22 junio 2011

Jardiel en Hollywood


Enrique Jardiel Poncela.
A 40 kms del Pacífico
y 30 de Charles Chaplin.

Prólogo de Evangelina Jardiel Poncela.
Rey Lear. Madrid, 2011.

En noviembre de 1943 firmaba Enrique Jardiel Poncela el prólogo de un libro misceláneo, Exceso de equipaje, complementario de su anterior Libro del convaleciente. Ese volumen lo abría Mis viajes a Estados Unidos, donde Jardiel recogió los artículos que había publicado en la prensa sobre las impresiones que le produjeron sus dos viajes a Hollywood entre 1932 y 1935 para trabajar allí durante dos temporadas como guionista de la Fox.

Un viaje que comienza en París, pasa por Nueva York para comprobar lo difícil que es pisar el asfalto en Broadway y llega a Los Ángeles para terminar en la mesa revuelta de Hollywood.

Jardiel pasa en los primeros capítulos de la descripción de los compañeros de viaje en tren -en Cheyenne, Wyoming, Estados Unidos, vive cierto señor, llamado Phineas Simpson, que es un animal de bellota-al diario de viaje en barco -Comer; hacer gimnasia; aburrirse elegantemente; fumar sin ganas; leer sin ganas; pasear sin ganas; bailar sin ganas (...) La vida a bordo no es muy alegre. Pero, en cambio, las fiestas son tristísimas-, o al demoledor tratado de gastronomía: Aquí estoy yo, por ejemplo, luchando, ebrio de odio, contra un brawn hindquarters of lamb, que si se lo sirven en la cárcel a Gandhi justifica por entero sus huelgas del hambre.

Un incidente en la oficina de inmigración, los rascacielos de Manhattan, las cataratas de gente que suben y bajan al subway en Broadway, los barrios de Nueva York -la descripción tiene que ser vertiginosa-, el recuerdo de Al Capone –el álgebra al servicio del asesinato- en Chicago-un pueblo cuyo nombre aún da miedo-, los viajes en tren a través de miles de kilómetros -La realidad de los días de viaje es un paisaje de una monotonía que hace llorar. Desiertos, desiertos, desiertos... Campos, campos, campos... Y estaciones de gasolina Richfield, estaciones de gasolina Richfield, estaciones de gasolina Richfield (…)¿Por qué al viajar por Estados Unidos se piensa, ante todo, en que está uno cruzando un solar? –hasta Los Ángeles -a 40 kilómetros del Océano Pacífico y a 30 de Charles Chaplin.

Y ya en Hollywood, los actores, la industria del cine, las fiestas, los restaurantes, el panorama - En el cielo andaluz flotan dirigibles-, una película de la ciudad de las películas, una ciudad en la que se trasnocha como en Madrid y se madruga como en Burgos, con calles tan en cuesta, que son un poco menos verticales que las paredes, los teatros para negros, los «burlescos», los restaurantes, las tiendas de tonterías y las Navidades -Baila uno no sabe con quién; bebe uno no sabe con quién, y se besa uno no sabe con quién. La pechera del smoking queda llena de números de teléfono que han ido escribiendo en ella los hombres y las mujeres con los que, sin enterarnos, hicimos amistad circunstancial a lo largo de la noche- o una noche de estreno en Fox Hills

La reedición de Rey Lear, prologada por su hija Evangelina, incorpora, además de un monólogo que Jardiel escribió para la actriz Catalina Bárcena en 1932 sobre las intimidades de la ciudad del cine, un abundantísimo material gráfico –postales, fotografías, facturas, sellos, la carta de un menú o un posavaso- que ilustra y documenta aquella aventura americana de un Jardiel Poncela que estaba entonces en su plenitud creativa como dramaturgo y como prosista de vanguardia. Su mirada incisiva, asombrada o ingenua, su humor y su ingenio recorren estas páginas que mantienen su frescura por encima del tiempo.

Santos Domínguez

20 junio 2011

El desguace de la tradición


Javier Aparicio Maydeu.
El desguace de la tradición.
En el taller de la narrativa del siglo XX.
Cátedra. Madrid, 2011.

Si en su anterior Lecturas de ficción contemporánea, que publicó también Cátedra, Javier Aparicio Maydeu trazaba un mapa de la narrativa del siglo XX, en su reciente El desguace de la tradición se convierte en un maestro de taller que escribe un manual de mecánica y nos abre así la puerta de la lectura de la novela contemporánea.

Una puerta que se abre en el mismo lugar que en el libro anterior: en la calle donde está el taller Kafka, de donde arranca la metamorfosis del realismo tradicional, y llega hasta la posmodernidad de DeLillo y la cultura de masas, hasta Italo Calvino, El loro de Flaubert de Julian Barnes y Foster Wallace -un geniecillo encerrado en la botella de la tradición.

En este espléndido manual de instrucciones se dedican capítulos al Ulises de Joyce como una broma infinita, a la pandemia poética de Faulkner en El ruido y la furia, al bosque narrativo de Marcel Proust y su máquina del tiempo, a Nabokov y su Pálido fuego como ejercicio de impostura del narrador o a la técnica y la táctica del realismo mágico a través de Cien años de soledad.

El desguace de la tradición es un excepcional curso de literatura contemporánea en quince capítulos y medio, un ejercicio comparatista y multidisciplinar de integración y transversalidad con la pintura o la música que se cierra con una visita al almacén del taller, con un catálogo de piezas del proceso creativo y de la tradición desguazada y con un enciclopédico dossier de textos de la narrativa del siglo XX, una completísima antología de casi quinientas apretadas páginas en las que están los textos fundamentales de la ficción contemporánea, una vuelta a las fuentes primarias en las mejores traducciones al español.

Pero todo esto no es más que una débil aproximación a este impagable manual lleno de destornilladores y de llaves inglesas que permiten acceder a los mecanismos que explican el funcionamiento de quince novelas representativas del último siglo. Quince novelas que desguazan la tradición de la novela mimético-realista en un proceso creativo visto desde dentro, desde la perspectiva autocrítica del escritor.

El desguace de la tradición es muchos libros a la vez, una caja de herramientas multifuncionales, una biblioteca circular más compleja que la que imaginó Borges, un laberíntico jardín de senderos que se bifurcan y ofrecen múltiples posibilidades al lector que los recorre, una carta de navegación por la renovación oceánica de la novela contemporánea, una casa de citas, unas páginas amarillas que remiten a las mejores librerías del mundo, un libro ilustrado con abundantes imágenes y reproducciones de manuscritos, una antología indispensable de la modernidad, un tratado de narratología, un compendio de ejercicios para un examen final, una lectura que desmonta las claves del proceso creativo para explicar la mecánica de la narración contemporánea, una guía de lecturas y relecturas en un taller de desguace de la novela clásica que es también una planta de reciclado de materiales que se utilizan de otra forma en el nuevo mecanismo de la novela del siglo XX.

Y por encima de todo eso, es un libro que se ha escrito pensando en el lector, un libro interactivo que ofrece hipervínculos y glosarios para que navegue por el libro y por la literatura contemporánea a su antojo hipertextual, una estimulante invitación a la lectura de quien antepone a cualquier otra condición la de lector apasionado que contagia a otros lectores esa enfermedad pegadiza de la literatura de la que habló Cervantes. Como mecánico experto y como lector apasionado, Javier Aparicio no tiene problema para mancharse las manos, para tomar partido y opinar, para hacer participar al lector en una lectura inagotable y agotadora.

Un libro torrencial y festivo, alejado de las prescripciones académicas y de los tópicos canónicos, tan inusual como imprescindible.

Santos Domínguez

17 junio 2011

Borges. Poesía completa


Jorge Luis Borges.
Poesía completa.
Lumen. Barcelona, 2011.

Ser en la vana noche /el que cuenta las sílabas, dejó escrito en uno de los tankas de El oro de los tigres Jorge Luis Borges, cuya Poesía completa acaba de publicar Lumen en una cuidada edición en tapa dura.

Mi destino es la lengua castellana, decía en uno de sus poemas. Un destino feliz para la lengua y la literatura en español el de esta poesía mayor en la que conviven el pensamiento y la revelación, los espejos y los tigres, los laberintos y las pesadillas, las mitologías escandinavas y la lluvia vespertina en el arrabal de Palermo.

Una poesía poblada por las sombras de la ceguera y las imágenes potentes, por el flujo narrativo del alejandrino o el estremecimiento contenido del soneto. Desde Fervor de Buenos Aires (1923), que contiene entre líneas el germen de su poesía posterior, hasta Los conjurados (1985), con que la culminó asombrosamente, El hacedor, Elogio de la sombra, La moneda de hierro o El oro de los tigres recogen sucesivamente “los diversos o monótonos Borges”- las palabras son del Prólogo que escribió para esta Poesía completa quien murió hace ahora veinticinco años.

Un largo paréntesis de silencio que duró más de treinta años separa sus tres primeros libros de El hacedor, que ya en los años sesenta suponía, más que la recuperación de su poesía el hallazgo de una voz propia y de un tono personal con el que construye un universo poético irrepetible. Una voz poética que en El otro, el mismo siguió creciendo entre la sombra a la que dedicó su siguiente Elogio de la sombra.

Esos libros marcaron en los años sesenta un antes y un después en la poesía en español, no sólo en la trayectoria poética de Borges, que volvió a brillar en El oro de los tigres, en la plenitud de La rosa profunda y en la prodigiosa madurez de La moneda de hierro, Historia de la noche, La cifra y en esa cima absoluta que es Los conjurados, que muchos de los lectores de Borges celebran como su mejor libro.

Un Borges que, por cierto, no hablaba de sus libros, sino de los poemas que lo componían:

Tres suertes – escribía en el prólogo de toda su poesía- puede correr un libro de versos: puede ser adjudicado al olvido, puede no dejar una sola línea pero sí una imagen total del hombre que lo hizo, puede legar a las antologías unos pocos poemas.
Si el tercero fuera mi caso, yo querría sobrevivir en el Poema conjetural, en el Poema de los dones, en Everness, en El Golem y en Límites,
uno de sus textos memorables:

De estas calles que ahondan el poniente,
una habrá (no sé cuál) que he recorrido
ya por última vez, indiferente
y sin adivinarlo, sometido

a quien prefija omnipotentes normas
y una secreta y rígida medida
a las sombras, los sueños y las formas
que destejen y tejen esta vida.

Si para todo hay término y hay tasa
y última vez y nunca más y olvido
¿Quién nos dirá de quién, en esta casa,
sin saberlo, nos hemos despedido?

Tras el cristal ya gris la noche cesa
y del alto de libros que una trunca
sombra dilata por la vaga mesa,
alguno habrá que no leeremos nunca.

Hay en el Sur más de un portón gastado
con sus jarrones de mampostería
y tunas, que a mi paso está vedado
como si fuera una litografía.

Para siempre cerraste alguna puerta
y hay un espejo que te aguarda en vano;
la encrucijada te parece abierta
y la vigila, cuadrifonte, Jano.

Hay, entre todas tus memorias, una
que se ha perdido irreparablemente;
no te verán bajar a aquella fuente
ni el blanco sol ni la amarilla luna.

No volverá tu voz a lo que el persa
dijo en su lengua de aves y de rosas,
cuando al ocaso, ante la luz dispersa,
quieras decir inolvidables cosas.

¿Y el incesante Ródano y el lago,
todo ese ayer sobre el cual hoy me inclino?
Tan perdido estará como Cartago
que con fuego y con sal borró el latino.

Creo en el alba oír un atareado
rumor de multitudes que se alejan;
son lo que me ha querido y olvidado;
espacio y tiempo y Borges ya me dejan.

Santos Domínguez

15 junio 2011

El perro que comía silencio


Isabel Mellado.
El perro que comía silencio.
Páginas de Espuma. Madrid, 2011.

