Mostrando las entradas para la consulta La bicicleta del panadero ordenadas por fecha. Ordenar por relevancia Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta La bicicleta del panadero ordenadas por fecha. Ordenar por relevancia Mostrar todas las entradas

25 diciembre 2020

Los antecedentes penales del blanco


 Juan Carlos Mestre.
Los antecedentes penales del blanco.
Selección y prólogo
de Raquel Ramírez de Arellano.
El sastre de Apollinaire. Madrid, 2020.
 
CEMENTERIO THYSSEN

según el inventario del cementerio thyssen la lejía está fresca la equivalencia de las mascotas el amasijo de chatarras amaestradas por la fritanga de barones y el apólogo de los criminales tedescos. periódicamente el reich entiéndelo como quieras se hace presente. la curtiduría de los judíos junto a las aguas teñidas de sílice lo equivalente a un delito la martingala de cuanto viene a picotear con su hocico de manteca la luna del corpus. allí lo reformativo besa al benevolente un alter ego de amedeo modigliani sefardita criado en las tetas de una loba. besa a los mismos lobos que viven en las nubes de toledo al comediógrafo doménico el greco príncipe de los extintos. tómalo como quieras entiéndelo como quieras. alberto durero cuenta con los dedos la calderilla de las plusvalías negras la mandorla de saint honoré expoliada por los nazis. según el inventario del cementerio thyssen la lejía está fresca las regaderas de barniz jurídico la prosa poética desde homero a los jesuitas. es la lírica de los lanzallamas la que se hace presente en los cuadros de watteau la convicción moral del estigma nocturno innombrable bajo la prosa crítica. un tal molière hablando en la escuela de mujeres sobre los caballos azules sobre el érase una vez lo innato a las cosas hurtadas. el artesano moore piensa en la agilidad de los cuerpos cézanne en los hombres sentados ante un frutero de vesículas. toda luz todo cuerpo es la imitación pornográfica de una escultura griega. no hay otra desnudez bajo el puente de waterloo las aguas se abrazan dentro del agua los bienaventurados no regresan a lo bienaventurado. es la invariabilidad de la dinastía lo que habita los yesos de la duquesa de sutherland es la doma de las bibliotecas por el bandolero y la libertad condicional de los huelguistas de grosz. son venus y cupido y los pentámetros de la reverencia y las musculaturas de rubens. lo espurio del latín spurius lo bastardo del francés bastard. según el inventario del cementerio thyssen es la ninfa en la fuente es lucas cranach ministro de cultura el viejo subsecretario de hacienda
 
Ese texto, extraído del Museo de la clase obrera, es uno de los treinta y cinco poemas que forman parte de la antología de tema pictórico Los antecedentes penales del blanco, que publica El sastre de Apollinaire.Se ha ocupado de la selección Raquel Ramírez de Arellano, que abre su prólogo con estas palabras: “Mestre todo lo es como un acto de insurgencia: enciende lámparas, despierta bestias, provoca el alzamiento de las estrellas. Inabarcable y multitudinario; puro, exclusivo, escueto nos lanza al mar sobre una lancha motora que nos conduce al encuentro de unas misivas poéticas donde la vida podría ser imagen y podría ser signo.
«Cada acto creativo es radicalmente autosuficiente y autárquico, y solo de la suma de lo aislado, puede decirse que surge la posibilidad, siempre otra, de la obra sola, de ese acto de extrema soledad que es la pieza, el poema, el artefacto artístico», ha dicho el poeta. cada uno de estos poemas suponen pues un acto creativo único e independiente que guardan en esta antología, ut pictura poesis, esa relación coincidente del que ha utilizado un código determinado, ¡hágase la luz: oh, la pintura! Y lo ha transformado en cacharro o artilugio poético.
Los lectores de Mestre somos ángeles civiles amotinados en la pulpa de las palabras, la pulpa son las metáforas, las palabras el único misterio posible por el que pretender salvarse.
Se piensa que el xilófono de la lluvia ha decidido chocar su batuta contra la esfera de los charcos. Poesía: paraguas agujereado que presta al ujier de los cielos los días desapacibles. Poesía: convocatoria a la asamblea de insumisos que llegan a consenso entre los significados y las estrellas, la ironía y la noche, la delicadeza y los rascacielos o el simple amor incondicional por las palabras.”

Procedentes de seis de los últimos libros de Juan Carlos Mestre, desde La casa roja hasta Museo de la clase obrera, los poemas de esta antología, en la que conviven Patinir y Chagall con Picasso y Miró, Duchamp con El Bosco o Giotto con Max Ernst, adquieren una nueva dimensión en el nuevo contexto que relaciona unos poemas con otros en un diálogo sinestésico -Oír lo blanco- e iluminador del que participan poemas como este Balthus, de La bicicleta del panadero:

Es imposible encerrarse con el Marido de la Noche
cuando la música de los pasatiempos abandona el cuento de Balthus
y el enfermero se encoge de hombros.
Difícilmente sentiré vergüenza:
He puesto mis manos sobre el consejo
y la amenaza de su justicia se ha convertido en mi compañera.
Un hombre venerable es un escarmiento que no se debería repetir.
Según los sacerdotes, herederos del somier y la medicina de la sal,
los rudimentos del jabalí evolucionan libremente
siguiendo un plan trazado por el infortunio del herrero
y el empañado cerebro de la golondrina marina.
La felicidad será el día siguiente:
El coche con un domador espera a la puerta.
Y mi noble amor habla con lo que empieza a dormirse.

Huele a espejo en lo que empieza a dormirse:
Un púber, sinónimo de adolescente,
también pueden elegir entre núbil, joven o mozo,
que enfermo de malaria orina zafiro sobre un cuadro de Balthus,
ese lugar donde los fanfarrones sacan sus pies por debajo de la infancia
para congraciarse con los profesionales del contratiempo.
Y mi noble amor habla con lo que empieza a dormirse.
 
Suponiendo que lo que vemos en Balthus no sea el propio paisaje de Balthus,
sino una rodilla con forma de montaña a la que se acerca el animalito burgués,
cualquiera de las excusas de un gato que abandona el platillo de leche
para lamer las cerezas de la condesa Klossowska de Rola,
conocida como Setsuko entre los alpinistas que merodean el chalet,
ha de ser considerada una estratagema del carnicero de armiños
con destino al baile de los populares abrigos surrealistas.
Aunque de lo dicho se podrían deducir dos hipótesis,
una relacionada con las gardenias japonesas,
otra con el silencio anulado por la música de Mozart,
ninguna de las dos va más allá que un cangrejo con ojos azules.
Y mi noble amor habla con lo que empieza a dormirse.
 
La ambigüedad de los exhaustos arriesga en cada visión
una vida destinada a las carnestolendas de los museos,
gente como Sharon Stone o el barón Philippe de Rothschild
jugando sobre las alfombras de genciana con el perro del collar rojo.
Un hombre impecablemente vestido entra en la casa de Giacometti,
lleva un tablón blanco y las mujercitas familiarizadas con la mortaja,
los ojos abiertos como medicinales kimonos,
cruzarán las piernas digamos que para rezar.
Y mi noble amor habla con lo que empieza a dormirse.
 
Nada se sabe y conviene no saberlo de cuánto ha de durar la vida,
los corazones rubios suben los peldaños de dos en dos,
las baronesas cargan los fusiles con mayonesa para defenderse de la guillotina
y mi noble amor habla con lo que empieza a dormirse.

Porque también el del poeta es oficio de mirar, como se sabe después de siglos de relación fructífera entre la imagen y la palabra.
 
Santos Domínguez


18 diciembre 2020

Navidades de libro. Poesía

 NAVIDADES DE LIBRO

POESÍA 

  
Eloy Sánchez Rosillo.
La rama verde.
Tusquets Editores. Barcelona, 2020. 
 
DURACIÓN
Dentro de la leyenda del vivir,
que el minucioso olvido
desordena y desdice,
el sueño aquel primero
de la niñez no se ha desvanecido.
Inconsistente,
tan ligero y frágil
como vilano o pluma
de gorrión.
Y sin embargo ahí sigue.
Dónde, dónde.
¿Qué secretas cadencias
lo traen, cuando es preciso, a mi presente?
Hebra de luz apenas,
hilo de agua.
Nunca en la vida me ha desamparado.


Ese poema, de título significativo en el conjunto, abre el último libro de Eloy Sánchez Rosillo, La rama verde, que publica Tusquets Editores en su colección Nuevos Textos Sagrados.

Su tono y su tema -esa hebra de luz, ese hilo de agua- anuncian los del resto de un libro en el que se refleja la hondura reflexiva de la mirada del poeta que, pasados los setenta años de vida  (“Tengo setenta años / y ha pasado la vida”), contempla el mundo y evoca sus recuerdos sin el doloroso lastre de la nostalgia. Una actitud marcada por la aceptación de la temporalidad y por un esfuerzo sostenido por mantener viva la luz de la memoria desde la luz del presente, de un ahora continuo e inextinguible que persiste en la existencia cotidiana.
 
Es esta una poesía que se levanta sobre una luz renovada y sanadora, sobre una luz respirada cuyo fulgor se sobrepone a la destrucción y al tiempo. Y en ella la naturaleza, abierta en el mar o doméstica en el jardín, se convierte no en un decorado, sino en el paisaje existencial donde se proyecta la intimidad, igual que el pasado y el presente se iluminan uno a otro en una abolición del tiempo, en un ahora continuo que le da el sentido de lo permanente, porque ser es haber sido y “lo importante es vivir, aunque el vivir nos duela, / estar vivos del todo mientras dure la vida.”
 
 
 
 Angelina Gatell.
Poema del soldado.
Lectura de Sandra Santana.
Bartleby Editores. Madrid, 2020.

Como ha venido haciendo con otras obras de la autora, Bartleby recupera Poema del soldado, con el que Angelina Gatell (Barcelona, 1926- Madrid, 2017) obtuvo el Premio Valencia de Poesía en 1954.
 
Era el primer libro de una autora desconocida, cuya “voz, modesta e inmadura brilló un momento en el aire turbio y enrarecido de su mundo provinciano”, como señala ella misma en la introducción -Mi vida ha cambiado, mi poesía ha cambiado - que escribió en 2010 para la reedición de esta obra.

