24/10/14

Ángel García López. El río de mis ojos


Ángel García López.
El río de mis ojos 
Antología Poética (1963-2013).
Edición y prólogo de Tomás Rodríguez Reyes.
Epílogo de José Jurado Morales. 
La Isla de Siltolá. Colección Arrecifes. Sevilla, 2014.


Esa figura joven, cuyos ojos abarcan todo el cielo y el mundo,
extiende su piel blanca, que es la misma hermosura, al gozoso horizonte;
lapida así la brisa su perfume nocturno al que corre a abrazarse.
Crece en ella a la playa una oculta armonía, un soplo con que enciende 
la dama de la noche que la verja clausura y la huella de pájaros 
que a la luz se resisten sosteniendo el crepúsculo.

Así comienza Mientras suena la lluvia sobre el ala de un pájaro, un poema inédito de Ángel García López perteneciente al libro Última Arcadia.

Aparece en la antología poética El río de mis ojos, que acaba de publicar en su colección Arrecifes La Isla de Siltolá con edición y prólogo de Tomás Rodríguez Reyes y epílogo de José Jurado Morales.

Una antología que recoge cincuenta años de poesía en torno un eje temático, el Sur como “territorio de resonancias -explica Tomás Rodríguez Reyes- que no abandona en ninguno de sus libros.” 

Los atributos fundamentales de ese tema están también en ese poema inédito: el mar, la luz, el cielo, la infancia, los pájaros, el mito y la memoria proyectados en el paisaje atlántico.

Ese hecho confirma la coherencia de la poesía de Ángel García López, que por encima o por debajo de su variedad temática y estilística responde a una profunda unidad.

Se trata, como señala el antólogo, de “una poética del espacio, una ensoñación individual que se funde, a la manera romántica, con el paisaje mismo.”

En el epílogo, José Jurado Morales subraya “la singularidad de un poeta que ha vivido y vive para la poesía con la clara conciencia de que un escritor forma parte una larga tradición de maestros, con la convicción de que en el principio -también en el origen de la literatura- fue el verbo, y con la firme voluntad de alcanzar la belleza a partir de la construcción artística de lenguaje.”

Lo refleja García López en uno de los Veinte apuntes para una poética, que no se reeditaban desde 1980 y que se incorporan en esta edición.

En uno de ellos describe el poeta el objeto de su escritura: 

Belleza-verdad-hombre, todo unido. Belleza, don posible, que niega y se rehúye y, al fin, frágil, se entrega.

A la diversidad temática y a la riqueza estilística de la poesía de García López se suma, como en su maestro Gerardo Diego, la coexistencia armónica de lo antiguo y lo moderno, del rigor métrico y la libertad del verso libre, de la contención clásica del soneto y el desbordamiento expresivo del versículo.

Con tonos distintos, conviven en esta poesía la expresión directa y la metáfora elaborada, la melancolía de Elegía en Astaroth y la exaltación del presente de Auto de fe, la elegía de Memoria amarga de mí y la oda de Mester andalusí. 

Y hasta de vez en cuando la sátira, como en este divertido soneto de Ópera bufa, una crítica ácida e intemporal del mundillo literario y sus envidias. Un soneto que podría haberse escrito en el XVII o pasado mañana:

RECETA DE PACIENCIA Y DE CONSUELO 
CON QUE SANARSE DE LA ENVIDIA PUTA 


Anónimo gaditano, siglo XX 

Te embisten por la espalda dos pitones.
Cornudo, ¿qué hice yo? Cuando parece 
lograste el quite, el toro más se crece
buscando el bulto de los pantalones.

Y cuando piensas que acabó, montones:
media docena, una docena, trece,
catorce, quince... Y siempre otro aparece 
para asestarte un par de cornalones.

Y todo porque ven tu escribanía 
con éxito. Si tonto, Fabio, fueras 
ninguno te envidiara, ni uno solo 

así que tú a tu cosa, a tu poesía.
Mándalos al carajo por gaoneras.
Y que te sigan ordeñando el bolo.


Santos Domínguez