Del primer cuento – El perro que comía silencio- toma su llamativo título este volumen de relatos de Isabel Mellado que publica Páginas de Espuma. No es la única sorpresa de un libro pródigo en ellas: la presentación de la realidad desde perspectivas inusuales que abordan lo cotidiano con la mirada de los animales o los objetos, la experimentación verbal, el hecho de que sea el primer libro de la autora, violinista y chilena…

El asombro que provocan muchas de las páginas del libro es la consecuencia del asombro previo de la autora de estos relatos organizados en tres partes -Mi primera muerte, La música y el resto y Huesos- de distinta temática y tonalidad, incluso de distinto rango genérico, porque aquí conviven el relato breve con el microrrelato y el aforismo con la greguería en una celebración lúdica del lenguaje que culmina en las páginas de Huesos, la tercera parte del volumen.

Hablaba más arriba de la perspectiva narrativa y del asombro, de una mirada sin prejuicios, por encima de la lógica cotidiana. Pongo ahora unos ejemplos de lo que se puede encontrar el lector de estos cuentos: los recuerdos de un perro zurdo; un espejo furioso que no funciona los domingos; las reflexiones de la Gioconda, que ve el mundo desde la eternidad del cuadro de 77 x 53 en una habitación de doscientos metros cuadrados; un triángulo ateo; diálogos de colores y formas; una mujer que se enamora de un pez y se lo lleva a un hotel para acabar descubriendo que no es virgen; un ombligo políglota y prófugo; el duermevela de un insomne; la nota larga de un violinista minimalista; el domingo de una pianista narrado por su gato; el despertar de un chelo; un hibisco crecido con el arte de la fuga de Bach; un jazzista cornudo…

Argumentos y situaciones inusuales, claro, pero que a través de la literatura y de la capacidad narrativa de su autora sumergen al lector en una realidad que tiene sus propias claves y su lógica autónoma.

Como la música.

Santos Domínguez

13 junio 2011

Fumaroli. La diplomacia del ingenio


Marc Fumaroli.
La diplomacia del ingenio.
De Montaigne a La Fontaine.

Traducción de Caridad Martínez.
Acantilado. Barcelona, 2011.

Los dieciséis ensayos que Marc Fumaroli reúne en La diplomacia del ingenio, que publica Acantilado con traducción de Caridad Martínez, se centran en la prosa del clasicismo francés del siglo XVII. De Montaigne a La Fontaine, de los últimos Valois a los primeros Borbones, Fumaroli recorre una episodio crucial en la literatura francesa: la configuración de la prosa literaria.

Sus dieciséis capítulos van precedidos de un prefacio que es en realidad otro ensayo que proyecta una visión general sobre el conjunto de la obra, sobre la conexión entre los distintos capítulos y sobre su sentido global, sobre la relevancia social del estilo y su relación con el sentido común y, en definitiva, una panorámica de la construcción de un modelo social basado en la prosa como instrumento de entendimiento entre los franceses.

Escritos a lo largo de más de treinta años, estos ensayos muestran una serie de líneas que convergen en un centro: el proceso de fijación de un canon de modernidad a través de la prosa y de géneros nuevos (ensayos, memorias, correspondencia) en los que esa prosa fija el canon del buen uso de la lengua literaria francesa.

Un canon que perdura en la actualidad y combina la claridad y el refinamiento en una prosa sin afectación que refleja el buen hablar y el sentido común. Frente a la agudeza del barroco español, la prosa clásica francesa asume la claridad del arte de la conversación. Y frente al ingenio elitista y oscuro de la literatura para minorías, esa prosa usa un estilo abierto, transparente y socializador pensado para el intercambio entre personas. La configuración de esa prosa pasó a ser a la vez asunto de estado e instrumento de vínculo social: el tejido conjuntivo de la nación francesa.

Fue Montaigne quien, a la vez que creaba el nuevo género del ensayo, usaba en su prosa el estilo de la libertad, un estilo intermedio entre la altura literaria y el uso corriente. Así empezó a consolidarse un modelo estilístico capaz de combinar la elegancia y la transparencia.

No se trataba, por tanto, de una mera cuestión de estilo, sino de algo más hondo y más transcendente: de la construcción de un modelo cultural y social que sería durante décadas el más representativo de la modernidad literaria en Europa.

Tan representativo, tan vigente, que la lucidez, el rigor y la hondura de Marc Fumaroli tienen su mejor cauce en la excelencia de una prosa como la suya, templada en el espejo de los modelos clásicos que aborda en estos estudios.

Santos Domínguez

10 junio 2011

Carles Riba. Elegías de Bierville



Carles Riba.
Elegías de Bierville.
Edición bilingüe.
Traducción y prólogo de
Marta López Vilar.
Libros del Aire. Jardín Cerrado. Madrid, 2011.

A finales de enero de 1939, Carles Riba (Barcelona, 1893-1959), poeta, catedrático de griego, católico y republicano, atravesaba la frontera de Francia camino del exilio en un penoso viaje compartido con Antonio Machado.

Aquel viaje y aquella frontera que lo reducía a la condición de desterrado marcaban una línea roja, delimitaban un antes y un después en la vida y la poesía de Carles Riba, que rememoraba aquel trauma diez años después, en el prólogo a la segunda edición de sus Elegías de Bierville, uno de los libros más bellos y más intensos de la poesía europea del siglo XX. Fue una experiencia que me sumergió de lleno dentro del sentimiento del exilio. Entré en él como en la muerte.

Y así, en aquel antiguo molino de Bierville, se inicia una aventura espiritual y literaria que le permitirá remontarse desde la nada hacia sí mismo en un viaje de regreso en el que le asisten Ulises y Orfeo, en un viaje interior del juego al fuego, de la superficialidad de la vanguardia a la transcendencia y a la honda comprensión del mundo y de sí mismo. Un viaje, por cierto, similar al que realiza la cultura europea tras las experiencias postraumáticas de las dos guerras mundiales.

Fue en Bierville donde Carles Riba escribió las cinco primeras elegías y donde tuvo la primera revelación de lo que habrían de ser las doce que componen el libro. Maravilla y sorpresa fue para mí el primer verso nacido súbitamente completo y armado de una exigencia de renovación, explicaba admirado el poeta.

Como Rilke recibió a la orilla del mar el regalo del primer verso de las Elegías de Duino, Riba recibió el primer verso de la primera elegía:

Era secret el camí, fabulós de tristeses divines...

Una revelación cuyo ritmo adaptaba al sistema de la métrica silábica y acentual de las lenguas románicas el ritmo cuantitativo de los dísticos griegos de la elegía antigua. Y además de Rilke, resuenan en estos textos, en la coherencia interna de cada uno de ellos y en su sentido global las voces de Hölderlin, Valéry y Eliot, de los clásicos griegos a los que había traducido, de los metafísicos ingleses del XVII y los místicos españoles del XVI.

Pero eso es lo de menos. Lo importante es que entre la revelación de ese primer verso y el silencio que sucedió al último de la última elegía, los doce poemas o el poema único que se desarrolla en doce tiempos, el poeta realiza un viaje de regreso hacia sí mismo, el viaje purificador del hijo del destierro, una iluminación de la realidad y una búsqueda de sentido mediante la palabra.

Un viaje interior que arranca del vacío, de la conciencia de la desposesión y la insuficiencia de la palabra, para transformarse en un recorrido iniciático y órfico que le revela el sentido de la vida y de la muerte.

Cuando Carles Riba comenzó a escribir estas Elegías de Bierville – explica Marta López Vilar en su espléndido prólogo, La palabra en transparencia- supo que regresaba. ¿Dónde? Esa respuesta sólo incumbe a la poesía: ese lugar transparente que está y no se explica, igual que nosotros no podemos explicarnos ante un espejo. Todo poema es una forma de regreso a uno mismo, y eso quedó marcado en la voz poética de Carles Riba.

La voz de un creador que se siente como un desterrado de la patria y del paraíso y evoca la libertad que defendieron los soldados de Salamina, el sueño de una isla verde, el recuerdo de una Grecia lejana que se confunde con la Cataluña perdida o la contemplación de la luz plena de junio.

Son algunas de las estaciones de paso para ese viaje de vuelta al pasado, a la patria perdida, pero sobre todo a su propia identidad. Y así esa experiencia del desposeído va más allá de su propio y limitativo carácter doloroso, bucea en lo más hondo del lamento por la pérdida para emprender el retorno hacia sí mismo y darle un nuevo sentido al presente y a la realidad.

De manera que el libro nace de la pérdida, pero contiene una iluminación en la sombra, es una elegía pero también una oda en la que el exilio es el punto de partida del regreso y lo funeral acaba transformándose en ímpetu creador y en impulso hímnico de salvación con la memoria.

En 1942, un año antes de regresar del exilio, publicaba Carles Riba estas Elegías con un falso pie de imprenta en Buenos Aires. Aunque de manera parcial, veía clandestinamente la luz uno de los libros esenciales de la poesía catalana. Un libro que tuvo su edición definitiva en 1949 en Santiago de Chile, con un pie de imprenta auténtico, con un prefacio a la segunda edición en donde Riba explica el proceso de creación y el sentido último del libro, y con unas notas finales que esclarecen las imágenes y las alusiones sobre las que se vertebra cada poema.

Descatalogada y prácticamente inencontrable la edición bilingüe que publicaron en 1985 Marca Hispánica y la Diputació de Barcelona con la traducción de Alfonso Costafreda del año 56 y con prólogo de José Agustín Goytisolo, esta nueva edición bilingüe que publica Libros del Aire con prólogo y traducción de Marta López Vilar recupera en español la voz de uno de los poetas imprescindibles del siglo XX, que nos dejó versos tan memorables como estos, de la Elegía II:

Súnion! T'evocaré de lluny amb un crit d'alegria,
tu i el teu sol lleial, rei de la mar i del vent:
pel teu record, que em dreça, feliç de sal exaltada,
amb el teu marbre absolut, noble i antic jo com ell.
Temple mutilat, desdenyós de les altres columnes
que en el fons del teu salt, sota l'onada rient,
dormen l'eternitat! Tu vetlles, blanc a l'altura,
pel mariner, que per tu veu ben girat el seu rumb;
per l'embriac del teu nom, que a través de la nua garriga
ve a cercar-te, extrem com la certesa dels déus;
per l'exiliat que entre arbredes fosques t'albira
súbitament, oh precís, oh fantasmal! i coneix
per ta força la força que el salva als cops de fortuna,
ric del que ha donat, i en sa ruïna tan pur.



¡Súnion! Te evocaré de lejos con un grito de alegría,
a ti y a tu sol leal, rey del mar y el viento:
por tu recuerdo que me eleva, feliz de sal exaltada,
con tu mármol absoluto, antiguo y noble yo como él.
¡Templo mutilado, desdeñoso de las otras columnas
que en el fondo de tu salto, bajo la ola sonriente
duermen la eternidad! Tú velas, blanco en la altura,
por el marinero que por ti dirige su rumbo;
por el ebrio de tu nombre, que a través del desnudo carrascal
viene a buscarte, extremo como la certeza de los dioses;
por el exiliado que entre oscuras arboledas
súbitamente te divisa, ¡oh preciso, oh fantasmal! y conoce
por tu fuerza la fuerza que lo salva a golpes de fortuna,
rico de lo que ha dado y en su ruina tan puro.

Santos Domínguez

08 junio 2011

Di Benedetto. Trilogía de la espera

Antonio Di Benedetto. 
Trilogía de la espera. 
Zama / El silenciero/ Los suicidas. 
Prólogo de Juan José Saer. 
Epílogo de Sergio Chejfec. 
El Aleph Editores. Barcelona, 2011.

En una limpísima edición, enmarcada por un prólogo de Juan José Saer y un epílogo de Sergio Chejfec, El Aleph Editores recupera tres novelas fundamentales de Antonio Di Benedetto (Mendoza, 1922-Buenos Aires, 1986). Aunque no fueron concebidas inicialmente como una trilogía, Zama, El silenciero y Los suicidas tienen una serie de rasgos temáticos y estilísticos comunes que permiten y hasta aconsejan leerlas como un todo (la Trilogía de la espera) que enriquece su sentido. 

