12/9/18

Retrato del novelista adulto


Colm Tóibín.
The Master. 
Retrato del novelista adulto.
Traducción de María Isabel Butler de Foley.
Lumen. Barcelona, 2018.


Algunas veces, por la noche, soñaba con personas que ya habían muerto, rostros familiares u otros, medio olvidados, que evocaba fugazmente. Cuando se despertaba, antes del amanecer, no se oía ningún sonido ni se percibía movimiento alguno durante varias horas. Se tocaba los músculos del cuello, agarrotados, y notaba que tenía los dedos rígidos y entumecidos, aunque no le dolían. Al mover la cabeza, oía el crujido de las vértebras. Estoy como una puerta desvencijada, se decía. Sabía que necesitaba dormir. No podía permanecer despierto tantas horas. Quería dormir, penetrar en una deliciosa ausencia de luz, en una oscuridad que no fuera excesiva, un lugar apacible, sin amenazas ni gente, sin presencias desasosegantes…

Así comienza The Master. Retrato del novelista adulto, la espléndida novela que Colm Tóibín publicó en 2004 y que acaba de recuperar Lumen con la traducción que María Isabel Butler de Foley publicó en 2006 en Edhasa.

Una novela excepcional sobre Henry James que reconstruye desde dentro la biografía del novelista en cuatro años esenciales en su vida y en su madurez creadora: entre enero de 1895 y octubre de 1899, entre su fracaso público como dramaturgo y el momento en que se retira para empezar a escribir sus mejores obras, aunque el horizonte temporal se amplía con las frecuentes rememoraciones del pasado, con una evocación de los años anteriores, determinantes en su formación, y al ambiente familiar que le marcará decisivamente. 

Con una mirada interior, atenta más que a los hechos externos a los recuerdos, a los sueños, a la conciencia y al análisis psicológico, Colm Tóibín se pone en la piel de Henry James para presentar con una admirable sutileza el sustrato vital que alimentó su escritura y sobre el que se construye su mundo literario.

Por eso, The Master no es un simple retrato novelado del autor del Retrato de una dama, sino un relato que aborda en profundidad la relación de la vida y la ficción, los fantasmas personales del escritor, el sentimiento de pérdida y la escritura como curación, la conciencia del artista, su sexualidad oculta y reprimida, la importancia de la memoria y el retorno del pasado que explica el presente.

Aunando la sutileza con la hondura psicológica y con una admirable destreza para construir una narración muy fluida en su desarrollo, Tóibín reconstruye el trazado de un personaje complejo como Henry James, aborda su frialdad sentimental, su ambigüedad sexual y emocional o sus contradicciones con una maestría que quizá alcanza su momento más alto con la inolvidable escena en la que Henry James se deshace en la laguna de Venecia de los vestidos de su amiga muerta:

A la luz del crepúsculo, parecía que una ballena o algún objeto oscuro y redondo procedente de las profundidades, había aparecido en la superficie del agua. Tito cogió el remo con ambas manos, dispuesto a defenderse. Y entonces Henry vio de qué se trataba. Algunos de los trajes habían subido a la superficie de nuevo, como globos negros, evidencia del extraño entierro marino que acababan de realizar, con sus brazos y vientres hinchados de agua. Al volver la barca, Henry se dio cuenta de que un tono grisáceo se había asentado sobre Venecia. Pronto la neblina cubriría la laguna. Tito había movido ya la góndola hacia el objeto flotante; Henry le observaba mientras Tito trataba de tocarlo con el remo, empujando el traje hinchado bajo la superficie y manteniéndolo allí. Entonces dirigió su atención a otro traje que había subido, parcialmente, a la superficie, y lo empujó hacia abajo también, trabajando con feroz fuerza y determinación. No cesó de empujar, aguijonear y tratar de hundir traje por traje, pasando después al siguiente. Finalmente, escudriñó el agua para asegurarse de que no había aparecido ningún otro, y de que todos ellos se hubieran quedado bajo la oscura superficie del agua. Entonces, uno más apareció, de repente, hinchado y flotando a unos pies de ellos.
—¡Déjalo! —gritó Henry.

Santos Domínguez