18/3/19

El templo del Cosmos


Jeremy Naydler.
El templo del Cosmos.
La experiencia de lo sagrado en el antiguo Egipto.
Traducción de María Tabuyo y Agustín López.
Atalanta. Gerona, 2019.

“Nuestra tierra es el templo del cosmos”, le decía Hermes a su discípulo Asclepio en el Corpus Hermeticum. Y de esa frase toma su título el volumen El templo del Cosmos, en el que Jeremy Naydler explora la conciencia y la experiencia de lo sagrado en el antiguo Egipto, a través de “un vasto ciclo cósmico en el que Egipto tiene una importancia simbólica especial, pero que incluye también nuestro propio tiempo de forma particularmente significativa.”

Porque, mientras que los griegos inauguraron la época racional que forma parte de la identidad occidental y de su biografía cultural junto con el monoteísmo judeocristiano, los egipcios mantuvieron la lumbre de una conciencia espiritual anterior a cuya reivindicación quiere contribuir este libro que publica Atalanta con traducción de María Tabuyo y Agustín López.

Así lo explica en el prólogo Jeremy Naydler: 

La biografía tradicional de la mente occidental que ve nuestras raíces en Grecia e Israel no nos ofrece una descripción completa, pues esta debería incluir el mundo del que los griegos y los israelitas se apartaron. El alma de Occidente es más antigua y más sabia de lo que se nos ha hecho creer. En el esfuerzo actual por reclamar la dimensión de profundidad del alma, es necesario, por tanto, que traslademos nuestra perspectiva a la resplandeciente cultura que se encuentra el otro lado del horizonte judío cristiano. Al hacerlo, no sólo empezamos a recuperar el sentido de nuestra identidad fundamental, sino que también logramos una perspectiva más depurada sobre el camino del desarrollo que de manera lenta, pero inexorable, hemos seguido desde aquellos tiempos. 
Egipto nos llama como una parte perdida de nosotros mismos. Cuando nos esforzamos por alcanzar una sensibilidad nueva respecto de los poderes espirituales que impregnan nuestra vida, Egipto reclama cada vez más nuestra atención. Descubrimos que existe un diálogo nuevo y vivo entre la espiritualidad vigente en los tiempos modernos y la del mundo antiguo, pregriego y prejudío.

Pero no se trata de recuperar la espiritualidad de los antiguos egipcios, sino de ser conscientes de que “nuestra conciencia moderna no es igual que la conciencia antigua. Se desarrolla a través de un largo proceso que debemos respetar. Limitarse a abrazar ahora la antigua espiritualidad egipcia sería negar el significado implícito en el extraordinario proceso histórico que constituye la biografía cultural de Occidente.”

Y con esa perspectiva, los capítulos de este libro profusamente ilustrado abordan la reconstrucción de un complejo paisaje metafísico presidido por la luz del sol radiante, por la convivencia del río y el desierto, el oasis del valle del Nilo y la aridez de las Tierras Rojas. Son las Dos tierras de las que hablaban los antiguos egipcios, un concepto que contiene también la resonancia metafísica del paisaje: la metáfora de la vida y la muerte, de lo espiritual y lo material, del día y la noche, el paraíso y el infierno o el cuerpo y el alma.

Jeremy Naydler propone así un recorrido por las antiguas concepciones egipcias del mundo y del hombre, por los ritmos de la vida y los ciclos estacionales de inundación y sequía, por las imágenes cosmológicas de las divinidades y por los mitos cosmogónicos de la creación en Heliópolis, Hermópolis y Menfis.

La experiencia del tiempo, los ciclos naturales marcados por el crecimiento del Nilo y la aparición de Sirio en el cielo, por el Sol, la Luna y las cosechas, la mitologización de la naturaleza y historia, la teología de la magia, las imágenes y las palabras sagradas, Isis y Osiris, los actos rituales o los mapas y etapas del viaje al Otro mundo ultraterreno son algunos de los ejes en torno a los que giran los capítulos de este libro que justifica su autor en estos términos en el epílogo:

El mundo espiritual de los egipcios antiguos existió en una época lejana de la nuestra en el tiempo, pero, no obstante, forma parte del arco evolutivo que la conciencia occidental ha trazado en su desarrollo histórico. Es un estrato de nuestra experiencia colectiva, y nos enriquecemos al reconocer esta civilización antigua como perteneciente a nuestra historia común y por tanto como parte de nuestra más amplia identidad cultural. [...] La espiritualidad del Egipto antiguo nos atrae actualmente porque resuena con un impulso profundo en nuestra moderna cultura de regeneración espiritual.

Santos Domínguez