 La obra narrativa de Antonio Di Benedetto es, pese a su carácter minoritario, una obra mayor en la literatura hispánica del siglo XX, “uno de los momentos culminantes de la narrativa en lengua castellana”, en palabras de Juan José Saer. La literatura de Di Benedetto es fundamentalmente una narrativa del matiz y de la intensidad. En ella conviven la precisión y la sutileza, la reflexión profunda y el registro coloquial, la potencia descriptiva y el arranque lírico. En esa convivencia están algunas de las claves de un estilo propio e irrepetible que los lectores reconocen incluso visualmente por la configuración de los párrafos. 

Desde el comienzo memorable de Zama, con la imagen del cadáver de un mono llevado y traído por las aguas del muelle, hasta la evocación de Marcela que cierra Los suicidas, las novelas de Di Benedetto funcionan como mecanismos de precisión que van más allá de la mera construcción intelectual e involucran emocionalmente al lector. Son bombas de relojería que contienen un potente material destructivo, porque en ellas se concentran el tiempo y el secreto, y la intensidad de palabra se pone al servicio de una reflexión existencial sin treguas ni concesiones. 

 Los cincuenta capítulos de Zama, una narración ambientada en el Paraguay de finales del XVIII y organizada en tres secuencias temporales (1790, 1794, 1799), construyen una novela del presente, no una novela histórica, ni una evasión, ni una reconstrucción de decorados del pasado. La figura del protagonista que da título a la novela, ese Don Diego de Zama que se pasa la novela en una interminable espera, es la de un contemporáneo. Es una alegoría del hombre que espera, como el Giovanni Drogo de Buzzati en El desierto de los tártaros, como el coronel que no tiene quien le escriba en la novela corta de García Márquez. Y como toda alegoría, está fuera del tiempo, en una intemporalidad compartida por el protagonista con el mono muerto que ve en el muelle movido por unas aguas que lo llevan y lo traen: 

  Con su pequeña ola y sus remolinos sin salida, iba y venía, con precisión, un mono muerto, todavía completo y no descompuesto. El agua, ante el bosque, fue siempre una invitación al viaje, que él no hizo hasta no ser mono, sino cadáver de mono. El agua quería llevárselo y lo llevaba, pero se le enredó entre los palos del muelle decrépito y ahí estaba él, por irse y no, y ahí estábamos. Ahí estábamos, por irnos y no. 

 Una imagen que se completa con la leyenda del pez rechazado por las aguas: 

  Dijo que hay un pez, en ese mismo río, que las aguas no quieren y él, el pez, debe pasar la vida, toda la vida, como el mono, en vaivén dentro de ellas; aún de un modo más penoso, porque está vivo y tiene que luchar constantemente con el flujo líquido que quiere arrojarlo a tierra. Dijo Ventura Prieto que estos sufridos peces, tan apegados al elemento que los repele, quizás apegados a pesar de sí mismos, tienen que emplear casi íntegramente sus energías en la conquista de la permanencia y aunque siempre están en peligro de ser arrojados del seno del río, tanto que nunca se les encuentra en la parte central del cauce, sino en los bordes, alcanzan larga vida, mayor que la normal entre los otros peces. Sólo sucumben, dijo también, cuando su empeño les exige demasiado y no pueden procurarse alimento. Yo había seguido con viciada curiosidad esta historia, que no creí. Al considerarla, recelaba de pensar en el pez y en mí a un mismo tiempo. 

 La identificación de Zama con esas dos metáforas protagonizadas por animales es, pues, explícita. La espera inútil del personaje es una alegoría de la vida, de la angustia existencial, de la soledad y la incomunicación, de un desaliento que invade no solo al personaje, sino al ritmo de la novela, a su sintaxis, a unos párrafos y unas frases que van perdiendo extensión a medida que avanza este que Juan José Saer definió como “un libro perfecto.” 

 Tal vez porque era consciente de la altura a la que había llegado con esta novela de 1956, Di Benedetto tuvo la certeza de que todo lo que escribió después de Zama no eran más que variaciones sobre los planteamientos centrales de este libro, la raíz de la que surgen El silenciero (1964) y Los suicidas (1969), que son –en su búsqueda radical del silencio definitivo y en su acercamiento a la autodestrucción del suicida- la consecuencia ética y el desarrollo estético de Zama. 

 La derrota, la soledad, el silencio, la espera, la incomunicación construyen las claves de una lógica del ensimismamiento que provoca la degeneración física y la desintegración psicológica, la pérdida de la identidad y la memoria de los narradores-protagonistas de estas tres novelas. Tres novelas que brillan en la oscuridad, como recuerda Sergio Chejfec en el epílogo que evoca la figura de Antonio Di Benedetto, autor de una escritura “definitiva”, “única” y “extraterritorial”. 

 La recuperación de estas tres novelas en un tomo abre una puerta que permite adentrarse en la literatura brillante y secreta, irrepetible y desolada de uno de los más grandes escritores argentinos del siglo XX.

Santos Domínguez

06 junio 2011

Luis Cernuda. Años de exilio


Antonio Rivero Taravillo.
Luis Cernuda.
Años de exilio (1938-1963)

Tusquets. Barcelona, 2011.


A comienzos de 1964, poco después de la muerte de Luis Cernuda, José Emilio Pacheco escribía este párrafo en la Revista Mexicana de Literatura:

En guerra contra el mundo, sin otros poderes que los de la poesía, Cernuda demostró algo que jamás aprenderemos: una de las formas de grandeza alcanzables por el escritor es quedar mal con todos, hacer las cosas para que no le gusten a nadie. De este modo, Cernuda vivió en una arisca soledad, cercada de rencor por todas partes: legítima defensa de un ser vulnerable en extremo, de un caído en el infierno que acepta el mal y, al expresarlo, lo conjura.

Esas palabras, que trazaban el retrato elocuente de un poeta que hizo de la arisca soledad su manera de habitar el mundo y de habitarse a sí mismo, se ponen al frente de Luis Cernuda. Años de exilio (1938-1963), el segundo tomo de la biografía de Cernuda que ha escrito Antonio Rivero Taravillo y que publica Tusquets en su colección Tiempo de memoria.

Pero tan significativo como ese párrafo palabras del poeta mexicano es un episodio que evoca el biógrafo. Ocurrió cuando Cernuda estaba ya en Estados Unidos, y daba clases en Mount Holyoke, Nueva Inglaterra: una antigua alumna había visitado el cuarto que tenía en el campus y allí vio sobre la mesilla de noche un marco dorado que no enmarcaba ninguna fotografía. Era una metáfora del vacío y la soledad en que transcurrió gran parte de la vida de Cernuda, que alguna vez previsiblemente pondría allí una foto, por ejemplo la de aquel Salvador de los contemplativos Poemas para un cuerpo.

Esa imagen reveladora, que evoca en el lector los versos de Remordimiento en traje de noche y el cuerpo vacío que los recorre, contiene en cifra la vida y la obra de Luis Cernuda. Es uno de esos momentos en los que se tiene la impresión de haber llegado al centro más hondo de un personaje tan contradictorio y problemático como ese poeta decisivo.

La segunda parte de esta biografía que está llamada a ser la definitiva de Luis Cernuda se abre cuando el poeta llega a París en febrero de 1938 para iniciar un peregrinaje, un viaje a la desolación que le llevaría a Inglaterra, a Estados Unidos y a México, su segunda patria. De esta experiencia traumática e intensa, de sus contradicciones y sus tensiones, de su zozobra y sus privaciones, de su soledad y su aspereza, saldría lo mejor de la obra de uno de los poetas fundamentales de la literatura española contemporánea, que hizo del exilio – de España y de sí mismo- su manera de estar en el mundo.

Una mitad de luz Otra de sombra /No separadas: confundidas, escribió de él Octavio Paz.

Contradictorio y difícil, Luis Cernuda plantea a quien se acerca a su figura las mismas dificultades que planteaba su trato personal. Combinaba de manera desconcertante fragilidad y desprecio, altivez y carencias, delicadeza y exabrupto, exquisitez y grosería, retraimiento y exhibicionismo. No deja de ser sorprendente que quien hizo un programa de vida de la insociabilidad - a veces turbulenta, a veces huidiza- se preocupase de manera tan extremada por su aspecto físico y su indumentaria.

Y con esa dificultad se habrá enfrentado también Rivero Taravillo a la hora de abordar el recorrido minucioso por la vida y por los poemas de Luis Cernuda, el día a día circunstancial de la peripecia personal que se vuelca siempre en su literatura y del que surgieron versos y libros como Vivir sin estar viviendo, Con las horas contadas o Poemas para un cuerpo.

Sólo podemos conocer la poesía a partir del hombre, había escrito Luis Cernuda en un artículo sobre Eluard. Y por eso, tras el primer volumen -Luis Cernuda. Años españoles (1902-1938)–, los años que aborda Rivero Taravillo en la segunda entrega de la biografía de Cernuda fueron decisivos en el giro que dio la obra del poeta, que encontró su tono de voz más auténtico en la poesía inglesa, tan frecuentada en sus diez años de exilio en Inglaterra, y que no abandonó cuando se trasladó a Estados Unidos para acabar instalándose en México.

En pocos poetas del 27 se unen tan intensamente obra y biografía, de manera que La realidad y el deseo, Ocnos o Variaciones sobre tema mexicano contienen la autobiografía del poeta más que el Historial de un libro o que su voluminosa y dispar correspondencia.

Porque frente a la hipocresía de la pareja Salinas – Guillén (¿Qué tenemos nosotros que ver con este marica? No me es antipático, me repugna), Cernuda era incapaz de simulaciones en su vida y en su obra. Y esa actitud, que en sí misma no le añade valores literarios al texto, permite leer su poesía en clave autobiográfica, y además la mantiene viva, porque sigue circulando por ella la sangre de lo verdadero y su voz nunca parece la de un impostor.

Y, sobre todo, esa verdad radical y esa severa falta de autocomplacencia que recorre su obra justifica una biografía como esta, que se puede leer también como una espléndida antología del mejor Cernuda, uno de los poetas más poderosos y decisivos del siglo XX en España y América.

Porque, más allá de su dolorosa historia personal, libros como Las nubes o Desolación de la quimera acabarían marcando el rumbo de la poesía en español a ambos lados del Atlántico.

Santos Domínguez


03 junio 2011

Vida y poesía de Juan Bernier


Juan Bernier.
Diario (1918-1947).
Edición de Juan Antonio Bernier.
Pre-Textos. Valencia, 2011.

La vida es una recta monótona que solo cuando se quiebra o se curva merece la pena contarse, escribió Juan Bernier (1911-1989) en el Diario que publica Pre-Textos en una edición preparada y prologada por Juan Antonio Bernier, sobrino nieto del poeta, de aquella “rama desprendida del árbol de Cántico”, como lo llama Ginés Liébana en la plumilla que se ha elegido como imagen de portada del libro.

Y de esas curvas está lleno este texto que aparece íntegro por primera vez, una obra en marcha y en constante reescritura y revisión, aunque su autor lo circunscriba a los años que van de 1918 a 1947.

La primera parte, que llega hasta 1936, no es estrictamente un diario, sino una memoria autobiográfica de la infancia y la juventud de Juan Bernier. El diario propiamente dicho, con anotaciones de fechas concretas –una de ellas tan rara como la titulada Antro nocturno, fechada el 30 de febrero (sic) de 1941-, habla de la experiencia del terror franquista en las calles de Córdoba, de la experiencia de la guerra civil en los frentes de Aragón o de Cataluña, del destierro en Puente Genil, de arte y filosofía, de religión y sexualidad oscura y secreta, de amigos como Ricardo Molina, Pablo García Baena o Julio Aumente con los que fundaría Cántico.

Y sobre todo de la conciencia de la homosexualidad, de los encuentros furtivos y constantes con muchachos, de las exploraciones de la noche por parques, avenidas o arrabales, en busca de adolescentes depravados, pequeños tímidos y muchachos complacientes, de su doble vida, del miedo y de la culpa: Escribo de lo que pesa en mí, anotaba el 13 de junio de 1942.

