30/8/06

Suite francesa




Irène Némirovsky. Suite francesa.
Traducción de José Antonio Soriano.
Salamandra. Barcelona, 2005.

El 13 de julio de 1942, recién detenida por los gendarmes del régimen de Vichy, Irène Némirovski escribía a Michel Epstein, su marido: Por el momento estoy en la gendarmería comiendo grosellas mientras espero que vengan a llevarme.

Faltaba poco más de un mes para que la exterminaran en Auschwitz el 17 de agosto. Dejaba algunas obras inéditas, entre ellas esta Suite francesa.

Escrita en condiciones excepcionales, con un decisivo componente autobiográfico que no afecta tanto al argumento como a la tonalidad y al punto de vista, la Suite francesa es la ambiciosa obra que Irène Némirovsky (Kiev, 1903-Auschwitz, 1942) dejó sin terminar antes de ser asesinada en un campo de exterminio. Eso ocurrió en agosto de 1942 y poco después su marido corría la misma suerte.

Sus dos hijas conservaron durante muchos años una maleta con un cuaderno marrón escrito con lápiz. Lo que siempre les pareció un cuaderno de apuntes o un diario era en realidad el manuscrito de esta obra póstuma e inconclusa que se publicó en Francia en 2004 y que publicó al año siguiente en español Salamandra.

Estaba escrita con una letra minúscula, apenas legible con el tiempo, que dificultó mucho la transcripción de ese texto inacabado. Un texto que Irène Némirovski había organizado según esquemas musicales (Suite francesa es el título de una pieza de J.S. Bach). La libreta incluía las dos primeras partes de las cinco que su autora había proyectado: Tempestad en junio (una descripción casi periodística del París que espera la llegada de las tropas alemanas para entregarse) y Dolce (una parte más narrativa, con el ejército alemán acantonado en una Francia rendida y colaboracionista).

En un apéndice se recogen una serie de apuntes sobre la situación de Francia y las anotaciones que ordenaban el material del proyecto y varias cartas de los años 1936 a 1945 relacionadas con la autora o con su desaparición.

Con la lucidez de quien se mira como alguien póstumo, con despectiva distancia de una Francia que no le concedió la ciudadanía, de un país más pendiente de las artimañas para sobrevivir que de unos valores políticos y sociales que se han desmoronado, de un régimen colaboracionista que no sólo la ha abandonado a su suerte, sino que la ha arrojado en manos de sus verdugos a través de la gendarmería, Irène Némirovski había escrito en su cuaderno de notas estas líneas que evidencian esa mirada distante: ¡Dios mío! ¿Qué me hace este país? Ya que me rechaza, considerémoslo fríamente, observémoslo mientras pierde el honor y la vida.

Transcendiendo esa situación histórica concreta, por encima de esas condiciones extremas en las que se desarrolla la obra, lo que plantea la Suite francesa es un análisis desalentado de la condición humana.

En una carta a su editor el 11 de julio de 1942, dos días antes de que los gendarmes franceses la detuvieran para deportarla a un campo de concentración, decía Irène Némirovski: He escrito mucho. Supongo que serán obras póstumas.

Algunas obras tienen, desde que se conciben en la mente del autor, esa voluntad de ser póstumas. Eso genera una estética de la distancia, de la ironía que estaba en la base del esperpento de Valle en la definición de aquel Don Estrafalario cuya estética aspiraba a reflejar el mundo desde la otra orilla, desde la perspectiva de quien ya no está en este mundo. Algo de eso quería decir también Gómez de la Serna, seguidor de Valle en tantas cosas, cuando declaraba que para escribir bien había que estar un poco moribundo.

Desarraigada de su país por el exilio tras la revolución del 17, de su familia por las pésimas relaciones con su madre, de su raza y de su religión (fue judía y antisemita), en esa condición radicalmente marginal está la clave de gran parte de su obra desde su primera novela, David Golder, con la que había iniciado una brillante y sorprendente carrera literaria. Brillante por la calidad indiscutible de esa y de otras obras como El baile, una breve obra maestra sobre la venganza.

Sorprendente por la consistencia de unos textos que desde la primera novela muestran una madurez estilística insólita en quien como ella no tenía el francés como su lengua materna.

Santos Domínguez

26/8/06

Gaveta de gavetas



Gaveta de gavetas.
Editora Regional de Extremadura.
Mérida, 2006
Como un homenaje colectivo a quien fue su director entre 1995 y 2005, Fernando Tomás Pérez González, que falleció ahora hace un año, la Editora Regional de Extremadura ha editado un volumen titulado Gaveta de gavetas.

