25 mayo 2011

Feria del Libro Narrativa


Javier Marías.
Los enamoramientos.
Alfaguara. Madrid, 2011.

La última vez que vi a Miguel Desvern o Deverne fue también la última que lo vio su mujer. Con esa tensión narrativa y ese tono envolvente de una prosa que genera la complicidad del lector, comienza Los enamoramientos, la última novela de Javier Marías que acaba de publicar Alfaguara.

Una nueva invitación al asombro y al placer de la lectura. Javier Marías teje una tela de araña que envuelve al lector a lo largo de casi cuatrocientas páginas que se leen sin tregua, porque no hay tregua en la magistral sucesión de datos e incertidumbres, en la intensa concentración de la acción, en la reducción radical de personajes, en la astuta dosificación del ritmo narrativo imparable que impone la voz femenina de la narradora, María Dolz, que trabaja en una editorial y lee el mundo con una mirada meticulosa e inteligente.

Están aquí concentrados temas y tonalidades característicos de Javier Marías: la mirada introspectiva del narrador, la incursión en la sombra problemática de la verdad y en el carácter conjetural de una realidad opaca, la insistencia en el tema de la culpa y la incertidumbre, la instigación, la complicidad y la impunidad, el azar y la muerte, la viudez y el tiempo, las pérdidas y la ausencia. Una intensa novela de alta calidad.

Ignacio Martínez de Pisón.
El día de mañana.
Seix Barral. Barcelona, 2011.

En El día de mañana, que publica Seix Barral, Ignacio Martínez de Pisón ha escrito una potente novela coral sobre la transición y la miseria moral del tardofranquismo. Una miseria contada desde dentro a través de un emigrante que acaba siendo confidente de la Brigada Social, la policía política del régimen franquista, que convirtió al país en un nido de soplones. No sólo de limpiabotas chivatos como el de la fotografía de portada, también de catedráticos de universidad que podrían haber figurado en una versión española de La vida de los otros.

La historia de la degradación de un hombre que empieza vendiendo máquinas de escribir en Barcelona y acaba vendiendo a sus amigos. Como en el Lazarillo, esa degradación tiene su origen en la salida de su pueblo cuando aún era un niño. A diferencia del Lazarillo, esta no es una justificación vergonzante en primera persona, sino un caleidoscopio cronológico de voces de quienes lo conocieron. La suma de esas voces y su secuencia temporal completan un panorama en el que el personaje es tan significativo como la sociedad que hace de él un indeseable.



Jorge Volpi.
Días de ira.
Páginas de Espuma. Madrid, 2011.

Tres novelas ejemplares y un prólogo, como diría Unamuno. Tres narraciones en tierra de nadie es el subtítulo con el que Jorge Volpi agrupa en Días de ira tres relatos que están en un terreno intermedio entre la novela y el cuento. Tres novelas cortas en las que conviven la resistencia y la velocidad, la paciencia y la agilidad, el chispazo y el aliento largo, la anécdota y la profundidad. Precedidas de un Elogio de la media distancia, una propuesta narrativa equidistante del narrador maratoniano y del velocista explosivo, A pesar del oscuro silencio, Días de ira y El Juego del Apocalipsis son el resultado del virtuosismo técnico de Volpi. Un poeta a punto de ingresar en un manicomio, una diabólica cantante de blues, un extraño viaje para celebrar el milenio en la isla de Patmos donde San Juan escribió el Apocalipsis. Tres parejas entre las que se interpone una obsesión o un tercer personaje, la locura autodestructiva, lo oculto y lo secreto. Es la literatura dentro de la literatura, unos libros dentro de otros en un hábil juego de espejos y perspectivas narrativas que maneja con pericia sorprendente Jorge Volpi.



William Goyen.
La misma sangre.
Traducción y posfacio de Esther Cross.
La Compañía / Páginas de Espuma. Madrid, 2011.

-Hay alguien tirado en el campo -vino a decirnos mi hermanito.
Eran las ocho en punto de la mañana y hacía tanto calor que la hierba despedía humo y los saltamontes cantaban. Durante días, había corrido la voz de que llegaba un huracán. Desde ayer sentíamos sus indicios: una quietud en el aire seguida por la abrupta ondulación del viento; el cielo parecía más alto y se veía lavado.


Así comienza Preciada puerta, la primera de las diez narraciones que La Compañía y Páginas de Espuma reúnen en La misma sangre y otros cuentos. Diez espléndidos relatos de William Goyen ambientados en el Sur profundo. Nunca nos recobramos de nuestro lugar de origen, ha explicado Goyen, que propone aquí un regreso al paisaje de su Texas natal mediante la literatura, porque el lugar lo es todo en estos cuentos que guardan siempre un turbador secreto oculto y beben de las fuentes de la memoria.


Liudmila Petrushévskaia.
Érase una vez una mujer
que quería matar al bebé de su vecina.

Traducción de Fernando Otero.
Prólogo de Jorge F. Hernández.
Atalanta Ars brevis. Gerona, 2011.

Diecinueve cuentos de Liudmila Petrushévskaia (Moscú,1938), que está considerada como la autora más destacada y reconocida de la literatura rusa contemporánea. Herederos de la voz narrativa de Chejov, tan femenina en el fondo, y de la sorpresa del terror de Poe, los relatos que publica Atalanta con traducción de Fernando Otero, proponen diversas “travesías nocturnas: viajes del sueño a territorios donde se confunde lo racional con lo inexplicable”, como escribe Jorge F. Hernández en su prólogo.

Una voz minuciosa e implícita que absorbe al lector y lo hace cómplice de su inquietante mundo narrativo. Diecinueve relatos organizados en cuatro claves temáticas y tonales (Canción de los eslavos orientales, Alegorías, Réquiems y Cuentos de hadas). Cuentos crueles o fantásticos en los que no sobra nada y todo se pone al servicio del giro inesperado de los acontecimientos y de un indeleble efecto único. El mismo que suministran las pesadillas que alimentan estos magníficos textos habitados por raras familias, por hadas extrañas y por muertos que vuelven a hablar con los vivos.




Ernesto Sabato.
Sobre héroes y tumbas.
Prólogo de Mario Sabato.
BackList Selectos. Barcelona, 2011.

BackList publica en su colección Selectos, con tapa dura y sobrecubierta, una edición conmemorativa del Informe sobre ciegos en el centenario del recién desaparecido Ernesto Sabato y en el cincuentenario de Sobre héroes y tumbas, la novela de la que forma parte.

Es la publicación exenta de un texto turbador desde su arranque (¿Cuándo empezó esto que ahora va a terminar con mi asesinato?), de una metafórica bajada al subsuelo infernal, de una inquietante indagación en lo oscuro, en donde reina el Príncipe de las Tinieblas a través de la Secta Sagrada de los Ciegos. La espléndida edición va precedida de un prólogo de su hijo, Mario Sabato, que recuerda la lectura casi clandestina de ese río vasto y feroz que era la novela de mi padre.(...) Y leí, ansioso y desasosegado, el Informe sobre ciegos. Y supe que algún día lo filmaría. Lo filmó y lo tituló El poder de las tinieblas. Lo estrenó en Buenos Aires en 1979 con un resultado tan discutible como esperable.



