29/11/19

Ernesto Cardenal. Poesía completa


Ernesto Cardenal.
Poesía completa.
Edición y estudio preliminar de 
María Ángeles Pérez López.
Editorial Trotta. Madrid, 2019.

“La obra de Cardenal es extraordinariamente fecunda y ha tenido gran influencia en la poesía contemporánea  [...] Su Poesía completa va modulando diversos acentos y tonalidades que brindan, de modo muy original y en riquísimo diálogo con la tradición (las tantas tradiciones a las que interpela) una visión integral de lo humano que no excluye ninguno de sus perfiles: junto al poeta hallamos al historiador, al antropólogo, al místico, al revolucionario, al que, en conjunto, aspira a nombrar una verdad individual y colectiva cuya raíz es el amor. Cuando en 2012 recibió el Premio Reina Sofía, afirmaba la unión de poesía y amor como absolutos.

Por otro lado, su Poesía completa permite advertir la evolución del autor, que va abriendo paso en los últimos años a cuestiones científicas y cosmológicas frente a los grandes proyectos históricos y políticos de los sesenta y setenta con los que se sintió identificado, que revisa críticamente en tanto su carga totalitaria y hegemónica ha sido padecida con rigor. Y en el presente, abre hacia el espacio del cosmos el abrazo que su obra ha deseado brindar desde el comienzo”, escribe María Ángeles Pérez López en el magnífico estudio preliminar que abre su edición de la Poesía completa con que la Editorial Trotta culmina la publicación de la Biblioteca Ernesto Cardenal, en la que ha ido apareciendo la obra completa del poeta nicaragüense (Granada, 1925).

Este espléndido volumen refleja, en edición supervisada por el autor, la evolución de siete décadas de escritura poética que transcurre desde la indagación en la historia y la reivindicación política a la preocupación por la ciencia y el impulso místico que culminan en 1993 en Telescopio en la noche oscura, donde “Cardenal explora la fusión amorosa que vincula física y mística a través de nuevos tonos y un registro de gran desnudez expresiva.”

En conjunto, Ernesto Cardenal ha ido construyendo una obra torrencial desde la búsqueda incesante: desde la formación vanguardista al prosaísmo coloquial y antirretórico, a la voluntad narrativa que recorre sus libros de poesía.

Desde los Epigramas iniciales hasta el más reciente Hijos de las estrellas, su trayectoria poética está jalonada por libros como Salmos, Oración por Marilyn Monroe y otros poemas, Coplas a la muerte de Merton o Cántico cósmico, que cumple ahora treinta años y que en palabras de la editora es “sin duda el proyecto más ambicioso de la obra cardenaliana.”

Una obra que recoge el diálogo intertextual con la tradición latina del epigrama; la voluntad testimonial de la poesía exteriorista en los Poemas documentales; la denuncia y el testimonio de Hora 0; la religiosidad mística de Gethsemaní, Ky, que toma su título del nombre del monasterio trapense de Kentucky donde convivió con Thomas Merton; la suma de vivencia religiosa y denuncia de la dictadura somocista en Salmos o la crítica de la banalización cultural, la publicidad y el consumismo en Oración por Marilyn Monroe y otros poemas, que comienza con estos versos:

Señor
recibe a esta muchacha conocida en toda la Tierra con el nombre de Marilyn Monroe,
aunque ése no era su verdadero nombre
(pero Tú conoces su verdadero nombre, el de la huerfanita violada a los 9 años
y la empleadita de tienda que a los 16 se había querido matar)
y que ahora se presenta ante Ti sin ningún maquillaje
sin su Agente de Prensa
sin fotógrafos y sin firmar autógrafos
sola como un astronauta frente a la noche espacial.
Ella soñó cuando niña que estaba desnuda en una iglesia 
              (según cuenta el Time)
ante una multitud postrada, con las cabezas en el suelo
y tenía que caminar en puntillas para no pisar las cabezas.
Tú conoces nuestros sueños mejor que los psiquiatras.
Iglesia, casa, cueva, son la seguridad del seno materno
pero también algo más que eso...