La Gaveta fue una de sus apuestas más innovadoras, una colección de textos breves, de narraciones y estampas literarias en libros de pequeño y cuidado formato.
Esta Gaveta de gavetas recoge, con voluntad compartida de homenaje y recopilación, un texto inédito de cada uno de los autores que han publicado en esa colección.

Los textos heterogéneos de escritores de muy diversas tendencias y técnicas, con algún tipo de vinculación (nacimiento, afincamiento, relaciones personales) con Extremadura y pertenecientes a diversos momentos generacionales, desde Félix Grande a Javier Cercas pasando por Gonzalo Hidalgo o Manuel Vicente González, son la mejor manera de recordar al editor y al amigo.

Y al repasar los títulos de la colección encuentra el reseñista una caprichosa línea negra, un oscuro designio fúnebre, un presagio que une Aprendices de fantasma con un Campo de amapolas blancas, La princesa y la muerte con Las parcas o Te me moriste con Vías muertas.

Santos Domínguez

25/8/06

El Nacimiento de una Era




James BeauSeigneur.
Trilogía del Cristo Clonado. Segundo libro.
El Nacimiento de una Era.
Ediciones Martínez Roca. Madrid, 2006.

Christopher Goodman, un brillante joven que trabaja en la Naciones Unidas, es EL ELEGIDO. Siglo XXI. Dos holocaustos nucleares han sacudido el planeta y matado a millones de personas. En Jerusalén, ciento cuarenta y cuatro mil judíos mesiánicos han desarrollado poderes sobrenaturales y deben lealtad a un hombre que dice ser el apóstol Juan. Todos los países se ven obligados a unirse bajo un único mando de la ONU para afrontar un futuro que presagia catástrofes que anuncian el nacimiento de una nueva era. En ella se descubrirá un secreto de relevancia devastadora y universal que revelará el increíble futuro del hombre... y la verdadera naturaleza de Dios.

Esta es la segunda entrega de la Trilogía del Cristo Clonado creada por James BeauSeigneur. Tras iniciar su historia futurista en A su imagen, el escritor y político estadounidense sitúa a su Mesías Christopher Goodman (clonado con restos de la Sábana Santa de Turín) en una situación futurista y apocalíptica ante una amenaza exterior, en un lugar propicio para el nacimiento de una nueva Era.

En El Nacimiento de una Era, Christopher tiene el poder en la Naciones Unidas y se descubre que su nacimiento y su vida en el tiempo del Apocalipsis habían sido profetizados por una docena de religiones del mundo. Tras los hechos de A su imagen, Christopher tendrá que enfrentarse con dos líderes fundamentalistas religiosos, uno de los cuales afirma ser el Apóstol Juan, y así proteger a la humanidad de una amenaza mayor que puede aniquilarla.

Vinculado en temas y técnicas a best-sellerianos de intriga y suspense como Tom Clancy o Michael Chrichton, la escritura de BeauSeigneur tiene resonancias de maestros reconocidos de la ciencia-ficción y la distopía política como George Orwell.


Mayra Vela Muzot.

A su imagen




James BeauSeigneur
Trilogía del Cristo clonado. Libro primero.
A su imagen.

Ediciones Martínez Roca. Madrid, 2006.


Decker Hawthorne, editor de un modesto periódico local, y Harry Goodman, un escéptico profesor universitario, se unieron veinte años atrás para participar en un fascinante proyecto de investigación: verificar la autenticidad de la Sábana Santa. Ahora, transcurridos los años, los protagonistas vuelven a encontrarse. Goodman le revelará un secreto sobrecogedor: la Sábana contenía restos de células de ADN vivas e incorruptibles...

Ediciones Martínez Roca ha publicado en España A su imagen y El Nacimiento de una Era, las dos primeras partes de la Trilogía del Cristo Clonado de James BeauSeigneur, un auténtico superventas en todo el mundo que ha trabajado de editor en prensa escrita, ejerció como profesor de ciencias políticas en la Universidad de Tennessee, en Knoxville. Ha sido analista en materia de seguridad para la Agencia de Seguridad Nacional. Ha escrito numerosos artículos en periódicos y revistas, y también manuales sobre estudios estratégicos.

La idea de esta trilogía surgió cuando su autor comenzó a estudiar las profecías bíblicas para intentar entender lo que le esperaba a la humanidad. Algunas partes de estas profecías eran relativamente fáciles –cosas como terremotos, hambrunas o guerras– pero otras eran mucho más difíciles de entender o no tenían ningún sentido. Con los años consiguió ir juntando piezas y hallar respuestas. Algunas provenían del estudio de las ciencias; otras las encontró en el análisis de la política y la historia; otras, en la psicología o en las enseñanzas de otras religiones.