Los trece poemas del libro, escritos a finales de los 40 y principios de los 50, reflejan la experiencia traumática reciente de la guerra civil y expresan la memoria del horror vivido de cerca. Entre la Dedicatoria que abre el conjunto y el Epitafio que lo remata, los once poemas vertebrales que constituyen propiamente el Poema del soldado están puestos en boca de una voz poética que es la del sencillo campesino Miguel, que pregunta a Dios ante la muerte y la guerra en el vacío del silencio.

Editado en la serie Lecturas21, lo cierra un epílogo en el que Sandra Santana afirma que “Poema del soldado emerge hoy como un libro testigo del silencio, de ese silencio que, como se ha repetido muchas veces, es también exilio sin necesidad de abandonar el lugar que uno aprendió a considerar como su origen. La poesía se muestra como el antídoto capaz de devolver al lenguaje el sentido perdido porque las antiguas palabras, pronunciadas entonces, durante los años de la dictadura, entre tanto silencio, entre tantas cosas que no podían expresarse con claridad, ya no podían significar lo mismo. Poema del soldado no es un poema político, no es un poema social, es sencillamente el poema proyectado por una mirada que se ha enfrentado a la estúpida muerte de la guerra y se ha prometido no olvidar.”

Así lo reflejan versos como estos:

Yo no entiendo sus cantos.
Yo no sé por qué luchan.
Yo no siento en mis venas la inclemente llamada
del horror circulando.

Pero sé que nos queda muy abierta la herida,
muy cansada la tierra;
que el silencio reemplaza la canción de otros días;
que los campos se cubren de ceniza y salitre,
que ni el trigo ni el hombre,
ni la rosa ni el árbol volverá a ser lo mismo.
 
 
 

William Blake.
Augurios de inocencia.
Edición bilingüe de Fernando Castanedo.
Cátedra Letras Universales. Madrid, 2020.

Es una de las veintidós páginas autógrafas de William Blake del conocido como Manuscrito Pickering, once hojas de apretada caligrafía en la que se suceden sin solución de continuidad diez textos.

Esta página en concreto recoge el final de El monje cano y el comienzo del texto titulado Augurios de Inocencia, que reproducimos en la traducción de Fernando Castanedo:

El ver un mundo en un grano de arena
y un cielo en la florecilla del campo
sostener lo infinito en la palma de la mano
y poseer lo eterno en una hora apenas
El petirrojo enjaulado
pone al cielo enrabietado.
El palomar lleno de palomas y pichones
estremece el infierno por todas sus regiones
El perro hambriento en el umbral de su amo
predice la destrucción del Estado.

Y ese texto de ciento treinta y dos líneas de aforismos en pareados es el que da título al volumen en el que Cátedra Letras Universales edita el Manuscrito Pickering, donde William Blake (1757-1827) reunió en 1803 o 1805 diez de sus más conocidos poemas, que no se publicaron hasta 1866, casi cuarenta años después de su muerte, cuando lo adquirió BM Pickering.

Conviven en él lo infinito y lo finito, lo efímero y lo eterno, la inocencia y la crueldad bajo la mirada de un poeta visionario y profético que transfigura la realidad en este y en los otros textos del volumen, cercanos en tono, ritmo, temática y temperatura emocional a las Canciones de inocencia y experiencia.

 

Guillermo Carnero.
Jardín concluso.
Edición de Elide Pittarello.
Cátedra Letras Hispánicas.
Madrid, 2020.

 

Nadie puede instalarse       

en los sueños de otro: están fundados       

en la incredulidad, la decepción y el miedo,       

y su inquietud no admite compañía.       

Juguetes rotos de una niñez tapiada       

que no quiere arriesgar el privilegio       

de mecerse en la paz de no haber sido;       

un andrajo sin nombre       

vacante en el umbral del paraíso       

al no tener un cuerpo que lo vista.       


Así comienza Disolución del sueño, el penúltimo de los cinco largos poemas que componen Espejo de gran niebla, uno de los cuatro libros que Cátedra Letras Hispánicas reúne en el volumen Jardín concluso (Obra poética 1999-2009), de cuya edición se ha ocupado Elide Pittarello.

Se reúnen así bajo un título inédito los cuatro libros que integran la segunda época de la poesía de Guillermo Carnero, que en la nota que ha puesto al frente de esta edición señala a propósito de esta segunda etapa que “la diferencia sustancial entre ambas épocas es que el desengaño que aparece en la segunda es más profundo y absoluto, al afectar además al ámbito último de la intimidad.”

Una segunda época en la que -añade- “se cumplió el deseo expresado en la cita de Juan Ramón Jiménez que abre Espejo de gran niebla: «Quiero ser, en mi espacio, solo y otro.» Mi segunda época es así más mía, en su fecunda soledad. No renuncio a la primera ni la rechazo, pero siento que en mí ha habido dos personas que llevan el mismo nombre. La segunda, siendo heredera universal de la primera, ha viajado ya por su cuenta.”

Cuatro libros publicados a lo largo de diez años, entre 1999 y 2009. De Verano inglés a Cuatro noches romanas, pasando por Espejo de gran niebla y Fuente de Médicis, cuatro libros en los que -escribe la profesora Pittarello- “el estilo del poeta es inconfundible, su trayecto creativo está plagado de fidelidades e indagaciones, que en este volumen único se manifiestan con una nitidez insospechada.”

Entre la plenitud amorosa y el desengaño, Jardín concluso desarrolla un proceso poético en el que se reflejan la experiencia amorosa, el conflicto entre el arte y la vida, la soledad y el desencanto del sueño, el desengaño y la conciencia del tiempo efímero.
 
 
 

 
Fernando Pessoa.
Antología de Álvaro de Campos.
Selección, traducción, introducción y notas
de José Antonio Llardent.
Edición al cuidado de Mario Hernández.
Alianza Editorial. Madrid, 2020.

No soy nada.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
Esto aparte, tengo en mí todos los sueños del mundo.

Ventanas de mi cuarto,
del cuarto de uno de los millones del mundo gente que nadie sabe quién es
(y de saberse quién es, ¿qué se sabría?),
dais al misterio de una calle cruzada constantemente por gente,
a una calle inaccesible a todos los pensamientos,
real, imposiblemente real, verdadera, desconocidamente verdadera,
con el misterio de las cosas debajo de las piedras y de los seres,
con la muerte poniendo humedad en las paredes y cabellos blancos en los hombres,
con el Destino conduciendo el carro de todo por la carretera de nada.

Hoy estoy vencido, como si supiera la verdad.


Así comienza Tabacaria, uno de los poemas fundamentales de Fernando Pessoa, que se lo atribuyó a su heterónimo Álvaro de Campos, en la traducción de José Antonio Llardent que publica Alianza Editorial en el volumen Antología de Álvaro de Campos.

Fernando Pessoa, aquel extraño extranjero del que habló Robert Bréchon en un libro fundamental, encauzó en la poesía sus trastornos psíquicos y elaboró una obra plural y compleja a través de tres heterónimos -Alberto Caeiro, Ricardo Reis, Álvaro de Campos- y el ortónimo Fernando Pessoa, que representan el drama em gente sobre el que se construye una de las obras poéticas más relevantes del panorama poético europeo del siglo XX.
 
De los poemas del más famoso de esos heterónimos, Álvaro de Campos, sensacionista discípulo de Caeiro, nacido en Tavira el 15 de octubre de 1890, ingeniero naval en paro formado en Glasgow, poeta futurista y complejo, decía Ricardo Reis que “son un derramarse de emoción. La idea sirve a la emoción, no la domina.”

“Vivir es pertenecer a otro”, escribía Campos, un nihilista que se veía a sí mismo como “un Whitman con un poeta griego dentro” y al que Pessoa transferirá su propia desazón existencial, su relación conflictiva con la vida, el amor, el sexo o la muerte.

Entre la Oda triunfal, urbana y vanguardista, firmada en Londres en junio de 1914 -"A la dolorosa luz de las grandes bombillas de la fábrica tengo fiebre y escribo"-, y el último poema -"Todas las cartas de amor son / ridículas"-, fechado el 21 de octubre de 1935, un mes antes de la muerte de Pessoa, llevan también la firma de “ese extraño e intenso poeta”, como lo definió su autor, algunos de sus mejores poemas: Oda marítima, Lisbon Revisited, Callos al estilo de Oporto o Al volante del Chevrolet por la carretera de Sintra.
 
 

 José María Álvarez.
Puertas de oro.
Itinerario poético
Edición de Alfredo Rodríguez.
Ars Poética. Oviedo, 2020.

El sueño de la cultura titula Alfredo Rodríguez el prólogo de Puertas de oro, su espléndida antología poética de José María Álvarez que publica Ars Poética. 

Un amplio e intenso prólogo en el que traza una iluminadora “hoja de ruta sobre la persona y la obra de José María Álvarez”. Se leen allí párrafos como este:

 “Este poeta hace suya la escritura como memoria cultural ‒memoria vital y estética‒, con esa voluntad integradora y selectiva de la literatura, en la escala sutil de la belleza. Álvarez se instala en los hitos literarios para volcar en ellos su propia memoria personal en busca de una totalización poética. Es la visión deslumbrada ante el mundo. Porque además, damas bellísimas, ruinas desoladas, noches de Venecia, de Roma o Estambul... desfilan por sus poemas. Hay en Álvarez, siempre, una elección, desde un plano de nobleza, de altura. Los motivos, las pasiones, alusiones, objetos y criaturas de su obra, están marcadas por su sello poético, por su ademán ennoblecedor. La fuerte pasión que como poeta experimenta le lleva a iluminar sus creaciones y, en general toda la realidad, de un esplendor y belleza que las vivifica y exalta. Es esa capacidad de sugestión su poder para descubrirnos y para hacernos descubrir mundos propios y ajenos.”

Memoria cultural y personal, belleza y visión deslumbrada, pasión y excelencia poética son, como destaca ese párrafo, las claves vertebrales de la poesía de José María Álvarez, de la que este volumen ofrece una muestra muy amplia y muy representativa.

Porque, como explica Alfredo Rodríguez, “nunca hasta ahora había dado a la prensa este poeta una antología amplia y rigurosa de toda su obra poética. Los poemas seleccionados en este libro pretenden contagiar el entusiasmo por cuanto late en la vida y en el arte de este poeta auténtico de himno y de hondura.”

