6/7/06

Los nuevos inquisidores



Javier Tomeo. Los nuevos inquisidores.
Alpha Decay. Barcelona, 2004.


Una de las cartas de presentación de la joven editorial Alpha Decay es Los nuevos inquisidores, un conjunto de setenta relatos que recogen más de cincuenta años de narrativa corta de Javier Tomeo.
Desde la década de los ochenta, la extensa y peculiar obra de Javier Tomeo, de la que este volumen de relatos ofrece una muestra amplia y representativa, le ha ido confirmando como uno de los mejores y más renovadores y libres narradores españoles contemporáneos, un autor que ha puesto su imaginación al servicio de la creación de un mundo excéntrico, a veces divertido y a veces inquietante, siempre en el límite de la crueldad, el humor y el absurdo.

Dotado de un inconfundible sentido del humor, Tomeo transmite en su narrativa una visión ácida de las relaciones humanas a través de una reflexión tierna y benevolente sobre la condición humana.

Con un mundo narrativo inconfundible en el que quedan deformados los personajes y exageradas las aristas de la realidad, el narrador testigo que suele predominar en los relatos y las novelas de Tomeo, alguna vez ha dicho que sus relatos son emanaciones sentimentales que afloran al exterior en forma gaseosa, que el comportamiento de sus criaturas puede resultar poco ortodoxo y que algunas de ellas son incluso víctimas de lo que algunos psicólogos llaman reacciones en cortocircuito, que inscriben por derecho propio a casi todos sus personajes en el censo de los psicópatas.

La base de casi todos los relatos de Tomeo son los personajes, seres lunáticos, solitarios e inestables que, sin barreras morales ni lógicas, actúan por impulsos, por instintos. Personajes atípicos, esperpentos casi, amados monstruos como en el título de una de sus novelas más leídas.

Tomeo es un narrador de enorme capacidad en la distancia corta y directa del cuento, un autor que se mueve con soltura con una gran economía de lenguaje y recursos, en textos breves. Textos que llegan con facilidad al lector porque son muy directos y apenas hay en ellos descripciones.
Narración y diálogo van alternando en estos cuentos en los que Tomeo maneja de manera magistral las transiciones entre estilo directo e indirecto, entre diálogo y narración, con frases y párrafos cortos llenos de expresividad y dinamismo. Por eso en algunas de sus novelas se tiene la sensación de estar ante una sucesión de viñetas rápidas, como de película de Chaplin o Buster Keaton.
Esa economía narrativa de Tomeo afecta también a los personajes, pocos y terminantes en sus palabras. Personajes que viven en los márgenes de la sociedad, de la realidad y de la lógica para habitar un mundo absurdo, sometido a una lógica imposible que mezcla con naturalidad las albóndigas con la Revolución Francesa, el sobrepeso con la suspicacia y los charcos con el apetito. Una lógica tan descoyuntada como esos personajes de Tomeo a los que se les doblan las rodillas.

El volumen, que toma su título de uno de los cuentos más redondos de Javier Tomeo, hace un repaso global y muy representativo por más de cincuenta años de actividad narrativa de Tomeo, esa chocante mezcla de Buñuel, Valle y Kafka, al que más de una vez el lector tiende a confundir con el narrador en primera persona que suele aparecer en su narrativa o con algunos de sus protagonistas.
Muchos de estos relatos se publican aquí en libro por primera vez, los demás los ha revisado expresamente Tomeo para esta edición. Todos, unos y otros, imprescindibles para los lectores, cada vez más abundantes, de su obra narrativa.

El de estos relatos es el mejor Tomeo, tan directo, tan terminante como siempre, con esa primera persona verosímil que nos cuenta historias inverosímiles de personajes excéntricos con un sentido del humor cruel.

A la espera de una recopilación global de toda su narrativa corta, Los nuevos inquisidores es la mejor antología de cuentos de Javier Tomeo, en quien se cumple como en pocos escritores la máxima de que el estilo es el hombre.

Los que lo conocemos lo sabemos bien.


Santos Domínguez