La clave del puzzle la halló juntando un estudio científico sobre la Sábana de Turín realizado en 1978, la clonación y una profecía relatada en el capítulo 17 del Apocalipsis.

Al final, con todas estas piezas el material fue tomando la forma de una novela. En principio pensó escribir un solo libro, pero con el tiempo, descubrió que era demasiado larga y entonces decidió escribir una trilogía porque simple y llanamente era demasiado largo para ser un solo libro. Así surgió la Trilogía del Cristo Clonado.

En la primera parte, A Su Imagen, el lector descubre elementos de muy diferentes géneros como el thriller científico, la ficción política, la ciencia-ficción. El propio autor la considera “un thriller político-tecnológico con un giro religioso”. Y añade: “Creo que este libro tiene similitud con los libros de Tom Clancy y Michael Crichton. Pero si los libreros tienen dudas sobre donde colocar A Su Imagen espero que lo coloquen en la estantería de los best-sellers.”

Esta historia de toques apocalípticos recorre un periodo de unos 45 años que se sitúan entre el pasado reciente, el presente y un futuro cercano para tratar temas tan polémicos como la clonación, la figura de Jesús de Nazaret o los fundamentalismos religiosos y elaborar con ellos una historia de cómo un Jesús clonado podría cumplir las profecías que los propios cristianos creen que ocurrirán.

"He creado mi historia alrededor de hechos descritos en el Apocalipsis. No digo que lo que cuento vaya a ocurrir, pero creo que hechos muy similares a los que describo en la novela ocurrirán."


Mayra Vela Muzot.

20/8/06

Senectud



Italo Svevo. Senectud.
Traducción de Carmen Martín Gaite.

Acantilado. Barcelona, 2006.



Entre dos aguas y entre dos culturas, entre dos épocas y entre dos países. Esa peculiar situación de no ser claramente austrohúngaro ni italiano, sino de Trieste, esa ciudad móvil en los mapas políticos de Europa, ese no estar en el XIX ni en el XX, sino en ambos a la vez y de una manera peculiar, es lo que caracteriza la vida y la literatura de Italo Svevo, seudónimo híbrido de italiano y esloveno de quien en la vida real también tenía nombre y apellido que delataban ese mestizaje, pues se llamaba Ettore Schmit, como solo se puede llamar alguien que nació como él en Trieste en 1861, cuando la ciudad formaba parte del Imperio austrohúngaro, un cóctel imperial que desapareció con el fin de la Primera Guerra Mundial. Entonces se produjo la adhesión de Trieste a Italia. Y como ciudadano italiano murió el autor de La conciencia de Zeno en 1928.

Senectud es la segunda de sus novelas. Igual que la primera (Una vida, 1892), la autoeditó Svevo en 1898 y el silencio de la crítica (no existe una unanimidad más perfecta que la del silencio, lamentaba Svevo) le llevó a un silencio creativo de veinticinco años del que solo salió cuando Joyce, que andaba por entonces dando clases en Trieste, le tuvo como alumno, le leyó, le admiró y le animó.

Fue entonces, 1923, cuando publicó La conciencia de Zeno, su obra central para la mayor parte de la crítica, la que le otorgó un reconocimiento amplio que apenas le dio tiempo a disfrutar.

Para otro grupo de lectores de Svevo, su obra maestra es esta Senectud, que con traducción de Carmen Martín Gaite se publicó por primera vez en español hace casi veinticinco años. En 2001 la recuperó Acantilado y ahora se reedita en formato de bolsillo.

Como en el resto de su narrativa, como en el resto de las novelas de aquella época, Svevo refleja el conflicto entre el protagonista y el ambiente, el opresivo ambiente provinciano de Trieste y su hipocresía moral, la soledad, la incomunicación o la falta de sentido de la vida del hombre contemporáneo.

Senectud es una novela extraña y fascinante, la historia de una obsesión amorosa de la que es víctima y protagonista un joven desorientado y abúlico, derrotado por la realidad. La senilidad a la que Svevo alude en el título no es física, sino existencial y recuerda inevitablemente al lector español a los protagonistas barojianos, que surgen de un ambiente semejante de crisis ideológica y reaccionan con parecida apatía conformista o con una actividad frenética. Un común desasosiego flotaba en aquel ambiente finisecular en toda Europa.