Esa conciencia culposa de la diferencia, la suma de deseo y tristeza, la difícil relación con los hombres y la incomprensión convierten a Bernier en un marginal ensimismado en el secreto, porque únicamente en mí mismo encuentro comprensión.

Y así el Diario se convierte en una manera clandestina de poner en orden su excepcionalidad, sus ideas y sus instintos, de explicarse a sí mismo en medio de una sociedad tan cerrada como la cordobesa de la posguerra, de asumir su condición y obedecer a la naturaleza, lo que se convertirá en una de las claves de su mundo poético:

No podemos “los excepcionales” levantar la cabeza, sobresalir de la superficie calma de la vida social o religiosa, pero también es legítimo que los perpetuamente callados hablemos algunas veces; aunque no sea más que para dar motivos al desprecio de los demás, hablamos. Por necesidad de jugar un papel. Nuestro papel. El que está dentro del corazón de cada uno.

Esa es la prehistoria literaria de Juan Bernier, que a la vez que cerraba este Diario que contiene el fermento de su mundo literario, iniciaba su trayectoria como poeta con la fundación de Cántico y con la presentación de Aquí en la tierra al premio Adonais.


Juan Bernier.
Poesía completa.
Prólogo y edición de Daniel García Florindo.
Pre-Textos. Valencia, 2011.

A la vez que el Diario, Pre-Textos edita la Poesía completa de Juan Bernier en un volumen que recoge sus cuatro libros de poesía, además de dos decenas de textos sueltos que habían ido apareciendo en revistas.

Entre Aquí en la tierra (1948) y En el pozo del yo (1982), Juan Bernier fue el más expresionista y desgarrado de los poetas de Cántico, el de expresión más atormentada. El epicureísmo hedonista, la exaltación del cuerpo, la añoranza de una mítica Edad de Oro soñada en el paisaje andaluz de Córdoba y Málaga, recorren una poesía atravesada por el vitalismo escéptico y por una mirada escindida en la compasión pagana de Bernier que evoca en su prólogo el responsable de la edición, Daniel García Florindo.

Sus cuatro libros se organizan en dos etapas separadas por un largo paréntesis silencioso de casi veinte años, los que separan Una voz cualquiera (1959) de Poesía en seis tiempos (1977). La sensualidad vital, la concepción panteísta de la naturaleza y el ritmo caudaloso del verso libre dejaron paso a la contención expresiva, a la esencialidad y a la brevedad del verso y del poema.

En la poesía de Bernier conviven el humanismo y la heterodoxia, lo sensorial y lo ético, el sur y el deseo, la belleza y la muerte, la corporalidad y el grito de protesta contra la opresión de una sociedad que aniquila al individuo.

Y entre el hedonismo y la compasión, entre la oración y el deseo, escribió versos como estos:

Permitid, Señor, un poco de lujuria en este mundo.
Permitid que el roce de los labios sea caliente levadura,
permitid que las pupilas de luto del deseo se hundan en el pozo de otros ojos,
permitid que la mano del osado amante palpe la sangre ajena estremecida.

Dejad hervir la entraña de los machos sobre la piel desnuda,
dejad el juego de los adolescentes labios bucear en los senos de los lirios,
dejad las vírgenes con su secreto fuego ardiendo en piras escondidas,
dejad los muslos de los verdes tallos mezclarse en llamas
de tacto, en apretadas lianas de caricias.

Que el rubor se desnude enteramente y la escultura
surja de tactos y torrentes,
que los zumos de ojos exprimidos y de brazos
manen de fuentes secretas y de labios.
Permitidlo, Señor, que ya sufrieron sus penas los humanos,
que ya, bastante, la carga duró sobre los hombros.


Santos Domínguez

01 junio 2011

Zurbarán. El pintor del misticismo


Cees Nooteboom.
Zurbarán.
El pintor del misticismo.

Traducción de María Condor.
Siruela. La Biblioteca Azul / Serie mayor.
Madrid, 2011.

The Sacred Made Real se titulaba la exposición de pintura española del Siglo de Oro que está en el origen de este Zurbarán. El pintor del misticismo, de Cees Nooteboom.

Aquella muestra se expuso en la National Gallery, en pleno centro de Londres. Pero –recuerda Nooteboom- quien entraba en las salas se olvidaba del tráfago de Trafalgar Square y se sumergía en el silencio de un tiempo sin tiempo, en un lugar profundo habitado por rostros, cuerpos y objetos de los que emanaba un silencio que, como los rostros de estos cuadros, no es de este mundo.

Noteboom, un escritor de talento y sensibilidad inusuales, conecta la pintura de Zurbarán con la mística española de los siglos XVI y XVII. Porque Zurbarán nació en 1598, cuando moría Felipe II y aquella España imperial en decadencia se encerraba cada vez más en sí misma, en la renuncia y en la espiritualidad.

Es lo sagrado hecho realidad (The Sacred Made Real), una de las claves fundamentales del pensamiento barroco y la actitud desengañada del discreto, y el motor de muchas de sus manifestaciones artísticas, desde el teatro y la imaginería a la poesía o la pintura.

Fue un tiempo complejo y contradictorio, lleno de claroscuros tenebristas, de pliegues y matices cromáticos como los de los hábitos de los frailes de Zurbarán, un tiempo resumido en la profundidad tridimensional de sus naturalezas muertas o sus crucificados.

Zurbarán se había formado como pintor en Sevilla, la capital del barroco español, y allí, como Velázquez o Murillo, desarrolló buena parte de su carrera artística. Su mundo plástico, recogido en las cincuenta espléndidas reproducciones que ha seleccionado Cees Nooteboom para esta honda e intensa aproximación a la pintura de Zurbarán que publica Siruela, es el del contraste barroco.

Un barroco que combinaba teatralidad y recogimiento, el mundo superior y el terrenal, lo cotidiano y lo sagrado, la espiritualidad y los humildes cacharros de barro.

La biografía de Zurbarán es la de un hombre discreto y silencioso. Ese mismo silencio es el que emana de sus cuadros mudos. Y es que si Velázquez pintó el aire, Zurbarán pintó el silencio suspendido de los cuerpos o de las cosas, iluminados siempre por una luz que viene de arriba.

Solamente un hombre modesto y meditativo, como indudablemente fue Zurbarán, pudo pintar así el silencio inabordable que emana de las cosas en sí, escribe Cees Nooteboom.

Zurbarán es, en palabras de Nooteboom, el pintor de lo indescriptible. Por eso de la contemplación de su pintura parece surgir un enigma y quizá, como reconoce el ensayista, no es posible acercarse más a un enigma.

Santos Domínguez

31 mayo 2011

Feria del libro


NARRATIVA


Javier Marías.
Los enamoramientos.
Alfaguara. Madrid, 2011.

La última vez que vi a Miguel Desvern o Deverne fue también la última que lo vio su mujer. Con esa tensión narrativa y ese tono envolvente de una prosa que genera la complicidad del lector, comienza Los enamoramientos, la última novela de Javier Marías que acaba de publicar Alfaguara.

Una nueva invitación al asombro y al placer de la lectura. Javier Marías teje una tela de araña que envuelve al lector a lo largo de casi cuatrocientas páginas que se leen sin tregua, porque no hay tregua en la magistral sucesión de datos e incertidumbres, en la intensa concentración de la acción, en la reducción radical de personajes, en la astuta dosificación del ritmo narrativo imparable que impone la voz femenina de la narradora, María Dolz, que trabaja en una editorial y lee el mundo con una mirada meticulosa e inteligente.

Están aquí concentrados temas y tonalidades característicos de Javier Marías: la mirada introspectiva del narrador, la incursión en la sombra problemática de la verdad y en el carácter conjetural de una realidad opaca, la insistencia en el tema de la culpa y la incertidumbre, la instigación, la complicidad y la impunidad, el azar y la muerte, la viudez y el tiempo, las pérdidas y la ausencia. Una intensa novela de alta calidad.

Ignacio Martínez de Pisón.
El día de mañana.
Seix Barral. Barcelona, 2011.

En El día de mañana, que publica Seix Barral, Ignacio Martínez de Pisón ha escrito una potente novela coral sobre la transición y la miseria moral del tardofranquismo. Una miseria contada desde dentro a través de un emigrante que acaba siendo confidente de la Brigada Social, la policía política del régimen franquista, que convirtió al país en un nido de soplones. No sólo de limpiabotas chivatos como el de la fotografía de portada, también de catedráticos de universidad que podrían haber figurado en una versión española de La vida de los otros.

La historia de la degradación de un hombre que empieza vendiendo máquinas de escribir en Barcelona y acaba vendiendo a sus amigos. Como en el Lazarillo, esa degradación tiene su origen en la salida de su pueblo cuando aún era un niño. A diferencia del Lazarillo, esta no es una justificación vergonzante en primera persona, sino un caleidoscopio cronológico de voces de quienes lo conocieron. La suma de esas voces y su secuencia temporal completan un panorama en el que el personaje es tan significativo como la sociedad que hace de él un indeseable.




Jorge Volpi.
Días de ira.
Páginas de Espuma. Madrid, 2011.

Tres novelas ejemplares y un prólogo, como diría Unamuno. Tres narraciones en tierra de nadie es el subtítulo con el que Jorge Volpi agrupa en Días de ira tres relatos que están en un terreno intermedio entre la novela y el cuento. Tres novelas cortas en las que conviven la resistencia y la velocidad, la paciencia y la agilidad, el chispazo y el aliento largo, la anécdota y la profundidad. Precedidas de un Elogio de la media distancia, una propuesta narrativa equidistante del narrador maratoniano y del velocista explosivo, A pesar del oscuro silencio, Días de ira y El Juego del Apocalipsis son el resultado del virtuosismo técnico de Volpi. Un poeta a punto de ingresar en un manicomio, una diabólica cantante de blues, un extraño viaje para celebrar el milenio en la isla de Patmos donde San Juan escribió el Apocalipsis. Tres parejas entre las que se interpone una obsesión o un tercer personaje, la locura autodestructiva, lo oculto y lo secreto. Es la literatura dentro de la literatura, unos libros dentro de otros en un hábil juego de espejos y perspectivas narrativas que maneja con pericia sorprendente Jorge Volpi.


William Goyen.
La misma sangre.
Traducción y posfacio de Esther Cross.
La Compañía / Páginas de Espuma. Madrid, 2011.

-Hay alguien tirado en el campo -vino a decirnos mi hermanito.
Eran las ocho en punto de la mañana y hacía tanto calor que la hierba despedía humo y los saltamontes cantaban. Durante días, había corrido la voz de que llegaba un huracán. Desde ayer sentíamos sus indicios: una quietud en el aire seguida por la abrupta ondulación del viento; el cielo parecía más alto y se veía lavado.


Así comienza Preciada puerta, la primera de las diez narraciones que La Compañía y Páginas de Espuma reúnen en La misma sangre y otros cuentos. Diez espléndidos relatos de William Goyen ambientados en el Sur profundo. Nunca nos recobramos de nuestro lugar de origen, ha explicado Goyen, que propone aquí un regreso al paisaje de su Texas natal mediante la literatura, porque el lugar lo es todo en estos cuentos que guardan siempre un turbador secreto oculto y beben de las fuentes de la memoria.


Liudmila Petrushévskaia.
Érase una vez una mujer
que quería matar al bebé de su vecina.

Traducción de Fernando Otero.
Prólogo de Jorge F. Hernández.
Atalanta Ars brevis. Gerona, 2011.

Diecinueve cuentos de Liudmila Petrushévskaia (Moscú,1938), que está considerada como la autora más destacada y reconocida de la literatura rusa contemporánea. Herederos de la voz narrativa de Chejov, tan femenina en el fondo, y de la sorpresa del terror de Poe, los relatos que publica Atalanta con traducción de Fernando Otero, proponen diversas “travesías nocturnas: viajes del sueño a territorios donde se confunde lo racional con lo inexplicable”, como escribe Jorge F. Hernández en su prólogo.

