9/9/19

Antonio Soler. Sur

Antonio Soler.
Sur.
Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2018.

La leche tibia del cielo se derrama en silencio sobre todas las cosas. Los tejados, los árboles dormidos, el brillo de los automóviles. Es una luminosidad blancuzca que brota con un golpe rápido, espesa, turbia. Mancha las nubes y cuelga de ellas. Se oye el jaleo con el que viene el día, una respiración profunda que por un momento se suspende, como si la tierra estuviera a punto de detenerse y girar hacia atrás antes de retomar su órbita y traer un nuevo día.
La noche no ha podido enfriar el asfalto, que sigue ahí, adormilado y caliente, serpeando con su costra de fiebre. El sol asciende, obstinado. Bulle la vida. Se acaban las horas menguadas, la patarata de la muerte. El día comienza. Los insectos escarban la tierra.

Así comienza Sur, la novela con la que Antonio Soler obtuvo el Premio de la Crítica por partida doble, el andaluz y el nacional. Una novela arriesgada y brillante, compleja y exigente, sólidamente construida y escrita con un enorme rigor estilístico, con una riqueza formal asombrosa y una variedad de registros tan poderosa que atrapa al lector desde esas opresivas primeras líneas y lo envuelve en su trama absorbente y en la tupida red de sus más de doscientos personajes que se mueven en esta colmena malagueña en un asfixiante día de agosto de 2016 aplanado por el terral.

Es una Málaga reconocible por su toponimia urbana, por su callejero y su topografía, aunque como representación microcósmica de la realidad podría ser cualquier otra ciudad y por eso nunca se la nombra explícitamente. Es la ciudad planteada narrativamente como “realidad inmensa y diaria que se resume en dos palabras: los otros”, tal como anuncia la cita de Octavio Paz que figura en el pórtico de la novela.

Sur comienza con el descubrimiento de un agonizante cubierto de hormigas argentinas que lo devoran en un descampado al amanecer. Y a partir de ahí, lo que podría haberse reducido a una trama policiaca, se convierte en mucho más que eso: en un recorrido por los diversos ambientes sociales y por los distintos espacios urbanos de los barrios en los que se mueven sus personajes a través de distintas tramas narrativas aparentemente dispersas pero confluyentes en gran medida.

Porque las que al principio parecen ser pinceladas sueltas e inconexas se van ordenando en el conjunto de un mosaico novelístico en el que alcanzan su pleno sentido: la representación sombría de la totalidad de la realidad a través de un microcosmos dinámico y caleidoscópico que refleja la complejidad del mundo por medio de procedimientos narrativos que van desde el monólogo interior a una magistral elaboración de diálogos verosímiles, desde el narrador omnisciente al perspectivismo o a unas descripciones pormenorizadas y plásticas.

Para que el lector no se desoriente en ese complejo universo de personajes, el protagonismo colectivo se compensa con la reducción espacial y con una intensa concentración temporal en dieciséis horas. Y además de los hilos conductores -la aparición del hombre casi muerto cubierto de polvo y hormigas y el motivo de la ciudad que arde no sólo por el terral, una metáfora de la atmósfera existencial de la novela- un sostenido ritmo narrativo, hay en Sur un diseño circular que se cierra con el monólogo de Ana, la mujer de Dioni, el agonizante que abre la novela.

Aunque centrada en una docena de personajes más destacados y en dos historias vertebrales -la de Dioni y Ana por un lado, la de Céspedes y Carole por otro-, Sur es una novela coral que justifica las treinta páginas finales con un censo de personajes sobre los que se sustenta una superposición de historias en las que conviven lo cotidiano y lo inusual, la imaginación y la realidad, la tragedia y el humor para construir tramas entrelazadas en una compleja red de relaciones y en diversos planos narrativos y cambios de registros lingüísticos que reflejan los contrastes de una realidad presentada de manera nada complaciente.

La novela se plantea así como un espejo que refleja con crudeza la dura realidad a partir de las trivialidades pequeñas sobre las que discurren unas existencias sombrías marcadas por las adversidades, los abusos y las agresiones, la convivencia problemática, el  sufrimiento y la desolación, la derrota, el desamparo y la degradación personal.

Sur supone un salto decisivo en la trayectoria narrativa de Antonio Soler, que si bien había dado sobradas muestras de un oficio innegable, no había alcanzado las altas cimas en las que se instala esta ambiciosa y conseguida novela que consolida un territorio literario propio. Porque Sur no es sólo su mejor novela. Probablemente es una de las mejores de lo que llevamos de siglo.

Santos Domínguez