Con evidentes aportaciones autobiográficas, Svevo centra la historia en la figura protagonista de Emilio Brentani, un hombre de treinta y cinco años que quiso ser escritor y, como Svevo a aquellas alturas, había publicado una novela y se resignaba a la oscuridad de un trabajo burocrático y a la compensación del autoengaño.

Eugenio Montale encontraba inadecuado el título original, Senilitá. Desde luego la traducción como Senectud no lo mejora. Es quizá lo único objetable a la estupenda traducción de Carmen Martín Gaite, que ayuda mucho a que el lector se adentre con fluidez en una lectura lineal y envolvente como esta.

Sin llegar a la altura renovadora de su amigo Joyce ni a la potencia narrativa de Tolstoi, el lugar de Svevo es un lugar de frontera entre tradiciones y épocas literarias. Por eso se le ha identificado alguna vez con la misión de los puentes.

Santos Domínguez

16/8/06

Las bestias


Ronaldo Menéndez. Las bestias.
Lengua de Trapo. Madrid, 2006.



Claudio Cañizares, un profesor de Instituto que cría un cerdo en la bañera de su destartalada casa cubana y prepara su tesis doctoral sobre la oscuridad, descubre que en la ciudad hay dos hombres que quieren matarlo.

Ese es el punto de partida de Las bestias, una novela corta que publica Lengua de Trapo en su colección Nueva Biblioteca.

Es la segunda de las publicadas por Ronaldo Menéndez (La Habana, 1970), licenciado en Historia del Arte, como su personaje, y con algunos premios importantes, como el Casa de las Américas en 1997 o el Lengua de trapo en 2002, por sus libros de relatos.

Como en un memorable cuento de Hemingway, maestro del iceberg, del ritmo narrativo y de los diálogos fluidos, hay aquí también unos asesinos y una venganza inminente. Y una diferencia: en el relato de Hem, la víctima sabía por qué le buscaban los matones. Aquí, no. Parece que debe de ser el único, porque cualquier lector atento lo sabe desde el principio. O cree que lo sabe, porque la trama está llena de pistas falsas y toma un giro inesperado y retroviral al final de la novela.

Una novela, digámoslo ya, que se lee con ritmo trepidante y creciente interés. Sus poco más de ciento veinte páginas transcurren vertiginosamente, en medio del exceso, del humor cruel e hilarante y de una incertidumbre bien manejada en torno al protagonista y al puerco doméstico, a un negro y a una rubia.

A ese elenco de actores hay que añadir la figura del narrador: el escritor gordo y traficante de armas y de otros objetos. Es sólo uno de los narradores, mejor dicho: el de la primera parte (La trama), porque la segunda la relata el protagonista en forma de diario.

La agilidad en el cambio de perspectivas narrativas, la habilidad en el uso de los saltos temporales y la fluidez de los diálogos hacen de Las bestias una narración divertida de muy fácil y amena lectura pese a la incorporación de una técnica compleja y depurada.

Dueño de una prosa eficaz que se desenvuelve con enorme soltura, Ronaldo Menéndez demuestra su pericia narrativa sobre todo en el manejo de la estructura, de la construcción de la trama en secuencias cortas y ágiles, organizadas con la técnica del montaje cinematográfico y con una precisión que revela que el autor controla la historia al milímetro, incluso para guardarse en la manga el as de la sorpresa final.


Santos Domínguez

13/8/06

La sombra de Poe



Matthew Pearl. La sombra de Poe.
Trad. Vicente Villacampa.
Seix Barral. Barcelona, 2006.


Una de las apuestas más fuertes de literatura comercial de la temporada veraniega es sin duda La sombra de Poe, que publica en España la editorial Seix Barral. Es la segunda novela del joven Matthew Pearl, que ya tuvo un enorme éxito con El Club Dante.
Insistiendo en esa línea que le procuró muchos primeros puestos en las listas de libros más vendidos, Mathew Pearl se ha centrado en la figura de Edgar Allan Poe como referente argumental de la obra. Más concretamente en los últimos días de la vida de Poe, que murió en 1849, en Baltimore, víctima del alcohol, como un vagabundo anónimo.

Recuerdo el día en que todo empezó porque aguardaba impaciente la llegada de una carta importante. También porque era el día de mi compromiso con Hattie Blum. Y, desde luego, fue el día en que lo vi a él muerto.
Así comienza la novela, con la voz narrativa de Quentin Hobson Clark, un joven abogado que se carteó con Poe y asiste a su entierro. A partir de ese momento Clark intenta reconstruir las circunstancias que rodearon la muerte de Poe, seguir el rastro de su sombra y homenajear al autor de inolvidables relatos.