Alfredo Rodríguez, que publicó no hace mucho un esclarecedor libro de conversaciones con José María Álvarez, Exiliado en el arte, y conoce como pocos la obra poética del autor de Tósigo ardento, propone en Puertas de oro un Itinerario poético -ese es el subtítulo de esta antología- a través de una significativa selección de textos en los que -como en todos los libros de José María Álvarez- se dan cita las ciudades y los tiempos, los viajes y los días, y el pasado vuelve al presente a través de la evocación y la celebración del placer y de la vida misma.

 


 Juan Carlos Mestre.
Los antecedentes penales del blanco.
Selección y prólogo
de Raquel Ramírez de Arellano.
El sastre de Apollinaire. Madrid, 2020.
 
Los antecedentes penales del blanco es el título de la antología pictórica de la poesía de Juan Carlos Mestre que publica El sastre de Apollinaire. Se ha ocupado de la selección Raquel Ramírez de Arellano, que abre su prólogo con estas palabras: “Mestre todo lo es como un acto de insurgencia: enciende lámparas, despierta bestias, provoca el alzamiento de las estrellas. Inabarcable y multitudinario; puro, exclusivo, escueto nos lanza al mar sobre una lancha motora que nos conduce al encuentro de unas misivas poéticas donde la vida podría ser imagen y podría ser signo.
«Cada acto creativo es radicalmente autosuficiente y autárquico, y solo de la suma de lo aislado, puede decirse que surge la posibilidad, siempre otra, de la obra sola, de ese acto de extrema soledad que es la pieza, el poema, el artefacto artístico», ha dicho el poeta. cada uno de estos poemas suponen pues un acto creativo único e independiente que guardan en esta antología, ut pictura poesis, esa relación coincidente del que ha utilizado un código determinado, ¡hágase la luz: oh, la pintura! Y lo ha transformado en cacharro o artilugio poético.
Los lectores de Mestre somos ángeles civiles amotinados en la pulpa de las palabras, la pulpa son las metáforas, las palabras el único misterio posible por el que pretender salvarse.
Se piensa que el xilófono de la lluvia ha decidido chocar su batuta contra la esfera de los charcos. Poesía: paraguas agujereado que presta al ujier de los cielos los días desapacibles. Poesía: convocatoria a la asamblea de insumisos que llegan a consenso entre los significados y las estrellas, la ironía y la noche, la delicadeza y los rascacielos o el simple amor incondicional por las palabras.”

Procedentes de seis de los últimos libros de Juan Carlos Mestre, desde La casa roja hasta Museo de la clase obrera, los poemas de esta antología, en la que conviven Patinir y Chagall con Picasso y Miró, Duchamp con El Bosco o Giotto con Max Ernst, adquieren una nueva dimensión en el nuevo contexto que relaciona unos poemas con otros en un diálogo sinestésico -Oír lo blanco- e iluminador del que participan poemas como Balthus, de La bicicleta del panadero, que comienza con estos versos:

Es imposible encerrarse con el Marido de la Noche
cuando la música de los pasatiempos abandona el cuento de Balthus
y el enfermero se encoge de hombros.
Difícilmente sentiré vergüenza:
He puesto mis manos sobre el consejo
y la amenaza de su justicia se ha convertido en mi compañera.
Un hombre venerable es un escarmiento que no se debería repetir.
Según los sacerdotes, herederos del somier y la medicina de la sal,
los rudimentos del jabalí evolucionan libremente
siguiendo un plan trazado por el infortunio del herrero
y el empañado cerebro de la golondrina marina.
La felicidad será el día siguiente:
El coche con un domador espera a la puerta.
Y mi noble amor habla con lo que empieza a dormirse.

Porque también el del poeta es oficio de mirar, como se sabe después de siglos de relación fructífera entre la imagen y la palabra.
 
Santos Domínguez

 

01 abril 2019

La vida bochornosa del negro Carrizo


Juan Ángel Cabaleiro.
La vida bochornosa del negro Carrizo.
Prólogo de David G. Panadero.
Reino de Cordelia. Madrid, 2019.

Esa declinación hacia el Norte en donde la ciudad de San Miguel de Tucumán decanta los residuos después de una tormenta, el barrio de La Bombilla, hervía en la siesta con olor a prostíbulo barato, entre efluvios de charcos podridos y orines de caballo, como los mercados de abasto o los baños de las estaciones de servicio. Carrizo se internó en sus calles aguijoneado por el pensamiento de la Julia: ¿dónde se habrá metido la negra? Sobre la cara, reseca y dura como la tierra de las calles, el viento, esa bocanada de horno, le depositaba partículas de polvo y le despeinaba la negritud canosa de la melena. Carrizo iba puteando para adentro mientras se recomponía el traje descoyuntado, tan arcaico, tan gris y a rayitas, que le daba un aire entre ropavejero y vendedor de Planes de Ahorro. Cuando se levantaban los remolinos, se cubría la cara con el portafolio y avanzaba achinando los ojos, un poco a tientas.

Ese es el párrafo inicial de La vida bochornosa del negro Carrizo, la novela breve del argentino Juan Ángel Cabaleiro que publica Reino de Cordelia.

Ambientada en los suburbios pobres del barrio de La Bombilla en San Miguel de Tucumán, la novela es un retrato crudo de los bajos fondos de una ciudad de provincias argentina, pero es más que eso: en torno al protagonista, un pícaro contemporáneo, timador sin escrúpulos y estafador de estafadores; a su colaboradora y amante Julia, treintañera estudiante universitaria; al jefe Muleiro y al gordo Reyna, delincuente patoso, se organiza un relato de una enorme agilidad narrativa y de ritmo trepidante. 

De sus treinta y tres capítulos breves, veintidós se centran en el verano de 1986, el año del cometa, y los once restantes ocurren en el invierno siguiente. Capítulos rápidos y frases veloces que narran con urgencia la vida de quien vive deprisa hasta el vertiginoso desenlace que cierra la novela como un relámpago.

Iluminada en muchas de sus escenas por la luna tucumana, La vida bochornosa del negro Carrizo está escrita con un uso muy eficaz de los diálogos, del estilo indirecto libre y de descripciones como esta, que revelan el talento de un narrador que además es dueño de una prosa cuidada con voluntad de estilo:

Caída la noche, la luna tucumana bañaba con luz seminal el parque 9 de Julio, a donde llegaban centenares de parejas desde El Bajo y el centro para practicar sus fornicaciones, emborracharse, fumar porros, ser asaltadas por los delincuentes venidos en bicicleta desde La Bombilla o a pie desde Villa 9 de Julio, o sufragar las terribles coimas de la policía montada. Por todos lados se oían los aullidos siniestros de lobizones o de señoritas desvirgadas sin tino ni recato, pululaban sombras clandestinas moviéndose de árbol en árbol, avanzaban por las calles sobrecargados carritos cartoneros tirados por ancianas desdentadas, por humanos famélicos o por caballos de mirada resignada y tristísima que dejaban sobre el pavimento el repiquetear metálico de sus cascos. Junto a los troncos descascarados y empalidecidos de los eucaliptos defecaban mendigos, reales o apócrifos, y por doquier florecían niños misteriosos y solitarios sosteniendo bolsitas de Poxirrán, en actitud impertérrita sobre un colchón de hojas secas, como efigies harapientas. Carrizo había estacionado el Opel en la parte de atrás de la Facultad de Filosofía y Letras, junto a uno de los mayores reservorios de condones usados de todo el parque.

Como escribe en el prólogo David G. Panadero, “Cabaleiro engrosa ya esa interesante nómina de autores argentinos centrados en la novela negra que, aun presentando intereses y registros personales e incluso contrapuestos, ofrecen características comunes, propias de su cultura e idiosincrasia, tales como un gusto por la palabra bien dicha, cierta musicalidad en la prosa, una clara tendencia política libertaria y en general, afición por las estructuras narrativas abiertas y apuesta por la imaginación. Destaca también su sentido del humor, la picardía típicamente latina, esa vitalidad y cierta exaltación del erotismo frente a la típica rigidez y el aire cartesiano que respiran de siempre los best sellers anglosajones."

Santos Domínguez




13 mayo 2013

Elisa Martín Ortega. El lugar de la palabra

Elisa Martín Ortega.
El lugar de la palabra.
Ensayo sobre Cábala y poesía contemporánea.
Cálamo. Palencia, 2013.

Lo que deriva del pórtico es la tradición hebrea que pone en relación dos cosas, escribe Juan Carlos Mestre en Cábala, uno de los poemas que forman parte de La bicicleta del panadero, que acaba de recibir el Premio de la Crítica al mejor libro de poesía de 2012.

A esa tradición cabalística responde la misma esencia simbólica de la imagen y la metáfora, una clave fundamental de la poesía de Mestre y de otros autores como Jorge Luis Borges, Juan Eduardo Cirlot, Juan Gelman, Clarisse Nicoïdski y José Ángel Valente, a los que Elisa Martín Ortega se acercó en una tesis doctoral con la que exploró la relación entre Cábala y poesía.

Con la excepción de lo referente a Cirlot, El lugar de la palabra. Ensayo sobre Cábala y poesía contemporánea, que acaba de aparecer en Cálamo, reproduce ese estudio, del que Elisa Martín Ortega dice en la introducción:

La Cábala y la poesía constituyen, en un sentido estricto, universos paralelos. No se enfrentan ni compiten en saber o en belleza porquesu razón de existir y sus  propios fines son distantes, diversos. La historia de ambas tradiciones se ha desarrollado de forma independiente, casi sin mirarse la una a la otra: sin controversias ni confesiones conjuntas.

Con ese planteamiento inicial, este libro es una incursión en la que la autora reúne inteligencia crítica y sensibilidad literaria para explorar los lugares de encuentro del discurso cabalístico y la  expresión poética a través del análisis de la creación poética contemporánea a la luz del pensamiento cabalístico.

Imaginación, creación metafórica, entrada en lo oscuro, esfuerzo de expresión de lo inefable, penetración en lo secreto... Esos son algunos de los vínculos entre la poesía y la Cábala en la obra poética de Borges y Gelman y en la obra total de Valente para aventurar una teoría del lenguaje poético que Elisa Martín Ortega resume en estos términos:

La hipótesis principal es que la Cábala comparte con la poesía una determinada visión del lenguaje, de la escritura y de la creación en su sentido amplio; y que ofrece una forma de acercarse a los textos (unos procedimientos hermenéuticos) de gran utilidad en la reflexión poética.

