28/2/08

Cervantes, comentarista del Quijote


Emilio Martínez Mata.
Cervantes comenta el Quijote.
Cátedra. Crítica y Estudios literarios.
Madrid, 2008.


Cuando Cervantes toma la decisión de desdoblarse en las voces de los diferentes narradores que cuentan el Quijote, no sólo funda la novela moderna sobre ese artificio de perspectivas, miradas y voces.

Tras esos portavoces, desautorizados en ocasiones, Cervantes se oculta y se distancia de la materia novelesca que ha dejado en manos de unos narradores que además de contar la acción la comentan.

Con los distintos autores del Quijote y con esa genialidad que en la Segunda parte se llama Sansón Carrasco, comparte Cervantes esa condición de comentarista desde la distancia, o sea desde la ironía.

Como la de un ventrílocuo, la voz de Cervantes detrás de esas máscaras comenta su técnica, se burla de la afectación, enjuicia los libros de caballerías, aborda las relaciones entre la historia y la literatura o abre la puerta de las múltiples lecturas que admite y provoca su calculada ambigüedad.

Sobre esta base, esencial para entender el Quijote, Emilio Martínez Mata ha elaborado este Cervantes comenta el Quijote, un trabajo que -como su objeto de estudio- reúne descripción e interpretación para abordar muchas de las claves del sentido de la novela.

Aparece en la colección de Crítica y estudios literarios de Cátedra, con prólogo de Anthony Close, y con un enfoque abierto que viene exigido por la propia naturaleza antidogmática del Quijote. Los debates abiertos por el relativismo de la obra tienen dos lugares privilegiados, el prólogo de la primera parte y el diálogo de Don Quijote, Sansón Carrasco y Sancho al comienzo de la segunda.

Y en torno a esos dos ejes se construye este estudio que arranca de un hecho llamativo: el primer comentario de su propia obra lo hace el Cervantes ortónimo en el prólogo de 1605, lo primero que lee quien lee el Quijote, aunque sea lo último que escribió Cervantes antes de imprimir la Primera parte.

Ese prólogo es una exposición de incertidumbres que contrastan con la seguridad de otros prólogos cervantinos, y una obertura en la que se anuncia la ficción de las diferentes voces narrativas y su cruce de perspectivas, el tono paródico, la burla de la afectación desde la poética de la claridad y la elegancia en ese jardín de senderos que se bifurcan que es también el Quijote.

La creación decisiva de Cervantes en el Quijote de 1615 es Sansón Carrasco. A partir del momento en el que ese personaje aparece como lector y primer comentarista del de 1605, la ficción y la realidad desdibujan definitivamente sus fronteras y se crea un efecto de profundidad semejante al que produce el cuadro dentro del cuadro en Las meninas de Velázquez o el teatro dentro del teatro en Hamlet. Más aún que la primera parte, la segunda es una lección de relativismo comprensivo y de tolerancia, de mirada global sobre el haz y el envés del mundo o sobre la fragilidad conceptual de la verdad.

Impregnado del espíritu de Cervantes, Emilio Martínez Mata ha realizado un libro en el que, lejos de la erudición y con su sola inteligencia como guía de lectura, el comentarista comenta al comentarista.

Santos Domínguez