19/10/17

Philip Levine. The Simple Truth


Philip Levine.
The Simple Truth.
Edición bilingüe.
Traducción y prólogo 
de Juan José Vélez Otero. 
Valparaíso. Granada, 2017.

Como “el poemario tal vez más representativo y definitorio” de su autor define Juan José Vélez Otero el libro de Philip Levine The Simple Truth. Un libro “cuyo título podríamos traducir como La pura verdad”, añade el responsable de la edición bilingüe que publica Valparaíso Ediciones en la colección de poesía donde apareció el año pasado su News of  the world de la misma mano de Vélez Otero.

Con The Simple Truth, un conjunto equilibrado de treinta y tres poemas organizados en tres partes iguales de once textos cada una, obtuvo Levine en 1995 el Pulitzer de Poesía. 

El volumen debe su título a uno de esos poemas, el que cierra la segunda sección y da algunas claves de lectura del libro. Se lee en ese poema, La pura verdad:

Hay cosas que las hemos 
sabido toda la vida. Son tan sencillas y verdaderas 
que se han de decir sin rodeos, sin metro ni rima, 
han de colocarse sobre la mesa junto a la sal, 
el vaso de agua, la escasa luz que forma 
la sombra alrededor de los marcos de los cuadros, 
han de estar desnudas y apartadas, tener significado propio. 

Entre lo lírico y lo narrativo, lo público y lo íntimo, entre el silencio y la memoria, la oda y la elegía, el tono menor de su voz baja y su palabra coloquial, la poesía de Levine alcanza aquí sus mejores momentos.

Desde el texto inicial -Encuentro de García Lorca y Hart Crane-, hasta el que cierra el libro -Mi padre con un cigarrillo doce años antes de que los nazis pudieran partirle el corazón-, el recuerdo de las pequeñas cosas cotidianas, la evocación de lo aparentemente mínimo y de lo familiar convierten la anécdota en un punto de partida que da pie a una reflexión más profunda, rodeada de melancolía, sobre la verdad sencilla de la vida, sobre esa verdad 

que no llegaste a decir, porque el momento no era el propicio,
y permanece ahí para el resto de tu vida, callada,
hecha del barro que llamamos tierra y de la piedra que llamamos sal,
en una forma que no se puede precisar y con la que has de vivir siempre.

Fechas y lugares, nombres y paisajes vividos o evocados -entre los que abundan referencias españolas a Lorca, Machado o Miguel Hernández; a Granada, la Costa Brava o el Guadalquivir- que dibujan la autobiografía sentimental del poeta, afirman la noción de lugar que forma parte inseparable de su identidad y trazan un autorretrato con pinceladas pequeñas en las que vibra siempre la emoción contenida, porque 

Todo habla, o canta.
    Aún estamos aquí.
Santos Domínguez