Francisco García Pavón.
El hospital de los dormidos.
Prólogo de David G. Panadero.
Rey Lear. Madrid, 2011.

Treinta años después de su primera edición en Cátedra en 1981, Rey Lear recupera El hospital de los dormidos, la última novela del ciclo de Plinio. Contra el telón de fondo de la Transición en Tomelloso, García Pavón diseña una trama ingeniosa que arranca de una rara epidemia de sueño y deben resolver entre Manuel González, Plinio, jefe de la guardia municipal, y don Lotario, el albéitar, mezcla de Watson y Sancho Panza. La pericia del narrador funde en esta última aventura de Plinio la realidad del paisaje manchego con la fantasía de la peripecia inverosímil, y la ironía con el misterio finalmente resuelto con sentido común y conocimiento de los hombres. Al fondo, como siempre en García Pavón, Cervantes, el humor y la melancolía y el estilo cuidado y ajeno a la afectación. Como en el Quijote de 1615, un Plinio crepuscular, cada vez más taciturno, tiene que ser animado constantemente por don Lotario.



Jorge Luis Borges.
Cuentos completos.
Lumen. Barcelona, 2011.

Igual que su poesía, la obra narrativa de Jorge Luis Borges describe una trayectoria parabólica ascendente o sugiere el trazado de una alta cordillera. Su último cuento, La memoria de Shakespeare, es una de sus cimas, pero hay otras como El jardín de senderos que se bifurcan, Las ruinas circulares, La Biblioteca de Babel o El libro de arena. Y macizos centrales como El Aleph.
Como Quevedo, como Shakespeare, como Proust, Borges es una literatura dentro de otra literatura, un universo habitado por sombras y presencias decisivas. O, para decirlo con sus propias imágenes, un aleph, un centro en el que confluyen el pasado y el futuro, los vivos y los muertos, la realidad y la ficción, los espejos y el sueño, la vida y la literatura, los laberintos y las bibliotecas, el puñal y la filosofía, el tiempo y la escritura. El mundo, en suma, en una de las representaciones más estilizadas y perennes de la literatura del siglo XX.


Miguel de Unamuno.
Cuentos completos.
Edición de Óscar Carrascosa Tinoco.
Páginas de Espuma. Madrid, 2011.

En los cuentos de Unamuno está todo Unamuno, toda su heterodoxia, todo su asistematismo y también toda su coherencia de pensamiento, afirma Óscar Carrascosa en el prólogo a la edición de los Cuentos completos de Unamuno que ha preparado para Páginas de Espuma.

Se reúne así en un volumen el corpus de los cuentos del autor de Niebla. Ochenta y siete relatos que Unamuno afrontó como un ejercicio de libertad creadora. Porque para él el cuento es una forma intermedia entre la novela o la nivola y la poesía, una creación que comparte con frecuencia territorio con el ensayo. En estos cuentos, alguno de los cuales aparece por primera vez en un libro, está resumido el núcleo temático del resto de su obra, su universo existencial, sus inquietudes estéticas y filosóficas, su sentimiento trágico de la vida, la raíz de su mundo literario.


Ramiro Pinilla.
Los cuentos.
Tusquets. Barcelona, 2011.

Recientemente explicaba Ramiro Pinilla que lo mejor de su obra son algunos de sus cuentos, por encima incluso de la monumental trilogía Verdes valles, colinas rojas. Y daba una clave: la intensidad sostenida de la forma narrativa breve es más exigente que el universo expansivo de la novela.

Los trece relatos que acaba de publicar Tusquets en el volumen Los cuentos son la recuperación de los dos libros de cuentos -revisados para esta edición definitiva- que Ramiro Pinilla publicó en los años setenta: Recuerda, oh, recuerda y Primeras historias de la guerra interminable.

Con una potencia narrativa en la que emerge el mejor Ramiro Pinilla, los ocho relatos de este último –de Julio del 36 a Gernika- resumen la mirada del autor hacia el horror de la guerra, la zozobra de los vencidos y la represión de la posguerra. En estos cuentos están no sólo algunas de las mejores páginas de su obra, sino el germen narrativo del espacio novelístico de Getxo, de los conflictos humanos que surgen en aquella tierra convulsa y de personajes como los Baskardo, que desempeñarían un papel central en su memorable trilogía. Algunos de estos relatos muestran una potencia narrativa tan torrencial, como la del protagonista de Gernika, que se propone ganar la Copa del Generalísimo sólo para echarse a la cara al asesino de su padre y vengar su muerte.




Manuel Longares.
Las cuatro esquinas.
Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores.
Barcelona, 2011.

En una España en la que empezaba a amanecer, el 23 de noviembre del cuarenta y tantos, se sitúa El principal de Eguílaz, el primero de los cuatro relatos que componen Las cuatro esquinas, el último libro de Manuel Longares que acaba de publicar Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores.

En ese Madrid de los amaneceres con fusilamientos sumarios y en la glorieta de Bilbao se cruzan los señoritos juerguistas que han ganado la guerra y vienen de recogida, con los obreros que salen a esa hora a trabajar. Y muy cerca de allí se producen las apariciones de una Virgen que huele a boniato.

1940, 1960, 1980, 2000 son las cuatro décadas en las que transcurre este retablo narrativo, estos cuatro relatos que recorren las cuatro edades del hombre a través de cuatro momentos de la historia de la sociedad española contemporánea. Un retablo habitado por cuatro tipos de personajes: los súbditos de la posguerra, la juventud inconformista de los sesenta, las víctimas y los verdugos en los años de la transición y los ancianos preocupados por el más allá.

La miseria, la ingenuidad, la perfidia y la transcendencia caracterizan cada uno de esos cuatro momentos, cada uno de los cuatro episodios de estas cuatro esquinas que trazan el mapa de la España reciente. Un mapa trazado con la sutileza narrativa de Manuel Longares, con su mirada crítica, compasiva y profunda, y con una de de las prosas de más calidad de la literatura española contemporánea.




Hans Magnus Enzensberger.
Hammerstein o el tesón.
Traducción de Daniel Najmías.
Anagrama. Barcelona, 2011.

Hammerstein o el tesón, de Hans Magnus Enzensberger, que será uno de los autores invitados en la Feria del Libro de Madrid, es una brillante muestra de literatura documental, a medio camino entre la biografía, el ensayo y la novela.