Una voz minuciosa e implícita que absorbe al lector y lo hace cómplice de su inquietante mundo narrativo. Diecinueve relatos organizados en cuatro claves temáticas y tonales (Canción de los eslavos orientales, Alegorías, Réquiems y Cuentos de hadas). Cuentos crueles o fantásticos en los que no sobra nada y todo se pone al servicio del giro inesperado de los acontecimientos y de un indeleble efecto único. El mismo que suministran las pesadillas que alimentan estos magníficos textos habitados por raras familias, por hadas extrañas y por muertos que vuelven a hablar con los vivos.



Ernesto Sabato.
Sobre héroes y tumbas.
Prólogo de Mario Sabato.
BackList Selectos. Barcelona, 2011.

BackList publica en su colección Selectos, con tapa dura y sobrecubierta, una edición conmemorativa del Informe sobre ciegos en el centenario del recién desaparecido Ernesto Sabato y en el cincuentenario de Sobre héroes y tumbas, la novela de la que forma parte.

Es la publicación exenta de un texto turbador desde su arranque (¿Cuándo empezó esto que ahora va a terminar con mi asesinato?), de una metafórica bajada al subsuelo infernal, de una inquietante indagación en lo oscuro, en donde reina el Príncipe de las Tinieblas a través de la Secta Sagrada de los Ciegos. La espléndida edición va precedida de un prólogo de su hijo, Mario Sabato, que recuerda la lectura casi clandestina de ese río vasto y feroz que era la novela de mi padre.(...) Y leí, ansioso y desasosegado, el Informe sobre ciegos. Y supe que algún día lo filmaría. Lo filmó y lo tituló El poder de las tinieblas. Lo estrenó en Buenos Aires en 1979 con un resultado tan discutible como esperable.



Francisco García Pavón.
El hospital de los dormidos.
Prólogo de David G. Panadero.
Rey Lear. Madrid, 2011.

Treinta años después de su primera edición en Cátedra en 1981, Rey Lear recupera El hospital de los dormidos, la última novela del ciclo de Plinio. Contra el telón de fondo de la Transición en Tomelloso, García Pavón diseña una trama ingeniosa que arranca de una rara epidemia de sueño y deben resolver entre Manuel González, Plinio, jefe de la guardia municipal, y don Lotario, el albéitar, mezcla de Watson y Sancho Panza. La pericia del narrador funde en esta última aventura de Plinio la realidad del paisaje manchego con la fantasía de la peripecia inverosímil, y la ironía con el misterio finalmente resuelto con sentido común y conocimiento de los hombres. Al fondo, como siempre en García Pavón, Cervantes, el humor y la melancolía y el estilo cuidado y ajeno a la afectación. Como en el Quijote de 1615, un Plinio crepuscular, cada vez más taciturno, tiene que ser animado constantemente por don Lotario.



Jorge Luis Borges.
Cuentos completos.
Lumen. Barcelona, 2011.

Igual que su poesía, la obra narrativa de Jorge Luis Borges describe una trayectoria parabólica ascendente o sugiere el trazado de una alta cordillera. Su último cuento, La memoria de Shakespeare, es una de sus cimas, pero hay otras como El jardín de senderos que se bifurcan, Las ruinas circulares, La Biblioteca de Babel o El libro de arena. Y macizos centrales como El Aleph.
Como Quevedo, como Shakespeare, como Proust, Borges es una literatura dentro de otra literatura, un universo habitado por sombras y presencias decisivas. O, para decirlo con sus propias imágenes, un aleph, un centro en el que confluyen el pasado y el futuro, los vivos y los muertos, la realidad y la ficción, los espejos y el sueño, la vida y la literatura, los laberintos y las bibliotecas, el puñal y la filosofía, el tiempo y la escritura. El mundo, en suma, en una de las representaciones más estilizadas y perennes de la literatura del siglo XX.

Miguel de Unamuno.
Cuentos completos.
Edición de Óscar Carrascosa Tinoco.
Páginas de Espuma. Madrid, 2011.

En los cuentos de Unamuno está todo Unamuno, toda su heterodoxia, todo su asistematismo y también toda su coherencia de pensamiento, afirma Óscar Carrascosa en el prólogo a la edición de los Cuentos completos de Unamuno que ha preparado para Páginas de Espuma.

Se reúne así en un volumen el corpus de los cuentos del autor de Niebla. Ochenta y siete relatos que Unamuno afrontó como un ejercicio de libertad creadora. Porque para él el cuento es una forma intermedia entre la novela o la nivola y la poesía, una creación que comparte con frecuencia territorio con el ensayo. En estos cuentos, alguno de los cuales aparece por primera vez en un libro, está resumido el núcleo temático del resto de su obra, su universo existencial, sus inquietudes estéticas y filosóficas, su sentimiento trágico de la vida, la raíz de su mundo literario.



Ramiro Pinilla.
Los cuentos.
Tusquets. Barcelona, 2011.

Recientemente explicaba Ramiro Pinilla que lo mejor de su obra son algunos de sus cuentos, por encima incluso de la monumental trilogía Verdes valles, colinas rojas. Y daba una clave: la intensidad sostenida de la forma narrativa breve es más exigente que el universo expansivo de la novela.

Los trece relatos que acaba de publicar Tusquets en el volumen Los cuentos son la recuperación de los dos libros de cuentos -revisados para esta edición definitiva- que Ramiro Pinilla publicó en los años setenta: Recuerda, oh, recuerda y Primeras historias de la guerra interminable.

Con una potencia narrativa en la que emerge el mejor Ramiro Pinilla, los ocho relatos de este último –de Julio del 36 a Gernika- resumen la mirada del autor hacia el horror de la guerra, la zozobra de los vencidos y la represión de la posguerra. En estos cuentos están no sólo algunas de las mejores páginas de su obra, sino el germen narrativo del espacio novelístico de Getxo, de los conflictos humanos que surgen en aquella tierra convulsa y de personajes como los Baskardo, que desempeñarían un papel central en su memorable trilogía. Algunos de estos relatos muestran una potencia narrativa tan torrencial, como la del protagonista de Gernika, que se propone ganar la Copa del Generalísimo sólo para echarse a la cara al asesino de su padre y vengar su muerte.




Manuel Longares.
Las cuatro esquinas.
Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores.
Barcelona, 2011.

En una España en la que empezaba a amanecer, el 23 de noviembre del cuarenta y tantos, se sitúa El principal de Eguílaz, el primero de los cuatro relatos que componen Las cuatro esquinas, el último libro de Manuel Longares que acaba de publicar Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores.

En ese Madrid de los amaneceres con fusilamientos sumarios y en la glorieta de Bilbao se cruzan los señoritos juerguistas que han ganado la guerra y vienen de recogida, con los obreros que salen a esa hora a trabajar. Y muy cerca de allí se producen las apariciones de una Virgen que huele a boniato.

1940, 1960, 1980, 2000 son las cuatro décadas en las que transcurre este retablo narrativo, estos cuatro relatos que recorren las cuatro edades del hombre a través de cuatro momentos de la historia de la sociedad española contemporánea. Un retablo habitado por cuatro tipos de personajes: los súbditos de la posguerra, la juventud inconformista de los sesenta, las víctimas y los verdugos en los años de la transición y los ancianos preocupados por el más allá.

La miseria, la ingenuidad, la perfidia y la transcendencia caracterizan cada uno de esos cuatro momentos, cada uno de los cuatro episodios de estas cuatro esquinas que trazan el mapa de la España reciente. Un mapa trazado con la sutileza narrativa de Manuel Longares, con su mirada crítica, compasiva y profunda, y con una de de las prosas de más calidad de la literatura española contemporánea.




Hans Magnus Enzensberger.
Hammerstein o el tesón.
Traducción de Daniel Najmías.
Anagrama. Barcelona, 2011.

Hammerstein o el tesón, de Hans Magnus Enzensberger, que será uno de los autores invitados en la Feria del Libro de Madrid, es una brillante muestra de literatura documental, a medio camino entre la biografía, el ensayo y la novela.

Lo publica Anagrama y toma como punto de partida la biografía del barón Kurt von Hammerstein-Equord, el general que estuvo al mando del ejército alemán desde 1930 hasta el triunfo del proyecto de Hitler en 1933. Como indica el subtítulo, es una historia alemana que tiene como centro a aquel militar que se opuso al nazismo, pero va más allá del relato biográfico para profundizar en las claves históricas que explican doce años de terror en la Alemania nazi y es también una reflexión sobre la identidad histórica y cultural europea. Entre la realidad y la ficción, entre el análisis documental y la reconstrucción novelística, Hammerstein o el tesón está escrito además con el acreditado talento narrativo y la habitual agudeza intelectual de uno de los grandes escritores de la Europa actual.



Cuentos memorables
según Jorge Luis Borges

Alfaguara. Madrid, 2011.

El 26 de julio de 1935, en la revista El Hogar, Borges escribía sobre un relato de May Sinclair -Donde su fuego nunca se apaga- que le parecía el cuento más memorable que había leído.

Mencionaba en aquel artículo otros once relatos que completaban la lista de los mejores cuentos de la literatura universal. Para conmemorar los veinticinco años de la muerte de Borges, Alfaguara recoge en un volumen esos doce magníficos relatos. Además del de May Sinclair, El escarabajo de oro, de Poe; Los expulsados de Poker-Flat, de Francis Bret Harte; El corazón de las tinieblas, de Conrad; El jardinero y El cuento más hermoso del mundo, de Kipling; Bola de sebo, de Maupassant; La pata de mono, de W. W. Jacobs; El dios de los gongs, de Chesterton; la Historia de Abdula, el mendigo ciego, de Las mil y una noches; Los regalos perfectos, de O’Henry y De lo que aconteció a un deán de Santiago con don Illán, el gran mago que vivía en Toledo, de Don Juan Manuel.



Joseph Conrad.
Un paria de las islas.
Traducción de Adrià Edo Moreno.
Barataria. Barcelona, 2011.

Fue la segunda novela de Conrad. Ambientada en el archipiélago malayo, hay en ella aventura, intriga y misterio, pero también un análisis de la maldad, la deshonestidad o la traición. Por esos temas y esa bajada a lo más oscuro e insondable de los comportamientos humanos, Un paria de las islas – “la más tropical de mis novelas orientales”- prefigura el territorio narrativo de Conrad. está aquí ese mar que tal vez debido a su salinidad, endurece por fuera, pero conserva la dulzura en el núcleo del alma de los que lo sirven.

La buena acogida crítica que tuvo transformó a aquel marino que escribía en un escritor profesional. Era 1897 y Conrad tenía cuarenta años y la firme determinación de dedicarse a escribir novelas con las que buscaba dos cosas: obtener reconocimiento público y exorcizar sus demonios personales y familiares.

Barataria la publica con una nueva y muy cuidada traducción de Adrià Edo Moreno.


BOLSILLO



Alberto Manguel.
Conversaciones con un amigo.
Traducción de Pedro B. Rey.
Páginas de Espuma /La Compañía. Madrid , 2011.


Las Conversaciones de Alberto Manguel con su amigo el editor francés Claude Rouquet, que ha escrito la introducción de este libro, “una jam session en el contexto de una fabulosa biblioteca.” Un cruce constante de vida y literatura, de memoria autobiográfica y presente. El repaso de una vida hecha de lugares -Buenos Aires, Canadá, Israel, Estados Unidos, Milán, Barcelona, París, Tahití, Mondion-, de libros leídos y escritos. La Guía de lugares imaginarios, la literatura fantástica, el amor y la muerte, Una historia de la lectura, la Biblioteca de noche... Un espléndido repaso por la vida, las lecturas y la obra de Manguel. Lo publica en España Páginas de Espuma en coedición con la editorial argentina La Compañía.



José Manuel Caballero Bonald.
Somos el tiempo que nos queda.
Obra poética completa (1952-2009).

Austral. Madrid, 2011.

La remozada colección Austral acaba de poner en las librerías en una cuidada y manejable edición de bolsillo, la obra poética completa de Caballero Bonald, que incorpora su última entrega, La noche no tiene paredes. Memoria y palabra, música y matemática, imagen y conocimiento, tiempo y paisaje son algunas claves de una de las trayectorias poéticas más brillantes y ambiciosas de la segunda mitad del XX que prolonga su vitalidad y sus hallazgos en esta primera década del siglo XXI. Atroz historia venidera, / ¿en qué manos estamos, cuántas trampas / tendrá que urdir la vida para seguir viviendo?


