25/9/17

Henryk Skolimowski. Filosofía viva

            

Henryk Skolimowski.
Filosofía viva.
Traducción de Francisco López Martín.
Atalanta. Gerona, 2017.

“La ecofilosofía es como un árbol. De las raíces de la ecocosmología crecen el tronco y las ramas de la ecofilosofía; todas las partes se encuentran orgánicamente vinculadas entre sí”, escribe Henryk Skolimowski en Filosofía viva. La ecofilosofía como un árbol de la vida, que publica Atalanta con traducción de Francisco López Martín.

Desde una nueva perspectiva ética medioambiental, que tiene como  objetivo último “redescubrir el sentido de lo humano, que a su vez guarda una relación íntima con el sentido del universo” a través de “una visión en la que el cosmos y la especie humana pertenecen a la misma estructura”, Skolimowski propone una nueva visión, ecológica e integral, del mundo, y una filosofía de la vida, porque una nueva forma de vivir implica también una nueva forma de conocer, de concebir el entorno y de relacionarse con la naturaleza.

La ecocosmología debe entenderse así como una reconstrucción metafísica y cultural que supere las limitaciones del humanismo mecanicista y de sus consecuencias perniciosas y destructivas, como una reinterpretación del universo, la naturaleza y el hombre que debe estar en la base de una nueva forma de relacionarse con la realidad.

Cimentada en componentes éticos y alejada tanto del sesgo especulativo o conjetural que la cosmología ha tenido no sólo cuando nació a la vez que la filosofía, en el momento en que los presocráticos desecharon el pensamiento mágico, sino también en su actual soporte astrofísico, la nueva cosmología debe dar respuestas al deterioro medioambiental y promover un cambio de patrones de comportamiento en relación con la naturaleza.

Y el resultado debería ser un nuevo humanismo en el que, tras la conciencia religiosa y la conciencia tecnológica, la conciencia ecológica se afirme como una nueva fase de la evolución del hombre, porque, concluye Henryk Skolimowski, “estamos librando una batalla crucial para la supervivencia de la especie. Necesitamos ideas que nos hagan más poderosos, que nos den impulso, que nos afirmen. La especie humana estaba destinada a cometer errores, sobre todo cuando se entregó con el poder de las nuevas tecnologías y de la razón misma. Pero no debemos contemplar la especie humana desde la perspectiva de su periodo más destructivo.”

La ecocosmología asume de esa manera una reinterpretación integral de la relación del hombre con el universo en propuestas que conjuguen conocimiento y valores y sustituyan el humanismo arrogante por un nuevo humanismo ecológico.


Santos Domínguez