Lo publica Anagrama y toma como punto de partida la biografía del barón Kurt von Hammerstein-Equord, el general que estuvo al mando del ejército alemán desde 1930 hasta el triunfo del proyecto de Hitler en 1933. Como indica el subtítulo, es una historia alemana que tiene como centro a aquel militar que se opuso al nazismo, pero va más allá del relato biográfico para profundizar en las claves históricas que explican doce años de terror en la Alemania nazi y es también una reflexión sobre la identidad histórica y cultural europea. Entre la realidad y la ficción, entre el análisis documental y la reconstrucción novelística, Hammerstein o el tesón está escrito además con el acreditado talento narrativo y la habitual agudeza intelectual de uno de los grandes escritores de la Europa actual.



Cuentos memorables
según Jorge Luis Borges

Alfaguara. Madrid, 2011.

El 26 de julio de 1935, en la revista El Hogar, Borges escribía sobre un relato de May Sinclair -Donde su fuego nunca se apaga- que le parecía el cuento más memorable que había leído.

Mencionaba en aquel artículo otros once relatos que completaban la lista de los mejores cuentos de la literatura universal. Para conmemorar los veinticinco años de la muerte de Borges, Alfaguara recoge en un volumen esos doce magníficos relatos. Además del de May Sinclair, El escarabajo de oro, de Poe; Los expulsados de Poker-Flat, de Francis Bret Harte; El corazón de las tinieblas, de Conrad; El jardinero y El cuento más hermoso del mundo, de Kipling; Bola de sebo, de Maupassant; La pata de mono, de W. W. Jacobs; El dios de los gongs, de Chesterton; la Historia de Abdula, el mendigo ciego, de Las mil y una noches; Los regalos perfectos, de O’Henry y De lo que aconteció a un deán de Santiago con don Illán, el gran mago que vivía en Toledo, de Don Juan Manuel.



Joseph Conrad.
Un paria de las islas.
Traducción de Adrià Edo Moreno.
Barataria. Barcelona, 2011.

Fue la segunda novela de Conrad. Ambientada en el archipiélago malayo, hay en ella aventura, intriga y misterio, pero también un análisis de la maldad, la deshonestidad o la traición. Por esos temas y esa bajada a lo más oscuro e insondable de los comportamientos humanos, Un paria de las islas – “la más tropical de mis novelas orientales”- prefigura el territorio narrativo de Conrad. está aquí ese mar que tal vez debido a su salinidad, endurece por fuera, pero conserva la dulzura en el núcleo del alma de los que lo sirven.

La buena acogida crítica que tuvo transformó a aquel marino que escribía en un escritor profesional. Era 1897 y Conrad tenía cuarenta años y la firme determinación de dedicarse a escribir novelas con las que buscaba dos cosas: obtener reconocimiento público y exorcizar sus demonios personales y familiares.

Barataria la publica con una nueva y muy cuidada traducción de Adrià Edo Moreno.


Santos Domínguez

24 mayo 2011

Feria del libro. Bolsillo



Alberto Manguel.
Conversaciones con un amigo.
Traducción de Pedro B. Rey.
Páginas de Espuma /La Compañía. Madrid , 2011.


Las Conversaciones de Alberto Manguel con su amigo el editor francés Claude Rouquet, que ha escrito la introducción de este libro, “una jam session en el contexto de una fabulosa biblioteca.” Un cruce constante de vida y literatura, de memoria autobiográfica y presente. El repaso de una vida hecha de lugares -Buenos Aires, Canadá, Israel, Estados Unidos, Milán, Barcelona, París, Tahití, Mondion-, de libros leídos y escritos. La Guía de lugares imaginarios, la literatura fantástica, el amor y la muerte, Una historia de la lectura, la Biblioteca de noche... Un espléndido repaso por la vida, las lecturas y la obra de Manguel. Lo publica en España Páginas de Espuma en coedición con la editorial argentina La Compañía.



José Manuel Caballero Bonald.
Somos el tiempo que nos queda.
Obra poética completa (1952-2009).

Austral. Madrid, 2011.

La remozada colección Austral acaba de poner en las librerías en una cuidada y manejable edición de bolsillo, la obra poética completa de Caballero Bonald, que incorpora su última entrega, La noche no tiene paredes. Memoria y palabra, música y matemática, imagen y conocimiento, tiempo y paisaje son algunas claves de una de las trayectorias poéticas más brillantes y ambiciosas de la segunda mitad del XX que prolonga su vitalidad y sus hallazgos en esta primera década del siglo XXI. Atroz historia venidera, / ¿en qué manos estamos, cuántas trampas / tendrá que urdir la vida para seguir viviendo?


Pío Baroja.
La busca. Mala hierba. Aurora roja.
Edición de Juan María Marín Martínez.
Cátedra Letras Hispánicas. Madrid, 2011.

- Guardemos en nuestros corazones la memoria del amigo que acabamos de enterrar. Era un hombre, un hombre fuerte con un alma de niño... Pudo alcanzar la gloria de un artista, de un gran artista, y prefirió la gloria de ser humano. Pudo asombrar a los demás, y prefirió ayudarlos... Entre nosotros, llenos de odios, él sólo tuvo cariños; entre nosotros desalentados, él sólo tuvo esperanzas. Tenía la serenidad de los que han nacido para afrontar las grandes tempestades. Fue un gran corazón, noble y leal...; fue un rebelde, porque quiso ser un justo.
Conservemos todos en la memoria el recuerdo del amigo que acabamos de enterrar..., y nada más. Ahora, compañeros, volvamos a nuestras casas a seguir trabajando.

Los sepultureros comenzaron a echar con presteza paletadas de tierra, que sonaron lúgubremente. Los obreros se cubrieron y, en silencio, fueron saliendo del camposanto. Luego, por grupos, volvieron por la carretera hacia Madrid. Había oscurecido.

Así cerraba Baroja en diciembre de 1904 Aurora roja, la novela que completaba su trilogía La lucha por la vida. Un Baroja imprescindible que Cátedra reúne en un estuche con los tres tomos de la edición preparada por Juan María Marín Martínez.



Vauvenargues.
Reflexiones y máximas.
Traducción de Manuel Machado.
Prólogo de José Luis García Martín.
Renacimiento. Sevilla, 2011.

Confundidos a menudo con filósofos, los moralistas franceses no aspiraban a crear un sistema cerrado de pensamiento, sino que preferían habitar en el fragmento, en la intuición abierta, en lo concreto y la experiencia de lo vivido. En este tipo de literatura importa mucho la concisión, pero más aún el ingenio, la subjetividad y la agudeza de su mirada profunda sobre el hombre y la sociedad.

El marqués de Vauvenargues, uno de sus más destacados cultivadores del género, representa el paso del pesimismo barroco a la racionalidad del siglo de las luces. Más que optimismo, lo que hay en él es una comprensión benévola e indulgente de la realidad. En su colección A la mínima, Renacimiento recupera la traducción que hizo Manuel Machado en 1914 de sus Reflexiones y máximas: Si no se escribe porque se piensa, es inútil pensar para escribir.



