3/10/12

Musil. Prosa temprana


Robert Musil.
Prosa temprana
y Obras póstumas publicadas en vida.

Traducción de Claudia Cabrera.
Sexto Piso. Madrid, 2007.

Tras el retrato magistral y definitivo de Robert Musil que hizo Canetti en El juego de ojos, resulta una osadía cualquier aproximación crítica a uno de los autores que con Proust, Kafka, Joyce o Faulkner renovó decisivamente la literatura de la primera mitad del siglo XX.

Entre los escritores entonces tenidos por tales
–escribía Canetti- ninguno poesía su talla, ni en Viena ni acaso en todo el ámbito de la lengua alemana.

Y aunque no siempre tuvo esa consideración entre sus coetáneos, a los setenta años justos de su muerte es uno de los indiscutibles fundadores de la literatura contemporánea, un autor que hizo de la precisión su método estilístico. Y ese método lo puso al servicio de lo que fue el objeto de toda su escritura: la vivisección de la realidad y de sí mismo a través del rigor analítico y de una mirada tan penetrante cuando se dirige hacia el exterior como intensa cuando se proyecta hacia la complejidad interior de los personajes.

Ese proyecto literario tuvo su culminación en El hombre sin atributos, uno de los monumentos literarios que dejó la cultura de entreguerras, pese a quedar inconcluso; una novela sobre la insoportable inconsistencia del individuo y un clásico contemporáneo que hace de Musil toda una literatura.


Pero Musil y su literatura son mucho más que esa obra monumental e inacabada que aspiraba a representar la realidad contemporánea. Y para comprobarlo o simplemente para entrar en ese universo literario llamado Musil, nada mejor que adentrarse en la lectura de Prosa temprana y Obras póstumas publicadas en vida, cuatro volúmenes esmeradamente editados en Sexto Piso con traducción de Claudia Cabrera.

El primero de ellos recoge Las tribulaciones del estudiante Törless (1906), una autobiografía de la insatisfacción y el despertar sexual en la que Musil explora la correspondencia entre la situación personal del protagonista y la conflictiva realidad del cambio de siglo y hace de la crisis adolescente de Törless un reflejo de la crisis finisecular.

La brutalidad de un internado, la soledad y la melancolía, la búsqueda de sentido, los límites del lenguaje a la hora de transmitir la complejidad de los estados de ánimo y de explicar las conductas son algunas de las claves de una novela que resume la mirada de Musil hacia un mundo incomprensible.

Autobiográfica y lúcida, introspectiva y autocrítica, más allá de una novela de formación es una crónica inclemente del fin de una época y una profecía inquietante de los tiempos belicistas y dictatoriales que se avecinaban porque en la crueldad de los adolescentes compañeros de Törless germinaba la semilla de las guerras mundiales y del nazismo.

Cinco años después, los dos relatos de Uniones abordan las relaciones de pareja y la sexualidad a través de una serie de situaciones que en parte son el campo de pruebas del que surgirían algunos personajes y temas que reaparecen en El hombre sin atributos.

Tres mujeres, el tercero de los volúmenes de esta edición, es ya una obra madura de Musil. Se publicó en 1924 y rastrea a través de tres figuras femeninas – una campesina, una misteriosa portuguesa y una adolescente- la vinculación entre psicología y erotismo en tres relatos espléndidos en los que Musil muestra una enorme agilidad narrativa y un constante equilibrio entre tensión y sutileza.

Finalmente, Obras póstumas publicadas en vida, de título irónico y paradójico, es un conjunto de textos breves escritos en su mayoría entre 1920 y 1929, un año antes de la aparición de la primera parte de El hombre sin atributos, y contemporáneos por tanto de esa obra mayor.

Entre el artículo y el relato corto, contienen premoniciones y parábolas, sátiras y paráfrasis, alegorías e historias de animales y dan cuenta de la variedad de asuntos y registros que ensayaba Musil. Desde la inflación hasta un entierro en un pueblo esloveno, desde la risa de un caballo hasta una pensión romana, desde la grandeza de los poetas hasta la hermosura de los bosques, cualquier tema se somete a la mirada y a la escritura de Musil para transformarse en pura y alta literatura.

Santos Domínguez