¿Qué hacía Poe en Baltimore si a donde iba era a Filadelfia? ¿Existió en la realidad Auguste Dupin? ¿Quién se ocultaba en Francia detrás de ese nombre?

Organizada como una novela de misterio, es esta una narración bien documentada y cuidadosamente ambientada. Algunos críticos han destacado que, como en El club Dante, Pearl se muestra tan interesado por la trama argumental más o menos sorprendente como por la atmósfera que rodea a los personajes.

La reconstrucción histórica de los lugares y los ambientes de la costa este de los Estados Unidos a mediados del XIX es uno de los méritos más sobresalientes de esta novela entretenida y sin pretensiones de convertirse en alta literatura.


Mayra Vela Muzot

9/8/06

La soledad partida



Jesús García Calderón.
La soledad partida. Antología 1991-2006.

Prólogo de Antonio Carvajal.
Editora regional de Extremadura. Mérida, 2006.

Un poeta verdadero como éste -escribe Antonio Carvajal en el prólogo de La soledad partida, de Jesús García Calderón-, inmerso ‘en las mesmas aguas de la vida’, vale por sí y no necesita rebaños ni etiquetas con marca registrada.

Independientemente de los prejuicios estéticos de cada uno y de las connotaciones que las palabras inevitablemente tienen, la poesía de Jesús García Calderón se nutre de forma explícita e indisimulada de su experiencia. Y uno tiene que preguntarse una vez más si existe alguna poesía que no sea de la experiencia.

La belleza moral, que Quintana equiparaba benéficamente a la poesía, la detecta Antonio Carvajal como rasgo definitorio de los poemas de Jesús García Calderón. Una condición dieciochesca que García Calderón comparte con otros poetas compasivos y juristas del XVIII, como Jovellanos o Meléndez, y que le lleva a articular algunos poemas en torno a la piedad hacia el desvalido.

Poeta fiel a sus raíces culturales, a los valores humanos y a la fuente de la vida que riega su poesía, hay en esta antología que ha publicado la Editora regional de Extremadura muestras de los diversos libros y plaquettes de García Calderón, que al responsabilizarse de la selección fija el canon esencial y autorizado de su poesía.

Una poesía que evoluciona desde el verso corto y la actitud lírica de libros iniciales como La provincia hacia la lenta respiración narrativa de sus últimos poemas. Y paralelamente, desde unos textos intimistas que miran hacia atrás y hacia dentro, hacia el ámbito familiar y sentimental, hacia la memoria personal, hasta los textos más recientes, en los que el poeta proyecta su mirada hacia fuera y hacia el presente.

Y al hacer eso, no solo su ojo tiene que acomodarse a la nueva distancia. También su verso tiene que ajustarse a una expresión de más largo aliento, que es el que exigen esos poemas de tono más narrativo. Un tono que no desprecia ni encubre la expresión ni la perspectiva lírica, que ya no es el centro de textos que a veces son una galería de delincuentes, un retablo de marginados.

La mirada del poeta deja de ser así una mirada ensimismada y se convierte en mirada comprensiva y compasiva, instalada en ese lugar fronterizo donde se unen el mundo interior y el exterior, la casa y los viajes, un hijo y el trabajo, el pasado, el presente y el otoño, para encauzarse en un verso que va creciendo y tensándose a la vez en un preciso mundo poético de carpetas con expedientes y despachos oscuros, de ciudades con parques y oficinas judiciales.

Hay autores que reservan sus esfuerzos líricos para la explosión del último verso, para eso que los relamidos llaman técnicamente el epifonema. En los poemas de Jesús García Calderón siempre me ha llamado mucho la atención la fuerza de los primeros versos de cada texto, versos de enorme contundencia con los que se fija la atención del lector desde el principio.

Sé que no soy el primero que lo destaca, pero en el poema que se titula Manos de piedra, sobre un rumano sin papeles, están la cifra y la clave del mejor García Calderón, del más conmovedor y más directamente cálido, el que habita un mundo lleno de precisiones espaciales y temporales en soledad partida que es el origen de su quehacer poético.

Santos Domínguez

7/8/06

La noche de la iguana


Tennessee Williams. 
La noche de la iguana y otros relatos.
Traducción de Mariano Antolín Rato.
Debolsillo. Barcelona, 2006.


Mis obras de teatro largas surgen a partir de obras en un acto y relatos cortos anteriores, decía Tennessee Williams.

Y además de su alto valor como relatos, ese valor seminal añadido es el que caracteriza a los textos de La noche de la iguana y otros relatos, una recopilación de textos narrativos que se tradujeron al español por primera vez en 1998, en una edición de Alba Editorial, que acaba de publicarse en Debolsillo.

