28/10/09

El cuento de nunca acabar


Carmen Martín Gaite.
El cuento de nunca acabar.

Prólogo de José María Guelbenzu.
Siruela. Madrid, 2009.

Si bien se mira, todo es narración. Desde la infancia nos vamos configurando al mismo tiempo como emisores y como receptores de historias, y ambas funciones son estrechamente interdependientes, hasta tal punto que nunca un buen narrador creo que deje de tener sus cimientos en un niño curioso, ávido de recoger y de interpretar las historias escuchadas y entrevistas, de completar lo que en ellas hubiera podido quedar confuso, abonándolo con la cosecha de su personal participación.

La Biblioteca Carmen Martín Gaite que viene publicando Siruela reedita El cuento de nunca acabar, un conjunto de reflexiones, relatos y anotaciones que se publicaron por primera vez en 1983.

Subtitulado Apuntes sobre la narración, el amor y la mentira, El cuento de nunca acabar se organiza en cuatro secciones, de las que la fundamental es Río revuelto, un viaje al taller de la narradora, con inteligentes reflexiones sobre la práctica del relato que deberían ser el punto de partida de cualquier incursión en la obra narrativa de Carmen Martín Gaite.

Teoría y práctica de la narración, mezcla de ensayo y relato, propuesta para activar la imaginación creadora y la participación del lector en un cuento abierto... Todo eso está en este proyecto que surge de las anotaciones de varios años en los cuadernos de la autora, semejantes a aquellos otros Cuadernos de todo que se publicarían años después.

En Río revuelto y en los apartados que lo preceden, Carmen Martín Gaite hace literatura con la meditación desde la espontaneidad casi oral de las anotaciones y aporta las claves de su técnica narrativa, sobre el papel del lector y la esencia y las motivaciones del decir, el contar y el inventar.

Con un estilo que busca la complicidad del interlocutor más que el asentimiento del lector, se impone la voz de la narradora sobre la de la ensayista a la hora de exponer -desde la condición fragmentaria de estas anotaciones- una técnica en la que vida y narración se manifiestan como dos realidades inseparables. Por eso el último fragmento de Río revuelto, la sección final de El cuento de nunca acabar, concluye con esta declaración:

Mientras dure la vida, sigamos con el cuento.


Santos Domínguez