Enrique Vila-Matas.
Dublinesca.
DeBolsillo. Barcelona, 2011.

La última novela de Enrique Vila-Matas es una de las entregas con las que Debolsillo inaugura la Biblioteca Vila-Matas. Dublinesca es una obra mayor que engancha al lector desde la primera página y le lleva desde el sueño premonitorio de Samuel Riba, un editor retirado, al Dublín del Ulysses para celebrar el Bloomsday. Una teoría de la novela y un funeral por la literatura que tiene algo de epifanía. Porque, como en los Cuartetos de Eliot, en su final está su principio: Quizá tiene razón Dublín. Y puede, además, que sea verdad que hay focos de espacio y tiempo conectados entre sí, focos entre los que podemos viajar los denominados vivos y los denominados muertos y de ese modo encontrarnos.



Alfonso Vázquez.
Livingstone nunca llegó a Donga.
Prólogo de Luis Alberto de Cuenca.
Breviarios de Rey Lear. Madrid, 2011.

Es la primera enciclopedia ilustrada de bolsillo sobre la inaccesible República Democrática de Donga, en el corazón del África negra. La publica Rey Lear y la ha escrito Alfonso Vázquez, que aclara su etimología y analiza su sistema político, describe su fauna y su flora, su clima y su agricultura. La literatura, la música, el ejército y la arquitectura, la filosofía y los deportes de un país que pertenece “al vasto territorio de los sueños.” El humor y la parodia, la imaginación y la ironía recorren este libro y el prólogo minucioso y autobiográfico que ha escrito para la ocasión Luis Alberto de Cuenca.



J. D. Salinger.
Nueve cuentos.
Traducción de Elena Rius.
El libro de bolsillo. Alianza. Madrid, 2011.


De Un día perfecto para el pez plátano a Para Esmé, con amor y sordidez o El periodo azul de Daumier-Smith, nueve relatos que Salinger publicó en 1948. Con la tragedia reciente de la Segunda Guerra Mundial al fondo, sus protagonistas suelen proyectar su mirada adolescente, femenina o infantil sobre un paisaje de incertidumbre, de pérdidas y destrucción. Salinger había visto de cerca ese paisaje en el desembarco de Normandía y en la liberación de los campos de exterminio. Nueve historias tan intensas como El guardián entre el centeno, tan opacas a veces como la vida pública de Salinger, que escribió en todas ellas la trama de un secreto. Las reedita en bolsillo Alianza con una espléndida traducción, llena de sutileza, de Elena Rius.


Hans Keilson.
Una comedia en tono menor.
Traducción de Carles Andreu.
Editorial Minúscula. Barcelona, 2011.

Nunca más encontraría a Nico en lo alto de las escaleras, esperando a que ella le llevara el periódico. Ya no esperaría nada. Había esquivado la muerte por causa externa: la otra muerte, la que le venía de dentro, le había ahorrado esa posibilidad. En una habitación muere en secreto un hombre escondido mientras fuera la aviación bombardea la ciudad. Es la Segunda Guerra Mundial en una ciudad de la Holanda ocupada y el hombre que muere, un judío vendedor de perfumes, había sido acogido por una pareja. A partir de ese inicio, los matices sutiles del comportamiento, la naturaleza irrepetible de lo trivial, la conmovedora tragedia grotesca de la vida invaden la existencia rutinaria de Win y Marie. La soledad y la incertidumbre del refugiado con el nombre falso de Nico. El miedo, la tristeza, la esperanza y la frágil altura de los héroes. Tras la revelación asombrosa de La muerte del adversario, Una comedia en tono menor (1947), que publica Minúscula en su colección Alexanderplatz con traducción de Carles Andreu, es una confirmación de la altura literaria y la profundidad moral de Hans Keilson.


Ian McEwan.
Expiación.
Traducción de Jaime Zulaika.
Compactos Anagrama. Barcelona, 2011.

Diez años después de su primera edición en Londres y de su casi inmediata traducción al español, Compactos Anagrama reedita en formato de bolsillo Expiación, una de las novelas más leídas de los últimos años. El amor, la guerra y la literatura, la traición, el silencio y la sorpresa en un entramado técnico perfecto armado con una prosa de alta calidad. Una novela que funciona como un mecanismo de relojería o como un corazón en forma. La mejor demostración de su calidad es que la adaptación cinematográfica, aun conservando cierta dignidad, está muy por debajo del espléndido texto de McEwan y nunca alcanza a reflejar la intensidad emocional del original ni la sutileza del perfil sicológico de los personajes y de su complejo comportamiento. Dentro de un siglo, si sigue habiendo lectores de novelas, Expiación será uno de los clásicos de la narrativa del siglo XXI.




Mario Vargas Llosa.
La orgía perpetua.
Flaubert y Madame Bovary .

Punto de lectura. Madrid, 2011.

Mario Vargas Llosa pertenece a ese tipo de creadores que, como Auden, Valéry, Eliot o Gil de Biedma, sin descuidar el método, aplican una mirada especial al análisis literario y buscan el corazón de la creación, la obra viva, las claves de lectura y escritura que salen en busca del lector total, en paralelo a la creación total.

En La orgía perpetua. Flaubert y Madame Bovary, Vargas Llosa completó uno de sus ensayos más celebrados sobre una novela fundacional que presenta como modelo de obra clausurada, de libro círculo y como reflejo de la rebelión individual frente a la sociedad. Madame Bovary es, además de una creación esencial que inaugura la novela moderna, una obra que cambió la vida del Nobel peruano y le abrió múltiples caminos narrativos:

Cada vez que la he releído, de principio a fin o fragmentos, he gozado infinitamente, por la solidez de su construcción, la limpieza y eficacia de su estilo y las interminables sugerencias y ramificaciones que despierta la intensa y trágica historia de esa campesinita normanda que quiso vivir todas las aventuras que cuentan las novelas y lo pagó tan caro.

En principio se editó como prólogo a la traducción de Consuelo Berges en Alianza. Ahora reedita este brillantísimo ensayo en formato de bolsillo Punto de Lectura.



Santos Domínguez

23 mayo 2011

Feria del libro. Poesía


Jorge Luis Borges.
Poesía completa.
Lumen. Barcelona, 2011.

Ser en la vana noche /el que cuenta las sílabas, dejó escrito en uno de los tankas de El oro de los tigres Jorge Luis Borges, cuya Poesía completa acaba de publicar Lumen en una cuidada edición en tapa dura. Una poesía mayor en la literatura en español en la que conviven el pensamiento y la revelación, la memoria y el relato, los espejos y los tigres, los laberintos y las pesadillas, la lluvia vespertina en el arrabal de Palermo y las mitologías escandinavas.

