11/2/08

Sombras


Ángeles Vicente.
Sombras. Cuentos psíquicos.
Edición y prólogo de Ángela Ena Bordonada.
Rescatados Lengua de Trapo. Madrid, 2008.



Sola en mi habitación, hasta donde llegan los últimos rumores de la noche, estoy enferma y triste pensando en amargas y lúgubres quimeras, y haciendo el análisis de mi vida, queriendo descifrar el enigma de mis pensamientos. En mi corazón se refleja como en un espejo la ansiedad de mi dolor, que me parece el espectro de un sueño. ¿Qué grito de ignorada boca sale de la profundidad de mi alma? ¿Qué vanas quimeras flotan a mi alrededor? ¿Qué palpitaciones de un mundo invisible siento como si lucharan exhaustas? ¿Quiénes son los vencidos en el ansia de la liberación? ¿Qué desvarío es este? ¿Qué me sucede? ¿Qué busco? ¿Qué quiero? ¿Por qué esta depresión de alma? ¿Por qué este deseo de buscar siempre algo nuevo? Cuanto me rodea, me aburre.


Así comienza Sombras, el primero de los catorce cuentos psíquicos que Ángeles Vicente (Murcia, 1878) reunió en un volumen aparecido en 1911 en la casa editorial de Fernando Fe. Lengua de Trapo los rescata con edición y prólogo de Ángela Ena Bordonada, que se ocupó de editar en esta misma editorial Zezé, una novela erótica sorprendente y desenfadada. En ella una Ángeles Vicente adelantada a su tiempo mostró la sexualidad femenina desde una perspectiva inédita por entonces: la de la propia mujer.

Aparte de cierto tufillo estilístico de época, esas primeras líneas de Sombras muestran las claves del libro: la mirada femenina, lo desconocido, el sentido de la realidad y la existencia.

A esa búsqueda de respuestas responde la acumulación de interrogaciones, el signo de una época de crisis en la cultura europea. Las décadas de transición del XIX al XX fueron años de desorientación de los que surgieron la mentalidad y la literatura contemporáneas.

En esos años críticos y desorientados escribió su obra narrativa –dos novelas y dos tomos de cuentos- Ángeles Vicente. En ella proyectó su mentalidad progresista a través de unos textos que son el resultado de las tendencias irracionalistas que sucedieron al exceso naturalista y al culto extremo al dato verificable que sustentaba aquella técnica.

Estos cuentos psíquicos abordan las limitaciones de la razón, el campo vedado a la lógica que exploran estos relatos en los que las patologías mentales y los elementos fantásticos conviven con planteamientos avanzados y la reivindicación feminista con lo sobrenatural, los sueños o la noche.

Un reseñista anónimo que no había visto este libro ni por el forro lo saludó en ABC como la expresión de una escritora cálida, realista y apasionada. Nada de eso, ninguna de esas tres cosas, existe en estos cuentos que abordan la cara oculta de la realidad, la crítica social o el anticlericalismo, la parodia del espiritismo o la defensa de la cultura, la educación y el progreso.

Aparte del que da título al volumen, relatos como El huerto encantado, La última aventura de don Juan o Algunos fenómenos psíquicos de mi vida, en los que la crítica social es compatible con la literatura fantástica, revelan a una escritora con apreciables dotes para el manejo de la intriga y los personajes.

Santos Domínguez