Pío Baroja.
La busca. Mala hierba. Aurora roja.
Edición de Juan María Marín Martínez.
Cátedra Letras Hispánicas. Madrid, 2011.

- Guardemos en nuestros corazones la memoria del amigo que acabamos de enterrar. Era un hombre, un hombre fuerte con un alma de niño... Pudo alcanzar la gloria de un artista, de un gran artista, y prefirió la gloria de ser humano. Pudo asombrar a los demás, y prefirió ayudarlos... Entre nosotros, llenos de odios, él sólo tuvo cariños; entre nosotros desalentados, él sólo tuvo esperanzas. Tenía la serenidad de los que han nacido para afrontar las grandes tempestades. Fue un gran corazón, noble y leal...; fue un rebelde, porque quiso ser un justo.Conservemos todos en la memoria el recuerdo del amigo que acabamos de enterrar..., y nada más. Ahora, compañeros, volvamos a nuestras casas a seguir trabajando.
Los sepultureros comenzaron a echar con presteza paletadas de tierra, que sonaron lúgubremente. Los obreros se cubrieron y, en silencio, fueron saliendo del camposanto. Luego, por grupos, volvieron por la carretera hacia Madrid. Había oscurecido.

Así cerraba Baroja en diciembre de 1904 Aurora roja, la novela que completaba su trilogía La lucha por la vida. Un Baroja imprescindible que Cátedra reúne en un estuche con los tres tomos de la edición preparada por Juan María Marín Martínez.



Vauvenargues.
Reflexiones y máximas.
Traducción de Manuel Machado.
Prólogo de José Luis García Martín.
Renacimiento. Sevilla, 2011.

Confundidos a menudo con filósofos, los moralistas franceses no aspiraban a crear un sistema cerrado de pensamiento, sino que preferían habitar en el fragmento, en la intuición abierta, en lo concreto y la experiencia de lo vivido. En este tipo de literatura importa mucho la concisión, pero más aún el ingenio, la subjetividad y la agudeza de su mirada profunda sobre el hombre y la sociedad.

El marqués de Vauvenargues, uno de sus más destacados cultivadores del género, representa el paso del pesimismo barroco a la racionalidad del siglo de las luces. Más que optimismo, lo que hay en él es una comprensión benévola e indulgente de la realidad. En su colección A la mínima, Renacimiento recupera la traducción que hizo Manuel Machado en 1914 de sus Reflexiones y máximas: Si no se escribe porque se piensa, es inútil pensar para escribir.



Enrique Vila-Matas.
Dublinesca.
DeBolsillo. Barcelona, 2011.

La última novela de Enrique Vila-Matas es una de las entregas con las que Debolsillo inaugura la Biblioteca Vila-Matas. Dublinesca es una obra mayor que engancha al lector desde la primera página y le lleva desde el sueño premonitorio de Samuel Riba, un editor retirado, al Dublín del Ulysses para celebrar el Bloomsday. Una teoría de la novela y un funeral por la literatura que tiene algo de epifanía. Porque, como en los Cuartetos de Eliot, en su final está su principio: Quizá tiene razón Dublín. Y puede, además, que sea verdad que hay focos de espacio y tiempo conectados entre sí, focos entre los que podemos viajar los denominados vivos y los denominados muertos y de ese modo encontrarnos.



Alfonso Vázquez.
Livingstone nunca llegó a Donga.
Prólogo de Luis Alberto de Cuenca.
Breviarios de Rey Lear. Madrid, 2011.

Es la primera enciclopedia ilustrada de bolsillo sobre la inaccesible República Democrática de Donga, en el corazón del África negra. La publica Rey Lear y la ha escrito Alfonso Vázquez, que aclara su etimología y analiza su sistema político, describe su fauna y su flora, su clima y su agricultura. La literatura, la música, el ejército y la arquitectura, la filosofía y los deportes de un país que pertenece “al vasto territorio de los sueños.” El humor y la parodia, la imaginación y la ironía recorren este libro y el prólogo minucioso y autobiográfico que ha escrito para la ocasión Luis Alberto de Cuenca.



J. D. Salinger.
Nueve cuentos.
Traducción de Elena Rius.
El libro de bolsillo. Alianza. Madrid, 2011.


De Un día perfecto para el pez plátano a Para Esmé, con amor y sordidez o El periodo azul de Daumier-Smith, nueve relatos que Salinger publicó en 1948. Con la tragedia reciente de la Segunda Guerra Mundial al fondo, sus protagonistas suelen proyectar su mirada adolescente, femenina o infantil sobre un paisaje de incertidumbre, de pérdidas y destrucción. Salinger había visto de cerca ese paisaje en el desembarco de Normandía y en la liberación de los campos de exterminio. Nueve historias tan intensas como El guardián entre el centeno, tan opacas a veces como la vida pública de Salinger, que escribió en todas ellas la trama de un secreto. Las reedita en bolsillo Alianza con una espléndida traducción, llena de sutileza, de Elena Rius.


Hans Keilson.
Una comedia en tono menor.
Traducción de Carles Andreu.
Editorial Minúscula. Barcelona, 2011.

Nunca más encontraría a Nico en lo alto de las escaleras, esperando a que ella le llevara el periódico. Ya no esperaría nada. Había esquivado la muerte por causa externa: la otra muerte, la que le venía de dentro, le había ahorrado esa posibilidad. En una habitación muere en secreto un hombre escondido mientras fuera la aviación bombardea la ciudad. Es la Segunda Guerra Mundial en una ciudad de la Holanda ocupada y el hombre que muere, un judío vendedor de perfumes, había sido acogido por una pareja. A partir de ese inicio, los matices sutiles del comportamiento, la naturaleza irrepetible de lo trivial, la conmovedora tragedia grotesca de la vida invaden la vida rutinaria de Win y Marie. La soledad y la incertidumbre del refugiado con el nombre falso de Nico. El miedo, la tristeza, la esperanza y la frágil altura de los héroes. Tras la revelación asombrosa de La muerte del adversario, Una comedia en tono menor (1947), que publica Minúscula en su colección Alexanderplatz con traducción de Carles Andreu, es una confirmación de la altura literaria y la profundidad moral de Hans Keilson.


Ian McEwan.
Expiación.
Traducción de Jaime Zulaika.
Compactos Anagrama. Barcelona, 2011.

Diez años después de su primera edición en Londres y de su casi inmediata traducción al español, Compactos Anagrama reedita en formato de bolsillo Expiación, una de las novelas más leídas de los últimos años. El amor, la guerra y la literatura, la traición, el silencio y la sorpresa en un entramado técnico perfecto armado con una prosa de alta calidad. Una novela que funciona como un mecanismo de relojería o como un corazón en forma. La mejor demostración de su calidad es que la adaptación cinematográfica, aun conservando cierta dignidad, está muy por debajo del espléndido texto de McEwan y nunca alcanza a reflejar la intensidad emocional del original ni la sutileza del perfil sicológico de los personajes y de su complejo comportamiento. Dentro de un siglo, si sigue habiendo lectores de novelas, Expiación será uno de los clásicos de la narrativa del siglo XXI.




Mario Vargas Llosa.
La orgía perpetua.
Flaubert y Madame Bovary .

Punto de lectura. Madrid, 2011.

Mario Vargas Llosa pertenece a ese tipo de creadores que, como Auden, Valéry, Eliot o Gil de Biedma, sin descuidar el método, aplican una mirada especial al análisis literario y buscan el corazón de la creación, la obra viva, las claves de lectura y escritura que salen en busca del lector total, en paralelo a la creación total.

En La orgía perpetua. Flaubert y Madame Bovary, Vargas Llosa completó uno de sus ensayos más celebrados sobre una novela fundacional que presenta como modelo de obra clausurada, de libro círculo y como reflejo de la rebelión individual frente a la sociedad. Madame Bovary es, además de una creación esencial que inaugura la novela moderna, una obra que cambió la vida del Nobel peruano y le abrió múltiples caminos narrativos:

Cada vez que la he releído, de principio a fin o fragmentos, he gozado infinitamente, por la solidez de su construcción, la limpieza y eficacia de su estilo y las interminables sugerencias y ramificaciones que despierta la intensa y trágica historia de esa campesinita normanda que quiso vivir todas las aventuras que cuentan las novelas y lo pagó tan caro.

En principio se editó como prólogo a la traducción de Consuelo Berges en Alianza. Ahora reedita este brillantísimo ensayo en formato de bolsillo Punto de Lectura.


POESÍA



Jorge Luis Borges.
Poesía completa.
Lumen. Barcelona, 2011.


Ser en la vana noche /el que cuenta las sílabas, dejó escrito en uno de los tankas de El oro de los tigres Jorge Luis Borges, cuya Poesía completa acaba de publicar Lumen en una cuidada edición en tapa dura. Una poesía mayor en la literatura en español en la que conviven el pensamiento y la revelación, la memoria y el relato, los espejos y los tigres, los laberintos y las pesadillas, la lluvia vespertina en el arrabal de Palermo y las mitologías escandinavas.

Una poesía poblada por las sombras de la ceguera y las imágenes potentes, por el flujo narrativo del alejandrino o el estremecimiento contenido del soneto. Desde Fervor de Buenos Aires (1923), que contiene entre líneas el germen de su poesía posterior, hasta Los conjurados (1985), con que la culminó asombrosamente, El hacedor, Elogio de la sombra, La moneda de hierro o El oro de los tigres recogen sucesivamente “los diversos o monótonos Borges”- las palabras son del Prólogo que escribió para esta Poesía completa el poeta irrepetible que murió hace ahora un cuarto de siglo.




Félix Grande.
Biografía.
Prólogo de Ángel Luis Prieto de Paula.
Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores.
Barcelona, 2011.

Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores publica Biografía, la obra poética de Félix Grande desde 1958 hasta la actualidad, con prólogo -"Huesos de la calamidad, gasas de la misericordia"- de Ángel Luis Prieto de Paula. Desde Taranto, homenaje a César Vallejo, hasta el reciente e inédito La cabellera de la Shoá, pasando por Blanco spirituals, Puedo escribir los versos más tristes esta noche o Las rubáiyátas de Horacio Martín, Félix Grande ha completado una de las obras más potentes y renovadoras de la poesía española contemporánea. Una obra escrita con un compromiso indomable con el lenguaje y con la ética.

Esta edición revisada de Biografía incorpora el reciente e inédito La cabellera de la Shoá, un largo e intenso poema sobre los mil novecientos cincuenta kilos de pelo cortado a las mujeres deportadas al campo de exterminio de Auschwitz (¿Oís la llamada?).

La cabellera de la Shoá es, además de un estremecido poema mayor del más reciente Félix Grande, una contestación explícita a Adorno, porque escribir después de Auschwitz no sólo es posible, sino también más necesario e imprescindible que antes de Auschwitz: (¿Ustedes saben escuchar?).



Konstantino Kavafis.
El resplandor del deseo.
Antología poética.

Edición de José María Álvarez.
Renacimiento. Sevilla, 2011.

Renacimiento recupera en una esmerada edición la traducción de la poesía de Kavafis que publicó José María Álvarez en 1976. La única novedad de esta amplia antología hecha a partir de aquella Poesía completa de Kavafis es la incorporación a modo de pórtico de L’Ebat des anges, un poema de su reciente Los obscuros leopardos de la luna en el que evoca al poeta en las calles de Alejandría, la capital del recuerdo –como la definió Forster-, la ciudad portuaria, decadente y cosmopolita en la que nació y murió el poeta el mismo día, el 29 de abril (1863-1933). Un poeta reescribe a otro: orgulloso de haber recibido, aunque fuese un momento, / la imagen de la belleza perfecta.




Juan Bernier.
Poesía completa.
Prólogo y edición de Daniel García Florindo.
Pre-Textos. Valencia, 2011.