Una poesía poblada por las sombras de la ceguera y las imágenes potentes, por el flujo narrativo del alejandrino o el estremecimiento contenido del soneto. Desde Fervor de Buenos Aires (1923), que contiene entre líneas el germen de su poesía posterior, hasta Los conjurados (1985), con que la culminó asombrosamente, El hacedor, Elogio de la sombra, La moneda de hierro o El oro de los tigres recogen sucesivamente “los diversos o monótonos Borges”- las palabras son del Prólogo que escribió para esta Poesía completa el poeta irrepetible que murió hace ahora un cuarto de siglo.




Félix Grande.
Biografía.
Prólogo de Ángel Luis Prieto de Paula.
Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores.
Barcelona, 2011.

Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores publica Biografía, la obra poética de Félix Grande desde 1958 hasta la actualidad, con prólogo -"Huesos de la calamidad, gasas de la misericordia"- de Ángel Luis Prieto de Paula. Desde Taranto, homenaje a César Vallejo, hasta el reciente e inédito La cabellera de la Shoá, pasando por Blanco spirituals, Puedo escribir los versos más tristes esta noche o Las rubáiyátas de Horacio Martín, Félix Grande ha completado una de las obras más potentes y renovadoras de la poesía española contemporánea. Una obra escrita con un compromiso indomable con el lenguaje y con la ética.

Esta edición revisada de Biografía incorpora el reciente e inédito La cabellera de la Shoá, un largo e intenso poema sobre los mil novecientos cincuenta kilos de pelo cortado a las mujeres deportadas al campo de exterminio de Auschwitz (¿Oís la llamada?).

La cabellera de la Shoá es, además de un estremecido poema mayor del más reciente Félix Grande, una contestación explícita a Adorno, porque escribir después de Auschwitz no sólo es posible, sino también más necesario e imprescindible que antes de Auschwitz: (¿Ustedes saben escuchar?).



Konstantino Kavafis.
El resplandor del deseo.
Antología poética.

Edición de José María Álvarez.
Renacimiento. Sevilla, 2011.

Renacimiento recupera en una esmerada edición la traducción de la poesía de Kavafis que publicó José María Álvarez en 1976. La única novedad de esta amplia antología hecha a partir de aquella Poesía completa de Kavafis es la incorporación a modo de pórtico de L’Ebat des anges, un poema de su reciente Los obscuros leopardos de la luna en el que evoca al poeta en las calles de Alejandría, la capital del recuerdo –como la definió Forster-, la ciudad portuaria, decadente y cosmopolita en la que nació y murió el poeta el mismo día, el 29 de abril (1863-1933). Un poeta reescribe a otro: orgulloso de haber recibido, aunque fuese un momento, / la imagen de la belleza perfecta.




Juan Bernier.
Poesía completa.
Prólogo y edición de Daniel García Florindo.
Pre-Textos. Valencia, 2011.

Con motivo del centenario de Juan Bernier (1911-1989), Pre-Textos acaba de publicar dos volúmenes que recogen la obra de quien fue el mayor de los amigos (García Baena, Ricardo Molina, Julio Aumente) que fundaron Cántico en 1947: el Diario (1918-1947) -que aparece íntegro por primera vez en una edición cuidada y prologada por Juan Antonio Bernier, sobrino-nieto del poeta y poeta él también- y la Poesía completa, un volumen que recoge sus cuatro libros de poesía, además de dos decenas de textos sueltos que habían ido apareciendo sueltos en revistas.

Entre Aquí en la tierra (1948) y En el pozo del yo (1982), Juan Bernier fue el más expresionista y desgarrado de los poetas de Cántico, el de expresión más atormentada. El epicureísmo hedonista, la exaltación del cuerpo, la añoranza de una mítica Edad de Oro en el paisaje andaluz, Córdoba y Málaga, el vitalismo escéptico recorren una poesía atravesada por la compasión pagana de Bernier que evoca en su prólogo el responsable de la edición, Daniel García Florindo. Entre la oración y el deseo, escribió versos como este: Permitid, Señor, un poco de lujuria en este mundo.



Juan Ramón Jiménez.
Arte menor.
Edición crítica, introducción y notas
de José Antonio Expósito Hernández.
Ediciones Linteo. Orense, 2011.

En su espléndida y cuidada colección de poesía, la editorial Linteo recupera Arte menor, un inédito de Juan Ramón Jiménez que apareció parcialmente en su Segunda antología y que permanecía manuscrito en los archivos de Juan Ramón en Puerto Rico. Está en este libro aún el poeta sensitivo de la primera época, que llevaba evolucionando diez años hacia la depuración y pasaba aquí, como en el siguiente Baladas de primavera, del largo verso modernista al verso corto de la canción asonantada para hablar del amor, la naturaleza y la muerte, de la melancolía y el tiempo: El silencio, todo,/ el silencio: nada./ Vida de la muerte,/ muerte de la vida./ Alma sin su cuerpo,/ cuerpo sin su ala.

Una poesía neopopularista que ejercería una influencia decisiva en los primeros libros del 27 y que va preparando el camino hacia la poesía esencial de su segunda época. Como ya hizo esta misma editorial con las recuperaciones de Ellos, Libros de amor y La frente pensativa que realizó José Antonio Expósito Hernández, el volumen lleva en su portada una viñeta del propio Juan Ramón y contiene, además de la edición crítica, un álbum fotográfico y documentos autógrafos.


El pájaro y la flor.
Mil quinientos años de poesía clásica japonesa.
Edición bilingüe e ilustrada de Carlos Rubio.
Alianza Literaria. Madrid, 2011.

Mil quinientos años de poesía japonesa se recogen en esta edición bilingüe e ilustrada que ha preparado para Alianza Literaria el profesor Carlos Rubio, autor de la traducción y de un excelente prólogo que explora las claves de una poesía que en Japón ocupa también el territorio de la filosofía y la teología.

Un bonsai representativo de ciento setenta y cuatro textos comentados: el viento de otoño en las hojas caídas, la nieve en las alas quietas del pato, los pinos en las islas soñadas, el presente momentáneo captado en el vuelo huidizo del poema, la delicada sensorialidad de los versos pensados para la canción, la breve levedad de la sugerencia a través de la armonía de lo visible y lo invisible, la profunda sencillez de la vida: ¡Ah, el alma de la flor!



Jaime Siles.
Cenotafio.
Antología poética (1969-2009).
Edición de Sergio Arlandis.
Cátedra Letras Hispánicas. Madrid, 2011.

Precedida de un amplio estudio introductorio de Sergio Arlandis, Cátedra Letras Hispánicas publica Cenotafio, una antología que propone un recorrido por cuarenta años de creación poética de Jaime Siles (Valencia, 1951). Desde el inaugural Génesis de la luz hasta los recientes y simultáneos Actos de habla y Desnudos y acuarelas, pasando por libros centrales como Música de Agua, el mundo poético de Siles, como explica el antólogo, no sólo ha construido una identidad, sino también un lenguaje que la define. Tradición y ruptura, palabra y realidad, pensamiento y sentimiento de quien ha explicado que el yo es un producto del lenguaje y ha definido su poética en uno de sus versos: Establecí mi patria en las palabras.