Porque, como explica Elisa Martín Ortega, hay una evidente confluencia de los universos paralelos de la mística judía y la poesía contemporánea en su aspiración común a construir un sistema expresivo que tiene como objetivo central la manifestación de lo inefable, aunque también hay tendencias centrípetas que separan finalmente la trascendencia religiosa del abismo poético.

A través de tres niveles interpretativos –el análisis de la Cábala, la generación de una teoría del lenguaje poético a partir del pensamiento cabalístico y la recepción  de estos métodos de conocimiento en esos poetas principales y en Clarisse Nicoïdski -novelista en francés, poeta en castellano- se explora en la obra fundamental de tres poetas relevantes del dominio hispánico la importancia del método simbólico, la nada como espacio de encuentro o la lengua como origen –en el principio, el verbo- y como lugar de exilio.

Un hondo estudio que permite delimitar el lugar de la palabra, la influencia del método cabalístico en el proceso poético como fuente de inspiración y de reflexión sobre la creación literaria, sobre el misterio de lo insondable, sobre la pérdida y la muerte, para concluir con este espléndido párrafo, con el que Elisa Martín Ortega cierra El lugar de la palabra:

Los poetas estudiados vagan en busca de esa plenitud de lo incompleto. ¿Pues cuál es el destino de las palabras, sino el ser bañadas en el agua tibia, esperar a que se abran como flores y derramen su gusto en el jardín que compartimos? Las palabras callan memoria y porvenir. El poeta las palpa, las escucha: sus ojos las guardan con cuidado. Y es en este mirar donde surge lo no dicho: donde una lengua titubeante, envuelta entre la niebla, canta a la belleza esperando que así aflore algo de lo que ella esconde. El paraíso no es ya un lugar remoto, ni una promesa inexistente, sino la puerta siempre a la vista de un jardín encantado, ciertamente perdido, pero no por ello menos verdadero.

Santos Domínguez

29 junio 2012

Equipaje de vacaciones


Gabriel García Márquez.
Todos los cuentos.
Mondadori. Barcelona, 2012.

Desde La tercera resignación, un cuento de 1947, hasta El avión de la bella durmiente, de 1982, los relatos que Gabriel García Márquez fue escribiendo a lo largo de treinta y cinco años los agrupó en cuatro volúmenes: Ojos de perro azul, Los funerales de la Mamá Grande, La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada y Doce cuentos peregrinos.

Esos cuentos no tienen probablemente la altura descomunal de novelas como Cien años de soledad, El otoño del patriarca o El amor en los tiempos del cólera, pero contienen una parte fundamental del legado literario del colombiano, que dedicó a la técnica del género una serie de artículos teóricos imprescindibles.

Para celebrar los quinientos títulos de su catálogo, Mondadori reúne por primera vez en un solo volumen la totalidad de la narrativa breve de García Márquez, que escribió estos textos a la vez que algunas de sus obras mayores o como preparación en cuanto a tono, ambientes, enfoques o personajes. De hecho, con sus primeros cuentos García Márquez empieza a construir un universo muy personal que pone los cimientos de El coronel no tiene quien le escriba o de Cien años de soledad. La imaginación, el realismo mágico, el decorado del trópico caribeño y los personajes desolados o excesivos contienen la semilla de su obra mayor y ponen los fundamentos técnicos y temáticos sobre los que se construirían sus novelas.



José Antonio Ramírez Lozano.
Lengua de gato.
Edelvives. Zaragoza, 2012.

Farfián, el gato de Estambul que tiene, como los animales de las fábulas, el don de la palabra; Basir, su amo, tejedor de alfombras; su hija Eminé, no nacida de mujer, sino de una paciente labor en el telar…

Cunqueiro, Calvino y las narraciones orientales son algunos de los bastidores de este tapiz, de un entramado de historias que tejen en colaboración las palabras y el silencio, lo visible y lo invisible para fundir la creación literaria y la creación del mundo.

Y el sedal de la palabra con el que se construye una urdimbre en la que se cruzan los peces y los pescadores, los tejedores de sueños y los animales fantásticos, los contadores de historias con los viajeros narradores, las ciudades del sueño con las de la arqueología.

Porque todo es de seda en esta Lengua de gato y en la trama sutil tejida por un excepcional artesano de la palabra y la imaginación como Ramírez Lozano, que obtuvo con este derroche de fabulación y buena prosa el Premio Lazarillo 2011.

Francisco García Pavón.
Una semana de lluvia.
Prólogo de Juan Bolea.
Rey Lear. Madrid, 2012.

Las tormentas de finales de agosto, cuando pintan las uvas y está a punto de empezar la vendimia y se celebran las fiestas de Tomelloso, son el telón de fondo de la intriga policiaca de Una semana de lluvia, la novela de García Pavón que acaba de rescatar Rey Lear con prólogo de Juan Bolea.

Sobre ese telón de fondo de la España rural de los sesenta, Plinio y don Lotario se enfrentan a una epidemia de embarazos y suicidios femeninos. Como en otras novelas de la serie, la rutina cotidiana queda alterada por situaciones que introducen el desorden del mal: crímenes rurales, oscuros y primitivos como los de algunas novelas provinciales de Simenon o Camilleri, cuyas claves tiene que reconstruir un Plinio confuso y perplejo que resuelve los casos con sentido común, con intuición y con la ayuda de don Lotario, un evidente homenaje a Cervantes, más Sancho que Watson. Una ayuda eficiente para desentrañar los móviles de los asesinatos, las claves psicológicas o morales del asesino, la importancia del ambiente en esa explicación de un secreto que es siempre la narración policiaca.

Una semana de lluvia no es una novela más del ciclo protagonizado por el jefe de la guardia municipal de Tomelloso y por su ayudante espontáneo. Publicada en 1971, un año después de Las hermanas coloradas, es una de las mejores muestras de la plenitud del mundo narrativo de García Pavón, de su espléndida prosa y su solvencia narrativa.


James McClure.
La canción del perro.
Traducción de Susana Carra.
Reino de Cordelia. Madrid, 2012.

Una de las claves fundamentales de la novela policiaca es la vinculación del crimen y el ambiente, no solo social, sino geográfico. Frente a las nieblas londinenses, los hielos nórdicos, los rascacielos neoyorkinos o los interminables horizontes manchegos, la narrativa policial del sudafricano James McClure (1939-2006) transcurre en Zululandia, la Sudáfrica del apartheid.

McClure escribió ocho novelas protagonizadas por una pareja interracial: el teniente blanco Tromp Kramer y el sargento negro Mickey Zondi, de las que hasta ahora solo se habían traducido tres al español. La canción del perro, que acaba de editar Reino de Cordelia con traducción de Susana Carra, es la última de las que publicó, aunque en su cronología interna inaugure la serie, porque supone el primer encuentro entre el detective y su ayudante.

Con una brillante mezcla de intriga y calidad literaria, de testimonio social y capacidad narrativa, de ironía y crítica política del racismo, porque –como ha declarado el propio McClure- el crimen dice mucho acerca de una sociedad.


Anna Maria Ortese.
Silencio en Milán.
Traducción de César Palma
Minúscula. Barcelona, 2012.

A caballo entre el reportaje y el relato, los siete textos con los que Anna Maria Ortese construyó Silencio en Milán buscan las claves humanas de una ciudad sobre la que se proyecta la mirada crítica y compasiva de una narradora y ensayista excepcional.

Una mirada que humaniza la ciudad y la convierte en metáfora o en metonimia de sus habitantes a base de explorar su topografía urbana y su paisaje civil: los trenes y las estaciones, la Navidad en un reformatorio, una travesía por los locales nocturnos milaneses, los aparthoteles como pirámides fúnebres, el extrarradio chabolista, la exclusión social de un desempleado calabrés invisible o la mudanza que remueve los recuerdos de dos hermanos son los ejes de los siete textos que aparecieron en 1958 y que Minúscula edita en su colección Paisajes narrados, donde ya se publicaron las crónicas narrativas de El mar no baña Nápoles.


Robert Walser.
Sueños.
Edición de Jochen Greven.
Traducción de Rosa Pilar Blanco.
Siruela. Madrid, 2012.

Prosa de la época de Biel (1913-1920) es el subtítulo de Sueños, el espléndido volumen que Siruela añade a su biblioteca Robert Walser. Reunidos por Jochen Greven y traducidos por Rosa Pilar Blanco, son una selección amplia y significativa de los abundantes textos dispersos que Walser fue publicando en la prensa periódica tras su vuelta a Biel, su ciudad natal, después de vivir en Berlín siete años críticos y decisivos en la construcción de su obra.

La vuelta a Suiza supuso para Walser un cambio de vida y de planteamientos literarios. Suponía pasar de la gran ciudad en la que había escrito tres novelas fundamentales a un ámbito doméstico, a la buhardilla de un hotel en el que vivió este periodo de excursiones modestas y largas caminatas, de paseos por la nieve o el bosque y de subidas a los montes cercanos. Son, en términos de Rousseau, las ensoñaciones de un paseante solitario.

Con esa misma modestia se planteó estos textos breves e impresionistas, a veces más largos y ambiciosos, en los que se mezclan la crónica amplia y la reflexión profunda con el telón de fondo catastrófico de la Primera Guerra Mundial y de la crisis política y cultural de aquella Europa en ruinas. Tal vez por esa creciente importancia del contexto en el que escribía, Walser muestra en los textos que publica desde 1917 hasta 1920, antes de irse a Berna, una mayor tendencia hacia el pensamiento ensayístico que a la actitud poética.

Organizados en seis secciones y rematados con un epílogo del compilador, son especialmente atractivos las evocaciones de paseos que forman parte de Breve excursión, las narraciones de Una historia endiablada o los relatos autobiográficos de Mirada retrospectiva.

Este centenar largo de textos resumen el mundo literario de Walser y adquieren una nueva dimensión significativa en el conjunto de un volumen que es una puerta abierta a su universo literario, en el que conviven el asombro y la emoción ante la belleza del mundo con las fantasías del paseante imaginativo que quisiera ser otro, diluirse en el paisaje.



Gabriel Insausti.
Cámara oscura.
Pre-Textos. Valencia, 2012.

