16/2/08

Como si hubiera muerto un niño


Carlos Sahagún.
Como si hubiera muerto un niño.
Lectura de Antonio Lucas.
Bartleby. Lecturas21. Madrid, 2008.

Si por un lado – escribía en 1963 Carlos Sahagún en unas Notas sobre la poesía - la necesidad me obliga a hacer referencias a mi historia privada, por otro, la Historia grande manda en mí y me hace tomar partido, responsabilizarme, como hombre, ante los demás.

Comunicación y expresión, el compromiso moral consigo mismo y con la realidad son algunas de las claves de la poesía de Carlos Sahagún (1938), el más oculto de los poetas del medio siglo, un autor que mientras ejerció como tal practicó una poesía de la vida que era testimonio del hombre concreto y de su realidad histórica.

Catedrático de Instituto en Segovia, Barcelona y Madrid, fue un poeta precoz que con poco más de dieciocho años ganó el Adonais con Profecías del agua, que reunió con Como si hubiera muerto un niño y Estar contigo en Memorial de la noche.

Primer y último oficio fue su último libro. Lo dio por cerrado hace más de treinta años y desde entonces Carlos Sahagún ha sido un poeta huido, un bartleby que opta por el silencio y la renuncia. Y así, Itinerario del poeta huido, titula Antonio Lucas la lectura que ha hecho en Bartleby para la reedición de Como si hubiera muerto un niño, que obtuvo el Premio Boscán en 1960.

De ese libro forma parte Cosas inolvidables, un texto que resume la doble condición de su poesía, entre la memoria lírica individual y la ética solidaria con los demás:

Pero ante todo piensa en esta patria,
en estos hijos que serán un día
nuestros: el niño labrador, el niño
estudiante, los niños ciegos. Dime
qué será de ellos cuando crezcan, cuando
sean altos como yo y desamparados.
Por mí, por nuestro amor de cada día,
nunca olvides, te pido que no olvides.
Los dos nacimos con la guerra. Piensa
lo mal que estuvo aquella guerra para
los pobres. Nuestro amor pudo haber sido
bombardeado, pero no lo fue.
Nuestros padres pudieron haber muerto
y no murieron. ¡Alegría! Todo
se olvida. Es el amor. Pero no. Existen
cosas inolvidables: esos ojos
tuyos, aquella guerra triste, el tiempo
en que vendrán los pájaros, los niños.
Sucederá en España, en esta mala
tierra que tanto amé, que tanto quiero
que ames tú hasta llegar a odiarla. Te amo,
quisiera no acordarme de la patria,
dejar a un lado todo aquello. Pero
no podemos insolidariamente
vivir sin más, amarnos, donde un día
murieron tantos justos, tantos pobres.
Aun a pesar de nuestro amor, recuerda.

La infancia perdida y el descubrimiento simultáneo del mundo de la injusticia y del primer amor son temas frecuentes en la poesía de todos los tiempos, pero ocupan un lugar central en la poesía de la promoción del medio siglo y en Carlos Sahagún. De La casa, otro de los poemas clave del libro, son estos versos que explican su título y dan noticia de su tema y su tono:

Dicen que ha muerto un niño y por las calles
pasa su entierro luminoso. ¡Nadie
se acerque! Oh, sí, dejadme solo,
quiero velar su cuerpo todavía una noche,
llorar por él como si fuera invierno
y estuviera desnudo.

La emoción contenida en la palabra precisa, la transparencia y el compromiso que revelan sus versos cordiales o indignados se proyectan sobre el conjunto del libro. Como si hubiera muerto un niño surge de la comunicación con el paisaje, del diálogo con la realidad y con la amada, con un tú que habita aquel paisaje y esta poesía aún solar y del sur, de playas y pinares de su infancia almeriense. Y ese paisaje se confunde con el sentimiento en la memoria y se convierte a menudo en el paisaje de un corazón amargo que se mueve entre el temblor y el inconformismo.

Poeta precoz en logros y precoz también en la renuncia a la poesía, el esfuerzo insistente de Antonio Lucas ha permitido vencer la resistencia de Carlos Sahagún a la reedición de Como si hubiera muerto un niño en la serie Lecturas21 con que Bartleby -ninguna editorial más adecuada al talante de Carlos Sahagún- sigue recuperando la poesía de los años sesenta enriquecida con la interpretación de poetas actuales.

Abrió esta serie Félix Grande y luego se han recuperado títulos imprescindibles de Diego Jesús Jiménez, Ángel González, Antonio Gamoneda o Caballero Bonald. No tardará mucho en aparecer una nueva entrega con Teatro de operaciones, de Martínez Sarrión con lectura de Julieta Valero.

Santos Domínguez