4/9/12

Peter Sís. El coloquio de los pájaros

Peter Sís.
El coloquio de los pájaros.
Traducción de Valeria Luiselli.
Sexto Piso Ilustrado. Madrid, 2012.

Diez años cumple Sexto Piso, una editorial que se ha consolidado en esta década como una referencia de calidad en el ámbito literario hispánico a base de cuidar el continente y de seleccionar el contenido de sus libros.

Ediciones cuidadas que se han convertido en referentes culturales en el ámbito de la lengua española por su ímpetu renovador especialmente en el campo de la narrativa y el ensayo.

La Obra temprana de Musil, el Prometeo de Kerényi, los Dibujos de Kafka, las ediciones ilustradas de Proust o de Ginsberg son algunas de las muestras de una propuesta editorial que aúna riesgo y calidad para dar como resultado un catálogo imprescindible al que se suma ahora uno de esos títulos que confirman el lugar de privilegio que ocupa Sexto Piso en el panorama literario hispánico.

Es la adaptación gráfica que propone el ilustrador y cineasta checo Peter Sís (Brno, 1949) de El coloquio de los pájaros, un poema persa de Farid Udín Attar, del que escribió memorablemente Borges en El acercamiento a Almotásim en unas líneas que retomó años después en El libro de los seres imaginarios.

Borges evocaba así al ilustre persa del siglo XII a quien mataron los soldados de Tule, hijo de Zingis Jan, cuando Nishapur fue expoliada. Quizá no huelgue resumir el poema. El remoto rey de los pájaros, el Simurg, deja caer en el centro de la China una pluma espléndida; los pájaros resuelven buscarlo, hartos de su antigua anarquía. Saben que el nombre de su rey quiere decir treinta pájaros; saben que su alcázar está en el Kaf, la montaña circular que rodea la tierra. Acometen la casi infinita aventura; superan siete valles, o mares; el nombre del penúltimo es «Vértigo»; el último se llama «Aniquilación». Muchos peregrinos desertan; otros perecen. Treinta, purificados por los trabajos, pisan la montaña del Simurg. Lo contemplan al fin: perciben que ellos son el Simurg y que el Simurg es cada uno de ellos y todos.

El poeta, transformado en una abubilla, encabeza esa búsqueda de la montaña Kaf y del rey Simurg, que tiene todas las respuestas, en una travesía difícil, llena de interrogantes y de abandonos, en un viaje alegórico, interior y místico en el que los pájaros alcanzan todos los rincones del mundo, sobrevuelan siete mares y cruzan siete valles simbólicos, siete alegorías que van desde el Valle de la Búsqueda al de la Muerte, pasando por el Valle del Amor, el del Conocimiento o el del Asombro, en un místico camino de perfección sufí que se eleva sobre la ascesis del despojamiento y el desapego hacia lo material y que dejaría una huella indeleble en la mística española del Renacimiento.

De los cientos de miles de aves que inician el viaje, más espiritual que físico, solo sobrevive una bandada de treinta pájaros maltrechos que llegan en un vuelo casí inmóvil a la montaña circular para descubrir que ellos eran el rey Simurg y que el rey Simurg era cada uno de ellos.

Santos Domínguez