Vinieron luego la utopía prehispánica de El estrecho dudoso y los Poemas indios, escritos en la comunidad contemplativa de Solentiname; las elegíacas Coplas a la muerte de Merton, el sandinismo militante de los extensos Canto Nacional y Oráculo sobre Managua; los poemas de viaje de Pasajero de tránsito y la exaltación hímnica de Cántico cósmico donde se funden ciencia y religión, física y mística, como en los posteriores Telescopio en la noche oscura o Hijos del universo.

Porque Cántico cósmico responde a ese impulso cosmológico que recorre sus últimos libros y propone al lector una mirada integradora de la totalidad de lo real, material o espiritual, en los versículos de sus cuarenta y tres cantigas.

Este es un fragmento de la Cantiga 7, titulada El cálculo infinitesimal de las manzanas:

No somos átomos tan sólo, o somos átomos
con una sed de ilusiones infinita.
         Átomos que se besaron bajo los álamos.
                    De los álamos vengo,
átomos, madre, que no quieren morir.
La semivida del átomo que hoy es y mañana no es.
Según la teoría de Prosser:
                   todo está en todas partes
aunque sólo aparezca en un punto particular.
         (Cada vez más parecidas física y mística.)
O según Bohm: el universo entero está en cada una de sus partes.
Y la muerte por qué temerla.
Al morir uno, muere sólo lo que no es uno.
A lo mejor la materia está compuesta de una sola partícula con varias apariencias
        (¿no vio San Benito todo el universo en un rayo de sol?)
y todas las conciencias conforman una sola conciencia
siendo todo el universo una materia con conciencia.
Se dice que ninguna teoría explica por sí sola todo el mundo real
salvo una basada en una partícula hipotética llamada...
Pero yo te digo, muchacha, tu cabellera de ahora, tus ojos negros,
se comportan de una forma cooperativa,
obedecen a un plan determinado.
Un “extraño elemento subjetivo en el mundo físico”, según Davies.
O que el libre albedrío se inmiscuya en el micromundo.

Una especie de dominio de la mente sobre la materia.
                      ...y revaluar el concepto tradicional de realidad.
Materia somos pero no todo materia.
A no ser que hablemos algo así como de materia espiritual.

La integración de alabanza y denuncia, historia e intimidad, ciencia y poesía, mito y realidad, amor y revolución, ecologismo y teología de la liberación es el resultado de un proceso poético que culmina en la contención intimista de Telescopio en la noche oscura y en la fusión de palabra poética y universo en Versos del pluriverso.

Y finalmente, Hijos de las estrellas, su última entrega poética, confirma el desplazamiento de lo histórico a lo cósmico en la poesía de Ernesto Cardenal.

Completa el volumen la sección Otros poemas, donde se recogen poemas sueltos de distintas épocas como Teoría del lenguaje, al que pertenecen estos versos:

El canto fue primero.
El canto gusta aun sin entender la letra.
La comunicación genera imitación
y se imitó el canto
y de ahí el lenguaje.
El canto fue primero
porque cantar es más fácil.
¿Sería arrullo materno?
O canto de amor.
De todos modos
el amor creó el lenguaje.

Cierra el volumen un texto en el que Luz Marina Acosta afirma que Ernesto Cardenal es hoy un “místico cósmico”, “el monje que cree que mentir es robarle la verdad a la palabra, el contemplativo, el que ha luchado por tener su propio espacio de intimidad con Dios, el que se revela terco labrador de utopías e impaciente contra la injusticia, el que rompió con el partido por el que luchó cuando se dio cuenta [de] que habían perdido la ética.
Su poesía es la rebeldía liberadora y a sus noventa y cuatro años conjuga la física cuántica y el cristianismo demostrando que el universo es una unidad: ‘todo conectado con todo’.”

Es una muestra más de la pluralidad de voces poéticas de las que habla María Ángeles Pérez López en su introducción, de la integración de la totalidad de lo real a través de la palabra poética a lo largo de “una obra que despliega, en más de mil páginas, los diversos acentos de una vida, de tantas vidas.”

Santos Domínguez