Carles Riba.
Elegías de Bierville.
Edición bilingüe.
Traducción y prólogo de
Marta López Vilar.
Libros del Aire. Jardín Cerrado. Madrid, 2011.

A finales de enero de 1939, Carles Riba (Barcelona, 1893-1959), poeta, catedrático de griego, católico y republicano, atravesaba la frontera de Francia camino del exilio en un penoso viaje compartido con Antonio Machado.

Aquel viaje y aquella frontera que lo reducía a la condición de desterrado marcaban una línea roja, delimitaban un antes y un después en la vida y la poesía de Carles Riba, que rememoraba aquel trauma diez años después, en el prólogo a la segunda edición de sus Elegías de Bierville, uno de los libros más bellos y más intensos de la poesía europea del siglo XX. Fue una experiencia que me sumergió de lleno dentro del sentimiento del exilio. Entré en él como en la muerte. Y así, en aquel antiguo molino de Bierville, se inicia una aventura espiritual y literaria que le permitirá remontarse desde la nada hacia sí mismo en un viaje de regreso en el que le asisten Ulises y Orfeo, en un viaje interior del juego al fuego, de la superficialidad de la vanguardia a la transcendencia y a la honda comprensión del mundo y de sí mismo. Un viaje, por cierto, similar al que realiza la cultura europea tras las experiencias postraumáticas de las dos guerras mundiales.




José Corredor-Matheos.
Desolación y vuelo.
Tusquets. Barcelona, 2011.

José Corredor-Matheos reúne en Desolación y vuelo sesenta años de escritura poética intensa, solitaria y exigente. El volumen, publicado por Tusquets, muestra la evolución y la coherencia de la obra de un autor que ha ido construyendo, casi en secreto, un universo poético propio a través de un constante proceso de estilización y despojamiento, de búsqueda de lo esencial que lo ha colocado cerca de las poéticas del silencio y de la poesía oriental. La poesía se convierte en Corredor-Matheos en un ejercicio de olvido y silencio, de contemplación y transparencia, de sabiduría y desasimiento dejando que las sombras/ se mezclen con la luz. Un ejercicio de fusión del yo y de la poesía en el paisaje: Que escriba sola./ Deja volar la pluma/ en el paisaje.



X. L. Méndez Ferrín.
Poesía fundamental (1976-2005).
Edición bilingüe.
Traducción al castellano y notas
de Eloísa Otero y Manuel Outeiriño.
Prólogo de Antonio Gamoneda.
Epílogo de Manuel Outeiriño.
Calambur Poesía. Madrid, 2011.

Un prólogo de Antonio Gamoneda (Ferrín, Ferrín) y un epílogo de Manuel Outeiriño, autor con Eloísa Otero de la traducción y las notas, enmarcan la magnífica edición de la Poesía fundamental de X. L. Méndez Ferrín, seguramente el mejor escritor gallego en verso y prosa de los últimos treinta años, que acaba de publicar Calambur.

Y treinta años de poesía recoge este amplio tomo bilingüe que reúne cinco libros (Con pólvora e magnólias (1976); Poesía enteira de Heriberto Bens (1980); O fin dun canto (1982); Erótica (1992); Estirpe (1994) y Contra Maquieiro (2005).

En estos cinco libros, espléndidamente traducidos y anotados con inteligencia y sensibilidad por Eloísa Otero y Manuel Outeiriño, está el universo literario del poeta y la potencia verbal de sus versos. Comprometido con su país y con su lengua, la voz poética de Méndez Ferrín -poeta cimarrón en palabras de Manuel Outeiriño- mezcla la crítica social y la evocación del pasado, suma lo culto y lo popular, la vida y la literatura, la nostalgia del mito y la voluntad combativa: un gesto de insistente constancia frente a lo adverso.


María Victoria Atencia.
Como las cosas claman.
Antología poética 1955-2010.
Prólogo de Guillermo Carnero.
Renacimiento. Sevilla, 2011.

Levanté con los dedos el cristal de las aguas, /contemplé su silencio y me adentré en mí misma.

María Victoria Atencia, autora de una de las obras poéticas más altas y delicadas de los últimos cincuenta años, reúne en Como las cosas claman, que publica Renacimiento, una antología de su poesía entre 1955 y 2010. Desde los Cuatro sonetos hasta el muy reciente El umbral, la de María Victoria Atencia es una obra de intensa vibración emocional y palabra contenida. Su ámbito, explicó María Zambrano, es la perfección sin historia, sin angustia, sin sombra de duda.

La elegancia, la armonía y la serenidad de su palabra son un ejercicio constante de hondura meditativa, contemplación estética y búsqueda de trascendencia. Esta bellísima antología, prologada por Guillermo Carnero, resume un itinerario poético singular dentro de la poesía española contemporánea, una trayectoria marcada por su exigencia y el voluntario distanciamiento de los usos y los gustos más comunes de su contexto literario.

Santos Domínguez


20 mayo 2011

Javier Asiáin. El triunfo de Galatea


Javier Asiáin.
El triunfo de Galatea.
Hiperión. Madrid, 2011.

Una fecunda e ininterrumpida tradición, que se resume en el horaciano Ut pictura poesis y culmina en la proclamación de que la lengua es un ojo que hizo Wallace Stevens, hermana desde la época clásica la palabra y la imagen, la poesía y la pintura.

A esa tradición se suma El triunfo de Galatea, el último libro de Javier Asiáin, que mereció el VIII Premio Internacional de Poesía Claudio Rodríguez y que acaba de publicar Hiperión.

Su punto de partida es un fresco de Rafael en la Villa Farnesina, una pintura inspirada a su vez en las Metamorfosis de Ovidio. Se trata, pues, de un camino de ida y vuelta con el que se cierra un círculo simbólico que se abría cuando la poesía inspiraba a la pintura. La suma de esas dos artes se compenetra en un juego de sugerencias e interpretaciones que se concreta en los doce cantos en que se organiza este libro que abre nuevas vías de comunicación entre imágenes y palabras.

Y si en la pintura de Rafael el equilibrio de las múltiples líneas de fuerza y de los doce personajes se resuelve en la confluencia en la figura central de Galatea, en el libro de Asiáin los doce cantos tienen también como eje de referencia otra figura femenina.

Y ese centro, el cuerpo real de la mujer amada, delimita su sentido en un conjunto torrencial de imágenes que se suceden a lo largo de unos versos que nunca pierden de vista la pintura ni las claves simbólicas que los provocan y los resumen a un tiempo.

Por ejemplo, la mitología y la iconografía clásicas simbolizaban en los delfines la inmortalidad etérea del espíritu y la regeneración por el amor. Y así como en el fresco Galatea conduce una concha tirada por dos delfines, este libro de Javier Asiáin también es el resultado de un viaje que desde la nada invasiva del primer canto se remonta en el poema final al triunfo final ante la muerte que se ha reservado para cerrar el último de los cantos del libro.