Una mirada crítica, distante a veces y apasionada otras, recorre los diarios que Gabriel Insausti ha reunido en su Cámara oscura. Escritos entre 2001 y 2010 y subtitulados Días en Ramplona, un topónimo más irónico que desorientador, los publica Pre-Textos en su colección de narrativa y son la crónica de un naufragio contada por quien va en una nave a la deriva y quiere dejar su versión de los hechos, el relato de su propia perplejidad.

Lo íntimo y lo público, la literatura y el cine, la infancia y la familia, el campo y la ciudad, lo que pasa en la calle y la vida literaria vista desde la provincia, la suma de hechos y seres triviales que es la vida. Como el de esas vecinas que hablan de balcón a balcón de cosas intrascendentes, ese es al final el destino del género. Quizá también su vocación.Y para hablar de todo eso Gabriel Insausti usa gafas de cerca y una prosa cercana y directa, pero terminante e inobjetable.



Antología del microrrelato español
(1906-2011).
El cuarto género narrativo.
Edición de Irene Andrés Suárez.
Cátedra Letras Hispánicas. Madrid, 2012.

Irene Andrés Suárez, acreditada especialista en el género, ha preparado para Letras Hispánicas una amplia antología del microrrelato español. Amplia en el tiempo y generosa en la nómina, porque entre el primer texto –firmado por Juan Ramón Jiménez y fechado en 1906- y el último –publicado en 2011 por Manuel Espada- ha pasado más de un siglo. Más de cien años que sin embargo no han sido suficientes ni para establecer un canon ni para fijar las claves genéricas de lo que en esta antología se denomina el cuarto género narrativo, el género emblemático del siglo XXI.

Un género caracterizado por la brevedad y la narratividad, la tensión concentrada y el lenguaje connotativo, la simplicidad estructural y el esquematismo de la acción, la condensación temporal y la reducción espacial, la importancia del título y –también- por la inestabilidad de sus límites genéricos. Eso es lo que permite que convivan en este volumen Baroja, Gómez de la Serna y García Lorca con el postismo de Antonio Beneyto y el movimiento pánico de Fernando Arrabal y clásicos contemporáneos del tamaño de Ayala, Max Aub, Cunqueiro o Aldecoa con maestros recientes como Merino, Millás o Aparicio, que han abierto el camino para las nuevas promociones de narradores como Manuel Moya, Ángel Olgoso o Miguel Ángel Zapata.

Pablo Palacio.
Débora.
Un hombre muerto a puntapiés.
Prólogo de Leonardo Valencia.
Barataria. Barcelona, 2012.

Como un “clásico de la vanguardia latinoamericana junto a escritores como Macedonio Fernández o Juan Emar” define Leonardo Valencia al narrador ecuatoriano Pablo Palacio en el prólogo –La risa frente al día inmóvil- que abre la edición de su novela corta Débora y del libro de cuentos Un hombre muerto a puntapiés. Los dos títulos, publicados en 1927, los recupera Barataria en su colección Humo hacia el sur.

Marginal y excéntrico, Pablo Palacio (1906-1947) fundió en su biografía vida y literatura y proyectó su propia excentricidad en los personajes de sus novelas y cuento, marcados por la voluntad de escándalo y por la transgresión de las normas sociales. No es ese su único rasgo vanguardista: el gusto por lo fragmentario y la influencia del cine como tema y como técnica recorren una escritura consciente que reflexiona constantemente sobre el proceso creativo.



Ernest Hemingway.
Verdes colinas de África.
Traducción de Damián Alou.
Debolsillo. Barcelona, 2012.

Hace casi ochenta años, en 1933, Ernest Hemingway cazaba en la sabana africana, cerca de las nieves del Kilimanjaro. De aquella experiencia surgió Verdes colinas de África, una obra maestra del reportaje, un libro de viajes y un relato de aventuras que publica Debolsillo con traducción de Damián Alou.

El autor ha intentado escribir un libro totalmente veraz -escribe Hemingway en el prefacio- para comprobar si la forma de un territorio y la acción que ocurre durante un mes, presentados de manera veraz, podrían competir con una obra de la imaginación.

Un Hemingway en estado puro y en estilo directo con su habitual dominio de las descripciones y los diálogos.




Manuel Francisco Reina.
Los amores oscuros.
Temas de Hoy. Madrid, 2012.

A medio camino entre el ensayo de investigación y la reconstrucción novelística, Los amores oscuros, que Manuel Francisco Reina publica en Temas de Hoy, es una obra reveladora, potente y polémica. Narrada en primera persona, el autor cede la voz del relato de unos hechos investigados y documentados por él a Juan Ramírez de Lucas, el verosímil destinatario de los Sonetos del amor oscuro.

De esa manera, contada desde dentro en primera persona por uno de sus protagonistas, cobra más fuerza la narración de su relación amorosa con García Lorca, una historia secreta que Manuel Francisco Reina ha indagado en numerosos testimonios orales y en la abundante bibliografía lorquiana para elaborar con esa base documental un texto híbrido, un excelente relato real de extraordinaria fuerza emocional, una novela testimonio sobre uno de los secretos mejor guardados de la literatura española contemporánea, una creación narrativa que busca el disfrute y la emoción de sus lectores.




William Faulkner.
La mansión.
Traducción de José Luis López Muñoz.
Alfaguara. Madrid, 2012.

Con La mansión cerraba Faulkner en 1959 la trilogía de los Snopes, un conjunto novelístico fundamental para entender su mundo narrativo. Ya en Sartoris, más de treinta años antes, había esbozado la historia de esta familia que representa la típica basura blanca y pobre del Sur. Esos personajes, una plaga dañina que se había apoderado de Jefferson, se fueron perfilando y creciendo en una serie de relatos cortos que acabarían integrándose en las tres novelas del ciclo: El villorrio, La ciudad, La mansión, una novela sobre la venganza que comienza así: El jurado dijo «Culpable» y el juez «Cadena perpetua», pero Mink no los oyó. No estaba escuchando.

Aunque en Faulkner, ya lo saben sus lectores, lo verdaderamente inolvidable son los finales. Y aquí el final es especialmente importante porque cierra una novela que es también una recapitulación no solo del mundo de los Snopes, sino de la historia del condado de de Yoknapatawpha y de toda la obra faulkneriana, “el trabajo de toda su vida”, como señala el propio Faulkner en el escueto prólogo que presenta esta novela polifónica y densa con la que el autor clausura un mundo y se despide de sus personajes.

La publica Alfaguara con una espléndida traducción de José Luis López Muñoz.



Francisco Ferrer Lerín.
Gingival.
Epílogo de Fernando Valls.
Menoscuarto. Palencia, 2012.

En su colección Reloj de arena, Menoscuarto publica Gingival, una selección de las entradas de carácter más narrativo del blog de Francisco Ferrer Lerín, al que la crítica más previsible suele clasificar como escritor inclasificable. Pero en Ferrer Lerín nada es previsible, salvo la calidad de su literatura, proyectada hacia la prosa y hacia el verso, hacia la lírica y la narrativa.

La selección, amplia y a veces subrayada con las imágenes del blog, recoge dos centenares largos de entradas. Y cada entrada del blog es una puerta abierta a otra entrada en la realidad. Vida y literatura, libros y periódicos, cine y series de televisión, fotografías o cuadros son los motores que ponen en marcha unos textos en los que conviven la mirada y la memoria, la imaginación y el recuerdo, la calidad de la prosa y la profundidad de campo para hablar de paisajes urbanos y mujeres extraordinarias, de domicilios, de grupos o de sueños.

De toda la memoria solo vale / el don preclaro de evocar los sueños, dejó escrito Antonio Machado en un par de versos que podrían estar al frente de algunas de estas páginas.

Autobiografía apócrifa o apócrifos autobiográficos, Gingival reúne unos textos escritos con gran libertad formal y temática, con una confluencia constante de evocaciones, invenciones y asombros y con el sentido de la lengua y el ritmo de la prosa que destaca Fernando Valls en el epílogo de la selección que ha realizado para este libro.




Alberto Manguel.
El sueño del Rey Rojo.
Traducción de Juan Tovar Elías.
Alianza Literaria. Madrid, 2012.

Lecturas y relecturas sobre las palabras y el mundo es el subtítulo de una amplia recopilación de ensayos y ponencias, textos de conferencias y artículos de Alberto Manguel dispersos en la prensa europea y americana que publica Alianza Literaria.

Se resume en ellos el pensamiento crítico y la agudeza de un lector intenso y apasionado, de un sabio en el bosque oscuro y sin nombre, lleno de incertidumbres y de acechos, en cuyo centro duerme el Rey Rojo. Y Alicia -ya se sabe- forma parte de ese sueño.

Desde el lector en el bosque del espejo hasta la biblioteca numinosa de los capítulos finales, Manguel -¿o es Alicia?- nos propone un recorrido por el mundo de los libros, para visitar a Borges y oír a las sirenas que tentaron a Ulises, con una parada en La Mancha cervantina y en el tiempo de acción ética de don Quijote, con una clave de acceso al ordenador de San Agustín o un descanso con Jonás en el vientre de la ballena.

Para que el lector no se extravíe en el bosque, hay una guía –Alicia otra vez- y un hilo conductor que cose la estructura de los capítulos y las secciones del libro: las citas y las ilustraciones de Alicia en el país de las maravillas y de A través del espejo.

El lector ideal se titula una de las secciones centrales del libro. En ella, como en el relato de Borges, Manguel traza su autorretrato en seis capítulos, un autorretrato que se completa en el conjunto de las páginas de este libro que podría tomarse como una edición muy ampliada y actualizada de aquel En el bosque del espejo que reunió algunos de estos textos en 1998.


Galileo Galilei.
Dos lecciones infernales.
Traducción y Posfacio de Matías Alinovi.
Introducción de Riccardo Pratesi.
La Compañía. Páginas de Espuma. Madrid, 2012.

Galileo escribió y leyó estas dos conferencias sobre el infierno de Dante en 1587 por encargo de la Academia de Florencia. Pretendía con ellas afrontar la investigación y la descripción de la ubicación y la forma del infierno, el cual está sepulto en las vísceras de la Tierra, oculto a todos los sentidos y de nadie por ninguna experiencia conocido; adonde es tan fácil descender, y de donde, sin embargo, es tan difícil salir.

