10/1/20

Pablo Neruda. Poesía completa


Pablo Neruda.
Poesía completa. 
Tomo I. 1915-1947.
Seix Barral. Barcelona, 2019.

Preguntaréis por qué su poesía 
no nos habla del sueño, de las hojas, 
de los grandes volcanes de su país natal? 

Venid a ver la sangre por las calles, 
venid a ver 
la sangre por las calles, 
venid a ver la sangre 
por las calles! 

Así termina Explico algunas cosas, un poema de Tercera Residencia en el que Pablo Neruda explica su transición desde el surrealismo de Residencia en la tierra y Segunda Residencia a la poesía política de España en el corazón, cuarta sección de las cinco que componen Tercera Residencia. 

Ese cambio, que había empezado antes de la guerra civil, con el proceso rehumanizador que se articuló en torno a la revista Caballo verde para la poesía, dirigida por el propio Neruda, se refleja en este primer volumen de su Poesía completa que publica Seix Barral. 

Es el primero de los cinco tomos de una edición preparada por Darío Oses y Mario Verdugo, que han fijado los textos según las primeras ediciones y las que el propio autor consideró definitivas, junto con el cotejo de manuscritos y mecanoscritos corregidos de puño y letra por el poeta. 

“Entregar al lector del siglo XXI una edición cuidada de la obra de uno de los más grandes poetas del siglo XX” es el propósito declarado por los editores en la nota preliminar de este primer volumen que recoge la poesía y la prosa poética que Neruda escribió entre 1915 y 1947, entre la composición de Crepusculario y la de Tercera Residencia.

Organizado en dos partes, la primera reúne las obras que Neruda organizó el libro cerrado sanitarios, mientras que la segunda recoge la abundante poesía dispersa o inédita de ese mismo periodo: los poemas del Álbum Terusa, de Los cuadernos del poeta adolescente o los que aparecieron en revistas de Santiago o de Temuco, lo que completa un amplio repertorio de su poesía inicial que Matilde Urrutia y Jorge Edwards recopilaron parcialmente en 1980 en El río invisible. 

Desde el periodo de formación en el que está germinando la poesía posterior de Neruda hasta cimas de su obra y de la poesía del siglo XX como Residencia en la tierra, se ofrece en este volumen la poesía inicial -y epigonal a la vez- de Neruda, heredera del simbolismo y el modernismo y proyectada en el ritual amoroso de Crepusculario; la explosión del erotismo adolescente de los Veinte poemas de amor y una canción desesperada; la transición de Tentativa del hombre infinito y El hondero entusiasta, las prosas poéticas de Anillos y la nueva modernidad vanguardista del surrealismo, con la que aparecen en su poesía el conflicto, la incertidumbre y la búsqueda, la desintegración del mundo y la muerte para levantar esa cumbre poética que es Residencia en la tierra, uno de los libros imprescindibles de la poesía del siglo XX en español.  

Esta es la estrofa inicial de Galope muerto, el poema que abre el libro:

Como cenizas, como mares poblándose, 
en la sumergida lentitud, en lo informe, 
o como se oyen desde el alto de los caminos 
cruzar las campanadas en cruz, 
teniendo ese sonido ya aparte del metal, 
confuso, pesando, haciéndose polvo, 
en el mismo molino de las formas demasiado lejos, 
o recordadas o no vistas, 
y el perfume de las ciruelas que rodando a tierra 
se pudren en el tiempo, infinitamente verdes

Es ya el Neruda mayor de las dos primeras Residencias y el de la modernidad militante que irrumpe con la Tercera Residencia, en un giro temático y estilístico que anuncia ya al Neruda del Canto general, en el que se confunden poesía y política en una línea que se prolongaría en las Odas elementales Las uvas y el viento. 

Desde la rebeldía adolescente del poeta precoz a su viaje a través de la noche, de su decisiva experiencia oriental y sus años españoles a sus melancolías y sus batallas, estos primeros libros revelan ya el fulgor de aquel poeta que está “más cerca de la muerte que de la filosofía, más cerca del dolor que de la inteligencia, más cerca de la sangre que de la tinta” como lo caracterizó definitivamente García Lorca cuando lo presentó en una lectura en Madrid en los años treinta, los tiempos de Residencia en la tierra y de Caballo verde para la poesía, un libro y una revista que cambiaron el rumbo de la poesía a ambos lados del Atlántico. 

Desde sus primeras manifestaciones, la obra poética de Neruda es una muestra sostenida de hallazgos y destellos, una evidencia constante del poderío verbal de quien poseía el don de la palabra y lo combinó con una desbordante capacidad visionaria para dar lugar a las imágenes potentes y perturbadoras que sostienen su mundo poético. 

Y en ese itinerario se suceden la sentimentalidad adolescente de los Veinte poemas de amor y una canción desesperada o la explosión liberadora de las dos primeras Residencias, antes de la apertura a la poesía civil de España en el corazón. 

La poesía torrencial de Neruda está llena de inevitables altibajos que coexisten con una constante ambición expresiva. A esa indisimulable irregularidad se refería Juan Ramón Jiménez cuando lo llamó, con más lucidez crítica que ímpetu descalificador 'gran mal poeta'. 

En el conjunto de esa obra larga y honda, de esa poesía caudalosa que celebra la palabra, la naturaleza y el amor o denuncia a los repetidos chacales de la historia de América y de España, ocupa un lugar central Residencia en la tierra, un libro sostenido en imágenes de enorme potencia visionaria y en la angustia, el vacío y el ánimo atormentado que están en la raíz y en la superficie de su controlado superrealismo. 

Santos Domínguez