23/1/12

Oyendo lo que algunos dicen públicamente


Jorge Rodríguez Padrón.
Oyendo lo que algunos dicen públicamente.
Debates con la poesía española.

Calambur Ensayo. Madrid 2011.

En las trescientas densas y apretadas páginas de Oyendo lo que algunos dicen públicamente, que publica Calambur en su colección de ensayo, Jorge Rodríguez Padrón hace una reivindicación del riesgo poético frente al conformismo y de la ambición expresiva frente a la poesía de vuelo corto que ha marcado el canon poético español de los últimos treinta y cinco años.

Fechados entre octubre de 2004 y abril de 2007, los textos que se reúnen en este volumen no dan tregua al lector con análisis discutibles, pero de implacable coherencia. Son, como indica el subtítulo, debates con la poesía española. Debates que van más allá de la polémica personal para trazar un panorama caracterizado, según el autor, por la pobreza y la pequeñez y para reflexionar sobre el sentido de la poesía y su virtualidad creativa.

Desde una mirada crítica a la poesía de la experiencia y frente a la mera instrumentalización comunicativa que ha caracterizado la parte más visible de la poesía figurativa española durante las últimas décadas, Jorge Rodríguez Padrón defiende el hueco, “el hiato de asombro” como el lugar del poema, como el espacio que lleva hasta el hallazgo desde la perplejidad, que es la energía primera de la palabra poética.

En ese debate dialéctico, se reivindica la individualidad creativa frente al seguidismo generacional; el canto frente al cuento; frente a la tradición discursiva de la herencia realista, la poesía que cuestiona el lenguaje poético y se justifica en la búsqueda desde los márgenes del inconformismo y de la resistencia.

Frente a una tendencia conformista y anclada en lo que Valente llamó “poesía monosémica y ramplona”, se propugna en estos textos que la escritura consiste en “estar en permanente desajuste con el mundo y con el lenguaje; y, por eso, en diálogo con ambos” y cuya razón primera es “la resistencia de la palabra poética ante todo lenguaje acartonado, petrificado por el poder, y que el poder maneja sutilmente para captar adeptos y perpetuarse. Esta diferencia que me ocupa (y preocupa) quiere ser –aun a costa de perder- una apuesta por el riesgo antes que una entrega a la cómoda reiteración de la uniformidad.”

Santos Domínguez