Ese valor germinal es el de uno de los más conocidos cuentos de Tennessee Williams, La noche de la iguana, un excelente relato de 1948, lleno de intensidad, de elipsis y pasiones oscuras. Ese texto
dio lugar en 1961 a una conocida obra dramática que adaptó al cine John Huston en una película inolvidable.

Es uno de los quince relatos de este volumen, variados en cuanto a su soporte argumental, que va desde el relato histórico inicial a la narración autobiográfica, desde el testimonio social hasta el límite de la irrracionalidad onírica con una mezcla deliberada y brutal de humor, crueldad y compasión.

Es la áspera belleza de la literatura que algunos críticos han destacado como característica del mundo vital y literario de Tennessee Williams, otro de esos narradores memorables que dio el profundo Sur.

Los cuentos que se recogen en este libro, escritos entre 1928 y 1977, resumen la dilatada trayectoria de medio siglo de creatividad. Cincuenta años en los que pasaron muchas cosas que marcaron la historia del siglo XX y la biografía de Tennessee Williams, que pasó de escribir un truculento relato ambientado en el Egipto tebano de los faraones a una narración como El chapero asesino y el carroza disimulón, atrevido no solo en el tema sino sobre todo en una técnica perspectivista en la que se pasa con agilidad y eficacia de un punto de vista narrativo a otro.

Integrante de una estirpe de narradores que arranca de Chejov y da sus mejores frutos en la literatura norteamericana contemporánea, Tennessee Williams fue, como el admirable escritor ruso, narrador y dramaturgo y exploró la frontera técnica entre ambos géneros.


Santos Domínguez

6/8/06

Rembrandt van Rijn



Sarah Emily Miano.
Rembrandt van Rijn
. Una novela.
Alfaguara. Madrid, 2006.



La editorial Alfaguara se suma a las celebraciones del cuarto centenario del nacimiento de Rembrandt con la publicación de este Rembrandt que ha imaginado con verosimilitud y talento Sarah Emily Miano con una combinación de erudición, inteligencia y originalidad narrativa.

A través del diario del propio pintor y del joven escritor Pieter Blaeu, que acompaña al príncipe Cosimo de Médicis en su visita al anciano maestro y quedará deslumbrado con la personalidad y la obra del artista, la novela se adentra en la compleja personalidad de Rembrandt, que lucha en sus últimos días con los fantasmas del pasado y reflexiona sobre los amores perdidos, la creación artística, el infortunio y el olvido.

Se mezclan en la novela la narración, la estructura dramática y el formato del diario para afrontar con más facilidad los cambios de perspectiva, a través de la primera persona de Rembrandt, la tercera del narrador y la segunda de los fragmentos dialogados, que responde también a la idea barroca de la vida como representación teatral.

Se trata de una reconstrucción novelada de la vida, el mundo y las ambiciones artísticas de Rembrandt, de una evocación muy plástica de la vida cotidiana del siglo XVII en los Países Bajos a través de los personajes, los paisajes, los olores, los sonidos y los colores de aquella brillante Edad de Oro holandesa.

Eso es seguramente, junto con la innegable fuerza que tienen las páginas del diario de Rembrandt, lo más apreciable de la novela: la reconstrucción de los ambientes de Amsterdam, la percepción del claroscuro, de la desmesura, de los contrastes del Barroco, o las descripciones de cuadros como La Ronda de noche.

Emily Miano fue la última y más querida alumna de W.G. Sebald y su primera novela, Enciclopedia de la nieve, fue publicada también por Alfaguara en 2004.

Mayra Vela Muzot



4/8/06

Cuentos completos de Saki




Saki. Cuentos completos.
Alpha Decay. Barcelona, 2005.


Apaguen ese maldito cigarrillo.

Esas fueron las últimas palabras que se le oyeron a Hector Hugh Munro, que utilizó en su actividad literaria el seudónimo Saki.
Bueno, no fueron exactamente esas palabras, sino la versión inglesa de la frase: Put that bloody cigarrette out.

Fue lo último que dijo. Era el 13 de noviembre de 1916 y el sargento Munro se las dirigía a un inconsciente al que no se le había ocurrido otra cosa que fumar en una trinchera. La brasa del cigarrillo debió de servir de orientación letal a un francotirador que atinó en la cabeza del sargento.

Hay quien interpreta el episodio en clave humorística, con un curioso sentido del humor, un tono más oscuro que el del humor negro. En cualquier caso, entonces sí que fumar era peligroso para la salud.