Un libro que propone no sólo la conversación del poeta con la amada y de la poesía con la pintura, sino también el diálogo del sentimiento con el pensamiento, del amor con el tiempo y de la tradición con la modernidad, porque las referencias clásicas y renacentistas que recorren el texto se ponen al servicio de la construcción poética.

El triunfo de Galatea plantea un asedio constante a la belleza, se enfrenta a la destrucción y al olvido y es una proclamación de la vida y de la plenitud del presente (mi corazón retumba como nuevo Ser) que contiene también un homenaje explícito a Claudio Rodríguez:

Don de la ebriedad bajo los pies supremos de Claudio
endecasílabo de luz porque siempre la claridad viene del beso.

Santos Domínguez

18 mayo 2011

Sterne. Viaje sentimental

Laurence Sterne.
Viaje sentimental.
Traducción de Verónica Canales.
Grandes Clásicos Mondadori. Barcelona, 2011.

El Viaje sentimental por Francia e Italia, la última obra que publicó Laurence Sterne, consolidó su fama literaria y es uno de los textos esenciales de la literatura inglesa del XVIII. Con traducción de Verónica Canales, acaba de aparecer en una cuidada edición de Grandes Clásicos Mondadori.

Se narra en él la deambulante peripecia de un errático y jovial párroco: el mismo Yorick (alter ego del propio Sterne) que aparecía en Tristram Shandy. Con el modelo itinerante de la novela picaresca, se cuenta aquí la minúscula serie de sucesos de un viaje por el continente.

Un viaje que empieza cuando Yorick coge la diligencia con la que emprende viaje a Dover para hacer una travesía en paquebote hasta Calais. Muy pocos años antes, William Hogarth había terminado un lienzo que sería famoso: En la puerta de Calais. Está en la Tate Gallery y el centro del cuadro es un fraile que podría haber alternado con Yorick. Y precisamente lo primero que le ocurre en Calais es un antipático encuentro con un humilde fraile mendicante.

Pero el Viaje sentimental no es un mero libro de viajes, sino algo menos y algo más. Como en sus modelos picarescos y cervantinos – el Quijote es una referencia explícita en este libro-, aquí el viaje no es más que un pretexto, el eje constructivo en torno al cual se organizan los acontecimientos y los personajes con los que se cruza el narrador y con los que se articula una reflexión sobre la vida que entronca sorprendentemente con la mentalidad contemporánea.

Los tipos de viajeros y las causas de los viajes, la observación y la reflexión sobre una variada galería de personajes con los que se encuentra en Calais, Montreuil, Amiens, el París de las tentaciones y los misterios, un estornino en el camino de Versalles...

Todos esos materiales los integra el viajero sentimental que fue Sterne, un viajero que viaja por viajar y sin necesidad, por el puro placer de mirar y contar luego su experiencia en este Viaje sentimental.

Es este un texto de una modernidad pasmosa, híbrido de narración, ensayo y libro de viajes, en el que los acontecimientos y los personajes construyen, con enorme libertad y una estructura apoyada en la digresión y la anécdota, una alegoría de la existencia y un monumento al buen humor.

Laurence Sterne, que publicó este Viaje sentimental en 1768, apenas tres semanas antes de morir, ocupó la vicaría de Sutton-in-the-Forest, cerca de York, y su condición de clérigo no le impidió llevar una vida licenciosa y festiva, y leer a Rabelais, Cervantes y Burton en casa de su amigo John Hall-Stevenson.

Sterne se había dado a conocer como escritor a los cuarenta y cinco años, en 1759, cuando publicó A Political Romance, un escandaloso panfleto satírico. Ese mismo año comenzaría a publicar su obra más famosa, Vida y opiniones del caballero Tristram Shandy, que tiene en español una traducción excelente de Javier Marías.

Después de un viaje por Francia e Italia durante siete meses de 1765, empezó a escribir este Viaje sentimental, este juego de la edad madura que agotó, con la colaboración eficiente e involuntaria de su amante Elisa, su cuerpo y su valentía. Lo publicó en febrero de 1768 y tres semanas después, una gripe se le complicó con su tuberculosis crónica. Murió de pleuresía el 18 de marzo de 1768 y su muerte la sintieron más en Francia y en Alemania que en la puritana Inglaterra.

Santos Domínguez

16 mayo 2011

Inka Martí. Cuaderno de noche


Inka Martí.
Cuaderno de noche.
Prólogo de Jacobo Siruela.
Imaginatio vera. Atalanta. Gerona, 2011.

Lo observaba Joseph Addison en 1712 y lo recordaba Borges dos siglos y medio después: quien sueña es a la vez el teatro, los actores, el texto y el auditorio.

Y añadía Borges, en su Libro de sueños: Una lectura literal de la metáfora de Addison podría conducirnos a la tesis, peligrosamente atractiva, de que los sueños constituyen el más antiguo y el no menos complejo de los géneros literarios.

En ese prólogo Borges diferenciaba los sueños del día - los sueños inventados por la vigilia- y los sueños de la noche –los sueños inventados por el sueño.

Recordaba todo esto mientras leía el Cuaderno de noche que Inka Martí acaba de publicar en Atalanta, a la vez que veía la necesidad de matizar que el sueño como género está más cerca del relato por su sintaxis narrativa y de la poesía por su potente irracionalismo y por la construcción de sus imágenes.

Por eso el asedio más eficiente al mundo de los sueños se ha hecho desde la literatura más que desde la psicología. Aunque los ejemplos son muchos, citaré solo dos: Coleridge escribió su poema más memorable al regresar de un sueño, Machado alcanzó uno de sus momentos más intensos en los Recuerdos de sueño, fiebre y duermevela.

El prestigio literario del sueño ha dado lugar también a imposturas evidentes: los sueños de las Escrituras no tienen la sintaxis ni el estilo del sueño, son falsificaciones interesadas con intención profética, y los de Quevedo son los de alguien que no ha soñado o no ha recordado lo que soñaba.

En este Cuaderno de noche, un noctuario fechado con una precisión que pertenece al despertar más que al sueño, Inka Martí se suma a la larga tradición de escritores que han llevado no un diario de la vigilia, sino un diario de la noche, un material de imágenes que pasan de lo irracional a lo racional a través de una secuencia narrativa.

Los sesenta y cinco sueños del libro -el mismo número de los que aparecen en las recopilaciones de los que Kafka dejó dispersos en sus cartas y en sus diarios- son de la materia impalpable y huidiza del espejo y del agua. Mejor dicho, no son sesenta y cinco sueños, sino sesenta y cinco relatos que toman como base el recuerdo de un sueño que viene de otro tiempo –el tiempo abolido- y de otro espacio – el no lugar, la utopía.