Los conciudadanos de Dante le miraban con recelo justamente por eso, porque habían leído la Comedia y creían literalmente que Dante había vuelto del Infierno que siempre se consideró la parte más notable de su obra. Tres siglos después, Galileo aplicaba sus conocimientos científicos y matemáticos a la elucidación topográfica de la ubicación, la forma y la extensión de un lugar que posiblemente es más una metáfora que el territorio subterráneo que Galileo describe en estas dos lecciones.




Fernando Pessoa.
Aforismos.
Edición de José Luis García Martín.
Renacimiento. Sevilla, 2012.

En la colección A la Mínima, Renacimiento publica una selección de los Aforismos de Fernando Pessoa preparada por José Luis García Martín, que explica en su prólogo que aunque su autor nunca pensó en un libro de este género, toda la escritura de Pessoa tiende al aforismo.

Extraídos de su obra en verso o en prosa, ortónimos o heterónimos -Ricardo Reis, Bernardo Soares, Alberto Caeiro, Álvaro de Campos-, estos aforismos, sin ser inéditos uno por uno, dan lugar a un libro inédito que reúne por primera vez en español los textos sentenciosos que resumen el complejo entramado literario y vital de Pessoa, que escribió en uno de ellos Sé plural como el universo.

Confesionales y brillantes, constituyen un acercamiento al universo plural de Pessoa, a la vez complejo y humilde: la ética de la renuncia y la estética de la indiferencia; las reflexiones sobre la vida y la literatura, el amor y los dioses, la memoria y la poesía de un autor esencial del siglo XX.



José Lezama Lima.
Confluencias.
Editorial Confluencias. Almería, 2012.

La Colección Hispaniola de la Editorial Confluencias nace – y de ahí el homenaje colombino que recuerda el nombre del primer fuerte español en las Indias- con la vocación de integrar en ella la literatura y el pensamiento de las dos orillas atlánticas. Y la inaugura un ensayo que se titula como la editorial, Confluencias. Un texto memorable que resume la poética y el mundo literario de Lezama Lima, que lo escribió en julio de 1968 y lo publicó en La Habana en 1970.

Es un breve e intenso ensayo autobiográfico y literario en el que confluyen la exploración y el descubrimiento, lo telúrico y la revelación, la indagación en lo oscuro, “en un mundo nocturno y fuera del tiempo”, como indica Enrique Juncosa en su prólogo.

Este texto de Lezama, que nació como una conferencia, podría incorporarse como introducción a cualquier edición de su obra, porque en sus páginas – como en el mundo literario de Lezama- confluyen también la insularidad y la universalidad, la poesía, el ensayo y el relato. Por eso Thomas Barège define estas Confluencias como una “enciclopedia en miniatura.”

Se rescata exento, corregido y comentado, en formato bilingüe español-francés, con edición de Thomas Barège y prólogo de Enrique Juncosa.



George Makari.
Revolución en mente.
La creación del psicoanálisis.
Traducción de Daniela Morábito.
Sexto Piso. Barcelona, 2012.

Cuando el médico de veintinueve años bajó del tren en el otoño de 1885, era un fracasado.

Con esa evocación de la llegada de Sigmund Freud a París comienza Revolución en mente, un amplio estudio en el que George Makari reconstruye el proceso de fundación y desarrollo del psicoanálisis como una aventura intelectual que empezó en esos años con sus estudios sobre la histeria y que alteraría la manera de entender al individuo, sus pulsiones y su subconsciente.

Como una de las más grandes revoluciones intelectuales del siglo XX define Makari esa aventura creativa y fundacional que llevó a cabo Freud en un contexto cultural crítico e irracionalista.

Pasado casi un siglo, en un momento en el que su legado y la base misma de sus teorías psioanalíticas se ponen en cuestión por el pensamiento posmoderno más reaccionario, este extraordinario ensayo reivindica su herencia, su innegable huella en la cultura contemporánea y su transcendencia filosófica.



Jorge Bergua Cavero.
La música de los clásicos.
Pre-Textos Música. Valencia, 2012.


En su colección de temática musical La huella sonora, Pre-Textos publica un llamativo ensayo de Jorge Bergua, traductor del griego clásico e investigador de la pervivencia de la tradición clásica antigua en la filosofía, la literatura o la música.

Versiones de la poesía antigua, de la Edad Media al Renacimiento tardío es el elocuente subtítulo de este ensayo que explora la presencia de la música griega y romana en la cultura europea medieval, renacentista o barroca.

Horacio en la Edad Media, Virgilio en el Renacimiento, Ovidio en el Barroco son los referentes de un proceso que abarca desde las recitaciones salmódicas a la polifonía renacentista de los madrigales y de ahí a las primeras óperas barrocas; los eslabones del relato de la búsqueda de una tradición musical perdida que se concretó en la música vocal y en la musicalización de poemas antiguos.

Pero este libro indaga también en las conexiones entre lenguaje poético y lenguaje musical, los vínculos entre los sonidos y los significados de las palabras, entre el ritmo verbal y el compás de la música. En resumen, en la conflictiva relación entre las exigencias de la música y las del texto que ya planteó Einstein.

Un apéndice bibliográfico y discográfico y un útil índice onomástico completan este libro que afronta uno de los episodios culturales menos conocidos de la historia europea.



Giovanni Albertocchi.
Adelante, Pedro, con juicio.
Barataria. Sevilla, 2012.

En su colección Documentos, Barataria reúne un conjunto de artículos que el propio Giovanni Albertocchi califica como aproximaciones cordiales a la literatura italiana de los siglos XIX y XX.

A través de autores tan dispares comoAlessandro Manzoni, Italo Svevo, Giuseppe Tomasi di Lampedusa y Claudio Magris, y de obras tan dispares como Los novios, La conciencia de Zeno, Senilidad, El gatopardo o Microcosmos, Albertocchi explora su común condición de clásicos por encima del tiempo. Dotados de una transcendencia que va más allá de sus fronteras nacionales, sus mundos narrativos forman parte del imaginario colectivo italiano y europeo.

Estos textos indagan en las razones de su pertenencia intelectual, estética y sentimental al canon narrativo occidental, en su concepción ética de la escritura, en su valor testimonial sobre la disolución de un orden social anticuado, en la crisis de la conciencia que se produce a comienzos del siglo pasado, en el viaje como forma de conocimiento de la propia identidad.

Francisco Umbral.
Lorca, poeta maldito.
Prólogo de Ian Gibson.
Austral. Barcelona, 2012

Francisco Umbral.
Valle-Inclán.
Los botines blancos de piqué.
Prólogo de Javier Villán.
Austral. Barcelona, 2012

Austral rescata dos ensayos fundamentales de Francisco Umbral, dos obras que llevaban algún tiempo fuera de la circulación y que enmarcan una faceta del escritor que está a una altura semejante si no superior a la de su obra narrativa.

Y así como Mortal y rosa y Leyenda del César visionario contienen lo mejor del Umbral novelista, Lorca, poeta maldito y Valle-Inclán. Los botines blancos de piqué son dos cimas, una inicial y otra final, de la obra crítica de su autor.

Lorca, poeta maldito, que apareció en 1968, fue uno de los primeros aldabonazos literarios de Umbral, que completó con este libro temprano “uno de los estudios más originales, incisivos, amenos, clarificadores y valientes jamás escritos sobre Federico García Lorca”, como señala Ian Gibson en el prólogo que ha escrito para esta reedición.

Un estudio que, en pleno tardofranquismo, suponía la reivindicación de un Lorca profundo, trangresor y heterodoxo, de un Lorca oscuro que desmentía la imagen superficial del poeta gracioso que aún predominaba en aquellos años.

Frente a esa imagen se levantaba este libro que bucea en la obra lorquiana en torno a dos claves, el sexo y la muerte, que configuran un mundo literario tras el que se ocultaba un profundo secreto que latía bajo su identificación con los marginados y tras la potencia visionaria y telúrica de su poesía y su teatro.

Hay una línea continua que une a Umbral con Quevedo, con Larra, con Gómez de la Serna o con Valle-Inclán. Anatomía de un dandy, Ramón y las vanguardias o Valle-Inclán. Los botines blancos de piqué son muestras de esas afinidades, de esos homenajes a los maestros, porque –apunta en su prólogo Javier Villán- “Umbral se hace visible a través de los personajes que elige en sus biografías.”

Umbral aportó con este ensayo de 1997 uno de los análisis más lúcidos y profundos de la figura humana y literaria de Valle, una incursión en la mística y la estética del dandi que simbolizan esos botines blancos de piqué que quiso destacar en el subtítulo.

Un análisis que toma como eje de referencia el esperpentismo y sus dos cimas: la narrativa de El ruedo ibérico y la dramática de Luces de bohemia, cifras de una mirada valleinclanesca con la que se emparenta a menudo la obra del propio Umbral.

Identificación vital, fusión literaria y hasta canibalismo estilístico entre dos prosistas que dedicaron gran parte de su talento a borrar las fronteras que separan la vida y la literatura, que en Valle y en Umbral son siempre sinónimos.

En estos dos ensayos brilla la prosa cortante y la agudeza crítica del mejor Umbral en dos biografías interiores que huyen de lo superficial, eluden la anécdota trivial y desechan el pintoresquismo para hacer una lectura personal, intensa y profunda de la obra de dos autores centrales en la hisstoria de la literatura española.




Michel Marie.
La Nouvelle Vague.
Una escuela artística.
Traducción de Alicia Martorell Linares.
Alianza editorial. Madrid, 2012.

En 2009 se cumplían cincuenta años del comienzo de la Nouvelle Vague, un movimiento cinematográfico francés que a lo largo de los años sesenta se consolidó como una referencia imprescindible en la historia del cine que además sobrepasó los límites estrictos del séptimo arte para convertirse en el símbolo de una nueva época en la cultura, en las costumbres y en la mentalidad europea.

Promovido por directores como François Truffaut, Jean-Luc Godard, Claude Chabrol o Alain Resnais, dio lugar a películas como Los cuatrocientos golpes, Al final de la escapada, El bello Sergio o Hiroshima mon amour y lo encarnaron figuras como Jeanne Moreau, Belmondo, Brigitte Bardot o Jean-Pierre Leaud.

Con motivo del cincuentenario de la Nouvelle Vague, Michel Marie publicó este volumen que ahora edita en español Alianza en su colección de bolsillo. Un ensayo que hace un recorrido por las claves de una dirección cuya transcendencia cultural enriqueció la literatura y aportó nuevos enfoques narrativos.

