8/3/19

Antonio Colinas. Antología esencial


Antonio Colinas. 
Por sendero invisible.
Antología esencial. 
Selección y prólogo de José Luis Puerto.
Renacimiento. Sevilla, 2019.

Por sendero invisible titula José Luis Puerto la antología esencial de Antonio Colinas que ha preparado para Renacimiento con un prólogo -La poesía de Antonio Colinas: Itinerario hacia la luz- en el que resume esta poesía como “un cosmos marcado por la belleza, una belleza verbalizada en el fulgor de lo poético, pero expresada -como hemos reiterado- en muy variados moldes genéricos. Pero un cosmos marcado también por una actitud moral, que siente que el modo más pleno de estar el ser humano en el mundo se alcanza cuando estamos en armonía con nosotros mismos, con los demás seres y criaturas, así como con el mundo en el que nos toca vivir. 
Tal es la invitación que esta obra, que está poesía nos hace.”

El medio centenar de poemas que configuran la antología ofrecen un recorrido por la trayectoria poética de Antonio Colinas durante medio siglo, desde los Preludios a una noche total, que cumplen ahora cincuenta años, a las Canciones para una música silente.

El lector tiene en esta selección el resumen significativo de una vida dedicada a la poesía y de una obra que forma parte ineludible del canon poético español de los últimos cincuenta años y que por encima de su evolución del culturalismo a la meditación se apoya en una unidad de concepción en la que la palabra poética -suma de intensidad emocional, de hondo conocimiento y de elaboración verbal- es un medio de conocimiento y una expresión del sentimiento ante la realidad transcendida.

A lo largo del itinerario poético que reflejan las páginas de esta antología la poesía de Antonio Colinas ha proyectado un diálogo entre sus raíces leonesas (el paisaje y las tradiciones de Castra Petavonium), el mundo mediterráneo (Italia, Grecia, Ibiza) y el pensamiento oriental a través de una palabra que es búsqueda y deseo de ir más allá en el conocimiento de la realidad y de sí mismo.

Descendiente de Orfeo y heredero del primer inspirado de la literatura -aquel pastor antiguo que cantó por primera vez en la Teogonía de Hesiodo-, Antonio Colinas nos ha ido dejando en Sepulcro en Tarquinia, Noche más allá de la noche, Libro de la mansedumbre o Desiertos de la luz algunos de los textos más memorables de la poesía española del siglo XX.

Tras una primera etapa marcada por un culturalismo vivido y una intensa sentimentalidad neorromántica, por un lirismo telúrico y una pureza formal que tienen su eje en Sepulcro en Tarquinia, la escritura de Antonio Colinas crece en su impulso órfico en la etapa ibicenca que se desarrolla entre Astrolabio y Jardín de Orfeo. Una fase que tiene su centro en Noche más allá de la noche, donde el equilibrio entre el sentir y el pensar, entre la emoción y la reflexión da lugar a un largo poema en el que la poesía de Colinas alcanza una de sus cimas de profundidad y de transcendencia de la palabra inspirada.

La culminación de ese largo viaje hacia la armonía y la luz, hacia la desnudez expresiva y la depuración de un lenguaje esencial, hacia el conocimiento a través de la razón poética se produce en una tercera etapa a la que pertenecen obras esenciales como el Libro de la mansedumbre, Desiertos de la luz o Canciones para una música silente, en los que se resuelve en síntesis poética la armonía de sentimiento y pensamiento, de tradición oriental y humanismo, de clasicismo y romanticismo, de ética y estética, de filosofía y mística a través de un diálogo cada vez más resuelto con lo sagrado y con ese alto voltaje emocional que Pound le exigía a la palabra poética.

Escritura y vida, emoción y conocimiento, música y mirada, misterio y armonía,  se armonizan en una poesía que explora el tiempo y su símbolos, ahonda en la dimensión moral de la estética y aspira a la revelación de una realidad superior a través de la palabra poética inspirada.

Cierran la antología cinco inéditos, entre ellos Ofrenda (E. P.), un homenaje a Ezra Pound, que ha sido siempre una de las referencias poéticas y humanas de Antonio Colinas. Comienza con esta estrofa:

Tú que hiciste de la ciudad muerta una oración. 
Tú qué ofrendaste a la mar que mira hacia Grecia 
la nieve azul de tus ojos 
para borrar definitivamente de tu alma 
la Historia de los bárbaros. 
Tú que al final ofrendaste el silencio de tus palabras 
para que sólo hablase la música en los templos. 
¿Ahora para qué en un tiempo vacío?

Santos Domínguez