19/6/19

El amor en los tiempos del cólera


Gabriel García Márquez.
El amor en los tiempos del cólera.
Ilustrado por Luisa Rivera.
Literatura Random House. Barcelona, 2019.

Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados. El doctor Juvenal Urbino lo percibió desde que entró en la casa todavía en penumbras, adonde había acudido de urgencia a ocuparse de un caso que para él había dejado de ser urgente desde hacía muchos años. El refugiado antillano Jeremiah de Saint-Amour, inválido de guerra, fotógrafo de niños y su adversario de ajedrez más compasivo, se había puesto a salvo de los tormentos de la memoria con un sahumerio de cianuro de oro.

Así comienza El amor en los tiempos del cólera, una de las novelas imprescindibles de Gabriel García Márquez, que Literatura Random House publica en una magnífica edición con espléndidas ilustraciones a doble página de Luisa Rivera.

Tras ese memorable comienzo, se desarrolla una novela que el propio García Márquez resumía como “la historia de un hombre y una mujer que se aman desesperadamente y que no pueden casarse a los veinte porque son demasiado jóvenes, y no pueden casarse a los ochenta, después de todas las vueltas de la vida, porque son demasiado viejos.” 

Con elementos melodramáticos procedentes de folletines, boleros o culebrones, con una asimilación creativa de la tradición novelesca decimonónica, García Márquez hizo alta literatura en torno a una historia de amor y vejez ambientada en una ciudad caribeña reconocible como Cartagena de Indias.

Organizada en seis partes, la acción de El amor en los tiempos del cólera se desarrolla en las tres décadas finales del XIX y las tres iniciales del XX. Sesenta años de un triángulo amoroso diferido y protagonizado por el doctor Juvenal Urbino, el empleado de correos Florentino Ariza y la bella Fermina Daza. 

Y en esos sesenta años, episodios imborrables como el suicidio del fotógrafo y refugiado antillano Jeremiah de Saint-Amour, la muerte de Juvenal Urbino al caer de una escalera cuando intentaba rescatar al loro familiar de las alturas de un árbol o las brasas reavivadas en Florentino Ariza, las cartas cruzadas entre Florentino y Fermina y el también memorable final, en esa emocionada y alegórica navegación por el río Magdalena:

El capitán miró a Fermina Daza y vio en sus pestañas los primeros destellos de una escarcha invernal. Luego miró a Florentino Ariza, su dominio invencible, su amor impávido, y lo asustó la sospecha tardía de que es la vida, más que la muerte, la que no tiene límites. 
-¿Y hasta cuándo cree usted que podemos seguir en este ir y venir del carajo? -le preguntó. 
Florentino Ariza tenía la respuesta preparada desde hacía cincuenta y tres años, siete meses y once días con sus noches.
-Toda la vida –dijo.

Santos Domínguez