Saki tenía entonces 46 años y había publicado ya cuatro volúmenes de cuentos. Dejaba otros dos libros sin publicar, Los juguetes de la paz y El huevo cuadrado y otros bocetos.

Esos seis libros de cuentos y algunos otros relatos dispersos los reúne la editorial Alpha Decay en un amplio tomo que recopila los Cuentos completos de Saki, en la colección Alfanhuí , que la editorial barcelonesa dedica a la narrativa.

El volumen reúne por primera vez en castellano todos los relatos de Saki, el seudónimo literario de Hector Hugh Munro (1870-1916), escritor de origen escocés nacido en Birmania y educado en Inglaterra.

Propenso al humor negro, ácido y divertido, Saki está considerado uno de los maestros del humor inglés. Como el mayor humorista inglés del siglo XX lo definió una vez Graham Greene. De su influencia habla el hecho de que Tom Sharpe y Roald Dahl se consideren sus discípulos y de que Borges se declarase devoto lector de esos relatos, aparentemente leves y delicados cuya íntima trama es amarga y cruel.

Fue en el difícil terreno del cuento donde Saki escribió sus textos más duraderos, ejemplo de brevedad y eficacia. Se trata de un conjunto de media docena de libros, desde el inicial Reginald (1904) a los póstumos Los juguetes de la paz (1919) y El huevo cuadrado y otros bocetos (1924) pasando por otras colecciones como Las crónicas de Clovis o Animales y superanimales.

Precedidos de un prólogo de Juan Gabriel López Guix, que ha coordinado esta cuidadísima edición y a un eficiente equipo de traductores, son casi ciento cincuenta los textos que se recogen en este volumen, que incorpora en apéndice algunos relatos que no habían aparecido en libro.

Cuentos generalmente cortos que frecuentan un humor negro cercano a la crueldad. Irónico siempre, cruel a veces, Saki escribe sus historias sin énfasis ni afectación. Fue conservador y antisemita, misógino y homosexual y todas esas características de sus actitud vital se reflejan con mayor o menor crudeza en unos cuentos de finales casi siempre sorprendentes, pero de lógica implacable.

A Saki se le empezó a traducir en Sudamérica (fue Bioy Casares el primero), sobre todo a partir de los años sesenta, y no se incorpora a los catálogos de editoriales españolas hasta los años ochenta, cuando Anagrama y Alfaguara publican algunas antologías de sus relatos.

Muy superior a sus discípulos y muy incorrecto políticamente, esta es una buena ocasión para descubrirlo. Uno de esos discípulos, Tom Sharpe, define con razón estos cuentos como adictivos. Casi todos, añado, son inolvidables.

Santos Domínguez

3/8/06

Alma de nardo



Ignacio Gómez-Acebo. Alma de nardo.

Punto de lectura. Madrid, 2006.

De unos conocidos versos de Manuel Machado: "Tengo el alma de nardo del árabe español" procede el título de la novela de Ignacio Gómez-Acebo que con el título Alma de nardo ha sido publicada en Punto de Lectura y presentada recientemente en Madrid.

En ella, Ignacio Gómez-Acebo ha abordado en forma de novela histórica una época, la de Alfonso VIII de Castilla (1155-1214), llamado en su juventud "el Rey niño", por la que siempre sintió una especial fascinación.

Tras presentar sucesivamente a los actores de uno y otro bando y los lugares en los que ocurren los acontecimientos, Alma de nardo se centra en las batallas de cristianos y musulmanes, desde la derrota del Rey niño en Alarcos hasta que Alfonso VIII alcanza la victoria en las Navas de Tolosa.

Esas batallas dividieron y enfrentaron a las dos culturas e impidieron finalmente la creación de una civilización conjunta.

Alma de nardo es una novela sólidamente documentada en su base histórica. En el transcurso de la elaboración y el desarrollo del relato, Gómez-Acebo se ha ido metiendo dentro de una historia en la que no sólo le interesaron los hechos, sino también el reflejo de las costumbres de aquella época difícil y la psicología de los personajes, la parte más novelística, más imaginaria de esta obra.

Dejemos hablar al autor, que nos orienta sobre sus intenciones y su actitud en estas líneas del prólogo:

El autor tiene que reconocer que, habiéndose sentado con el intento de escribir una novela histórica, pronto empezó, con algo de aprensión, a notar un sentimiento parecido al que tan bien explicó Fernando Pessoa en su Libro del desasosiego: «Las épocas históricas son de pura maravilla, pues, desde luego, no puedo pensar que se realizarán conmigo».

