23/11/12

Mario Luzi. Honor de la verdad



Mario Luzi.
Honor de la verdad.
Estudio introductorio y traducción
de Francisco Deco.
Ediciones Linteo. Orense, 2012.

Con Honor de la verdad, el libro que Mario Luzi (1914-2005) publicó en 1957, Linteo incorpora a su catálogo una de las voces más representativas de la poesía italiana del siglo XX.

Ese título marcaba un cambio decisivo en su trayectoria poética, que a partir de entonces superaría el periodo hermético y abriría las puertas a la realidad. Con esa apertura a lo exterior, Luzi se iría desvinculando paulatinamente de una concepción subjetiva de la poesía para buscar un lugar de encuentro entre el sujeto y el objeto en la conciencia de la naturaleza, para construir unos textos que revelan la convergencia entre el poeta y el mundo, igual que en uno de sus poemas sale el hombre del faro con su barca, / indaga, escruta, va hacia lo abierto.

Frente a la actitud órfica que había predominado en su primera etapa hermética, en Honor de la verdad Mario Luzi se impone la asimilación de la realidad a través de un lenguaje coloquial que no renuncia a la interrogación metafísica y se proyecta en la contemplación del paisaje con un alto contenido simbólico:

la cortina de lluvia abriéndose y cerrándose,
árboles, trozos de ciudad, carretas,
gente, lluvia en la lluvia, humo.


Voces y pájaros, olas y veranos, otoños y ríos, epifanías y noches son algunos de los centros de esos paisajes en los que se resumen la mirada y las imágenes de una poesía en busca de respuestas y de claridad. Así ocurre en este texto, Como debe:

¿Qué quieres tú que vienes de tan lejos
y en vuelo ciego entras en la niebla
hasta aquí donde aun los pajarillos
se desorientan de una rama a otra?

La vida, como debe, se perpetúa,
en mil arroyos se derrama. La madre
entre los hijos parte el pan, alimenta
el fuego; la jornada pasa, plena
o fastidiosa, llega un forastero,
se va, cae nieve, escampa o una llovizna
de fin de invierno apaga los colores,
moja zapatos y vestidos. Llega la noche.
Es poco, de otra cosa no hay señales.



En su estudio introductorio, Francisco Deco, autor de la traducción, explica que en este libro “cada poema abre desde su respiración contenida un tiro de aire. No sabemos hacia dónde. Pero las respuestas posibles se multiplican. En la densidad del misterio se extienden fisuras que van generando un tipo de conocimiento intuitivo.”

Porque en la poesía intensa y figurativa de Mario Luzi la realidad aparece cambiante como la suerte del día,/ el granizo, la lluvia, el claro o es contradictoria como la oscuridad que envuelve días claros, como el día de primavera que ilumina y daña las flores efímeras, o como ese mar que lucha consigo mismo y en el que se proyecta la duda agónica del hombre que lo contempla y del poeta que lo escribe.

Los vivos y los muertos, los días y las noches, los soles y la nieve, la corriente ligera y agitada, el movimiento que es quietud, forman parte de esa lucha interior y expresan un debate existencial metaforizado en ese paisaje con figuras, en la sucesión de las estaciones y los meses y en una aguda conciencia del tiempo y de la pérdida que tiene siempre al fondo la esperanza, como en estos dos espléndidos versos:

Me precedes, no sabes si en verdad
habrá un fanal también sobre esta noche.


O en este arranque de los Versos de octubre:

Aquí donde al vivir se va creando sombra, misterio
para nosotros, para el que debe recogerlo y a su vez
lanza a la espalda su semilla, aquí
es donde debe hacerse luz, no en otra parte.

Santos Domínguez