La génesis del movimiento, sus propuestas técnicas y su programa estético, los sistemas de producción y distribución, la relación con la escritura, las técnicas de rodaje, los temas y el montaje son algunos de los aspectos que explora y describe este ensayo sobre una de las estéticas más interesantes y con más implicaciones literarias de la historia del cine europeo.



Morris Berman.
Las raíces del fracaso americano.
Traducción de Eduardo Rabasa.
Ensayo Sexto Piso. Barcelona, 2012.

Las raíces del fracaso americano, el ensayo que acaba de publicar Sexto Piso es un libro oportunísimo para explicar algunas de las claves de la situación actual. Su autor, Morris Berman (Nueva York, 1944), es historiador de la cultura y crítico social, vive desde hace unos años en Guanajuato y desde la distancia intelectual y física de su mirada se ha convertido en una de las voces más críticas con el sistema de vida y la realidad política, económica, cultural, social y moral de un paradigma descentrado y de unos valores fracasados: los que desde hace siglos dieron lugar al llamado sueño americano de una sociedad entregada a una orgía comercial y a la acumulación. Un sueño cuyo fracaso detectó tempranamente John Steinbeck.

Berman suma así su voz a la de otros disidentes como Chomsky, Harold Bloom o Michael Moore para denunciar un sistema tan viciado que ha generado, además de toneladas de basura, doscientos sinónimos para la idea de estafa, uno de los ejes conceptuales de esa cultura.

Malestar en el capitalismo fue el primer título que Berman pensó para este volumen. El definitivo -Las raíces del fracaso americano- no solo es más llamativo; es también más significativo y orienta mejor al lector acerca de lo que contienen sus páginas: un análisis histórico de los orígenes de los Estados Unidos –desde 1584 hasta el siglo XX, desde la revolución puritana hasta la imposición del Norte sobre el Sur en la guerra civil- para rastrear en esas raíces las claves del declive y la descomposición de este modelo, cuya meta principal –escribe Berman- es y siempre ha sido una economía en expansión perpetua e innovación tecnológica sin límites.

La búsqueda de la abundancia, El reinado de Wall Street, La ilusión del progreso, El reproche de la Historia y El futuro del pasado son las cinco secciones en las que se organiza este libro que mira la realidad como una necrosia, como la disección de un cadáver, porque el modelo se da ya por muerto.

Escrito con una sabia mezcla de profundidad, rigor y amenidad, Las raíces del fracaso americano es un relato apasionado que contiene abundantes referencias a la literatura como reflejo de la mentalidad social dominante o de las voces disidentes ante una sociedad cimentada en un profundo individualismo materialista y en un oportunismo que antepone el dinero a cualquier otra realidad.

Frente a ese modelo dominante ha existido también un modelo alternativo que ha sido reducido siempre a lo marginal, a lo extravagante de algunos intelectuales y locos aislados como Emerson, Thoreau o Withman. Y en esos márgenes críticos se sitúa la lucidez de Morris Berman, del que Sexto Piso ha publicado los otros dos libros de la trilogía americana: El crepúsculo de la cultura americana, que establecía un paralelismo entre la caída de Roma y la crisis de Estados Unidos, y Edad oscura americana, centrada en las relaciones con el islamismo tras el 11-S, y la colección de ensayos Cuestión de valores.


Juan Carlos Mestre.
La bicicleta del panadero.
Calambur. Madrid, 2012.

Calambur acaba de publicar La bicicleta del panadero, la última y abundante entrega poética de Juan Carlos Mestre. Su ambición imaginativa, su desobediencia reivindicativa, su ruptura con la sintaxis previsible, su alternativa a la semántica convencional hacen de esta poesía una actividad fundacional desde la que se defiende la posibilidad de la utopía. Al alto voltaje poético, simbólico y verbal que contienen los libros del autor, se suma aquí un torrente circulatorio que se alimenta de lo más hondo de la experiencia y de la memoria, del conocimiento del dolor y de la reivindicación de la felicidad.

Yo es otro, escribió Rimbaud cuando colocaba una de las piedras maestras de la conciencia contemporánea. Y aquí también el poeta se proyecta en un sujeto múltiple (el dudoso o el carpintero, el sastre melancólico o el desconsolado en su equinoccio) para revelar lo invisible – como sus maestros Lautreamont, Pérez Estrada, Gamoneda o Lezama Lima- a través de la luz de la palabra, para hacer del lenguaje no sólo un fuego que ilumine la noche de la tribu, sino también una vía de conocimiento del mundo desde la oscuridad y la intemperie, desde las raíces últimas de la sangre.

Ética y verdad, poesía que es a la vez sublevación civil y estética, defensa de la desobediencia y la creatividad, de la insumisión verbal y la libertad imaginativa. Frente al espanto del silencio cómplice o cobarde, he aquí un testigo: uno de los alucinados hijos de Orfeo que evoca en estas páginas el hijo del panadero de Villafranca del Bierzo, una de las voces verdaderas e imprescindibles de la poesía española actual.



Antonio Machado.
Campos de Castilla.
Edición conmemorativa.
Ilustraciones de Juan Manuel Díaz-Caneja.
Cálamo Ilustrados. Palencia, 2012.

Para conmemorar el centenario de la primera edición de Campos de Castilla, Cálamo publica una bellísima edición especial de uno de los libros fundamentales de la poesía española con abundantes ilustraciones tomadas de cuadros de Juan Manuel Díaz-Caneja, un pintor palentino al que Juan Benet dedicó un capítulo memorable – Caneja, Juan Manuel- en Otoño en Madrid hacia 1950.

En aquel texto, Benet señalaba que todo acto sale de su persona gravado por el paso del tiempo, un concepto central también en la poesía –palabra en el tiempo- de Machado.

Las texturas sólidas y ocres de las pinturas de Caneja, tan cercanas en su estética a los versos de Campos de Castilla, a su mirada y a su ética del paisaje del páramo mesetario, son el mejor complemento plástico a esta edición que ofrece el libro en su versión definitiva, la que apareció en 1917 en las Poesías completas con todo el material escrito en Baeza.

Está en él el cainismo del hombre de los campos que incendia los pinares y el recuerdo espiritualizado de Leonor, que murió el 1 de agosto de 1912, apenas tres meses después de la aparición de Campos de Castilla.

Pero está sobre todo, subrayado por los cuadros de Caneja, las serrezuelas calvas, las llanuras bélicas y los páramos de asceta, los calvijares y las pardas sementeras, el paisaje de encinas y roquedas que Machado descubrió en Soria, junto al Duero, y evocó desde Baeza y los olivares que descienden hacia el Guadalquivir.

Un paisaje que poco a poco –y sobre todo en la segunda edición de Campos de Castilla- asimila Antonio Machado hasta el punto de convertirlo en paisaje interior asociado a la pérdida de la amada y del paraíso, porque –como decía Benet de Caneja- la depuración de su arte es cosa anímica.

Ahí están para demostrar esa depuración cada vez menos figurativa, el ocre de los alcores y el gris plomo de las sierras en unos cuadros sobre los que parece flotar ese glauco vapor que vio también un día Antonio Machado.


Alfredo Rodríguez.
De oro y de fuego.
Los papeles del sitio. Sevilla, 2012.

Alfredo Rodríguez ofrece en De oro y de fuego su entrega poética más madura, un tríptico (Desmemoria, Fuego en el fuego, Deriva) que articula una secuencia de poemas que tienen su origen en una exposición de arte medieval. Detrás de esas referencias culturales se adivina la hondura de una voz poética confesional, de un hombre que habla de sí mismo a través del diálogo con los otros.

Recorre los versos de este libro la función sanadora de la poesía como exorcismo frente a la destrucción, la evocación del fuego que el poeta sabe que será ceniza. La vida y la muerte, el fulgor y la sangre, el oro y la ceniza, la palabra en el tiempo en el que arde y brilla como las cenizas del navegante /que volvieron al mar.


Recaredo Veredas.
Nadar en agua helada.
Bartleby. Madrid, 2012.

Si nadaran en el frío sus manos cansadas, hundidas en brazadas cortas, esquivando la deriva del hielo, las lágrimas volverían al pecho y los estibadores reirían bajo las largas cadenas de las grúas.

Igual que Quevedo sabía nadar el agua fría del olvido y perder el respeto a la ley severa de la muerte, los intensos poemas en prosa de Recaredo Veredas son una respuesta al silencio, una negación rebelde de la destrucción, una entrada en el abismo de las pérdidas y en el vacío de la culpa.

En Nadar en agua helada, que publica Bartleby, la emoción y la intensidad del lenguaje establecen un difícil y admirable equilibrio en unos fragmentos elípticos, sincopados y potentes que la purga de un corazón desolado por la escarcha y acosado por la lluvia.






Bye bye Babilonia
Lamia Ziadé.
Bye Bye Babilonia.
Beirut 1975-1979.
Sexto Piso. Madrid, 2012.

Sexto Piso publica Bye Bye Babilonia, la novela gráfica de la escritora y artista plástica francesa de origen libanés Lamia Ziadé. Cuando el 13 de abril de 1975 empezó la primera de una serie de guerras civiles que asolarían el Líbano –hasta entonces la Suiza de Oriente Próximo-Lamia tenía siete años y desde esa perspectiva de la niña que era entonces reconstruye la memoria de un Beirut en llamas y traza el documento gráfico de una guerra terrible, el story board de aquel tiempo de matanzas y asesinatos sectarios que se prolongaría durante quince años.

Beirut 1975-1979 es el subtítulo de este relato verbal subrayado por las imágenes o generado por ellas. Porque el recuerdo de aquellos días persiste en la memoria infantil de Lamia Ziadé como materia visual. De hecho, lo que más llama la atención es el contraste entre la ferocidad implacable de la guerra y la inocencia naïf de los dibujos infantiles que se suceden en este libro, en el que la voz y la mirada de aquella niña construyen una denuncia del entramado de crímenes y de las complicidades diplomáticas que hicieron del Líbano un siniestro tablero de ajedrez donde se libraron batallas que tenían implicaciones internacionales.



William Faulkner.
Cartas escogidas.
Edición y selección de Joseph Blotner.
Traducción de Alfred Sargatal y Alicia Ramón.
Alfaguara. Madrid, 2012.

