamente el espíritu oscuro de esta novela, Dostoievski se convirtió en uno de los profetas del existencialismo del siglo XX y en uno de los analistas más lúcidos del hombre moderno a través del antihéroe en el que proyectó algunos de sus precoces monólogos interiores. 


Con las Memorias del subsuelo, que contienen el germen parcial de Crimen y castigo y de Los demonios, Dostoievski buscó el consuelo en la narración de la desgracia y conjuró sus propios demonios autodestructivos.




Flamencos.
Jerónimo Navarrete (Fotografías)
José María Goicoechea y José Manuel Gómez (Textos)
Edición de María Robledano.
Rey Lear. Madrid, 2013.

El espíritu del flamenco. Así titula el fotógrafo Jerónimo Navarrete el texto introductorio a Flamencos, un espléndido volumen que publica en una lujosa edición Rey Lear. 

Casi ciento cincuenta fotografías realizadas en los últimos treinta años, en las que Jerónimo Navarrete ha captado y reflejado el espíritu del flamenco a través de cantaores y guitarristas, de bailaores y percusionistas sobre los que José María Goicoechea y José Manuel Gómez han escrito semblanzas de cantaores como Camarón, Sordera, Enrique Morente, Rancapino o Miguel Poveda; de guitarristas como Paco de Lucía, Cepero, Habichuela, Moraíto o Niño Jero; de percusionistas como Tino di Geraldo o Manuel Soler; de bailaores como El Güito, Farruquito, Sara Baras o Israel Galván.

Semblanzas que complementan las imágenes de los flamencos y acercan a esos artistas a un público amplio, porque son retratos al minuto, de una página en la que una anécdota o una frase caracterizan al personaje y reflejan su esencia artística y su aportación al universo creativo del flamenco.

Seis años ha durado el proceso de producción de Flamencos. A la vista del resultado ha merecido la pena esperar esa lenta elaboración de este libro espectacular.



Christopher Maurer.
Andrew A. Anderson.
Federico García Lorca en Nueva York y La Habana.
Cartas y recuerdos.
Galaxia Gutenberg /Círculo de Lectores. Barcelona, 2013.

Una carta a sus hermanas escrita en corteza de abedul en agosto de 1929 en Eden Mills, cientos de fotografías y facsímiles de textos autógrafos de Federico García Lorca constituyen la importante parte gráfica del volumen que, organizado en dos partes –Cartas y recuerdos- reúne gran parte del material conocido en torno a ese periodo de la biografía del poeta.

Son el testimonio gráfico e íntimo que compone la base documental de unos meses decisivos en la vida y la obra de Lorca, que viajó a Nueva York huyendo de su propio pasado, de una doble crisis -sentimental y creativa- y volvió transformado en una persona nueva y más fuerte y en un poeta muy distinto a partir de entonces.

Preparado por Christopher Maurer y Andrew A. Anderson, Federico García Lorca en Nueva York y La Habana. Cartas y recuerdos, que publica Galaxia Gutenberg /Círculo de Lectores, es el relato minucioso de un periodo intrigante, como señalan los editores, porque en las cartas a su familia el poeta elude el reflejo de su problemática situación personal y sentimental, entre junio de 1929 y marzo de 1930.

Es una vez más esa máscara de la que habló el propio Lorca en varias ocasiones y que de la mano de Maurer y Anderson  permite seguir, aunque sea leyendo entre líneas, el proceso de transformación que daría uno de sus primeros frutos en los poemas del ciclo neoyorkino. Unos poemas que, por encima de su laberíntica peripecia textual, constituyen una de las cimas de la poesía española del siglo XX.

Santos Domínguez


13 diciembre 2013

Robert Bringhurts. La belleza de las armas


Robert Bringhurst.
La belleza de las armas.
Antología poética bilingüe.
Traducción de Marta del Pozo y Aníbal Cristobo.
Prólogo de Nacho Fernández R.
Kriller 71 Ediciones. Barcelona, 2013.

La colección de poesía de Kriller 71 Ediciones, dirigida  con pasión y convencimiento por Aníbal Cristobo y apoyada por un consejo asesor del que forma parte Edgardo Dobry, tiene ya seis volúmenes que revelan la consistencia de un proyecto editorial que aúna calidad y nuevas propuestas que cuestionan el canon o lo amplían, según se mire.

Los dos títulos más recientes que ha incorporado a su catálogo son dos magníficas  antologías bilingües – El claroscuro del pingüino, de Mary Jo Bang, y La belleza de las armas, la primera traducción al español de la poesía del canadiense Robert Bringhurst (Los Angeles, 1946).

Traducidos por Marta del Pozo y Aníbal Cristobo y prologados por Nacho Fernández R., los poemas de La belleza de las armas, la antología bilingüe que ha preparado el propio autor con textos escritos entre 1972 y 1982, descubren al lector el asombroso mundo literario de un poeta, tipógrafo, traductor y ensayista que incorpora a su descarnado y extenso universo literario el conocimiento de diversas tradiciones orales y escritas.

La auténtica belleza rara vez va desarmada, escribe Bringhurst en la nota que ha escrito para esta edición. Y añade: ¿Por qué no podemos tratar al mundo tal como el mundo nos ha tratado a nosotros?

Desde la tradición oral homérica a la bíblica, desde la mediterránea a la oriental, La belleza de las armas reúne el ímpetu interpretativo de los presocráticos con una lección de botánica en las montañas de Malasia y a Antígona con Heidegger, la poesía de Bringhurts es una invitación a oír a los muertos en “su voz poética en conjunción con los susurros antiguos que la sustentan”, como señala Nacho Fernández R. en el prólogo -Buenos antepasados- que presenta esta antología.

Esta generosa antología funde canción y parábola, vida y literatura, ciencia y filosofía en la voz personalísima de Bringhurst, como en la magnífica Parábola de las tres piedras:

He visto en las montañas a un hombre arrancar
de las ramas de un abeto alpino el liquen de nido
que colgaba al viento como si fuese pelo
de cabra color verde mar; lo he visto recoger tres
piedras blancas, tan afiladas y claras como dientes de leche.

Lo he visto colocar esos pedazos
rotos de piedra en el interior
de la copa del nido como una criatura
semi-cazadora, semi-ave zancuda,

y lo he visto alejarse con ellas: tres
piedras afiladas como navajas: dos
representando a los amantes
y la tercera representando al mundo.

He visto tres piedras de bordes afilados, blancas
como la leche, en el liquen de un nido color verde mar
dispuestas sobre una mesa y he podido ver cómo a los curiosos
visitantes se les decía que eran dientes de peces
de aguas profundas o huevos de pájaros carnívoros.

Santos Domínguez