Con motivo del centenario de Juan Bernier (1911-1989), Pre-Textos acaba de publicar dos volúmenes que recogen la obra de quien fue el mayor de los amigos (García Baena, Ricardo Molina, Julio Aumente) que fundaron Cántico en 1947: el Diario (1918-1947) -que aparece íntegro por primera vez en una edición cuidada y prologada por Juan Antonio Bernier, sobrino-nieto del poeta y poeta él también- y la Poesía completa, un volumen que recoge sus cuatro libros de poesía, además de dos decenas de textos sueltos que habían ido apareciendo sueltos en revistas.

Entre Aquí en la tierra (1948) y En el pozo del yo (1982), Juan Bernier fue el más expresionista y desgarrado de los poetas de Cántico, el de expresión más atormentada. El epicureísmo hedonista, la exaltación del cuerpo, la añoranza de una mítica Edad de Oro en el paisaje andaluz, Córdoba y Málaga, el vitalismo escéptico recorren una poesía atravesada por la compasión pagana de Bernier que evoca en su prólogo el responsable de la edición, Daniel García Florindo. Entre la oración y el deseo, escribió versos como este: Permitid, Señor, un poco de lujuria en este mundo.


Juan Ramón Jiménez.
Arte menor.
Edición crítica, introducción y notas
de José Antonio Expósito Hernández.
Ediciones Linteo. Orense, 2011.

En su espléndida y cuidada colección de poesía, la editorial Linteo recupera Arte menor, un inédito de Juan Ramón Jiménez que apareció parcialmente en su Segunda antología y que permanecía manuscrito en los archivos de Juan Ramón en Puerto Rico. Está en este libro aún el poeta sensitivo de la primera época, que llevaba evolucionando diez años hacia la depuración y pasaba aquí, como en el siguiente Baladas de primavera, del largo verso modernista al verso corto de la canción asonantada para hablar del amor, la naturaleza y la muerte, de la melancolía y el tiempo: El silencio, todo,/ el silencio: nada./ Vida de la muerte,/ muerte de la vida./ Alma sin su cuerpo,/ cuerpo sin su ala.

Una poesía neopopularista que ejercería una influencia decisiva en los primeros libros del 27 y que va preparando el camino hacia la poesía esencial de su segunda época. Como ya hizo esta misma editorial con las recuperaciones de Ellos, Libros de amor y La frente pensativa que realizó José Antonio Expósito Hernández, el volumen lleva en su portada una viñeta del propio Juan Ramón y contiene, además de la edición crítica, un álbum fotográfico y documentos autógrafos.


El pájaro y la flor.
Mil quinientos años de poesía clásica japonesa.
Edición bilingüe e ilustrada de Carlos Rubio.
Alianza Literaria. Madrid, 2011.

Mil quinientos años de poesía japonesa se recogen en esta edición bilingüe e ilustrada que ha preparado para Alianza Literaria el profesor Carlos Rubio, autor de la traducción y de un excelente prólogo que explora las claves de una poesía que en Japón ocupa también el territorio de la filosofía y la teología.

Un bonsai representativo de ciento setenta y cuatro textos comentados: el viento de otoño en las hojas caídas, la nieve en las alas quietas del pato, los pinos en las islas soñadas, el presente momentáneo captado en el vuelo huidizo del poema, la delicada sensorialidad de los versos pensados para la canción, la breve levedad de la sugerencia a través de la armonía de lo visible y lo invisible, la profunda sencillez de la vida: ¡Ah, el alma de la flor!


Jaime Siles.
Cenotafio.
Antología poética (1969-2009).
Edición de Sergio Arlandis.
Cátedra Letras Hispánicas. Madrid, 2011.

Precedida de un amplio estudio introductorio de Sergio Arlandis, Cátedra Letras Hispánicas publica Cenotafio, una antología que propone un recorrido por cuarenta años de creación poética de Jaime Siles (Valencia, 1951). Desde el inaugural Génesis de la luz hasta los recientes y simultáneos Actos de habla y Desnudos y acuarelas, pasando por libros centrales como Música de Agua, el mundo poético de Siles, como explica el antólogo, no sólo ha construido una identidad, sino también un lenguaje que la define. Tradición y ruptura, palabra y realidad, pensamiento y sentimiento de quien ha explicado que el yo es un producto del lenguaje y ha definido su poética en uno de sus versos: Establecí mi patria en las palabras.


Carles Riba.
Elegías de Bierville.
Edición bilingüe.
Traducción y prólogo de
Marta López Vilar.
Libros del Aire. Jardín Cerrado. Madrid, 2011.

A finales de enero de 1939, Carles Riba (Barcelona, 1893-1959), poeta, catedrático de griego, católico y republicano, atravesaba la frontera de Francia camino del exilio en un penoso viaje compartido con Antonio Machado.

Aquel viaje y aquella frontera que lo reducía a la condición de desterrado marcaban una línea roja, delimitaban un antes y un después en la vida y la poesía de Carles Riba, que rememoraba aquel trauma diez años después, en el prólogo a la segunda edición de sus Elegías de Bierville, uno de los libros más bellos y más intensos de la poesía europea del siglo XX. Fue una experiencia que me sumergió de lleno dentro del sentimiento del exilio. Entré en él como en la muerte. Y así, en aquel antiguo molino de Bierville, se inicia una aventura espiritual y literaria que le permitirá remontarse desde la nada hacia sí mismo en un viaje de regreso en el que le asisten Ulises y Orfeo, en un viaje interior del juego al fuego, de la superficialidad de la vanguardia a la transcendencia y a la honda comprensión del mundo y de sí mismo. Un viaje, por cierto, similar al que realiza la cultura europea tras las experiencias postraumáticas de las dos guerras mundiales.




José Corredor-Matheos.
Desolación y vuelo.
Tusquets. Barcelona, 2011.

José Corredor-Matheos reúne en Desolación y vuelo sesenta años de escritura poética intensa, solitaria y exigente. El volumen, publicado por Tusquets, muestra la evolución y la coherencia de la obra de un autor que ha ido construyendo, casi en secreto, un universo poético propio a través de un constante proceso de estilización y despojamiento, de búsqueda de lo esencial que lo ha colocado cerca de las poéticas del silencio y de la poesía oriental. La poesía se convierte en Corredor-Matheos en un ejercicio de olvido y silencio, de contemplación y transparencia, de sabiduría y desasimiento dejando que las sombras/ se mezclen con la luz. Un ejercicio de fusión del yo y de la poesía en el paisaje: Que escriba sola./ Deja volar la pluma/ en el paisaje.



X. L. Méndez Ferrín.
Poesía fundamental (1976-2005).
Edición bilingüe.
Traducción al castellano y notas
de Eloísa Otero y Manuel Outeiriño.
Prólogo de Antonio Gamoneda.
Epílogo de Manuel Outeiriño.
Calambur Poesía. Madrid, 2011.

Un prólogo de Antonio Gamoneda (Ferrín, Ferrín) y un epílogo de Manuel Outeiriño, autor con Eloísa Otero de la traducción y las notas, enmarcan la magnífica edición de la Poesía fundamental de X. L. Méndez Ferrín, seguramente el mejor escritor gallego en verso y prosa de los últimos treinta años, que acaba de publicar Calambur.

Y treinta años de poesía recoge este amplio tomo bilingüe que reúne cinco libros (Con pólvora e magnólias (1976); Poesía enteira de Heriberto Bens (1980); O fin dun canto (1982); Erótica (1992); Estirpe (1994) y Contra Maquieiro (2005).

En estos cinco libros, espléndidamente traducidos y anotados con inteligencia y sensibilidad por Eloísa Otero y Manuel Outeiriño, está el universo literario del poeta y la potencia verbal de sus versos. Comprometido con su país y con su lengua, la voz poética de Méndez Ferrín -poeta cimarrón en palabras de Manuel Outeiriño- mezcla la crítica social y la evocación del pasado, suma lo culto y lo popular, la vida y la literatura, la nostalgia del mito y la voluntad combativa: un gesto de insistente constancia frente a lo adverso.


María Victoria Atencia.
Como las cosas claman.
Antología poética 1955-2010.
Prólogo de Guillermo Carnero.
Renacimiento. Sevilla, 2011.

Levanté con los dedos el cristal de las aguas, /contemplé su silencio y me adentré en mí misma.

María Victoria Atencia, autora de una de las obras poéticas más altas y delicadas de los últimos cincuenta años, reúne en Como las cosas claman, que publica Renacimiento, una antología de su poesía entre 1955 y 2010. Desde los Cuatro sonetos hasta el muy reciente El umbral, la de María Victoria Atencia es una obra de intensa vibración emocional y palabra contenida. Su ámbito, explicó María Zambrano, es la perfección sin historia, sin angustia, sin sombra de duda.

La elegancia, la armonía y la serenidad de su palabra son un ejercicio constante de hondura meditativa, contemplación estética y búsqueda de trascendencia. Esta bellísima antología, prologada por Guillermo Carnero, resume un itinerario poético singular dentro de la poesía española contemporánea, una trayectoria marcada por su exigencia y el voluntario distanciamiento de los usos y los gustos más comunes de su contexto literario.



ENSAYO


Jordi Gracia y Domingo Ródenas.
Historia de la literatura española.
7. Derrota y restitución de la modernidad 1939-2010.

Crítica. Barcelona, 2011.

Derrota y restitución de la modernidad han titulado Jordi Gracia y Domingo Ródenas el séptimo volumen de la Historia de la literatura española que viene publicando la editorial Crítica bajo la dirección de José-Carlos Mainer. En un voluminoso tomo de mil doscientas páginas, articulado en los tres apartados comunes a todo el proyecto (Historia y sistema literario, Autores y obras y Textos de apoyo), Jordi Gracia y Domingo Ródenas integran en una visión de conjunto los últimos setenta años de cultura y literatura en España.

Como en el resto de los volúmenes de esta renovadora Historia de la literatura española, se relacionan textos y contextos, literatura e historia, autores y obras en torno a tres momentos: la posguerra, la restitución de la modernidad y la posmodernidad. Una visión de conjunto nueva y poliédrica, que asume riesgos inevitables pero traza en conjunto el panorama completo de una época compleja, problemática y confusa, pero decisiva para que la literatura española haya recuperado el tren tantas veces perdido de la modernidad.



Norman Lebrecht.
¿Por qué Mahler?
Cómo un hombre y diez sinfonías cambiaron el mundo.

Traducción de Bárbara Zitman.
Alianza Música. Madrid, 2011.

¿Por qué Mahler? ¿Por qué su música nos afecta tanto? ¿Escuchamos lo que él pretendía o un producto de la interpretación? ¿Por qué Mahler nos hace llorar? ¿Dónde colocamos a Mahler entre los grandes compositores?, se pregunta Norman Lebrecht en el prólogo del libro que acaba de publicar Alianza Música para conmemorar el centenario de la muerte de un hombre cuyas diez sinfonías cambiaron el mundo.

Igual que el prólogo, el libro de Lebrecht está lleno de preguntas y de respuestas e incitaciones para encontrarse con el músico y su obra. Un meticuloso recorrido narrativo por la biografía del artista, por las circunstancias de su vida y su época, por su relación con Alma y sus angustias personales, por sus dudas y su plenitud creativa. Una iluminación apasionada del mundo intenso de Mahler, la mejor introducción al universo inabarcable de quien sabía que su tiempo llegaría después de su muerte.




Poe, Baudelaire, Mallarmé, Valéry, Eliot.
Matemática tiniebla.
Genealogía de la poesía moderna.

Idea, selección y prólogo de Antoni Marí.
Traducción de Miguel Casado y Jordi Doce.
Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores. Barcelona,, 2011.

En una matemática tiniebla dejó retratado a Poe el Canto general de Pablo Neruda. Ese aparente oxímoron resalta la paradoja del escritor alucinado y visionario que proyectó su lucidez y su premeditación en el análisis de los mecanismos del cuento y la poesía. En este volumen preparado por Antoni Marí que acaba de publicar Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores se reúnen cuatro textos de Poe sobre la poesía, la composición y el poder de las palabras y otros veinticinco ensayos de Baudelaire, Mallarmé, Valéry y Eliot que se reúnen por primera vez en un solo libro.