El 6 de julio de 1962 moría William Faulkner de un ataque al corazón pocos días después de haber caído de un caballo.

En conmemoración de este medio siglo sin uno de los maestros de la novela del siglo XX, Alfaguara acaba de publicar las Cartas escogidas de Faulkner que editó Joseph Blotner traducidas por Alfred Sargatal y Alicia Ramón.

Seleccionadas por su biógrafo Joseph Blotner, las Cartas escogidas muestran al escritor y al hombre en su día a día y trazan la autobiografía involuntaria de quien buscó la sombra y el aislamiento y aspiraba a ser borrado de la historia y olvidado, aunque ni sus obras ni sus lectores le conceden esa posibilidad.

Las cartas que se recogen en este volumen de casi setecientas páginas no tienen carácter literario, no están pensadas para ser publicadas. Están escritas de manera directa, con sinceridad y sin autocontrol y por eso mismo son una puerta abierta a su vida privada y al proceso de concepción y desarrollo de su obra y su mundo narrativo, sus dudas creativas y sus convicciones estéticas, sus relaciones con el medio literario, con el mundillo de los escritores, los editores y los críticos, o la peripecia de sus contratos y sus ediciones.

Es un Faulkner de viva voz en una generosa muestra preparada por Joseph Blotner, que había utilizado ese material epistolar para escribir la mejor biografía del autor y acabó convenciendo a su hija para que le permitiera publicar esta espléndida selección, realizada con el criterio y los comentarios de uno de los mejores conocedores de la vida y la obra de Faulkner.

Y de sus dificultades económicas. De hecho, en una de sus últimas cartas, fechada el 29 de junio de 1962, le pide a su amigo Linton Massey 50.000 dólares. Justo una semana después, Faulkner estaba muerto.



Mark Lee Gardner
Al infierno en un caballo veloz.
Traducción de Esther Roig.
Península. Barcelona, 2012.

Península publica un excelente y documentado relato real de Mark Lee Gardner sobre Billy El Niño y Pat Garrett. La épica búsqueda de justicia en el Viejo Oeste se subtitula este libro, generoso en fotografías de la época en la que se desarrolló la historia de aquellos dos mitos en vaqueros.

Dos personajes que alimentan el imaginario colectivo desde hace casi siglo y medio, primero como leyendas vivas en la tradición oral y luego con la fuerza visual y narrativa que les dio el cine, al que suministraron una sustanciosa materia épica en la que se diluyen las fronteras entre el bien y el mal, porque en aquellos hechos no se trataba tanto del bien contra el mal, del representante de la ley contra el forajido, como de sobrevivir.

Mark Lee Gardner hace en Al infierno en un caballo veloz una búsqueda de los fantasmas de esos personajes presentes en un paisaje inhóspito que ha cambiado poco desde entonces: un muchacho simpático y con el brío canalla de sus ojos azules y su rostro aniñado y un hombre corpulento, de pasado oscuro, aspecto desastrado y voz suave con la que nunca hablaba de sí mismo.

Este volumen reconstruye la peripecia de aquellas dos leyendas, de dos vidas paralelas que llegaron a Nuevo México dando el rodeo que había diseñado el destino como en una tragedia griega para que se acabaran encontrando frente a frente tras una larga persecución.

Es la épica del western, Homero actualizado en el Far West.



Charles Dickens.
David Copperfield.
Traducción de Miguel Ángel Pérez Pérez.
Alianza editorial. Madrid, 2012.


En el bicentenario del nacimiento de Charles Dickens, Alianza publica David Copperfield, una de sus obras imprescindibles y seguramente la de mayor contenido autobiográfico, en una nueva traducción de Miguel Ángel Pérez Pérez.

Dickens, que siempre la consideró su novela favorita, la fue publicando por entregas semanales a lo largo de casi dos años y apareció en forma de libro en 1850. Desde entonces se ha convertido en la obra más celebrada y difundida de Dickens, la más editada y traducida y la que más veces se ha adaptado para el cine y la televisión.

Novela de formación y aprendizaje, narrada en primera persona por un protagonista en el que el autor proyectó algunos recuerdos de su infancia y juventud, plantea el choque entre la inocencia de quien pierde de golpe el paraíso de la infancia y un mundo inhóspito y adverso.

Están en esta novela torrencial todas las claves de la novelística de Dickens: el gusto por el claroscuro en la acción, los sentimientos y los personajes o el difícil y convincente equilibrio de humor y dramatismo.

Como subrayó Harold Bloom, es un retrato del artista adolescente que deja en sus páginas personajes inolvidables como el cruel y sombrío Murdstone, la dulce Clara Peggotty, el amable Micawber, la excéntrica Betsey Trotwood o el hipócrita Uriah Heep, en una trama que logra mantener un interés creciente a lo largo de sus mil doscientas páginas llenas de acción, de interés y de peripecias.


Jack London.
El lobo de mar.
Traducción de Javier Calvo.
Grandes clásicos Mondadori. Barcelona, 2012.

En El lobo de mar Jack London dejó escrito uno de los clásicos fundamentales de la novela de aventuras. Ambientada en el Pacífico, va más allá del mero relato marítimo y traza el retrato de uno de los personajes más complejos e inolvidables de London. El Lobo Larsen, una personalidad que responde al prototipo del superhombre nietzscheano, un hombre de acción, antiintelectual primario y endurecido, que se comporta con una rara mezcla de brutalidad y ternura, con la inocencia de fondo de las fieras.

Frente a él, el joven narrador, Humphrey van Weyden, idealista y náufrago, crítico literario marcado por el existencialismo doloroso de Schopenhauer. El conflicto entre el bien y el mal, entre la amistad y el odio, entre la fuerza y la inteligencia en una obra que es también una novela de formación y una alegoría de la vida y del hombre en un mundo hostil.

Una de esas pocas novelas que se leen de un tirón por su ritmo trepidante. Mondadori la recupera en una espléndida edición en tapa dura con traducción de Javier Calvo.



William Shakespeare.
Obra completa II.
Tragedias.
Debolsillo. Barcelona, 2012.

La corona y la espada. El puñal y el veneno. El hacha y el pañuelo. Esos son algunos de los instrumentos de que se sirven la muerte, la venganza o el odio en las tragedias de Shakespeare. Las brujas de Macbeth con su profecía cumplida en las sombras del bosque de Birnam. La duda permanente de Hamlet, un intelectual alojado en la incertidumbre. El desenfado joven de Mercucio, un poco bocazas y tan responsable de su muerte como los dos adolescentes de Verona. La mezcla sutil de grandeza y debilidades en un Julio César declinante. Un Yago que ensombrece al moro de Venecia en una tragedia que trata más de la traición, la mentira y la envidia que de los celos. El rey que tenía tres hijas...

Auden destacó la distancia que separa las tragedias griegas, en las que el desastre viene desde fuera como una maldición inevitable, y las de Shakespeare, en las que los personajes labran minuciosamente el camino de su ruina.

Complejas, cercanas y distantes a la vez, esas criaturas de Shakespeare no son los arquetipos de la envidia, la mentira o la ambición, sino sus encarnaciones más definitivas en esa invención de lo humano con que resumía toda su obra Harold Bloom, que hace unos años respondía a la posible pregunta: ¿Y por qué Shakespeare? con una respuesta también interrogativa, aunque retórica: Pues, ¿quién más hay?

Con edición de Andreu Jaume, que ha escrito una espléndida introducción a la vida y la obra del autor y un inteligente análisis de sus tragedias, Debolsillo pone al alcance de los lectores españoles la parte más significativa de la obra de Shakespeare, sus tragedias, en una cuidada y asequible edición de bolsillo en tapa dura con traducciones contemporáneas que son más literarias que literales y que respetan el verso y la prosa originales: Hamlet por Tomás Segovia, Otelo por María Enriqueta González Padilla, El rey Lear por Vicente Molina Foix o Macbeth por Agustín García Calvo.

Como a todos los clásicos que lo son de verdad, a Shakespeare no se le acaba de leer nunca. En cada nueva lectura, en cada nueva versión, en cada puesta en escena incide una luz distinta.




Carlos Abella.
José Tomás.
La leyenda continúa.

Alianza Editorial. Madrid, 2012.

Llega a su tercera edición en Libros Singulares de Alianza Editorial el excepcional volumen que Carlos Abella dedicó a José Tomás. Cuando se publicó por primera vez hace cuatro años, el torero no había sufrido aquella pavorosa cornada del 24 de abril en Aguascalientes que le tuvo al borde de la muerte.

El subtítulo de aquella primera edición -Un torero de leyenda- se ha sustituido ahora por La leyenda continúa. Una leyenda actualizada y cimentada en dos valores habitualmente incompatibles en los toreros: una valentía extrema y una calidad estética irrepetible.

Hay otras dos claves en la trayectoria de José Tomás, estas referidas a lo que podríamos llamar con terminología elevada la recepción crítica de su toreo, en torno a dos posiciones enfrentadas: la admiración de los que ensalzan su toreo y la envidia de los que le inventan defectos.

En gran medida esas dos claves resumen este libro de Carlos Abella, que hace un recorrido generosamente ilustrado por las faenas más importantes del torero y por las reflexiones de la persona que explica su concepto del toreo y de la vida.





Pablo Andrés Escapa.
Cercano Oeste.
Los libros de Camparredonda. León, 2012.

Pablo Andrés Escapa rinde tributo al cine del oeste en un espléndido libro que es no solo un homenaje al género, sino un reconocimiento de sus aportaciones a nuestra educación sentimental y estética, a nuestros principios éticos, a una manera de mirar el mundo y de andar por él: el valor, la lealtad, el paisaje como estado de ánimo, la independencia son esas formas de andar por el mundo que dejó fijada esa mitología visual y narrativa contemporánea.

Pero Cercano Oeste es más que un tributo al western: es también una evocación de la infancia que conecta el lejano oeste con un oeste cercano: el oeste leonés de Babia y Laciana donde creció el autor.

Escrito con la médula y con la memoria, con la excelente prosa de Escapa y su acreditada capacidad evocadora, Cercano Oeste une vida y literatura, cine y mitología en una edición muy cuidada que subrayan las abundantes ilustraciones de este libro que es un regalo para los ojos, para la inteligencia y para la buena literatura.

Santos Domínguez