Nosotros, como nos recuerda Shakespeare, somos de la materia de los sueños. Y los sueños están hechos de la misma materia líquida y volátil de la poesía, de ciudades de cristal, de espirales y esferas, de caballos tatuados y albercas con delfines, de lagos y mares, de bosques o del interior de un árbol, de imágenes inciertas a las que intentan aproximarse las fotografías de cubierta y contracubierta y el autorretrato noctívago de la solapa.

Los sueños están hechos de nuestros terrores y nuestros deseos, de nuestras culpas o nuestros recuerdos y se alimentan más que de secretos, de una lógica secreta. Era Coleridge quien señalaba que así como en la vigilia las imágenes provocan una reacción emocional, en el sueño se produce el proceso contrario: primero es el efecto -el temor, o el deseo, o un dolor concreto- y luego surge la imagen que lo resume, que responde a ese estado emocional o que explica el malestar físico.

El sueño es una búsqueda de explicaciones. Es una lógica inversa que en lugar de ir de la causa al efecto va del efecto a la explicación, a inventar una causa. Y así quien tiene terrores nocturnos inventa un tigre que habite ese sueño o quien sufre un dolor en el sueño engendra un hecho que explique ese dolor, una causa que explique el efecto.

El sueño establece sus propias reglas, propone una articulación de símbolos que no obedece a las normas racionales que organizan la experiencia de la vigilia y responde a una lógica secreta que no se somete a la sintaxis de la razón diurna.

Frente al tiempo abolido del sueño que acumula imágenes simultáneas, la sintaxis narrativa de la vigilia exige una lógica basada en la secuencia temporal organizada.

En último extremo es una cuestión de tono y de estilo. Por eso, contar un sueño es hacer un ejercicio de traducción. Implica un cambio de registro, una adaptación a la sintaxis racional y a la articulación narrativa de los relatos. Perec añadiría que ese relato de los sueños – de la memoria de los sueños- era una forma de traicionarlos.

Porque también en los sueños hay un tono distinto al de los relatos diurnos. El intento de asimilar ese tono y de mantenerlo con naturalidad en la vigilia es seguramente la clave del estilo de Kafka y la esencia de lo kafkiano.

De la zona limítrofe entre una lógica y otra, entre lo onírico y lo racional se alimentaron las mitologías y las religiones y se nutren los relatos infantiles y las tradiciones folclóricas, como recuerda Jacobo Siruela en su prólogo, Secretos nocturnos.

Los sueños viven en el espacio del inconsciente, en el territorio del cuento infantil o de la mitología. Y por eso, como en las mitologías y en los relatos infantiles, el sueño sólo puede narrarse, como hace Inka Martí, desde la perplejidad de quien renuncia a la interpretación de la materia onírica, desde la extrañeza de quien no aspira a comprender lo que cuenta porque sabe que pertenece a otra realidad.

Una realidad que intenta captar este libro que evita la hermenéutica y abre la puerta para que - vuelvo otra vez a Borges- el arte de la noche penetre en el arte del día.

Santos Domínguez

13 mayo 2011

Corredor-Matheos. Desolación y vuelo


José Corredor-Matheos.
Desolación y vuelo.
Tusquets. Barcelona, 2011.

José Corredor-Matheos reúne en Desolación y vuelo sesenta años de escritura poética intensa, solitaria y exigente. El volumen, publicado por Tusquets, muestra la evolución y la coherencia de la obra del más budista de los poetas españoles, como lo definió Jorge Riechmann.

Una obra que culmina en Un pez que va por el jardín, un libro de 2007 al que pertenecen estos versos:

Sé que todos los árboles
habitan más allá,
pero su voz es clara,
cuando la alcanzo a oír.
Tú eres el viento, el viento,
y eres también la nube,
sin forma y sin destino.
Eres también el árbol
que te habla.
El árbol que da luz
cuando tú estás en sombra.

Tras unos libros iniciales que cultivaban una poética existencial o testimonial, Corredor-Matheos encuentra su tono de voz personal en la Carta a Li-Po (1975). A partir de ese libro y hasta los recientes El don de la ignorancia (2004) y Un pez que va por el jardín, pasando por otro libro crucial como Jardín de arena (1994), el autor ha ido construyendo, casi en secreto, un universo poético propio a través de un constante proceso de estilización y despojamiento, de búsqueda de lo esencial que lo ha colocado cerca de las poéticas del silencio y de la poesía oriental.

Todo lo veo en actitud
de espera.
¿Por qué esa mansedumbre
de las cosas
la manera que tienen
de parecer que esperan?
Recógete en silencio
Aunque todo se agite
en torno a ti,
igual que si esperaras.

(El don de la ignorancia)

La sutileza expresiva, la delgadez verbal que alcanza la poesía de Corredor-Matheos es el resultado de una depuración formal paralela a una voluntad de profundización en el conocimiento esencial. Es una poesía que persigue lo inefable y va más allá de la realidad y de la palabra, una forma de conocimiento que nombra el mundo con enorme capacidad de sugerencia y combina la hondura de la reflexión, la levedad etérea de la intuición y la sutileza de las sensaciones.

Por ejemplo cuando escribía en la Carta a Li-Po:

Vacío, el universo.
No hay soles, ni planetas,
ni arroyos, ni montañas.
No estás tú, no, ni nadie.
Sólo una luz perdida
que va hiriendo la noche.
Un pensamiento solo
que corre hacia la muerte.

La poesía de Corredor-Matheos ha viajado desde la desolación al vuelo, se ha hecho aérea y alada en el paso del nihilismo a la afirmación de la vida, de la angustia del yo a la disolución en la naturaleza en un experiencia liberadora que le permite descubrir una nueva dimensión que arranca de la fusión entre el mundo y el poeta.

Por eso escribía estos versos en Y tu poema empieza (1987):

Sentado en la terraza
oyes hablar al sauce
y te salen raíces.

O estos otros:

Ya no sientes deseos
de escribir más poemas,
y pides a las cosas
que lo hagan por ti,
y quedas escuchándolas
en paz toda la noche.

La poesía se convierte a partir de ese momento en un ejercicio de olvido y silencio, de contemplación y transparencia, de sabiduría y desasimiento dejando que las sombras / se mezclen con la luz.

Es un ejercicio de fusión del yo y de la poesía en el paisaje:

Que escriba sola.
Deja volar la pluma
en el paisaje.

(Jardín de arena)

Solo el verso se escribe.
Leído o escuchado,
este poema
¿cobra el mismo sentido
que el volar de una hoja
o el pasar de una nube?
Feliz este momento
en que las cosas
despiertan algo en mí
que no soy yo.

(El don de la ignorancia)


No poesía pura –decía de ella con razón Ángel Crespo-, sino pura poesía, como la de estos reveladores versos finales de El don de la ignorancia:

y verás el poema
florecer,
descender la montaña
hasta tus pies,
disolverse en las aguas
las palabras,
los nombres y los números.
Y que el poema sea.

Santos Domínguez