La cadena crítica que arranca de Poe y de su decisiva influencia –más en la teoría poética que en su práctica- es más que evidente en la configuración de la poesía contemporánea, desde el simbolismo y su profeta norteamericano hasta el modernismo de Eliot, otro norteamericano incorporado por voluntad y por destino a la tradición europea. Los treinta textos que reúne el volumen constituyen un corpus teórico esencial para entender las claves de la tradición poética europea del siglo XX que fijan unos cuantos poetas fundamentales que ejercieron la crítica desde dentro de la poesía y sembraron el germen de la poesía contemporánea.


Sergio Pitol.
Una autobiografía soterrada.
Anagrama. Barcelona, 2011.

Con cinco textos que están a medio camino entre el diario, el ensayo y el relato, y una conversación con Carlos Monsiváis construye Sergio Pitol Una autobiografía soterrada, que acaba de publicar Anagrama. Subtitulado Ampliaciones, rectificaciones y desacralizaciones, es el último libro de Sergio Pitol, que cierra con él una prolongada trayectoria literaria que a lo largo de medio siglo ha dejado obras memorables como El arte de la fuga o El mago de Viena.

Y de memoria y literatura trata fundamentalmente esta autobiografía que es también una reflexión lúcida sobre la técnica del cuento, una evocación de sus lecturas formativas y sus experiencias personales, de sus viajes y sus recuerdos, de su evolución literaria de su admiración por Chejov (el mejor escritor de Rusia) o por Borges, que inventó una literatura propia. Una iluminación potente sobre su vida y su literatura y una serie de reflexiones a las que el lector asiste como un testigo privilegiado. Esta autobiografía soterrada es el testamento vital y literario de Pitol, que deja aquí cláusulas como esta: Escribir ha sido para mí (...) dejar un testimonio personal de la mutación constante del mundo.




Edith Wharton.
Escribir ficción.
Traducción y prólogo
de Amelia Pérez de Villar.
Páginas de Espuma. Madrid, 2011.

Los ensayos que la novelista norteamericana publicó en la revista Scribner’s a mediados de los años veinte sobre el cuento y la novela, sobre la técnica narrativa en la creación literaria, sobre los personajes y la situación o sobre la presencia de esos rasgos y técnicas en Proust. Uno de los primeros manuales de escritura creativa cuya sencillez, rigor y valor didáctico destaca Amelia Pérez de Villar en su prólogo. Un manual lúcido y asequible con cinco ensayos englobados bajo el rótulo Escribir ficción, al que se añade otro artículo, "El vicio de leer". En sus páginas se reconocerán muchos lectores cuando vean afirmaciones como esta: El lector mecánico es esclavo de sus marcapáginas /…/ El lector nato es su propio marcapáginas.




Santos Zunzunegui.
Orson Welles.
Cátedra Signo e imagen. Madrid, 2011.

Las cosas que hemos visto, sir John, decía memorablemente master Shallow en Campanadas a media noche, la espléndida adaptación de cinco textos de Shakespeare que Orson Welles rodó en España a finales de 1964. Si Shakespeare le daba las palabras, Welles ponía toda su genialidad como director y su físico rotundo como actor para encarnar a Falstaff, que nunca fue más Falstaff que cuando fue Welles. Ni Welles fue más Welles que cuando fue Falstaff. Ni Shakespeare fue más Shakespeare que cuando lo reescribió y lo dirigió Welles.

Santos Zunzunegui propone en este volumen un repaso completo y riguroso por el cine de Orson Welles, el director más importante de la historia del cine. Ciudadano Kane, El cuarto mandamiento, La dama de Shanghai, Sed de mal; sus reconstrucciones del Shakespeare trágico (Macbeth, Othello) o su relectura de El proceso de Kafka son cimas creativas que hicieron del cine una alta manifestación artística. Fue un genio absoluto que dirigió y escribió entre la incomprensión de una industria que acabó marginándolo y unas propuestas visionarias que no admitían la palabra imposible. Las cosas que hemos visto, sir Orson.


Antonio Rivero Taravillo.
Luis Cernuda.
Años de exilio (1938-1963)

Tusquets. Barcelona, 2011.

La segunda parte de esta biografía que está llamada a ser la definitiva de Luis Cernuda se inicia cuando el poeta llega a París en febrero de 1938 para iniciar un peregrinaje que le llevaría a Inglaterra, a Estados Unidos y a México, su segunda patria. De esta experiencia traumática e intensa, de sus contradicciones y sus tensiones, de su fragilidad y su aspereza, saldría lo mejor de la obra de uno de los poetas fundamentales de la literatura española contemporánea, que hizo del exilio – de España y de sí mismo-y de la soledad su manera de estar en el mundo. Una mitad de luz Otra de sombra /No separadas: confundidas, escribió de él Octavio Paz.
Tras el primer volumen -Luis Cernuda. Años españoles (1902-1938)– estos años que aborda Rivero Taravillo en la segunda entrega de la biografía de Cernuda fueron decisivos en el giro que dio la obra del poeta, que encontró su tono de voz más auténtico en la poesía inglesa. Pero, más allá de esa cuestión personal, libros como Las nubes o Desolación de la quimera estaban marcando el rumbo de la poesía que se escribiría en español a ambos lados del Atlántico. Por eso, así como La realidad y el deseo se puede leer en clave autobiográfica, esta biografía rebasa los límites del género y puede leerse también como una antología representativa del mejor Cernuda.



José Luis Pardo.
Estética de lo peor.
Barataria. Sevilla, 2011.

La sociedad burguesa moderna ha creado la ilusión de que la belleza consiste justamente en construir cosas que no tienen utilidad, que son más sublimes que las útiles, precisamente porque la sociedad burguesa moderna considera que hay algo más sublime que el valor de uso, a saber, el valor de cambio. Esas palabras, que forman parte del prólogo dialogado entre Cipión y Berganza sobre las relaciones entre el arte y todo los demás, anuncian una de las líneas fundamentales de los ensayos que José Luis Pardo ha recopilado en su Estética de lo peor, que publica Barataria en su colección Pasos perdidos.

José Luis Pardo, uno de los ensayistas más lúcidos del panorama filosófico español, reúne en este volumen quince textos dispersos en revistas o en obras colectivas sobre el papel del arte en el mundo contemporáneo, sobre su renuncia a la libertad y su subordinación a la lógica del mercado. Algunos de ellos, como "La carne de las máquinas" o "Los pájaros de la lengua", podrían figurar en cualquier exigente antología de pensadores actuales.

Cees Nooteboom.
Zurbarán.
El pintor del misticismo.
Traducción de María Condor.
Siruela. La Biblioteca Azul / Serie mayor.
Madrid, 2011.

En Zurbarán Cees Nooteboom selecciona cincuenta cuadros del pintor del misticismo para aproximarse al silencio de un tiempo sin tiempo, a una pintura habitada por rostros, cuerpos y objetos de los que emanaba un silencio que, como esos rostros, no es de este mundo.

Noteboom, un escritor de talento y sensibilidad inusuales, conecta la pintura de Zurbarán con la mística española de los siglos XVI y XVII. Porque Zurbarán nació en 1598, cuando moría Felipe II y aquella España imperial en decadencia se encerraba cada vez más en sí misma, en la renuncia y en la espiritualidad. Su biografía es la de un hombre discreto y silencioso. Ese mismo silencio es el que emana de sus cuadros mudos. Y es que si Velázquez pintó el aire, Zurbarán pintó el silencio suspendido de los cuerpos o de las cosas, iluminados siempre por una luz que viene de arriba.

Solamente un hombre modesto y meditativo, como indudablemente fue Zurbarán, pudo pintar así el silencio inabordable que emana de las cosas en sí, escribe Cees Nooteboom en este espléndido libro que publica Siruela.


Luciano Rincón.
Nuestros primeros veinticinco años.
BackList Contemporáneos. Barcelona, 2011.

Cuando empezaba el desarrollismo de los años sesenta la dictadura franquista quiso lavar su imagen con la campaña propagandística de los 25 años de paz. Era aquella una España de 25 años de silencio y de miedo, de voces bajas y de gritos, los de los vencedores y su propaganda tergiversadora de la historia.

Frente a aquellos gritos, la contestación –tan silenciada como se puede suponer- fue este volumen que publicó Ruedo Ibérico en París en 1964. Lo firmaba Luis Ramírez, seudónimo de Luciano Rincón, cuya escritura dolorosa –como recuerda en su prólogo Aránzazu Sarría- suponía el desenmascaramiento crítico de un régimen totalitario y el desmontaje de la maquinaria propagandística que sostenía tres dictaduras (una dictadura personal sin personalidad, una dictadura económica y una dictadura ideológica y administrativa) a la que se sumaba una cuarta, la más destructiva de todas: la dictadura del bostezo.

Yo no puedo escribir sin pasión sobre mí mismo, sobre mi misma tierra y sus dolores - explicaba Luciano Rincón en el libro- Sin pasión, no digo sin objetividad, no digo falseando, no digo disimulando o engañando. Yo no puedo historiar, intento un testimonio. Esta es una crónica vivida, sufrida mejor dicho.

Con la reedición de Nuestros primeros veinticinco años, un libro testimonial y necesario, BackList sigue recuperando algunos de los fondos de aquella meritoria y arriesgada resistencia cultural que se llamó Ruedo Ibérico: El laberinto español de Brenan, el Diario de la guerra de España (Koltsov) o El reñidero español, de Franz Borkenau.



Marc Fumaroli.
La diplomacia del ingenio.
De Montaigne a La Fontaine.

Traducción de Caridad Martínez.
Acantilado. Barcelona, 2011.

Los dieciséis ensayos que Marc Fumaroli reúne en La diplomacia del ingenio, que publica Acantilado con traducción de Caridad Martínez, se centran en la prosa del clasicismo francés del siglo XVII. De Montaigne a La Fontaine, de los últimos Valois a los primeros Borbones, Fumaroli recorre una episodio crucial en la literatura francesa: la configuración de la prosa literaria.

A través de los géneros modernos (ensayos, memorias, correspondencia) esa prosa fija el canon del buen uso de la lengua literaria francesa. Un canon que perdura en la actualidad y combina la claridad y el refinamiento en una prosa sin afectación que refleja el buen hablar y el sentido común. Frente a la agudeza del barroco español, la claridad del arte de la conversación, frente al ingenio elitista y oscuro, el estilo abierto, transparente y socializador pensado para el intercambio entre personas a través de una prosa que pasó a ser a la vez asunto de estado y vínculo social: el tejido conjuntivo de la nación francesa.

No se trataba, por tant, solo de una cuestión de estilo, sino de la construcción de un modelo cultural y social que sería durante décadas el más representativo de la modernidad literaria en Europa.


Ángel Álvarez de Miranda.
La metáfora y el mito.
Edición al cuidado de Pedro Álvarez de Miranda.
Renacimento. Sevilla, 2011.

Intuiciones de la religiosidad primitiva en la obra de Lorca se subtitula esta reedición en Renacimiento de La metáfora y el mito, de Ángel Álvarez de Miranda (1915-1957). Las interferencias entre la poesía y la religión, que surgen de la misma cueva de la intuición primitiva, la expresión de lo numinoso y lo telúrico a través del triple misterio de la sangre, la fecundidad y la muerte en la obra de Federico García Lorca. Y la presencia constante y simbólica de la luna atravesando ese triple misterio, que en Lorca se aborda siempre desde una intuición cifrada en imágenes, desde un sistema metafórico semejante al que explica el mundo desde el mito y la religiosidad arcaica. Porque, como explica el autor de este estudio, el contenido esencial de los poemas de Lorca es una recaída, espontánea e inconsciente, en los mitologemas característicos de la religiosidad naturalística. Pedro Álvarez de Miranda ha cuidado y prologado la edición definitiva de este libro que baja al antro oscuro de la palabra lorquiana e ilumina una parte fundamental de su universo poético.

Santos Domínguez