La tentación de ser espectador de unos hechos y narrarlos, porque en su relato no nos pueden alcanzar sus salpicaduras, es grande. Uno cree que no hay riesgo en amar «Los paisajes imposibles (por pretéritos) y las grandes zonas desiertas de las llanuras en las que nunca voy a estar».

Gran error, pues es de humana condición que todo el que actúa, termina involucrado.

El que escribe, ya sea de los poetas oficiales o de los que sentimos en prosa, empieza viviendo con sus personajes, va tomando partido y como un dios providente de ese mundo que va creando con su escrito, tiene tentaciones de dejar volar la imaginación y variar el desenlace. Si así hace, habrá cometido un doble error; no sólo ya no estará escribiendo una repetición del suceso histórico, con visos de explicarlo lo más exactamente posible, sino que estará contribuyendo a desinformar a los pocos que leen.

Una historia descriptiva ha de pasar por alto todas esas cosas y muchas más, pero habrá cumplido su objetivo si consigue resumir para el lector alrededor de unos pocos personajes, la secuencia de los hechos y cómo se produjeron.

Éste es el momento elegido para asomar al lector a la vida y milagros de algunos personajes que poblaron aquellos tiempos. A través de ellos y sus historias espera el autor que se refleje el forcejeo de las dos culturas y la explicación de su desenlace.

Y así, tras hablar del joven rey y de los caballeros más destacados de su corte, de los almohades y del rey lobo, se abordan los forcejeos, las costumbres y las guerras, las escaramuzas, la derrota en la batalla de Alarcos y sobre todo la gran confrontación que se produjo en la batalla de las Navas de Tolosa, cuyos preparativos se describen con vigor y realismo. Especialmente destacables son las vigilias previas al día de la batalla. Esa noche merece dos capítulos en los que el lector se ve trasladado con vigor narrativo a los dos campamentos en los que velan sus armas los almohades y los cristianos antes de entrar en esa gran confrontación en la que se nos habla de la disposición de las tropas, del choque de los dos ejércitos y del recuento final.

Mayra Vela Muzot


1/8/06

Mañana será otro día

Faïza Guène. Mañana será otro día.
Salamandra. Madrid, 2006.

En otoño de 2004, un año antes de los incidentes en los barrios periféricos de París, la aparición de Mañana será otro día, de Faïza Guène, provocó una enorme sorpresa y la convirtió en un fenómeno de ventas y en uno de los éxitos de aquella temporada.

La extremada juventud de su autora, que no había cumplido aún los veinte años y se había formado en un taller de escritura de guiones; su estilo, cuidadamente oral, fluido y directo, y sobre todo el hecho de que se tratara de una hija de argelinos que proyectaba una mirada nueva e irónica sobre los guetos de inmigrantes, son algunas de las claves del éxito de Mañana será otro día, que ahora publica Salamandra con traducción de Jordi Martín Lloret.

No es raro que a una adolescente se le ocurra escribir de ella misma y de su mundo en crisis. Más en un caso como este en el que a la crisis de crecimiento se suma una crisis de identidad social, racial y cultural. Lo excepcional es que ese eje autobiográfico de la novela vertebre un enfoque original en el que su protagonista Doria, una muchacha despierta y rebelde,que tiene mucho que ver con su autora, contempla el mundo con desolada inteligencia, con humor distante, con valiente determinación.

Desde el degradado complejo de viviendas sociales en el que vive con su madre, un lugar que solo nominalmente es el Paraíso, observa un mundo lamentable habitado por asistentes sociales, amigos, burócratas, psicólogos de apoyo..., con un sentido del humor ácido y maduro, con una lucidez que es la única puerta abierta a la esperanza.

Es una mirada nueva y fresca sobre el mundo de la inmigración visto desde dentro, una perspectiva que se alimenta de lo vivido. Sus pocas páginas tienen una fuerza documental que vale más como información que cualquier tratado sesudo y voluminoso de sociólogos que ven esa realidad desde fuera, que es una manera de no verla.

Esta novela corta de enfoque cinematográfico y valor testimonial, no es evidentemente una obra maestra de la narrativa contemporánea. Su valor es otro, su lugar en la literatura y en el corazón del lector, también.
Porque la autora de Mañana será otro día – que ha tenido que retrasar su ingreso en la universidad por falta de medios- sabe que el de la integración de los inmigrantes es menos un problema cultural de choque de civilizaciones o de costumbres que una cuestión social.

Y pese a todo, Faïza Guène es optimista. Quizá ese sea el único e inmaduro rasgo adolescente de la novela. Ya se sabe que la madurez es la edad del desengaño.

Santos Domínguez